Ahora que la ficción surcoreana está de moda y ha entrado por fin en el punto de mira del consumo generalista es el momento de no dejar que el interés decaiga y seguir apostando por esta cinematografía que tiene tanto que ofrecer. “Parásitos” no ha sido un caso aislado, sino el fruto de muchos años de trabajo y de apuesta por crear una industria capaz de crear productos internacionalmente exportables, atractivos y que sorprendan. Recomendar ficción surcoreana ya no es cosa de snobs, sino que se integra en las principales alternativas de consumo que tenemos en nuestras manos.
“Kingdom” es la primera serie surcoreana producida directamente por Netflix y fue una de las sorpresas del año pasado. Ambientada durante la dinastía Joseon en Corea (aproximadamente finales del siglo XIV, principios del XV), la serie combina una trama de pugna por el poder entre el príncipe heredero (Ji-Hoon Ju) y el líder del clan Cho y primer ministro del rey, Cho Hak Joo (Seung-ryong Ryu), quien pretende hacerse con el trono, con un apartado de terror, a medida que una plaga se extiende por la región y provoca un apocalipsis zombi. La primera temporada supuso una presentación de estas dos tramas y una huida hacía delante a medida que el protagonista, el príncipe Lee Chang, se iba cruzando con las hordas de infectados e intentaba ayudar a la población de la zona. En la segunda temporada, descubrimos más cosas sobre la plaga, pero toma mayor protagonismo el “juego de tronos”.
Basada en la serie de webcomic “The Kingdom of the Gods”, escrita por Kim Eun-hee (también autora de los guiones de la serie) y dibujada por Yang Kyung-il, los capítulos vienen firmados por Seong-hun Kim (los 7 primeros episodios) y In-je Park (los 5 restantes), dos cineastas de cortas trayectoria, pero a los que los resultados de esta serie sin duda les albergarán un mejor posicionamiento dentro de la industria de su país y a nivel internacional. Ambos directores le dan a la serie un empaque espectacular, con extraordinarias escenas de batalla o de persecución por la horda. No se escatima la violencia en pantalla, con altos niveles de violencia y gore, lo que sin duda hará las delicias a los amantes del género. El empaque general es lujoso, con un excelente uso de las localizaciones, que hacen también que el visionado de la serie nos ayude a descubrir parajes espectaculares, sin que la belleza paisajística edulcore la dureza de la propuesta. El diseño de producción es excepcional, no sólo en la espléndida labor de caracterización de los personajes o el diseño de vestuario (los lujosos trajes de la realeza, la forma en que cada estrato social está definido por su atuendo), sino también lo correspondiente al trabajo de maquillaje para preparar a las numerosas hordas de infectados que atacan a los protagonistas.
A nivel de guion, se establecen diferentes líneas argumentales que van confluyendo poco a poco, y si bien a priori puede despistar un poco al espectador situar quién es quién, lo cierto es que a medida que van uniendo las tramas, el desarrollo va resultando más sencillo y orgánico. Resulta apasionante ver de qué manera la sociedad feudal coreana estaba jerarquizada y cómo con la llegada de la plaga muchos intentan seguir adheridos a sus privilegios, sin darse cuenta de que la enfermedad lo ha cambiado todo (una lección que podemos extrapolar a nuestra situación actual). A lo largo de los 12 episodios que ya están disponibles, nos encontramos con giros de guion sorprendentes, algunos de una crudeza atroz, aunque delimitando siempre una clara diferenciación entre héroes y villanos. Si la honorabilidad del príncipe Lee Chang es incorruptible, también es irrefrenable la vileza del clan Cho, dispuestos a llevar hasta las últimas consecuencias su sed de poder. En medio de este enfrentamiento encontramos personajes carismáticos y atractivos, como la doctora Seo Bi (Doona Bae) o el aguerrido Young Shin (Kim Sungkyu), pero particularmente destacamos el guarda real Moo Young (Sang-ho Kim) y el magistrado Cho Beom Pal (Suk-ho Jun), los dos personajes más entrañables, con mayor dimensión psicológica y desarrollo de la serie.
Con estas dos primeras temporadas, “Kingdom” se aposenta como una de las series fantásticas del momento y un acercamiento refrescante a la temática zombi. A la espera de ver por dónde evoluciona la historia en la tercera temporada, lo cierto es que estas dos primeras pueden ser vistas casi como un cierre en sí mismas, con un resultado apasionante y una cuidada factura.