miércoles, 21 de abril de 2010

DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS. EL SUEÑO DE LA MADUREZ PRODUCE MONSTRUOS.

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El mundo de los cuentos infantiles cambió radicalmente en 1976 con la publicación del excelente libro de Bruno Bettelheim “Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas”. Aquí, este eminente ensayista y pensador, seguidor de las teorías de Freud al inicio de su carrera para después iniciar una andadura propia, daba una lectura de los cuentos tradicionales explicando en qué medida estas historias contribuyen a la formación de los niños y los conceptos (sobre todo de índole sexual) que a través de ellos les hacemos llegar. Gracias a él se estableció una rotunda deconstrucción de estas historias con el fin de ajustarlas a las necesidades de la sociedad moderna. Esto es algo que el director Spike Jonze parece haber tenido muy en cuenta en su adaptación de la obra de Maurice Sendak “Donde Viven los Monstruos”, de manera que lo que nos encontramos es un cuento dirigido a adultos en el que se nos presenta el desconcierto de un niño ante la llegada de la madurez, a través de la personificación de estos sentimientos en figuras monstruosas (“wild things”, o “cosas salvajes” en el original) que podamos identificar. Así, por ejemplo, Carol representa la rabia, KW la búsqueda de independencia, Judith la desconfianza, o Alexander la inseguridad.
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La obra fue publicada por primera vez en Estados Unidos en 1963 y se trataba del primer libro escrito e ilustrado enteramente por Sendak. Por su temática inicialmente fue discriminado por la editorial y los libreros, pero pronto quedó clara la pasión de los niños estadounidenses por la historia que contaba, convirtiéndose en uno de los libros infantiles más leídos en este país. El primer acercamiento del cine a la obra se produciría en 1973, con un excelente cortometraje de animación dirigido por Gene Deitch, que respetaba fielmente la historia y las ilustraciones originales de Sendak. En la década de los 80, la Disney quiso hacer su propia versión, pero fue un proyecto que nunca fructificó.
“Donde Viven los Monstruos” no es la primera obra de Sendak que Spike Jonze intenta llevar a la pantalla. En 1995, ya había intentado rodar una versión de otra historia “Harold y el Lápiz Color Morado”, pero tras un año de trabajo, la película se canceló, dejando como legado una estrecha amistad y admiración mutua entre director y escritor. Es por esto que cuando el proyecto de “Donde Viven los Monstruos” se puso en marcha, Jonze tuvo en la figura de Sendak un importante apoyo frente a las presiones del estudio.
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Uno de los principales escollos que tuvo que solventar el director fue la correcta presentación de los monstruos en pantalla. En un momento de la historia del cine en el que la creación de este tipo de criaturas fantásticas ha pasado a ser territorio abonado para el desarrollo de los efectos infográficos, Jonze apostó por una combinación más artesanal de disfraces y animatrónicos. En un primer montaje de la película, el estudio se mostró desilusionado e insatisfecho con la expresividad de los personajes, sin embargo, tras un proceso de debate en el que todos los bandos expusieron sus posturas, la Warner Bros, en un acto de confianza no muy habitual en Hollywood, optó por concederle al director un incremento en el presupuesto y un año más de tiempo para poder corregir los problemas existentes. Fue entonces cuando Jonze incrementó el uso del CGI (imágenes generadas por ordenador), logrando que las expresiones de los monstruos fueran más realistas y cercanas al espectador.
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(L-r) Director SPIKE JONZE and MAX RECORDS on the set of Warner Bros. Pictures’, Legendary Pictures’ and Village Roadshow Pictures’ adventure film “Where the Wild Things Are,” a Warner Bros. Pictures release.

Photo by Sonny Geras
Solucionados los problemas técnicos, aún quedaban dudas en el aire. La respuesta del público al primer (y extraordinario) tráiler de la película sería muy positiva, sin embargo, que un director como Spike Jonze, autor de títulos tan desarmantes como “Cómo ser John Malkovich” o “Adaptation. El Ladrón de Orquídeas”, dirigiera la adaptación de un cuento infantil resultaba como mínimo chocante e intrigante. Sobre todo porque para el espectador potencial no estaba claro qué podría aportar un realizador de temática tan adulta como Jonze al cine infantil.
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Estrenada “Donde Viven los Monstruos” el pasado 18 de diciembre en nuestro país, la respuesta a esta incertidumbre resulta incluso más inesperada, ya que no se trata en absoluto de una película infantil, sino más bien todo lo contrario, una mirada madura, dolorosa y desgarradora sobre el paso de la inocencia a la madurez. Todo esto con el visto bueno de Sendak, quien en todo momento incitó a Jonze a que se alejara de su texto todo lo que considerara preciso para hacer la historia suya.
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“Donde Viven los Monstruos” nos cuenta la historia de Max, un niño a punto de entrar en la pubertad, que ve como deja de ser el centro de atención de su madre, divorciada, quien debe atender sus deberes profesionales al mismo tiempo que intenta rehacer su vida con un nuevo amor, y como su hermana mayor prefiere estar con sus amigos. Esta nueva situación (fiel reflejo de los cambios que el modelo de familia ha sufrido en los últimos años y que aún no han sido plenamente asimilados por la sociedad) genera en el niño rabia, incomprensión y violencia, llevándole a un viaje interior (similar al de Dorothy en “El Mago de Oz” o al de “Alicia en el País de las Maravillas” o “A través del Espejo”) en el que esos sentimientos enfrentados que anidan dentro de él tomarán la forma de monstruos. La interacción con estos monstruos y la imposibilidad de atender las demandas de todos ellos llevarán a Max a reconocer que se ha comportado de manera egoísta con su familia y que la convivencia no consiste en que los demás estén siempre pendientes de él, a disposición de sus necesidades. La puerta del caos se cierra y se abre ese camino en busca de la integración y el orden que emprendemos los adultos a lo largo de nuestra vida.
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El proceso de aprendizaje del personaje principal es presentado por el director de manera perturbadora. A lo largo de la película no tenemos esa sensación de euforia que suele proporcionar la fantasía juvenil, sino una continua inquietud a modo de premonición por el fin de una etapa. El grupo de monstruos que representan la infancia de Max combinan un lado emotivo, amable, con otro árido e irracional, que da a la historia una continua sensación de amenaza y terror por lo imprevisible del comportamiento de los personajes. Esto se va incrementando de manera gradual a medida que los diferentes juegos que llevan a cabo los monstruos, dirigidos por su Rey Max, traspasan la barrera de la diversión y la travesura para adentrarse en lo agresivo y lo desproporcionado.
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Decisivo sería también el diseño de ese mundo interior que genera Max. En lugar de la poblada selva que presentaba Sendak en su libro, Jonze opta por un desierto yermo para reflejar la visión que Max tiene del mundo que le rodea, un lugar estéril y amenazador.
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Vista por lo tanto no desde la perspectiva de cine infantil, sino desde una postura adulta, “Donde Viven los Monstruos” es una película inteligente, que envuelve en sencillez lo que realmente es una historia compleja, con profundas reflexiones sobre nuestra naturaleza y la sociedad en la que vivimos, que da una lectura psicoanalítica y postmoderna de los cuentos infantiles.
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