miércoles, 23 de marzo de 2016

ESTRENOS DEL 23 DE MARZO

La llegada de la Semana Santa nos adelanta los estrenos a este miércoles 23 de marzo. Además, ésta ha sido la fecha escogida por Warner y DC para el desembarco de su principal producción, “Batman vs Superman. El Amanecer de la Justicia”, uno de los títulos más esperados del año. Por otro lado, acorde con las fechas en las que nos encontramos, nos llega “Resucitado”, cinta ambientada en el momento posterior a la resurrección de Jesús, y, para los que busquen algo más ligero, el regreso de Nia Vardalos al personaje que le dio la fama con “Mi Gran Boda Griega 2”.


En su momento, el director Kevin Reynolds fue uno de los niños bonitos de Hollywood, especialmente en lo que se refiere a sus películas con Kevin Costner. La tensión entre estrella y director durante la producción de “Waterworld” acabó rompiendo aquella amistad y la carrera de Reynolds se vio avocada al olvido. Si bien rodó algunos títulos como “La Venganza del Conde de Montecristo” o “Tristán e Isolda”, estos pasaron con más pena que gloria por las salas. La reconciliación con Costner con la miniserie “Hatfields & McCoys” parece haber resituado al cineasta en la industria, y ahora regresa a la gran pantalla con “Resucitado”, película ideal para estas fechas de Semana Santa y que cuenta con Joseph Fiennes en el papel principal. Le acompañan Tom Felton, Peter Firth, Cliff Curtis y la argentina María Botto.
Clavius es un centurión romano que es instruido para salvaguardar y mantener el cuerpo de Cristo en el sepulcro tras su Crucifixión. Sin embargo, cuando el cuerpo del Mesías desaparece, Clavius y sus hombres se embarcan en una misión para recuperar el cadáver y así dar falsas esperanzas a los rumores que hablan de la Resurreción y evitar una sedición en Jerusalén.


Cuando en 2002 se estrenó “Mi Gran Boda Griega”, Nia Vardalos llevaba ya prácticamente una década trabajando para cine y televisión de manera continuada, sin embargo, fue esta película, de la que también escribió el guion, la que la situó en el mapa de la industria del cine. En un principio, con el éxito de la cinta, Vardalos se postuló como la variante griega de unas primigenias Julia Roberts o Sandra Bullock en la industria de Hollywood, sin embargo, su carrera posterior no terminó de levantar el vuelo. Ahora, catorce años más tarde, intenta reverdecer aquella oportunidad con una segunda entrega donde se recupera a gran parte del reparto original, con Kirk Jones (“La Niñera Mágica”, “Todos Están Bien”) recogiendo el testigo en las labores de dirección de Joel Zwick.
La familia Portokalos está de vuelta. Han pasado casi quince años desde que Toula e Ian se casaran. Ahora la pareja intenta sacar un poco de tiempo para ellos, y tener alguna que otra cita romántica. Mientras, lidian con Paris, su hija adolescente, que ha crecido y quiere irse a una Universidad que esté lejos de su sobreprotectora familia, que la sigue a todos lados. Y es que la joven necesita un poco de aire. Pero entonces la familia descubre un secreto: el sacerdote que ofició la boda de los padres de Toula se olvidó de firmar el papeleo, por lo que realmente Maria y Gus no están casados. Así que otra nueva boda está en camino, y esta vez será más grande y mucho más griega. Los enredos, las risas y el choque de culturas están asegurados.


Si “El Hombre de Acero” supuso a Warner el reto de intentar recuperar al personaje de Superman tras el fracaso de “Superman Returns”, esta “Batman vs Superman. El Amanecer de la Justicia” abre nuevos frentes. El más importante es la revisión del personaje de Batman tras la trilogía de “El Caballero Oscuro” de Christopher Nolan. Junto con Henry Cavill, que repite como el Hombre de Acero, encontramos a Ben Affleck, una elección en un principio polémica para Batman, pero que gracias a la campaña ejercida por Warner, cuenta ahora con un importante apoyo. Por otro lado, esta película supone el primer paso hacia “La Liga de la Justicia”, el grupo superheróico de DC, que, antes de tener su propia película, presenta aquí a otros personajes. Gal Gadot será quien tenga más presencia en su papel de Wonder Woman, a la que se suman los cameos de Ezra Miller como Flash y Jason Momoa como Aquaman. Tras la cámara repite Zack Snyder, quien está previsto que se encargue también de “La Liga de la Justicia”.
Ante el temor de las acciones de un desenfrenado Superhéroe, el formidable y contundente vigilante de Gotham se enfrenta al más admirado héroe de la era moderna de Metropolis, mientras que el mundo se debate reflexionando sobre qué tipo de héroe necesita realmente. Y con Batman y Superman en guerra, pronto aparece una nueva amenaza que pone a la humanidad en uno de los mayores peligros jamás conocidos.

lunes, 21 de marzo de 2016

“DIVERGENTE. LEAL. PARTE 1”. LA FUGA DE TRIS.

Hubo una época en la que la literatura distópica ofrecía una lectura especulativa sobre nuestra sociedad, llegando incluso a adelantarse al propio declive de la civilización, elucubrando sistemas de gobierno ordenados y reguladores que acababan destruyendo o aplacando al espíritu humano. El fracaso de las utopías sociales a mitad del siglo XX originó la visión pesimista del futuro de la humanidad de George Orwell, Aldous Huxley o Ray Bradbury, entre otros. El abuso de los autoritarismos, la corrupción de la libertad, el control de la educación y la cultura, la industrialización del individuo, una reglamentación deshumanizadora y la amenaza nuclear creó las peores pesadillas de la civilización, a las que después se sumarían la destrucción medioambiental, la alienación o la proliferación de mundos virtuales. También dentro del subgénero, podemos destacar dos vertientes principales, aquellas en las que el protagonista intenta cambiar la sociedad desde dentro (“1984”, “Fahrenheit 451”), y en las que huye en busca de un futuro mejor y acaba enfrentándose a una alternativa igual o más tenebrosa (“La Máquina del Tiempo”, “La Fuga de Logan”). Pese a notables avances positivos, a día de hoy sentimos que estamos más cerca de aquellas distopías que antes y que nuestros sistemas de gobierno no sólo resultan ineficaces, sino que benefician a las oligarquías por encima de las necesidades del pueblo.
Hace pocos años, la crisis capitalista y la corrupción política parieron un renacer de la utopía de los llamados “populistas”, nuevas-viejas formas de hacer política, abanderada por nuevas generaciones que buscaban cambiar el mundo, devolver la capacidad de decisión al pueblo y destruir el control de los poderosos. No es de extrañar, por lo tanto, que en los últimos años hayamos experimentado también un brote de literatura de ciencia ficción juvenil inspirada en aquellas pesadillas absolutistas de los distópicos de mediados del siglo XX. Sin embargo, lo que otrora era un grito desgarrado y desmoralizado por el fracaso del espíritu de cambio, ahora, en su mayor parte, se ha transformado en una operación comercial, franquicias precocinadas que replican patrones narrativos de manera industrial, con un target de público definido, pero huecas de mensaje. Esa naturaleza artificiosa adquiere aún más calado si cabe con su trasvase al medio cinematográfico. La serie de “Divergente” es un ejemplo de ello. Si en sus dos primeras entregas nos ofrecía el enfrentamiento de un grupo de jóvenes inadaptados contra la tiranía de un sistema político basado en la regulación del individuo por habilidades y la eliminación de la ecuación de aquellos que no encajaran en la cuadrícula social, en esta nueva entrega, “Divergente. Leal. Parte I”, encontramos dos tramas principales. Una vez acabada con la dictadura de Jeanine, ha llegado el momento de sacar al personaje protagonista de su entorno y situarlo en un hábitat diferente, más futurista, pero a la postre igual de totalitario y homogeneizador. Al mismo tiempo, después de cantarnos el éxito de los populistas, los inadaptados que lograron acabar con el sistema, ha llegado la hora de narrar su caída, su paso al lado oscuro, donde la corrupción inherente al ser humano les lleva a replicar las mismas conductas represivas e inhumanas de sus contrincantes.
Tras la cámara repite Robert Schwentke, artesano del cine que en la anterior película se las apañó para aportar un cierto empaque visual al conjunto, pero que aquí evidencia una total desidia por la historia y el nuevo contexto social en la que se desarrolla. Tampoco es que el guion motive a lo contrario. El único aspecto positivo que encontramos a la adaptación es que, a pesar de recoger sólo la primera mitad del libro, sí consigue dar un cierre argumental a la cinta, al contrario que otros casos similares (como “Los Juegos del Hambre. Sinsajo. Parte I”) donde la escisión de la trama de la novela dejaba a la primera mitad huérfana de identidad propia. Desgraciadamente, a medida que avanza, la historia se va adentrando en terrenos cada vez más absurdos e inverosímiles, todo resulta a su vez demasiado plano y artificial, impidiendo que el espectador pueda tener una conexión emocional con los personajes. La ausencia de carisma y de química de los actores principales, ya evidente en las entregas anteriores, aquí resulta aún más molesta. Ni Shailene Woodley, ni Theo James aportan nada nuevo a sus personajes, más bien parecen estar completamente perdidos y ausentes en la cinta. También es cierto que la cosa no mejora con actores veteranos y más solventes como Naomi Watts o Jeff Daniels (en las anteriores, Kate Winslet tampoco dio la interpretación de su carrera, precisamente, pero al menos sí lograba resultaba convincente en su papel). Únicamente Miles Teller parece saber los márgenes en los que se mueve su personaje, que básicamente son resultar insufrible al espectador. A nivel técnico, la cinta abusa de los fondos digitales. Ese mundo al otro lado del muro que represente una sociedad más avanzada que la que conocen los protagonistas implica un cambio estético en la saga, pero también un mayor uso de la infografía, con resultados poco verosímiles. Ni los decorados digitales convencen al espectador, ni los actores se ven cómodos trabajando en ellos. A esto se suma también un trabajo musical excesivo y cargante. Joseph Trapanese repite por enésima vez ese sonido zimmeriano que le abrió las puertas de Hollywood tras su paso por “Tron. Legacy”, subrayando de manera innecesaria la mayor parte del metraje.
No podemos negar algunas buenas ideas argumentales de fondo en esta “Divergente. Leal. Parte I” (las mismas que ya estaban en los dos títulos anteriores), pero, una vez más, son rápidamente descartadas en favor de un conjunto esquemático, previsible, reiterativo y carente de sustancia alguna. Por delante aún queda una entrega más, pero prevemos pocas posibilidades de que esta franquicia logre remontar en un último capítulo, lo que en tres no ha logrado conseguir. 

sábado, 19 de marzo de 2016

ESTRENOS DEL 18 DE MARZO

El pasado fin de semana la cartelera se vio cautiva por dos importantes superproducciones, “Kung Fu Panda 3” y “Divergente. Leal. Parte I”. Dirigidas una al público juvenil y otra al público infantil, la lucha por el liderazgo ha sido reñida, con leve ventaja final para Tris y sus divergentes. La cinta protagonizada por Shailene Woodley y Theo James logró hacerse con el primer puesto con 1.477.070 €, mientras que el Guerrero del Dragón le anduvo a la zaga con 1.464.855 €. De manera más que digna, la cinta española “Cien Años de Perdón” se defiende como la alternativa al desembarco hollywoodiense manteniendo en su segunda semana una recaudación de 1.148.589 €. Otros títulos de peso en semanas anteriores inician así ya su despedida del ranking: “Zootrópolis”, “Deadpool” y “El Renacido” recaudan, respectivamente, 679.530 €, 555.673 € y 462.023 €. Tras un fin de semana de estrenos comercialmente potentes, y a la espera de la llegada del murciélago y el chico de azul la próxima semana, este viernes previo al inicio de la semana santa nos trae varios estrenos, donde destaca la comedia de la mano de Andreu Buenafuente (“El Pregón”) y Sacha Baron Cohen (“Agente Contrainteligente”) y el suspense de “El Regalo” o “Calle Cloverfield 10”. En medio, un drama con crimen de trasfondo protagonizado por Kate Winslet, “La Modista”. (Datos taquilla: Rentrak) 
La química existente entre Andreu Buenafuente y Berto Romero está fuera de toda duda. Los humoristas, que forman una de las parejas de cómicos más populares actualmente en nuestro país, han dado muestra de su habilidad para la improvisación y el chascarrillo ingenioso en sus programas catódicos. Ahora se ven las caras en la gran pantalla, terreno donde Romero cuenta con más experiencia (incluso con una nominación a los Goya), mientras que Buenafuente se había limitado a algún que otro cameo, teniendo que afrontar ahora un personaje principal. El encargado de meter en vereda a los dos humoristas es  Dani de la Orden, quien hasta ahora había dirigido dos títulos entorno a diferentes historias de amor en “Barcelona, Nit D'estiu” y “Barcelona, Nit D'hivern”. La idea parte de Diego San José (“Ocho Apellidos Vascos”), mientras que el guion corre a cargo de Daniel González, colaborador habitual de De la Torre, y David Serrano (“El Otro Lado de la Cama”, “Días de Fútbol”). Buenafuente y Romero están acompañados por Jorge Sanz, Belén Cuesta y el humorista Goyo Jiménez.
Juraron que no se verían las caras nunca más... Pero, por una cantidad razonable de dinero, están dispuestos a hacer una excepción. Los hermanos Osorio, glorias olvidadas de la música electrónica de los 90, han tocado fondo. Cuando les contratan para ir juntos a dar el pregón en su pueblo natal, Proverzo, no imaginan la que se les viene encima. Sus intenciones de llegar, ganarse el dinero y salir corriendo se ven truncadas por planes secretos, hordas de fans y tradiciones ancestrales. Si salen de allí con vida ya será todo un logro...
El actor Joel Edgerton ha tenido una fuerte entrada en el cine en los últimos años. Descubierto en 2011 gracias a la cinta “Warrior”, posteriormente lo hemos podido ver en títulos como “La Cosa”, “La Noche Más Oscura”, “El Gran Gatsby”, “Exodus. Dioses y Reyes” o “Black Mass. Estrictamente Criminal”. “El Regalo” supone también su debut como director y guionista, donde además interpreta también uno de los papeles principales. Producida por Blumhouse Productions (“Paranormal Activity”, “Sinister”), respetando los habituales presupuestos modestos de esta compañía, la cinta es un thriller de suspense construido en torno a tres personajes, con los actores Jason Bateman y Rebecca Hall completando el triángulo. Con su modesta propuesta, la película ha recibido una buena acogida crítica y formó parte de la programación de la pasada edición del Festival de Sitges, donde Edgerton se llevó el premio al mejor actor.
Simon y Robyn son un joven matrimonio que busca un nuevo comienzo en la ciudad. Todo va como planeaban hasta que sus vidas dan un giro inesperado cuando se reencuentran con Gordo, un antiguo compañero del colegio de Simon. Esta sorprendente aparición hará que su hasta entonces apacible rutina se convierta en una pesadilla. Gordo empezará a hacer misteriosos regalos a la pareja, desencadenando así una serie de acontecimientos que revelarán un terrible secreto oculto veinte años atrás y harán a Robyn preguntarse si realmente conoce a su marido.
De origen australiano, Rosalie Ham publicó su primera novela, “La Modista”, en el año 2000, obteniendo un gran éxito de ventas y crítica. Teniendo en cuenta cómo funciona Hollywood, su salto al cine era lógico, aunque lo que no esperaba la autora es que éste llegara de la mano de una antigua compañera de estudios, ahora productora de cine. Para llevar esta historia a la gran pantalla se contó con la directora Jocelyn Moorhouse, quien en la década de los 90 demostró habilidad para narrar historias de mujeres con “Donde Reside el Amor” o “Heredarás la Tierra”, pero que llevaba casi 20 años sin dirigir ningún largometraje. El guión corrió a cargo de P.J. Hogan, cineasta responsable de “La Boda de Muriel” o “La Boda de Mi Mejor Amigo”, y para protagonizar la cinta se ofreció el papel de Tilly Dunnage a Kate Winslet, quien cuenta con el apoyo de Judy Davis, Liam Hemsworth o Hugo Weaving, entre otros.
Australia, años cincuenta, Tilly Dunnage es hermosa y modista que, tras muchos años de trabajo en exclusivas casas de moda de París, regresa a su casa en la pequeña localidad de Dungatar para corregir los errores del pasado. Allí, no sólo se reconciliará con Molly, su anciana y excéntrica madre, y se enamorará inesperadamente de Teddy, sino que armada únicamente con su máquina de coser y su excepcional estilo, conseguirá transformar a las mujeres del pueblo y logrará su dulce y ansiada venganza.
En 2008, J.J. Abrams producía “Monstruoso”, cinta de monstruos gigantescos que asolan Nueva York, rodada de acuerdo al formato de Found Footage, y dirigida por Matt Reeves. La cinta fue un gran éxito de taquilla e inmediatamente se habló de una secuela. Ocho años después los rumores de esa secuela continuaban, pero no se materializaba nada, hasta que de improvisto salta a las redes un tráiler, de una película ya acabada y con fecha de estreno en pocos meses, que resulta ser la segunda parte de aquella, o más bien una película complementaria y alternativa. Si allí los personajes huían por la ciudad, aquí nos encontramos con tres individuos refugiaos en un búnker mientras en la superficie, el mundo se derrumba. Dirige la película el debutante Dan Trachtenberg y contando con el protagonismo de Mary Elizabeth Winstead, John Goodman y John Gallagher Jr.
Dos chicas jóvenes sufren un accidente de coche. Cuando despiertan se encuentran encerradas en una celda bajo tierra, secuestradas por un hombre extraño que dice haberlas salvado del día del juicio final. El excéntrico captor asegura que el exterior es inhabitable por culpa de un terrible ataque químico, algo que las protagonistas no saben si creer. Es así como comienza su pesadilla, en una espiral de desconocimiento. La mente del criminal es infranqueable, y ellas tendrán que intentar analizar a su enemigo para conseguir sobrevivir.
Sacha Baron Cohen se ha destacado por sus personajes de humor agresivo y escatológico, con los que aprovecha para reírse de la hipocresía de nuestra sociedad. Ese humor de trazo grueso lo podemos encontrar también en su último trabajo, “Agente Contrainteligente”, donde además aprovecha para parodiar el cine de espías con James Bond a la cabeza. Con Mark Strong de coprotagonista, y con un reparto femenino que incluye a Isla Fisher, Penélope Cruz, Annabelle Wallis, Rebel Wilson y Gabourey Sidibe, la cinta se mueve bajo los parámetros de la comedia y la acción con la dirección de Louis Leterrier, cineasta de origen francés, especializado en el campo de la acción o el thriller gracias a películas como “Danny the Dog”, “El Increíble Hulk”, “Fueria de Titanes” o “Ahora No Me Ves”.
El asesino número uno del MI6 tiene un hermano. Lamentablemente para él, es un hooligan del fútbol inglés, del pueblo de Grimsby. Nobby tiene todo lo que un hombre pobre de la ciudad inglesa de pescadores Grimsby puede desear - 9 hijos y la novia más atractiva del norte de Inglaterra. Sólo añora una cosa en su vida: a su hermano pequeño, Sebastian. Tras ser adoptados de niños por diferentes familias, Nobby ha pasado 28 años buscándole. Tras descubrir su localización, Nobby decide reunirse con su hermano, sin saber que no solo es un agente del MI6 sino que además acaba de destapar una trama que pone en peligro al mundo. A la carrera y acusado erróneamente, Sebastian se da cuenta que si va a salvar el mundo, necesitará la ayuda del idiota de su hermano mayor.

miércoles, 16 de marzo de 2016

“BROOKLYN”. PEQUEÑO BAILE IRLANDÉS

En una época en la que el cine magnifica el concepto de trascendencia en el tono de sus relatos es un placer poder encontrar una película pequeña, sencilla y honesta, que no pretenda ser más de lo que cuenta su argumento. Basada en la novela homónima de Colm Tóibín, y adaptada por el también novelista Nick Hornby, “Brooklyn” es una pequeña historia, cargada de nostalgia y que homenajea el trabajo de aquellas mujeres que rompieron con las tradiciones familiares y se aventuraron a buscar una nueva vida en un país extraño.
Ambientada a mediados del siglo XX, la cinta nos sitúa en una Irlanda marcada por la pobreza, donde las mujeres se veían obligadas a escoger entre una vida en casa o desempeñando pequeños trabajos poco remunerados (como dependienta, maestra u oficinista), y siempre cuidando de su marido o de su anciana madre (rol generalmente reservado para la hija menor). La protagonista, Eilis, es una joven inteligente y responsable, pero también muy introvertida e inexperta en la vida. La imposibilidad de encontrar un trabajo y la perspectiva de iniciar una nueva vida en Estados Unidos la llevan a emigrar, dejando atrás a su hermana mayor y su madre. Una vez llegada al Nuevo Mundo, la vida no es tan sencilla como se imaginaba y la añoranza del hogar pesa en el ánimo de nuestra heroína. El descubrimiento del primer amor y los ecos de su país natal marcarán la disyuntiva emocional de la película. Se trata también de una película acerca de la transición de la adolescencia a la madurez donde esta evolución también define psicológicamente al personaje.
Con tan sólo tres personajes masculinos de relevancia (el padre Flood, interpretado por Jim Broadbent; Tony Fiorello, encarnado por Emory Cohen; y Jim Farrell, al que da vida Domhnall Gleeson) y, como excepción, todos ellos con un rol positivo en la vida de la protagonista, ésta es ante todo una película de y sobre mujeres, sobre la propia labor femenina a la hora de trasmitir y mantener las estructuras tradicionales patriarcales, así como un sentido de la moralidad que coarta su propia libertad. Eilis se debate psicológicamente entre ese nuevo mundo, libre de mucha de las ataduras con las que fue educada, y el sentimiento de culpa al que se ha visto sometida con el chantaje sentimental de su madre y otras personas de su entorno natal.
Existe en la película también un discurso a favor de una mayor integración de diferentes comunidades y procedencias. Ambientada en una época previa al inicio de la globalización, la protagonista ha vivido encapsulada en su propia comunidad y su viaje a Estados Unidos inicialmente mantiene esa misma dinámica. Vive en una casa de huéspedes para jóvenes de procedencia irlandesa, se relaciona con feligreses de la parroquia del padre Flood. Es la aparición de Tony lo que rompe las barreras que delimitaban el mundo de Eilis, aunque ello suponga una doble resistencia cultural. No sólo provienen de tradiciones diferentes, sino que también hay entre ellos una diferencia educativa (Eilis es una joven inteligente que está estudiando para ser contable, Tony carece de formación y se dedica a la fontanería junto con su familia). A pesar de esto, la forma de ser sencilla y afable de ambos y su curiosidad por las culturas que están fuera de su entorno sirven de lazo sentimental entre ambos.
El guion de Hornby evita los subrayados o el melodramatismo. Se trata de una cinta emotiva y, en momentos, dolorosa, pero nunca se regodea en los aspectos más crudos ni evoca la lágrima fácil en el espectador. El tono del libreto es amable y cercano, como la propia Eilis. Se podría haber profundizado más en aspectos sociales y la dureza de la vida de aquellos emigrantes, sin embargo, la historia prefiere optar por otro camino, menos morboso y más cordial. Lo mismo podemos decir de la puesta en escena del director John Crowley, quien evita los artificios narrativos y la planificación barroca, en favor de un enfoque discreto y eficaz, emotivo, pero no edulcorado. Esta naturalidad con la que se retrata la historia y el contexto histórico a priori puede ser trivial, sin embargo, a pesar de su llaneza, la cinta sabe introducir importantes cargas de profundidad en la narración sin por ello perder su tono cándido y accesible. Esa sensación placentera y sosegada queda también plasmada a través de la música de Michael Brook. Se trata de una partitura melódica y suave, de belleza discreta, agradable al oído, pero sin sobresalir ni buscar protagonismo dentro de la historia. Para esta composición, Brook se dejó influenciar por cierto toque de música celta, al mismo tiempo que para la estancia de Eilis en Estados Unidos, bebió de la fuente de la Americana, obteniendo así con la música parte de esa mezcla de tradiciones que promulga la película y que instrumentalmente queda reflejado en el protagonismo del piano y las cuerdas.
Habrá quien vea en esta cinta algo insubstancial y olvidable, pero precisamente, para los que intenten evitar esas ínfulas de trascendencia de los cineastas modernos, aquí pueden descubrir una obra en absoluto pretenciosa, sin por ello caer en la banalidad.   

martes, 15 de marzo de 2016

“CIEN AÑOS DE PERDÓN”. PLAN OCULTO

El cine de género nacional sigue pujando fuerte, en parte gracias al apoyo de las televisiones. Tras el éxito el año pasado de Atresmedia con “El Desconocido”, ahora Mediaset nos sorprende con “Cien Años de Perdón”, cinta dirigida por Daniel Calparsoro, con guion de Jorge Guerricaechevarría, y protagonizada por Luis Tosar, Rodrigo De la Serna, Patricia Vico, Raúl Arévalo, José Coronado y Marian Álvarez. Tomando como punto de base los patrones del cine de atracos y adornándolos con referencias más o menos explícitas a la realidad política y social de nuestro país, especialmente a lo que se refiere a los casos de corrupción, la cinta busca ante todo ofrecer al espectador un entretenimiento compacto, repleto de tensión y con un conjunto de personajes arquetípicos, pero bien definidos e interpretados.
Desde sus primeras películas, el cineasta vasco se caracterizó por un tipo de cine rudo y cargado de testosterona. Si bien inicialmente sus películas buscaban reflejar más la situación social del País Vasco, poco a poco, la carga crítica de sus películas se ha ido diluyendo en favor de elementos más propios del cine de género. Precisamente, en su anterior trabajo, “Combustión”, Calparsoro apostaba por una versión nacional del cine de coches tuneados y carreras ilegales heredado del formato de la saga de “A Todo Gas”. En esta ocasión, ya desde el guion de Guerricaechevarría podemos encontrar en “Cien Años de Perdón” ecos a muchas películas Hollywoodienses, aunque quizás el referente más claro sea “Plan Oculto” de Spike Lee. En aquella cinta, el cineasta afroamericano aprovechó la coyuntura de una cinta de corte comercial para enlazar en su trama algunas cargas de profundidad contra la proliferación de la violencia y las políticas represivas en Estados Unidos tras los atentados del 11S. En este caso, los casos de financiación ilegal de los partidos políticos y, más concretamente, la alusión indirecta al Partido Popular y los papeles de Bárcenas son claramente fuente de inspiración para la trama de la película, de igual manera que podemos encontrar referencias a los abusos de los bancos como las preferentes o los desahucios. No es que Guerricaechevarría y Calparsoro hayan querido hacer una cinta de denuncia política o social, ni mucho menos. Por encima de todo, estamos ante un thriller de acción, cuya finalidad va más por el lado del entretenimiento que del posicionamiento político y donde en ningún momento se hace mención explícita de partidos o individuos reales; sin embargo, sí se permiten establecer el guiño para que posteriormente el espectador sea capaz de establecer las conexiones entre ficción y realidad.
La película presenta un reparto principalmente masculino, donde sobresalen los personajes de El Gallego y El Uruguayo (interpretados por Luis Tosar y Rodrigo De la Serna), como los dos líderes de la banda de atracadores, que deben agudizar su ingenio para poder resolver una situación imposible. De los otros cuatro atracadores, tienen también cierto protagonismo Loco (Joaquín Furriel) y Varela (Luciano Cáceres), quedando los otros dos prácticamente reducidos a figuración. Podemos destacar también la participación de Luis Callejo, Raúl Arévalo y Jose Coronado, quienes aportan una importante presencia en pantalla que ayuda sobremanera a sus personajes, Domingo, Ferrán y Mellizo. En lo referente a los personajes femeninos, la cinta no se muestra tan precisa. Patricia Vico lleva a cabo una buena representación de su personaje, la directora del banco, molesta con sus jefes por un despido inminente, sin embargo, lo que comienza pareciendo uno de los papeles principales de la película, poco a poco se va diluyendo y pierde gran parte de su protagonismo. Marián Álvarez da presencia a un personaje que, por otro lado, carece de entidad en la película, totalmente supeditado al rol de Raúl Arévalo. Y finalmente, tenemos el personaje de Laura, interpretado por Nani Jiménez, que en un momento de la película parecía que iba a tener más desarrollo, pero que finalmente acabó sucumbiendo ante la trama principal. En cualquier caso, la labor de dirección de actores es más que acertada y todos cumplen perfectamente con su papel.
Calparsoro apuesta por una puesta en escena rápida y enérgica, basada sobre todo en planos cortos y en un montaje dinámico, que aporta a la narración un ritmo constante. Eso sí, una vez más, no se trata de aquel cineasta primigenio que realizaba un cine muy personal, sino que mantiene esa impronta de corte más artesanal que ha caracterizado sus últimos trabajos. La cinta entra rápidamente en acción, sin apenas dar respiro al espectador y basa su efectividad sobre todo en continuos giros de trama que van dificultando la situación a los protagonistas, dejando al público poco espacio para la reflexión o el aburrimiento. Toda la acción tiene lugar en espacios cerrados, lo que trasmite una sensación de claustrofobia, al mismo tiempo que el cineasta busca dar al conjunto un tono moderno y sofisticado, apoyándose en la dirección de fotografía de tonos fríos y oscuros de Josu Inchaustegui.
“Cien Años de Perdón” cumple con creces las expectativas. Es una cinta que logra mantener su ritmo, sorprende al espectador con sus giros constantes, le hace cómplice de los guiños políticos y sociales y le mantiene anclado a la butaca hasta la última escena. Se le puede achacar falta de personalidad, que no se atreva a ir más allá de los patrones del género o que deje sin desarrollar algunas subtramas o personajes, pero en ese caso, ésta sería otra película (y posiblemente no sería tan entretenida). 

viernes, 11 de marzo de 2016

ESTRENOS DEL 11 DE MARZO

El cine español suma nuevo título de peso en la taquilla gracias a “Cien Años de Perdón”. La cinta producida por Mediaset recoge 1.587.224 € en su primer fin de semana y augura buenos réditos en su paso por las salas. Es el único estreno en hacerse un hueco en la taquilla, ya que la segunda posición la ocupa “Zootrópolis” con 1.259.482 €. Le siguen “Deadpool” con 998.357 €, “El Renacido” con 851.028 € y “Spotlight” 529.462 €, gracias al impulso recibido por su Oscar a Mejor Película. Con la Semana Santa ya prácticamente a las puertas y con la temporada de los Oscars ya prácticamente clausurada (esta semana se estrena “Mustang”, candidata en el apartado de Mejor Película de Habla no Inglesa), la cartelera se prepara para estos días de fiesta con algunas producciones de peso. “Divergente. Leal. Parte 1” revitaliza el espacio de las adaptaciones de literatura de fantasía juvenil tras el final de “Los Juegos del Hambre” y para los más pequeños regresa Po, el guerrero del Dragón de “Kung Fu Panda”. Frente a esta competencia, encontramos también una modesta cinta de producción francesa, “No Crezcas o Morirás”. (Datos taquilla: Rentrak)
Cada vez más, Tenerife se vuelve plató de rodaje de producciones nacionales y extranjeras, aunque no todas son grandes superproducciones como la nueva entrega de Jason Bourne. La productora Arcadia Motion Pictures lleva ya tres producciones rodadas en la isla. “Proyecto Lázaro” de Mateo Gil, la serie de televisión “Le Princess” y el estreno de este fin de semana, “No Crezcas o Morirás”, una cinta de bajo presupuesto, pensada sobre todo para su distribución por plataformas digitales y que se apunta a la moda de cine de zombies. Dirige Thierry Poiraud y protagonizan la cinta Fergus Riordan, Madeleine Kelly, McKell David, Darren Evans y Natifa Mai.
En una isla perdida en medio del Atlántico, un grupo de adolescentes que vive en un orfanato aislado se da cuenta de que su vigilante ha desaparecido. Liam, Pearl, May, Bastian, Shawn y Thomas disfrutan de una noche de libertad, hasta que abandonan el centro. Al llegar a la ciudad descubren el caos. Una extraña enfermedad ha afectado a los adultos que viven en la isla convirtiéndoles en crueles zombies que acaban con todo a su alrededor, incluso con sus propios hijos.
Para su opera prima “Mustang”, la directora Deniz Gamze Ergüven se inspiró en algunas experiencias autobiográficas. Con producción entre Francía, Turquía y Alemania, la cinta ha supuesto todo un debut para su autora. Ganadora del Goya a Mejor Película Extranjera y candidata al Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa este debut se ha convertido en una de las películas del año. Protagonizan la cinta Günes Sensoy, Doga Zeynep Doguslu, Elit Iscan, Tugba Sunguroglu, Ilayda Akdogan, Nihal G. Koldas y Ayberk Pekcan.
Comienzo del verano. En un remoto pueblo de Turquía, cinco niñas vivaces lideradas por la más joven, la rebelde Lale de 13 años, crecen en una familia obsesionada con la tradición, y específicamente, con la virtud de las chicas. Su lucha por la libertad se convierte en un magnífico y conmovedor pulso entre el pasado y el presente en la Turquía actual.
La adaptación de la trilogía literaria “Divergente” mantiene los rasgos de producción de las últimas sagas cinematográficas inspiradas en novelas juveniles. Como sucediera con Harry Potter, Crepúsculo o Los Juegos del Hambre, llegados a la última novela, los productores han decidido dividir el texto en dos películas, llegando la primera parte este fin de semana y la conclusión final en junio de 2017. En esta nueva entrega, repite el director Robert Schwentke, quien ya se encargara también de la secuela anterior, “Divergente. Insurgente”, pero que no repetirá en “Divergente. Leal. Parte 2”, y vuelve a estar protagonizada por Shailene Woodley, Theo James, Miles Teller, Zoë Kravitz y Naomi Watts.
Tras las revelaciones trascendentales de INSURGENTE, Tris debe escapar con Cuatro e ir más allá del muro que rodea Chicago. Por primera vez en la historia, dejarán la única ciudad y familia que conocen. Una vez fuera, todo aquello que presuponían como cierto, pierde cualquier sentido tras la revelación de nuevas verdades. Tris y Cuatro deben decidir rápidamente en quién confiar mientras se inicia una guerra despiadada que amenaza a toda la humanidad, más allá de las paredes que rodean Chicago. Para sobrevivir, Tris se verá forzada a tomar decisiones imposibles sobre el coraje, la lealtad, el sacrificio y el amor.
El Guerrero del Dragón sigue evolucionando y en su tercera aventura, Po deberá afrontar tres desafíos: su paso a maestro, conocer a su familia biológica y enfrentarse a un nuevo y peligroso enemigo. Dreamworks Animation recupera una de sus principales franquicias y mantiene los ingredientes habituales: mucho humor, guiños al cine de artes marciales y un cuidado trabajo de animación. Esta tercera entrega recupera a Jennifer Yuh, directora de la segunda parte, e incorpora a Alessandro Carloni, quien hasta ahora formaba parte del equipo de animadores del estudio. En versión original repiten Jack Black, Angelina Jolie, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Seth Rogen y Lucy Liu, mientras que en la versión española Florentino Fernández vuelve a prestar su voz a Po.
Cuando repentinamente reaparece el padre de Po, perdido hace tiempo, la pareja viajará a un paraíso secreto de Pandas donde conocerá a un peculiar grupo de nuevos y divertidísimos personajes. Pero cuando el malvado villano Kai empieza a cruzar China desafiando a todos los maestros Kung Fu, Po tendrá que hacer lo imposible—aprender a entrenar a todo un poblado de Pandas lleno de sus hermanos tiernos y bastante patosos para convertirse en el grupo definitivo de Kung Fu Pandas.

lunes, 7 de marzo de 2016

“EL BOSQUE DE LOS SUICIDIOS”. ESPÍRITUS DE TRISTEZA

“El Bosque de los Suicidios” se inspira en la localización real del bosque de Aokigahara, situado en la provincia de Yamanashi, a 100 kilómetros al oeste de Tokio, a los pies del monte Fuji y convertido en un lugar al que muchas personas acuden para suicidarse, con un promedio entre 50 y 100 muertes anuales. Este fúnebre dato ha convertido al lugar también en un lugar visitado por todo tipo de turistas y visitantes que viajan hasta allí atraídos por su leyenda, aunque siempre se les pide que no abandonen el sendero para evitar perderse o encontrarse con los restos de algún suicida. Esta particular relación de la cultura japonesa con la muerte y su mitología entorno al mundo espiritual resultaba, sin duda, un punto de partida muy atractivo para el cine, y más concretamente para el género fantástico. Protagonizada por Natalie Dormer, la cinta busca combinar estos componentes con una trama sobre ese vínculo metafísico que tradicionalmente se le atribuye a los hermanos gemelos. Sarah y Jess comparten no sólo ese lazo fraternal, sino también un trauma infantil anidado en su interior, donde ha ido germinando en forma de tristeza reprimida y que se convertirá en reclamo para los Yūrei, los espíritus atormentados de los suicidas del bosque que se alimentan de la aflicción de los vivos y buscan atraerlos a la muerte.     
Desgraciadamente, lo prometedor del punto de partida se queda meramente en eso. El guion escrito por Nick Antosca, Ben Ketai y Sarah Cornwell (a partir de una idea de David S. Goyer) no se preocupa en desarrollar los interesantes ingredientes con los que cuenta, ni siquiera para formar una historia mínimamente coherente, resultando en su mayor parte incoherente o absurda. El director, el debutante Jason Zada, se muestra torpe e incapaz de generar una atmósfera sugerente o aterradora, provocando que durante la mayor parte del metraje no pase realmente nada y recurriendo si acaso, de manera ocasional, al sobresalto como recurso fácil para intentar asustar al espectador. Rodada en el Parque Nacional de Tara, en Serbia, y no en la verdadera Aokigahara (aunque sí hay algunas escenas rodadas en Japón para ambientar la llegada de la protagonista al país), la puesta en escena de Zada ni siquiera es capaz de aprovechar lo incierto del frondoso bosque para inquietar al espectador. Sólo el loable esfuerzo de la actriz protagonista por dotar de algo de humanidad y ambigüedad a su personaje y algún apunte de interés en la dirección de fotografía a cargo de Mattias Troelstrup consiguen aportar un mínimo de atractivo a la historia, pero insuficiente como para contrarrestar los aspectos negativos de la cinta.
“El Bosque de los Suicidios” se salda así como una película vulgar, sin interés, repleta de lugares comunes y pésimamente realizada, que desaprovecha por completo sus ideas de partida y fracasa a la hora de generar terror o inquietud en el espectador. 

viernes, 4 de marzo de 2016

ESTRENOS DEL 4 DE MARZO

Por segundo fin de semana, “Deadpool” ha sido el título estrella de la taquilla, 1.872.906 € ha sido la cifra recaudada por este peculiar superhéroe y que le ha mantenido como líder del ranking, aunque seguido muy de cerca por “Zootropolis” (1.830.157 €). A la expectativa aún de su Leonardo DiCaprio ganaba el Oscar o no, “El Renacido” sumó otros 1.039.582 € a su recaudación, a pesar de llevar ya cuatro semanas entre las cintas más taquilleras. A partir de aquí, la recaudación se reduce notablemente. “El Bosque de los Suicidios” entra directamente en cuarta posición con 612.680 €, mientras que la comedia española “Tenemos que Hablar” se queda en 570.207 € y ocupa el quinto puesto. El efecto de los Oscars no le aportó mucho a dos estrenos con nominaciones como “Brooklyn” y “La Habitación”, que quedaron en sexta (453.525 €) y octava posición (368.805 €). Tras la tormenta de los premios de la Academia de Hollywood, y a la espera de los títulos previstos para Semana Santa, llega cierta calma a la taquilla. El cine español apuesta por las producciones de género con “Vulcania” y “Cien Años de Perdón”, mientras que el resto de los estrenos tira de veteranía con “Nunca es Tarde (Danny Collins)” y “Remember”. (Datos taquilla: Rentrak) 
Rodada en tiempo record en Los Pirineos y con un presupuesto muy ajustado, el debut en la dirección de José Skaf nos presenta una historia donde las materias primas y las fuentes de energía escasean. Pensada más como entretenimiento y con una cierta reflexión sobre el poder de la corrupción, el abuso de poder o el totalitarismo, la cinta toma como referencias títulos como “La Fuga de Logan” o “El Bosque” y se adentra en un terreno poco transitado por el cine español, la distopía. La cinta está protagonizada por Miquel Fernández y Aura Garrido, y cuenta con secundarios de lujo como José Sacristán, Rubén Ochandiano o Sílvia Abril.
Los habitantes de un pequeño pueblo perdido en las montañas viven divididos en dos bandos irreconciliables que trabajan alrededor de una gran fundición. Entre ellos se encuentra Jonás, que tras la muerte de su familia acepta un peligroso trabajo que le hace desarrollar un sorprendente poder. Sin embargo el conocer a Marta, perteneciente al bando contrario, y quien también parece guardar un secreto, hará que Jonás inicie una investigación para descubrir qué esconden los cimientos de esta comunidad cuyos oscuros líderes intentan que la verdad no salga a la luz.
 
El director Daniel Calparsoro se mantiene con “Cien Años de Perdón” en ese perfil de cine de aspiraciones comerciales, que bebe del modelo hollywoodiense y con preferencia por historias cargadas de testosterona. Con un libreto escrito por Jorge Guerricaechevarría (“Celda 211”, “El Niño”, “Mi Gran Noche”), la cinta toma como referencia el modelo de las películas de atracos, con “Plan Oculto” de Spike Lee como aparente referente. Para ello, Calparsoro ha conseguido reunir un reparto mayoritariamente masculino, donde destacan actores como Luis Tosar, Rodrigo De la Serna, Raúl Arévalo o José Coronado, pero también actrices como Patricia Vico o Marian Álvarez.
Una mañana lluviosa. Seis hombres disfrazados y armados asaltan la sede central de un banco en Valencia. Lo que parecía un robo limpio y fácil pronto se complica y nada saldrá como estaba planeado. Esto provoca desconfianza y el enfrentamiento entre los dos líderes de la banda, El Uruguayo y El Gallego. Pero ¿qué es exactamente lo que buscan los atracadores?
 
“Nunca Es Tarde (Danny Collins)” es el debut como director de Dan Fogelman, productor y guionista, hasta ahora relacionado especialmente con los Estudios Disney y Pixar, aunque también autor del libreto de la comedia “Stupid, Crazy, Love”. Esta puesta de largo lo hace con un reparto altamente atractivo, con rostros veteranos como Al Pacino, Annette Bening o Christopher Plummer, a los que se suman Jennifer Garner, Bobby Cannavale, Melissa Benoist (esta última conocida recientemente gracias a su papel de Supergirl en la pequeña pantalla). La película es una comedia de tono crepuscular, pensada sobre todo para el lucimiento de Pacino, pese a que la carrera cinematográfica de este actor no parece encontrarse en su mejor momento (al contrario que sus papeles para televisión, donde el mítico intérprete parece haber encontrado sus mejores personajes en este siglo XXI).
Danny Collins es un veterano rockero, que sigue viviendo una desenfrenada vida de músico, con drogas y una novia mucho más joven que él. El día de su 64 cumpleaños, su vida dará un giro de 360 grados cuando encuentre una carta escrita por un joven John Lennon, que le hará replantearse ciertos aspectos de su vida. En ese momento se dará cuenta que siempre hay una primera vez para una segunda oportunidad, iniciando un duro viaje lleno de emociones y sentimientos donde, el amor es lo único que importa. Inspirada en hechos reales la película cuenta con una estupenda banda sonora con música de John Lennon.
 
Años atrás, el director Atom Egoyan se convirtió en uno de los autores más personales e interesantes del cine canadiense, gracias a películas como “Family Viewing”, “Exótica” o “El Dulce Porvenir”. Su tratamiento del tema de la familia y los traumas psicológicos de sus personajes aportaron una visión fresca y diferente, que en sus últimos trabajos parece bastante diluido y domesticado. “Remember” podría suponer un regreso del Egoyan más combativo, con una historia acerca de las huellas del holocausto y la necesidad de venganza. Protagonizada por Christopher Plummer (quien hace doblete esta semana), la película cuenta también con otros rostros importantes del cine como Martin Landau, Jürgen Prochnow o Bruno Ganz.
Zev y su mejor amigo Max hacen un pacto para dedicar lo que les queda de vida a resolver un asunto pendiente: encontrar y vengarse del comandante nazi responsable de matar a sus familias durante la guerra. Aunque Zev está perdiendo su memoria por el Alzheimer, Max es demasiado débil para salir de la residencia de ancianos, así que debe emprender un viaje extraordinario para encontrar al verdugo antes de que sea demasiado tarde. La impactante verdad que le espera a Zev cuando finalmente se encuentre cara a cara con él, volverá su vida del revés.

jueves, 3 de marzo de 2016

“AVE, CÉSAR”. SI NO FUERA ALGO TAN SIMPLE

Desde sus orígenes, la relación de los hermanos Coen con el género de la comedia ha sido siempre bastante peculiar y, por lo general, poco valorada en una primera instancia. Tras su aplaudido debut con “Sangre Fácil”, el particular humor absurdo de “Arizona Baby” rompió los esquemas de los espectadores y la película fue un rotundo fracaso. En la actualidad, se trata de un título de culto, muy apreciado entre los cinéfilos. Lo mismo sucedería años después con “El Gran Salto”. Si bien “El Gran Lebowski” y “O Brother” tuvieron una mejor recepción inicial, no es menos cierto que ha sido el paso del tiempo lo que les ha aportado una mayor valoración por parte del público y la crítica. “Crueldad Intolerable”, “The Ladykillers” (a nuestro entender, la película más floja de su filmografía), “Quemar después de Leer” o “Un Tipo Serio” han sido otros ejemplos de aproximaciones al género por parte de los hermanos que no han obtenido la misma repercusión que títulos más serios, como “Fargo”, “No Es País para Viejos” o “Valor de Ley”. Tras el aplauso conseguido con “A Propósito de Llewyn Davis”, los Coen se animaron a lo que podría ser su comedia definitiva, “Ave, César”, un homenaje al cine de los años 50 y con un reparto repleto de estrellas.
No es la primera vez que los Coen se acercaban a la Edad de Oro del cine hollywoodiense. En “Barton Fink”, el protagonista era un dramaturgo contratado por un gran estudio (Capitol Films, el mismo donde se desarrolla “Ave, César”) para escribir una película de lucha libre, “El Gran Salto” era su particular homenaje al cine de Frank Capra y “O Brother” bebía del cine de Preston Sturges; sin embargo, ésta era la primea ocasión en que la industria del cine era protagonista absoluta de la historia. El argumento nos lleva a acompañar a Eddie Manix, cuyo trabajo consiste en solucionar los múltiples problemas que surgen día a día en el estudio y mantener los desmanes y excesos de las estrellas bajo control para que la cadena de producción no se detenga. La desaparición de la principal estrella del estudio en medio del rodaje de una ambiciosa película sobre la figura de Jesucristo, y la oferta de un trabajo más lucrativo, estable y que le permitiría recuperar su vida familiar se convierten en el principal conflicto del día, donde además encontramos a una actriz de musicales acuáticos que ha quedado embarazada, los problemas de una joven promesa del western, con mucho encanto y poco talento, para adaptarse a la producción de un elegante romance aristocrático, la amenaza de la prensa de desvelar turbios secretos sexuales de algunos actores o la sombra del comunismo que se extiende por la industria y amenaza con socavar el modo de vida hollywoodiense.
Los guiños a verdaderas estrellas o personalidades relacionadas con el cine de la época como Esther Williams, Charlton Heston, Lawrence Olivier, Gene Kelly o Carmen Miranda, entre otros, es continuo, de la misma manera que los Coen juegan también con la contradicción entre la fachada moralista que daba la industria frente a los excesos y la frivolidad que imperaba entre bastidores. La labor de casting resulta ideal, consiguiendo que el espectador vea perfectamente reflejado en actores como George Clooney, Ralph Fiennes, Scarlett Johansson o Channing Tatum ecos de las estrellas del cine clásico aludidas en la trama. Todo ello cincelado con el humor paródico y absurdo habitual de los cineastas; sin embargo, si bien hay sketches y guiños ingeniosos y muy divertidos para el espectador cinéfilo, la película, en su conjunto y como obra autónoma, carece de peso narrativo. El argumento principal resulta pobremente desarrollado, dando la sensación de que la película carece de un rumbo concreto y que se alimenta más de sus pequeñas subtramas, que en el fondo no son más que guiños cinéfilos, anecdóticos e insustanciales. Sólo en el epílogo final, los Coen pretenden dar una cierta coherencia al conjunto a través de la figura de Eddie Manix, pero esto no corrige lo deslavazado y precipitado del conjunto. El trabajo de los actores es espléndido, pero salvo la presencia de Josh Brolin, Alden Ehrenreich y, de manera más lejana, George Clooney, la labor del resto del reparto supera levemente la categoría de cameo. Viniendo de unos directores como los Hermanos Coen, quienes incluso en sus trabajos más irrelevantes, siempre habían conseguido dar cierta trascendencia a todos sus historias, en este caso, no podemos evitar la sensación de estar ante un trabajo trivial, incapaz de elevarse más allá de la categoría de chiste alargado y cuyo mayor interés radica en el ejercicio de cinefilia del espectador para detectar las multiples referencias cinematográficas tanto al Hollywood clásico como a la propia filmografía de los cineastas.
Quizás, como sucediera con algunas de sus comedias anteriores, en el futuro tengamos que desdecirnos y celebremos esta “Ave, César” dentro del conjunto de películas de culto de los Coen, pero, a fecha de hoy, en nuestra opinión, se trata de una oportunidad perdida y un título impropio de sus creadores.   

“LA GRAN APUESTA”. APUESTA FALLIDA

En los últimos años, el cine ha aprovechado para denunciar los excesos de la banca que generaron el crack internacional de 2008, entre estos títulos podemos destacar películas como “Margin Call” o “El Lobo de Wall Street”, dos cintas de las que, sin duda, bebe el trabajo que aquí reseñamos, “La Gran Apuesta”. Basada en una historia real (aunque se han cambiado los nombres de algunos de los protagonistas), la película nos presenta las acciones de un grupo de personas que vieron venir el estallido de la burbuja inmobiliaria y aprovecharon la situación para jugar con el sistema y sacar partido económico del desastre que se avecinaba. Como los protagonistas de “Margin Call”, los principales personajes de “La Gran Apuesta” están lejos de reflejar algún tipo de catadura moral y sólo uno de ellos, y en última instancia, llega a plantearse el verdadero impacto social de lo que estaba por venir. Sin embargo, en este caso, no hablamos de villanos, al menos no de los responsables del desastre, sino de un conjunto de embaucadores que se apoyan en el viejo lema de “quien roba a un ladrón”. En este sentido, la película, más que un análisis dramático de la crisis, lo que hace es adscribirse al modelo de historias de estafas y picaresca más cercano a títulos como “El Golpe”, “Los Timadores”, “Ocean’s Eleven” o “Atrápame si Puedes”, eso sí, con el agravante de que lo que en ella se trata no es una historia de ficción, por lo que tras el tono ligero y de comedia, encontramos un trasfondo dramático y doloroso.
A nivel de guion (recientemente galardonado con el Oscar a mejor guion adaptado), la película ofrece una propuesta francamente ambiciosa y bien hilada. Esa mirada analítica a la caída de los bonos raíces y las hipotecas basura, con una explicación histórica de cómo se formó la gigantesca bola de nieve y la arrogancia de un mercado bursátil que se creía indestructible a costa de la economía de la gente de a pie sabe aportar un tono lúdico y frívolo al sinsentido del mercado inmobiliario o al alambicado plan de los protagonistas para beneficiarse de ese exceso de confianza, pero sin perder de vista el trasfondo real y trágico de la situación. Lo que el libreto parodia es la estupidez y la ambición desatada del ser humano, pero mantiene la línea ética de su humor sin traspasar los límites del verdadero drama. La forma en que, a partir del ensayo del periodista Michael Lewis “The Big Short: Inside the Doomsday Machine”, el guionista Charles Randolph y el cineasta Adam McKay abordan un tema tan complejo y exponen esta operación coral, con varias subtramas operando de manera paralela, nos resulta un logrado trabajo literario, aunque se echa en falta un mayor desarrollo de personajes. Salvo los casos de Michael Burry (Christian Bale), Mark Baum (Steve Carrell) o, en menor medida, el ayudante de éste, Vinnie Daniel (Jeremy Strong), el resto de ese grupo de protagonistas quedan sepultados bajo la caricatura, especialmente Jared Vernett (Ryan Gosling), narrador de la trama, y por ello el personaje más desaprovechado de la película. A pesar de esto y de la abundancia de llamativas pelucas y tupés con las que les han caracterizado, los personajes cumplen su función en la trama y los actores hacen un excelente trabajo para sacar lo máximo posible de sus papeles.     
Desgraciadamente, si en lo que a guion adaptado y dirección de actores se refiere, Adam McKay lleva a cabo un loable trabajo, su puesta en escena acaba siendo un lastre para la película y acaba socavando las bondades de otros apartados. Hasta ahora el cineasta se había caracterizado por su relación profesional con el humorista Will Ferrell, para el que había realizado algunas de sus comedias más notables. En ellas, McKay supo mantenerse en un segundo plano, dando libertad a los actores para desarrollar el apartado humorístico y concentrándose en aportar un timing narrativo adecuado a la historia. Con “La Gran Apuesta” vio su gran oportunidad para demostrar su talento como cineasta y ha cometido el error de querer superponer su puesta en escena a la propia historia o los personajes. McKay quiere construir con la película una cinta rápida, compleja, multirreferencial y con una narrativa postmoderna, evidenciando como principal influencia el virtuosismo narrativo de Martin Scorsese; sin embargo, esta correlación pronto se manifiesta demasiado ambiciosa para el director, quien es incapaz de aportar a la cinta la brillantez y el dominio narrativo que requiere su enfoque. Esto queda especialmente patente en los primeros 40 minutos de metraje, cruciales para presentar no sólo a los personajes, sino el contexto y los conceptos económicos necesarios para comprender la trama, y que acaban deviniendo en un caos visual. Pasado el bloque introductorio, la cinta reduce sus ínfulas postmodernas, pero, por un lado el daño, ya está hecho y, por otro, este enfoque pseudo-experimental sigue manteniendo su huella en el resto del metraje. En su pretensión autoral, McKay ambiciona un juego de montaje de diferentes capas, combinando imágenes de archivo con los planos rodados para la película e incluso rompiendo con la cuarta pared para introducir aclaraciones a los espectadores. En este sentido, el montajista Hank Corwin cumple con las directrices que le han dado y lleva a cabo una labor compleja y loable, pero equivocada. El problema no viene de su mano, sino de las erradas instrucciones de McKay y su impericia a la hora de llevar este juego visual a buen término, provocando a cambio un resultado pretencioso y confuso.
Visto lo visto, resulta una pena que esta historia haya llegado a las pantallas de manera tan fallida. Esta “Gran Apuesta” contaba con elementos a su favor para ser una gran película, pero acaba convirtiéndose en un lastimoso ejemplo, por antitético, de lo relevante que es la figura del director para llevar a buen puerto un proyecto cinematográfico. En nuestra opinión, un poco más de humildad en la puesta en escena o una mayor destreza narrativa para cumplir con los objetivos por parte de su realizador hubiese podido conducir a esta película a los niveles de excelencia que se ambicionaban.