viernes, 23 de abril de 2010

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS. EXPLICANDO LO INEXPLICABLE

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Deberíamos sentirnos afortunados. Si hacemos un repaso a los diferentes cineastas que han estrenado sus películas en nuestras pantallas en lo que llevamos de año podríamos decir perfectamente que el 2010 está siendo especialmente prolífico en cuanto a grandes firmas. Por mencionar algunos tenemos a los Hermanos Coen con “Un Tipo Serio”, Werner Herzog con “Teniente Corrupto”, Michael Haneke con “La Cinta Blanca”, Clint Eastwood con “Invictus”, Stephen Frears con “Cheri”, Martin Scorsese con “Shutter Island”, Peter Jackson con “The Lovely Bones”, Jim Sheridan con “Hermanos”, John Woo con “Acantilado Rojo”, Roman Polanski con “El Escritor”, y ahora, Tim Burton con “Alicia en el País de las Maravillas”. Sin embargo, a pesar de ser un ramillete de directores verdaderamente excepcional, lo cierto es que, por regla general, todas estas películas han obtenido opiniones encontradas entre el público, cuando no han resultado directamente indiferentes o decepcionantes.
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Es cierto que la carrera de Tim Burton no está atravesando artísticamente su mejor momento. Si bien en el apartado comercial el nuevo status de estrella de Johnny Depp, obtenido tras el éxito de “Piratas del Caribe”, ha ayudado al director a colocar sus películas entre las más taquilleras, cuantas más aspiraciones comerciales han tenido éstas, más anodinos han sido los resultados artísticos. Esto ha provocado que títulos a priori predispuestos a recibir un suculento tratamiento por parte del director, como “El Planeta de los Simios” o “Charlie y la Fábrica de Chocolate”, acabaran siendo las dos películas más olvidables de una filmografía que siempre ha apostado por la originalidad y una visión alternativa de la industria. Por otro lado, sus proyectos más arriesgados y con menos posibilidades en taquilla (“Big Fish”, “Sweeney Todd”) han recibido el aplauso de la crítica y han revalidado la confianza de los fans.
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Una adaptación de la obra de Lewis Carroll “Alicia en el País de las Maravillas” apuntaba, una vez más, a una extraordinaria ocasión para que Burton diera rienda suelta a su capacidad para visualizar y componer mundos extraordinarios e imaginativos, por no hablar de ese lado oscuro, terrible y siniestro que ni siquiera las versiones más infantilizadas de la novela habían podido erradicar. Reconozco que son pocas las adaptaciones al cine de esta obra que he podido ver y, evidentemente, es innegable que la versión de Walt Disney sigue manteniéndose como la más recordada. Sin embargo, por encima de las dificultades de ilustrar visualmente lo narrado por el autor, considero que la novela es, ante todo, un texto libre que se rebela ante la posibilidad de ser delimitado con imágenes, y mucho menos en las constricciones de un guión cinematográfico al uso.
alicia en el pais de las maravillas
No le vamos a negar a Burton un notable esfuerzo en su escenificación del País de las Maravillas, o en su puesta en escena. Como la mayor parte de la filmografía de este autor, gran parte del peso artístico de la cinta recae en un arriesgado diseño de producción en el que confluyen la influencia de notables ilustradores de la novela, como John Tenniel o Arthur Rackham, y la película de 1951 de Walt Disney, más cercana al imaginario colectivo de diferentes generaciones de espectadores. El uso de la infografía permite moldear y deformar a los actores (esa cabeza grotesca de la Reina de Corazones, o los ojos del Sombrerero Loco), así como dar a la película una estética irreal y recargada, más cercana, precisamente, a esas ilustraciones que acompañaban la obra que a la moda actual de películas de fantasía juvenil (aunque, como comentaremos a continuación, de esto también hay).
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La decisión del estudio de estrenar la película en 3D, imprime a la puesta en escena de Burton también un valor añadido. A diferencia de lo sucedido recientemente con “Furia de Titanes” (donde la decisión de hacer la conversión se tomó una vez la película ya estuvo prácticamente finalizada, por lo que la introducción de los efectos tridimensionales resultaba muy deficiente), aquí Burton planificó la película previendo ya la introducción del sistema estereoscópico. Éste, sin llegar al virtuosismo y el concepto novedoso de narración de “Avatar”, sí resulta un efecto juguetón y llamativo que ayuda a generar en el espectador esa sensación de “atravesar el espejo”. Como es habitual en el cine de Burton, también el apartado musical es especialmente notable en esta nueva Alicia. Danny Elfman se mantiene fiel a su estilo habitual, incorporando un tema principal de fuerte peso vocal. La partitura desborda fantasía, y ayuda a dar mayor realce al clímax de la película.
ALICE IN WONDERLAND
Sin embargo, todos estos aciertos se van al garete por un guión que busca todo lo contrario que la novela original. Linda Woolverton es una experimentada guionista curtida en otras adaptaciones de cuentos populares de la Disney, como “La Bella y la Bestia”, “El Rey León” o “Mulán”, sin embargo, en este caso su libreto opta por intentar dar entidad y coherencia a lo que en la obra de Carroll era prácticamente una (buscada) anarquía narrativa. No es nuestra intención criticar aquí la decisión de distanciarse de la obra original y plantear un argumento alternativo, ambientado 9 años después de los acontecimientos de la novela, sino la absurda necesidad de la guionista de explicar y dar coherencia a la fantasía original. Bajo la prosa de Carroll encontrábamos una serie de claves y códigos que no sólo hablaban de la transición hacia la madurez de la protagonista, sino que también ironizaba sobre la sociedad y la política de la época, pero en ningún momento este mensaje intentaba imponerse sobre la surrealista ensoñación de la protagonista.
ALICE IN WONDERLAND
Esta nueva Alicia se ha convertido, por un lado, en un manual del psicoanálisis de la madurez adolescente, reservando para el final un desconcertante clímax épico, con la protagonista enfundada en un armadura cual Juana de Arco y enfrentándose al Galimatazo (o Jabberwocky, una criatura extraída de un poema del propio Carroll incluido en la novela “A Través del Espejo”). Los diferentes personajes recuperados de las páginas de la obra dejan de ser seres absolutamente delirantes para quedar en meramente extravagantes. Tal es el convencionalismo que inunda las páginas del libreto, que incluso si liberáramos a la película del peso de su referente literario, el resultado no dejaría de ser una historia insulsa y superficial.
ALICE IN WONDERLAND
“Alicia en el País de las Maravillas” pasa por lo tanto a convertirse en una oportunidad perdida, un proyecto que partía con buenas perspectivas, pero que perdió por el camino su esencia, quedando una historia formularia y carente de interés.

1 comentario:

  1. Ya me has convencido para no verla Manuel. No he leido una crítica positiva de la peli. Saludos!

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