viernes, 29 de abril de 2016

ESTRENOS DEL 29 DE ABRIL

Por segunda semana, “El Libro de la Selva” se mantiene como la reina de la taquilla, recaudando 2.798.835 € el pasado fin de semana. Fue con diferencia la película más vista durante este periodo de tiempo, restando posibilidades al estreno estrella. “Toro” llegaba con grandes expectativas, apoyadas sobre todo en un reparto encabezado por Mario Casas, pero el segundo largometraje de Kike Maíllo se ha tenido que conformar con 601.367 €. Mientras, Paco León se mantiene estable con “Kiki. El Amor se Hace”, que suma unos nuevos 525.919 € y supera ya los 4 millones de recaudación total en sus cuatro semanas en cartelera. En cambio, producciones más costosas como “Las Crónicas de Blancanieves” y “Objetivo. Londres” se tienen que contentar con 330.335 € y 327.382 €, respectivamente, previendo una pronta desaparición del ranking de las cinco películas más vistas. Esta semana sumamos siete nuevos títulos a la cartelera, abordando un amplio espectro de posibilidades. El director David Cánovas debuta en el largometraje con “La Punta del Iceberg”, mientras que Inés Paris regresa a la comedia con “El Día que Mi Madre Mató a Mi Padre”, dos cintas de toque teatral (una por origen, la otra por referencia). Nos llegan también dos biopics, la producción francesa “Monsieur Chocolat” y la estadounidense “Trumbo”. Además cine para toda la familia con “Ratchet & Clank”, una comedia para la celebración del día de la madre con “Feliz Día de la Madre” y, por supuesto, el macroestreno de la semana, una de las películas más anticipadas del año, “Capitán América. Civil War”. (Datos taquilla: Rentrak) 

“La Punta del Iceberg” es una obra de teatro escrita por el dramaturgo palmero Antonio Tabares en 2011. Ganadora de los Premios Tirso de Molina ese mismo año y Réplica en 2012 y finalista del Premio Max en 2015, da ahora el salto al cine de la mano de David Cánovas (candidato a los Goya en 2005 por su cortometraje “El Intruso”), quien debuta de esta manera en el terreno del largometraje. Protagonizada por Maribel Verdú, la cinta es un thriller con trasfondo de drama social ambientado en un entorno de capitalismo feroz y cuenta también con importantes rostros del panorama nacional como Bárbara Goenaga, Fernando Cayo, Álex García, Carmelo Gómez o Ginés García Millán.
Una gran empresa multinacional se ve sacudida por el suicidio de tres de sus empleados. Sofía Cuevas, alto cargo de la compañía, es la encargada de llevar a cabo una investigación interna que trata de aclarar lo sucedido. En sus encuentros con los trabajadores va descubriendo un ambiente laboral enfermizo.
Aunque parte de un guion original (coescrito con el cineasta Fernando Colomo), la nueva película de Inés París (“A Mi Madre le Gustan las Mujeres”, “Semen, Una Historia de Amor”) también tiene mucho de teatral, no sólo por tener un reparto reducido y desarrollarse en un espacio concreto, sino también por el mismo tono del texto y las interpretaciones. Comedia negra con toques de suspense, está protagonizada por Belén Rueda y Eduard Fernández, con los actores Fele Martínez, Patricia Montero, María Pujalte y Diego Peretti (que se interpreta a sí mismo), en los roles secundarios.
Isabel organiza una cena en su casa. Su marido, escritor de novelas policíacas y su ex mujer directora de cine, quieren convencer a un famoso actor argentino de que protagonice su próxima película. En mitad de la cena aparece el ex de la anfitriona con su nueva novia, que se fascina con el actor. La cena se va enredando y todos acaban perdiendo los papeles.
El actor y director ocasional Roschdy Zem se encarga de dirigir el biopic de Rafael Padilla, alias “Chocolat”, todo un referente en la cultura del siglo XIX en Francia. Con guion de Cyril Gely, la cinta está protagonizada por Omar Sy (“Intocable”) y James Thierrée (“Mis Escenas de Lucha”) en los roles de Chocolat y su compañero de escenarios, el payaso Foottit (George Footit). Les acompaña Clotilde Hesme, Olivier Gourmet y Frédéric Pierrot.
Rafael Padilla, más conocido como Chocolat, fue el primer artista negro en aparecer en un escenario francés. El primero también en hacer publicidad, el mismo que inspiró a otros contemporáneos de la Belle Époque como Toulouse Lautrec o a los hermanos Lumière participando en varias de sus primeras películas. Junto con el payaso Foottit, fueron los primeros en crear un dúo entre un payaso “Carablanca” y un payaso “Augusto” negro, convirtiéndose en el perfecto producto de su tiempo. Chocolat nació en Cuba, aproximadamente en 1865, y siendo niño se trasladó a Europa. En España trabajó como sirviente, como limpiabotas, como obrero en la mina… El destino le llevó a Francia, a trabajar en el circo. Pasó de ser esclavo a ser un hombre libre, del circo al teatro, y del anonimato a la fama...
También englobado dentro del terreno del biopic tenemos esta semana “Trumbo”, sobre la vida del guionista de Hollywood, Dalton Trumbo, acusado de comunista e inscrito en la famosa lista negra del Senador McCarthy en la década de los 40 en Estados Unidos. El encargado de interpretar a este particular personaje es Bryan Cranston, quien fue nominado a los Bafta, los Globos de Oro y los Oscars por este papel. Le acompañan Louis C.K., Michael Stuhlbarg, Diane Lane o Helen Mirren, entre otros, interpretando algunos personajes del Hollywood dorado como Kirk Douglas, Hedda Hopper, John Wayne, Louis B. Mayer o los directores Otto Preminger o Sam Wood. Dirige la película Jay Roach (“Austin Powers”, “Los Padres de Ella”), con guion de John McNamara a partir de la biografía escrita por Bruce Cook.
Dalton Trumbo fue el autor de los libretos de títulos tan emblemáticos en la historia del cine como “Vacaciones en Roma” o “Espartaco”. Su carrera casi llegó a su fin en 1940 tras ser incluido en la lista negra acusado de comunista. A partir de ese momento toda su vida dio un giro radical y tuvo que utilizar todo su talento para sobrevivir en una sociedad que le había vuelto la espalda.
Ratchet & Clank son dos populares personajes del mundo de las consolas, protagonistas de una saga de videojuegos de Sony para Playstation iniciada en el año 2000 y que acaba de presentar su última entrega. Precisamente la puesta de largo de su nueva aventura sirve de preámbulo para su salto al mundo del cine, con una producción animada que reproduce la estética y las claves de los juegos. Dirigen la película Jericca Cleland y Kevin Munroe, quienes prometen acción, fantasía y humor en este título para toda la familia.
En el planeta Veldin, Ratchet sueña con convertirse en uno de los héroes de los Galactic Space Rangers liderados por el carismático Qwark. La oportunidad de salir de su tediosa vida en un pequeño garaje de reparación de naves parece llegarle del cielo cuando Qwark convoca una prueba para incorporar nuevos miembros a su equipo. Mientras tanto, el intrigante y maligno villano Drek decide destruir el planeta Tenemule con su nuevo y flamante Desplanetizador.
La comedia es un género en el que el director Garry Marshall siempre se ha desenvuelto muy bien desde que iniciara su andadura tras la cámara a finales de los 60 en televisión. Recordado principalmente por su éxito en los 90 con “Pretty Woman”, lleva varios años utilizando la excusa de algunas festividades para recrear historias corales y cotidianas, y así reunir a un amplio abanico de estrellas. Ya los hizo en 2011 con “Historias de San Valentín” y un año más tarde con “Noche de Fin de Año”. Ahora aprovecha el día de la Madre que se celebra este 1 de mayo para repetir la jugada. La cinta sirve también para reunir al cineasta con Julia Roberts, además de otros rostros como Britt Robertson, Jennifer Aniston, Kate Hudson o Jason Sudeikis (sin olvidar a su actor fetiche, Hector Elizondo).
Miranda es una presentadora de televisión, Sandy una recién divorciada en busca de amor y Jesse una madre que busca fortalecer su relación con su propia madre. Las tres mujeres tienen personalidades muy distintas, pero verán sus destinos unirse de manera inesperada a medida que se acerca el Día de la Madre.
Después de ver cómo dos héroes legendarios como Batman y Superman se enfrentaban el uno con el otro, Marvel no se ha quedado atrás y nos ofrece en “Capitán América. Civil War” un choque titánico dentro de las líneas de Los Vengadores. Además de recuperar a la mayor parte del supergrupo visto en los títulos anteriores (Capitán América, Iron Man, la Viuda Negra, Ojo de Halcón, la Bruja Escarlata, El Halcón, El Hombre Hormiga o lo que es lo mismo, Chris Evans, Robert Downey Jr., Scarlett Johansson, Jeremy Renner, Elizabeth Olsen, Anthony Mackie, Paul Rudd), se suman otros nuevos, especialmente Pantera Negra (Chadwick Boseman) y Spiderman (Tom Holland). La dirección corre a cargo de Anthony y Joe Russo, responsables de “Capitán América. El Soldado de Invierno” y que se encargarán de dirigir las dos entregas de “Vengadores. La Guerra del Infinito”.
Steve Rogers lidera el nuevo equipo de Los Vengadores en su incesante tarea de proteger a la humanidad. Pero, después de que otro incidente internacional en el que se ven envueltos Los Vengadores produzca daños colaterales, la presión política obliga a poner en marcha un sistema para depurar responsabilidades y a crear un organismo rector que determine cuándo hay que recurrir a los servicios del equipo. El nuevo statu quo divide a Los Vengadores en dos bandos, uno liderado por Steve Rogers y su deseo de mantener la libertad de actuación a la hora de defender a la humanidad sin interferencias, y otro liderado por Tony Stark y su sorprendente decisión de apoyar los planes y organismos del Gobierno, mientras intentan proteger al mundo de un nuevo malvado.

martes, 26 de abril de 2016

“EL LIBRO DE LA SELVA”. EL CICLO DE LA VIDA

La literatura de Rudyard Kipling es una de las más representativas del colonialismo de finales del siglo XIX y de esa visión exótica que Oriente inspiraba en Europa. Nacido en Bombay en 1865, pero de padres británicos, sus textos hacen una férrea defensa del imperialismo del Reino Unido pero también de la espiritualidad y la conexión con la naturaleza que aprendió durante las diferentes etapas de su vida en las que residió en La India. De acuerdo a la célebre frase que él acuñó, “Oriente es Oriente y Occidente es Occidente, y ambos no se encontrarán jamás”, su obra establece precisamente el contraste entre el orden civilizado representado por Occidente y un mundo rico en supersticiones y misticismo, ignoto y misterioso para los que no forman parte de esa cultura. Esto quedó patente en títulos como “Kim”, “Gunga Din” o “El Hombre que Quiso Reinar”, todas ellas llevadas al cine con mayor o menor fidelidad. Sin embargo, su obra más reconocida ha sido “El Libro de la Selva”, también adaptada para la gran pantalla de la mano de por los hermanos Korda (grandes representantes del orientalismo cinematográfico) en 1942 y Walt Disney en 1967, y recuperada posteriormente en multitud de películas menos relevantes.
Como muchas obras llevadas a la gran pantalla por Disney, la cinta de animación que se convirtió en el último clásico del estudio supervisado directamente por su creador se tomaba muchas libertades con respecto al texto original. El libro de Kipling estaba formado por diferentes relatos y no todos ellos estaban protagonizados por Mowgli. Disney quiso darle una mayor cohesión al conjunto, aunque sí mantuvo su carácter episódico y algunos hilos argumentales de la obra literaria, modificando otros o directamente inventándose algunos pasajes. La popularidad de la película no desterró al olvido la versión literaria (afortunadamente), pero sí acabó imponiéndose en el consciente colectivo. Ahora, casi 50 años después, Disney ha querido revisar esta historia con una película de imagen real (si es que podemos denominar así a una cinta donde el 99% de sus personajes están generados por ordenador). Si bien en esta ocasión han querido acercarse más a la obra de Kipling, tampoco se han  resistido a rendir homenaje a este clásico de su catálogo que juega un puesto tan especial en su historia. Curiosamente, pese a esta doble paternidad, lo cierto es que no podemos evitar encontrar en la cinta otra notable influencia de otra obra maestra del estudio, aunque temporalmente más cercana, “El Rey León”.
No podemos decir que esta nueva versión sea fidedigna con la letra de Kipling y sí es cierto que se ajusta más al esquema argumental de la película de 1967, además de sumar elementos de ésta como las canciones originales compuestas por los hermanos Sherman; sin embargo, también introduce elementos importantes del libro y que habían sido obviados por su predecesora e incluso incorpora material original que se aleja tanto de los cuentos como de la cinta de animación. Curiosamente, con este crisol de elementos, la película acaba siendo un buen homenaje a sus dos antecedentes. Como película independiente, nos encontramos ante una cinta dirigida al público familiar, entretenida, con bastante humor y aventura, pero que no esconde las zonas más oscuras del relato. Para el público adulto, la cinta apunta una serie de referencias hacia lecturas de corte medioambiental, pero también de carácter social. Si Kipling presentaba un microcosmos natural que servía de metáfora del orden social establecido en su civilización colonial, aquí no es difícil interpretar la película en términos más acordes a la situación de desequilibrios sociales e incluso de política internacional actual. Sea como fuere, e independientemente de las diferentes capas que queramos identificar en la narración, lo cierto es que la película funciona perfectamente como producto de entretenimiento de calidad.
Como decíamos antes, identificamos también la importante influencia, tanto a nivel narrativo como estético, de “El Rey León”; algo que tampoco es de extrañar, si tenemos en cuenta las deudas que la cinta de Roger Allers y Rob Minkoff  tenía a su vez del clásico de 1967. La historia de Simba bebía principalmente del teatro shakesperiano (“Hamlet”, “Ricardo III”, “MacBeth”), pero también cogía elementos de la adaptación de “El Libro de la Selva”. Así, por ejemplo, el protagonista se divide entre la responsabilidad representada por Rafiki y Zazu como nuevas versiones de Bagheera, o ese mundo lúdico y carente de obligaciones que le muestran Timón y Pumba siguiendo el estilo de Balú (¿no es acaso “Hakuna Matata” una versión revisada de “Lo Más Vital”?). Por otro lado, momentos como la muerte de Mufasa con una estampida de ñus recordaba también al modo en que Kipling representó la muerte de Shere Khan en su libro. En la nueva versión encontramos secuencias que establecen esa influencia de doble vía entre ambas obras. Así, entre otras cosas, la tregua del agua recuerda la primera secuencia de “El Rey León” con el ciclo de la vida, El Consejo de la Roca gobernado por Akeelah es el equivalente a la Roca del Rey de los leones, la estampida de bueyes mantiene su guiño con su equivalente de ñus y el enfrentamiento final con Shere Khan también tiene ecos argumentales y visuales con el clímax de “El Rey León”.
La dirección de la película ha corrido a cargo de Jon Favreau, realizador un tanto irregular, capaz de espléndidos entretenimientos como “Zathura” o la primera entrega de “Iron Man”, pero también de importantes desatinos como “Iron Man 2” o “El Chef”. Desde luego, puestos a escoger a un cineasta que llevara esta historia a la gran pantalla, se nos ocurren nombres más adecuados (por ejemplo, Ang Lee), pero no podemos negar que entre las virtudes de Favreau está su habilidad para trabajar con la tecnología e integrarla de manera orgánica en la narración. Afortunadamente, aquí nos encontramos con la faceta más afortunada de Favreau, quien aporta dinamismo y esplendor visual a la película, pero sobre todo se desenvuelve como pez en el agua a la hora de afrontar los retos técnicos que suponía esta nueva versión. El realizador se pliega a las necesidades del estudio y les ofrece una cinta de corte comercial, resuelta con pericia y sin fisuras de ritmo a lo largo de sus 105 minutos de metraje. Tampoco hay intención de llevar a la película más allá, y si bien las lecturas que comentábamos antes están presentes, el cineasta profundiza en ellas lo imprescindible para adornar el componente aventurero con ciertos toques de crítica social. Lo primordial es generar un producto que llegue a un mayor público posible y que sea tan válido para adultos como para pequeños, y para ello las aristas deben lo más redondeadas posibles.
Encontramos en la película un excelente trabajo de casting, que desgraciadamente queda lastrado por el doblaje (aunque afortunadamente, el estudio ha prescindido de la horrible estrategia comercial de invitar a famosos de diferente calado a ocupar el puesto de los dobladores originales). Sí hay que aplaudir el gran acierto de casting que supone el debutante Neel Sethi, quien soporta sobre sus jóvenes hombros todo el peso de la película, además de enfrentarse a unos compañeros de reparto ausentes, sustituidos por marionetas o referencias visuales, además de unos decorados prácticamente inexistentes, dominado todo a su alrededor por las pantallas de croma. El actor, junto con los asombrosos efectos digitales, son sin duda las dos grandes aportaciones de la película. A nivel de efectos, las imágenes generadas por ordenador consiguen un asombroso fotorrealismo, de los más extraordinarios obtenidos hasta la fecha en una producción cinematográfica, comparables a lo que supuso en su día el estreno de “Avatar” o “La Vida de Pi”, hasta el punto de que es muy difícil distinguir en muchas ocasiones qué partes del escenario son decorados físicos y cuáles son digitales. Todo esto sin que lo prodigioso de los efectos anule la narración. Es tal el grado de verosimilitud obtenido que el CGI pasa completamente desapercibido al espectador y le ayuda a sumergirse en la historia sin cuestionarse si lo que ve es real o virtual. Otro componente decisivo en la película es la partitura musical de John Debney. Conocido sobre todo por su trabajo para “La Pasión de Cristo”, el músico es un colaborador habitual de Jon Favreau y aunque por lo general su producción musical suele ser impersonal, formularia y anodina, aquí ofrece uno de sus trabajos más logrados. Con una partitura deudora del sonido de Jerry Goldsmith, la música está presente durante la mayor parte de la película, convirtiéndose en un importante hilo narrativo, no sólo para las secuencias de acción, sino por la manera en que ayuda a dar humanidad a los personajes digitales.       

Esta nueva versión de “El Libro de la Selva” ofrece un buen equilibrio entre clasicismo y modernidad. A nivel narrativo nos devuelve esa sensación proverbial del cine tradicional de aventuras, pero utilizando para ello los medios técnicos más avanzados. No alcanza el nivel de maestría de sus ilustres referentes, pero si supera con nota la media de las producciones de sus características que nos llegan hoy en día.   

lunes, 25 de abril de 2016

“OBJETIVO: LONDRES”. BARRAS Y ESTRELLAS

¿Por qué será que, independientemente de la ideología de cada uno, nos resultan tan atrayentes los justicieros fascistoides en el cine? Ya estén interpretados por Clint Eastwood, Charles Bronson, Chuck Norris, Sylvester Stallone o Steven Seagal, hay un placer culpable en observar a esos machos alpha matar sin ningún tipo de traba moral a todo tipo de malhechores, ya sean meros rateros callejeros o terroristas internacionales. Uno de los últimos en sumarse a este prestigioso clan ha sido Gerald Butler con el personaje el Mike Banning. Presentado en “Objetivo: La Casa Blanca”, este agente del servicio secreto a cargo de la protección del presidente de los Estados Unidos de América, regresa con la misma mala uva en su segunda parte, “Objetivo: Londres”, donde, siguiendo las reglas no escritas de las secuelas de acción, el espectro de acción de la historia amplía su círculo geográfico. Si en la anterior todo transcurría dentro de la Casa Blanca, aquí los protagonistas van a tener que desplazarse por la ciudad de Londres, donde los villanos de la historia no sólo tendrán entre sus objetivos a los dirigentes del G-8, sino también, al más puro estilo Roland Emmerich, algunos de los enclaves icónicos de la capital británica.
“Objetivo: La Casa Blanca” fue una cinta que sorprendió gracias sobre todo a la estupenda puesta en escena de Antoine Fuqua y al trabajo de Gerard Butler al frente de un heterodoxo reparto. La cinta apostaba por recuperar el esquema argumental de “La Jungla de Cristal”, manteniendo el mismo tono de acción directa y humor irónico que definió la cinta de John McTiernan y, por extensión, a gran parte del actioner de los 80. A esto se sumaba unas altas dosis de nacionalismo americano, con esos planos enfáticos de la bandera y la apología del modo de vida estadounidense que hacían sus protagonistas a la hora de afrontar el ataque de un grupo terrorista coreano. Si en esta primera entrega se avalaba el papel imperialista e intervencionista de los Estados Unidos, la nueva aventura de Mike Banning se enarbola directamente como una apología de algunos de los rasgos más cuestionables de la política exterior del país. Tras un arranque en el que somos testigos de la capacidad del ejército estadounidense para eliminar a distancia a sus enemigos (en este caso un terrorista y traficante de armas) sin importarle llevarse de por medio a civiles inocentes, la película no duda en un instante en dejar clara su opinión sobre los aliados del mundo libre a los que describe de manera caricaturesca y ridícula antes de eliminarlos de un plumazo. Sólo los británicos (al fin y al cabo, histórica, política y culturalmente emparentados con los estadounidenses) se salvan de la quema, aunque dejando claro que el fallo de seguridad les corresponde a ellos. Una vez metidos en acción, la forma de actuar de Banning y su desprecio hacia sus enemigos nos dibujan un protagonista con altas capacidades en el cuerpo a cuerpo o con el uso de las armas, prácticamente invulnerable, pero moralmente controvertido. Como sucediera con la proliferación de los John Rambo en el cine de los 80 en plena era Reagan, aquí tenemos un héroe más acorde a los postulados abanderados por Richard Trump que de la era Obama (a pesar de que la representación que se hace del presidente de los Estados Unidos intenta ser más moderada, frente a la falta de remilgos de Banning). Afortunadamente, nos encontramos ante una obra de ficción y no la vida real. Lo que fuera de la pantalla a nosotros particularmente nos parecería una actitud reprobable, en la película no deja de apelar a un cierto sentimiento primigenio y cavernario que aporta un toque lúdico y festivo a la cinta.
Si ya en la anterior entrega, el guion abusaba de situaciones inverosímiles y desproporcionadas (como el ataque inicial a la Casa Blanca), aquí el exceso adquiere niveles más descabellados, obligando al espectador a forzar su suspensión de incredulidad si quiere disfrutar de la película. La concatenación de aparatosas secuencias de acción, diálogos monolíticos y personajes estereotipados no permiten más que aceptar la película como lo que es, un divertimento ruidoso y exagerado, más cercano al lenguaje de videojuegos bélicos de última generación que a aquel guiño al actioner de los 80 de la primera parte. La puesta en escena de Babak Najafi es vibrante en las secuencias de acción, con algunos momentos notables, como la persecución automovilística por las calles de Londres o el tiroteo del clímax final. Sin embargo, no resulta tan diestro (tampoco el libreto se lo permite) en los momentos de descanso entre traca y traca, cuando los personajes ponen el seguro a las armas y rompen la tensión con diálogos de escaso peso dramático. Ahí depende del carisma de intérpretes como Gerarld Butler, Aaron Eckhart o Morgan Freeman para salvar los muebles y defender el rancio discurso ideológico de la cinta.
Llama la atención en una cinta de acción de estas características la pobreza de los efectos digitales. Es cierto que “Objetivo: Londres” se ha tenido que conformar con un presupuesto inferior a su predecesora, pero algunas composiciones digitales, cuyo objetivo es aportar espectacularidad a la cinta, parecen sacadas más bien de alguna de las chapuceras producciones de Asylum. Afortunadamente, son pocos los momentos en los que se recurre a estos efectos y se apuesta más por la acción física, ya sea automovilística o con coreografías de combate cuerpo a cuerpo. Como en la anterior entrega, la partitura musical vuelve a recaer en manos de Trevor Morris, quien ofrece un ejercicio potente, recuperando el leitmotiv nacionalista de la primera entrega y aportando con la orquesta una enérgica sonoridad a la película. De esta manera, al igual que en “Objetivo: La Casa Blanca”, la música, sin ser una obra especialmente memorable, sí se convierte en uno de los principales aliados de la narración, aportando un trasfondo emocional a los personajes e incrementando  la espectacularidad de la acción.

A todos los niveles, esta nueva aventura de Mike Banning resulta un producto inferior a la película original, pero desde una perspectiva desprejuiciada y meramente lúdica, puede suponer un agradable entretenimiento para los amantes del cine de acción.

viernes, 22 de abril de 2016

ESTRENOS DEL 22 DE ABRIL

Aunque había quien dudaba de las posibilidades de “El Libro de la Selva”, la nueva versión de Disney del clásico de Rutyard Kipling se ha saldado como uno de los grandes éxitos del año. Con 3.879.566 € en su primer fin de semana, se ha convertido en el estreno más taquillero de lo que llevamos de 2016 en España, desbancando a “El Renacido”. El tercer fin de semana en cartelera tampoco le ha funcionado mal a Paco León y su “Kiki. El Amor se Hace”, que suma unos nuevos 751.089 € que le mantienen en segundo puesto y ya supera los 500.000 espectadores. Menos fortuna está teniendo “Las Crónicas de Blancanieves. El Cazador y la Reina del Hielo”, que baja a tercera posición y sólo recauda 583.672 €, mientras que “Objetivo: Londres” se queda en 505.502. Cierra el ranking “Julieta” que desciende a cuarto puesto con 348.515 €. Aprovechando la ventana existente entre “El Libro de la Selva” y la llegada de “Capitán América. Civil War”, este fin de semana tiene especial presencia el cine europeo. Con dos comedias de producción francesa (“Los Recuerdos” y “Bienvenidos a Alemania”), el título estrella de la semana tiene firma española, “Toro”, mientras que desde Estados Unidos nos llega la cinta de corte religioso “Los Milagros del Cielo”. (Datos taquilla: Rentrak)   
Comedia con toques de drama, “Los Recuerdos” es un nuevo ejemplo de película de producción francesa que llega a nuestras carteleras avalada por el tremendo éxito obtenido en su país natal. El director Jean-Paul Rouve adapta aquí la novela de David Foenkinos y nos ofrece una historia intergeneracional, con un trío protagonista que abarca tres estratos familiares (la abuela, el hijo y el nieto), interpretados por actores también representativos de tres generaciones: Annie Cordy, Michel Blanc y Mathieu Spinosi.
Romain tiene 23 años y mantiene una tierna relación con su dicharachera abuela. Los padres de Romain toman decisiones por ella, como internarla en una residencia de ancianos. Ella se pregunta qué diablos hace allí. Un día decide desaparecer. Romain irá en su búsqueda ayudado por Los recuerdos.
Con un título en español que no esconde su guiño al éxito de “Bienvenidos al Norte”, “Bienvenidos a Grecia” comparte con la cinta de Dany Boon su juego con los clichés culturales, en esta ocasión, entre alemanes y griegos. Aprovechando el contexto actual europeo y la situación de la crisis económica, esta cinta de producción alemana, dirigida por Aron Lehmann, contrasta el carácter eficiente y pragmático de los alemanes con la personalidad lúdica y despreocupada de la Europa del Sur. Protagonizan la cinta Christoph Maria Herbst, Adam Bousdoukos, Akilas Karazisis y Georgia Tsagaraki.
Jörg Geissner trabaja para un banco alemán que va a financiar la construcción de un hospital y una planta energética en Paladiki, una pequeña isla griega. El banco, ante las dudas y recelos que le genera todo lo relacionado con Grecia y los griegos, envía a Jörg a controlar sus inversiones. Éste, al llegar a su destino, se da cuenta que no hay nada construido. Lo que para Jörg comienza como un terrible viaje a un lugar remoto donde todo son problemas y malas noticias, con el paso de los días y el contacto con los habitantes de Paladiki Jörg cambiará su opinión sobre Grecia y los griegos. Esta fabulosa y desternillante comedia narra en clave de humor las diferencias entre alemanes y griegos y cómo en realidad, todos somos más parecidos de lo que creemos.
Si bien aún no se ha instaurado en nuestro país, hay un fenómeno que se ha ido generando de manera discreta pero segura en las carteleras estadounidenses, y es la proliferación de películas de corte religioso basadas en la fe cristiana. Uno de los principales ejemplos de esta modalidad fue “El Cielo es Real”, estrenada en 2014 y protagonizada por Gregg Kinnear. Este título es sin duda un referente directo para el estreno esta semana de “Los Milagros del Cielo”, también inspirada en un hecho real y que narra el caso de Anna Beam, una niña de 10 años que se curó milagrosamente de una enfermedad rara, para la que los médicos no tenían tratamiento. El guionista Randy Brown se encarga de adaptar la novela de Christy Beam (madre de la Anna), mientras que la dirección corre a cargo de Patricia Riggen, de la que próximamente podremos ver “Los 33”, adaptación de otro caso real, el de los mineros chilenos que quedaron sepultados durante 69 días. “Los Milagros del Cielo” está protagonizada por  Jennifer Garner y Kylie Rogers, como madre e hija, y a las que les acompañan Martin Henderson, Brighton Sharbino, Queen Latifah y John Carroll Lynch, entre otros.
Cuando Christy descubre que su hija de 10 años Anna tiene una enfermedad rara sin solución, se convierte en una feroz defensora de la búsqueda de una cura para su hija. Tras el dramático rescate de Anna, quien sufre un extraño accidente, una serie de milagros comienzan a sucederle a su familia, dejando a los médicos y a la comunidad desconcertados y emocionados.
El thriller se ha convertido en uno de los géneros más rentables del cine español reciente. Aún con “Cien Años de Perdón” en cartelera, nos llega ahora “Toro”, segundo largometraje de Kike Maíllo, Goya a mejor director novel en 2012 por la cinta de ciencia ficción “Eva”. Con guion de Rafael Cobos y Fernando Navarro, la cinta cuenta con un reparto de ases encabezado por Mario Casas, Luis Tosar, José Sacristán y Ingrid García Jonsson.
Dos hermanos se reencuentran después de cinco años. Uno ha estado en la cárcel. El otro ha robado a un peligroso perista y ahora huye junto a Diana, su hija pequeña. Los tres emprenden un viaje por una Andalucía violenta, mítica, agreste y salvaje. Un viaje en el que aparecen las viejas heridas del pasado y en el que los hermanos se ven obligados a reconciliarse para salvar la vida.

lunes, 18 de abril de 2016

“LAS CRÓNICAS DE BLANCANIEVES. EL CAZADOR Y LA REINA DEL HIELO” O CÓMO INTENTAR SALVAR UNA FRANQUICIA CONDENADA.

En plena moda de revisión de los personajes clásicos de los cuentos populares, en el año 2012 coincidieron en nuestras pantallas tres versiones diferentes de “Blancanieves”. La versión pergeñada por Universal buscaba apartarse de la estética creada por Walt Disney para el que fuera su primer largometraje de animación y apostar por un mundo de fantasía heredero del universo Tolkieniano establecido por Peter Jackson para su trilogía de “El Señor de los Anillos” y otras múltiples referencias cinematográficas. Con un presupuesto de 170 millones de dólares y una recaudación cercana a los 400 millones, no es de extrañar que el estudio haya querido seguir rentabilizando aquella “Blancanieves y La Leyenda del Cazador”, reconvirtiéndola en el inicio de una franquicia. El mayor obstáculo era que para la segunda entrega no iba a poder contar ni con su protagonista (Kristen Stewart), ni con el director (Rupert Sanders). Para solventar esto se introduce un argumento paralelo, se le concede todo el protagonismo al personaje del Cazador, se generan nuevos personajes y, ya de paso, se rescata a una Charlize Theron en el papel de la malvada reina Ravenna, responsable de las mejores críticas de la anterior película.
“Las Crónicas de Blancanieves. El Cazador y la Reina del Hielo” vuelve a aprovecharse del éxito de otra adaptación de un cuento tradicional de la Disney, aunque en este caso la referencia es más cercana en el tiempo. Si la casa del tío Walt ha encontrado una nueva gallina de los huevos de oro con “Frozen”, esta secuela toma prestado también al personaje de las Reina de las Nieves del cuento de Hans Christian Andersen para crear a Freya, hermana de Ravenna (y de la que no habíamos sabido nada en la anterior entrega, igual que en ésta se ignora por completo al personaje de Finn, el otro hermano de la Reina al que daba vida Sam Spruell). Si en la anterior película el tema principal era el miedo a envejecer y a ser sustituida por una mujer más joven de Ravenna, aquí el conflicto lo genera el bloqueo emocional de Freya ante el dolor por la pérdida de sus seres queridos. La reina del hielo no sólo congela todo rasgo afectivo en su interior, sino que busca también extinguir cualquier apego amoroso entre los que la rodean.
La cinta no puede ocultar su naturaleza de secuela forzosa. Esa localización temporal de la historia, a medio camino entre precuela y continuación, reconstruyendo la historia para ajustarla a las características del nuevo argumento y forzando una explicación que justifique la ausencia de Blancanieves es un condicionante que se impone al espectador pese a tratarse de un recurso facilón y tramposo. No sólo se impone la presencia de una hermana de la que previamente no se había hecho ninguna mención, sino que se fuerza también toda la trama romántica del Cazador, subvirtiendo aquellos elementos que se habían narrado en la primera película, y se busca una justificación absurda y carente de antecedentes para explicar el regreso de Ravenna. De esta manera, la película tarda en encontrar su ritmo, al verse abocada a una doble introducción que alarga el inicio de la película. Tampoco es que el resto del guion se luzca por su brillantez. Tal vez consciente del salto de fe que le exige al espectador, el resto de la película transita por caminos ya conocidos y trillados, repitiendo clichés y sin demasiado interés por llevar a los personajes más allá del estereotipo y lo previsible. Sin duda había mucho más donde rascar en el cuarteto protagonista, que acaba ampliamente desaprovechado, especialmente todo lo referente al personaje de Freya. Afortunadamente, como contrapeso a esto, la cinta cuenta con un reparto de actores capaces de sostener sobre sus hombros y dar presencia a sus exiguos personajes.    
Chris Hemsworth sigue revelándose como un actor con carencias interpretativas, pero se sabe desenvolver con soltura en este registro aventurero y socarrón, así como en las secuencias de acción. Por otro lado, sustituir a Kristen Stewart por Emily Blunt y Jessica Chastain no puede haber sido mejor idea. La protagonista de “Crepúsculo” era uno de los principales lastres que sufría la anterior película, mientras que aquí las dos actrices resultan imprescindibles para levantar a sus personajes más allá de lo esbozado en el guion. Blunt interpreta a Freya con convicción y le aporta ese componente fatalista y afligido que los guionistas no han sabido desarrollar en el libreto, mientras que Chastain resulta convincente en su rol de guerrera y se esfuerza por marcar la dualidad emocional que divide al personaje de Sara. Eso sí, una vez más, el premio lo obtiene una Charlize Theron maquiavélica y desbocada, que, pese a contar con poco tiempo en pantalla, logra recuperar aquellos elementos que convirtieron a Ravenna en la gran villana de la anterior entrega. La actriz logra que nos olvidemos de lo insulso de su justificación en pantalla y se dedica a trasmitir maldad en cada uno de sus planos. Finalmente, los personajes de los enanos, interpretados por Nick Frost (de nuevo en la piel de Nion, el único de los amigos de Blancanieves que repite en esta segunda parte), Rob Brydon, Sheridan Smith y Alexandra Roach, se encargan de cubrir el apartado humorístico, ganándose así un puesto en la historia y aportando una ligereza que ayuda a que la cinta sea más entretenida (aunque más allá de ahí no proporcionen mucho más a la película).  
Cedric Nicolas-Troyan recoge el testigo de Rupert Sanders, ofreciendo una puesta en escena igual de funcional y despersonalizada. El realizador consigue que la película resulte visualmente atractiva, que cuente con secuencias de acción bien rodadas y donde los efectos especiales están bien integrados (no por nada, aparte de director de segunda unidad, fue también el responsable del apartado visual de la entrega anterior). Sí se aprecia que para esta secuela se ha contado con un presupuesto notablemente inferior. Si bien, la cinta sigue luciendo como una producción de fantasía de Hollywood, no puede ocultar unas orígenes más modestos. Si la anterior apelaba al tono épico, aquí se suavizan las ansias de trascendencia de la historia y los personajes y nos quedamos con un relato meramente aventurero. La realización de Nicolas-Troyan tampoco ambiciona ese despliegue visual que ostentaba Sanders, aunque esto acaba resultando en favor de la película. La falta de pretensiones de la cinta conlleva un nivel de exigencia menor y el resultado final acaba más cercano de las expectativas depositadas en el espectador. El estupendo diseño de producción (a destacar, como en la anterior, el espléndido trabajo de vestuario de Colleen Atwood), el ajustado, pero bien empleado, uso de los efectos digitales y una partitura sinfónica de corte aventurero por parte de James Newton Howard ayudan también a que como público nos dejemos llevar por el tono sencillo y festivo de la película, llegando casi a atenuar la fruslería de su guion.   

“Las Crónicas de Blancanieves. El Cazador y la Reina del Hielo” es una película para ver y olvidar, un entretenimiento fatuo y sin pretensiones. ¿Deberíamos exigir más? Sí, pero para un día tonto nos vale.  

viernes, 15 de abril de 2016

ESTRENOS DEL 15 DE ABRIL

Llegó con intención de liderar la taquilla y así ha sido. “Las Crónicas de Blancanieves: El Cazador y la Reina del Hielo” se convirtió en la cinta más vista el pasado fin de semana en nuestro país, aunque sus 1.245.499 € de recaudación han quedado muy por debajo de lo esperado. No fue, de todos modos, un fin de semana especialmente boyante en lo referente a lo cinematográfico. Los otros dos estrenos fuertes quedaron también por debajo de lo que se esperaba. “Objetivo: Londres” se tuvo que contentar con la tercera posición y 816.078 € en caja, mientras que Pedro Almodóvar se enfrentaba a su estreno más flojo en 20 años (610.590 €). “Julieta” quedó en quinta posición, aunque también es cierto que tuvo un estreno más limitado que los anteriores trabajos del manchego y que la media de recaudación por sala le ha sido muy favorable. La cinta que quedó mejor parada fue “Kiki. El Amor se Hace”, que aumenta su recaudación (906.392 €) con respecto a la semana anterior (874.059 €) y se parapeta fuerte en la segunda posición. Por su parte, “Batman V Superman. El Amanecer de la Justicia” sigue perdiendo fuelle de manera rápida, bajando a cuarta posición con tan sólo 659.631 €. Esta semana nos llegan seis estrenos que curiosamente podemos combinar por pares. Tenemos dos thrillers policíacos (“Redención” y “El Secreto de una Obsesión”), dos historias reales (“Race. El Héroe de Berlín” y “The Lady in the Van”) y dos adaptaciones de clásicos de la literatura universal (“Victor Frankenstein” y “El Libro de la Selva”). (Datos taquilla: Rentrak)
El éxito editorial de la trilogía Millenium de Stieg Larsson abrió todo un universo de literatura policíaca al mercado internacional, que poco a poco también se ha ido extendiendo al terreno cinematográfico. Si bien su carrera literaria viene de más atrás, el escritor danés Jussi Adler-Olsen ha sido uno de los beneficiados por esta nueva moda, especialmente gracias a su saga de “Los Casos del Departamento Q”, iniciada en 2011 y que, de momento lleva seis entregas. En los últimos años hemos podido ver cómo estas obras han sido adaptadas al cine con gran éxito dentro del mercado danés, y con cierta repercusión en las taquillas internacionales. Las dos primeras películas, “Misericordia (Los Casos del Departamento Q)” y “Profanación (Los Casos del Departamento Q)”, estuvieron dirigidas por Mikkel Nørgaard, y esta semana nos llega a las carteleras la tercera “Redención (Los Casos del Departamento Q)”, ahora bajo la realización de Hans Petter Moland, convertida en su país de origen en la más rentable de las tres y convertida en el estreno más taquillero de una película danesa en su territorio nacional. Como en las dos anteriores, el guion vuelve a estar adaptado por Nikolaj Arcel y el papel de los detectives Carl Mørck y Assad están interpretados nuevamente por Nikolaj Lie Kaas y Fares Fares.
Un antiguo mensaje es encontrado en una botella en Escocia tras un largo viaje a través del océano. La nota es difícil de descifrar, pero cuando el investigador danés del departamento Q lo consigue, tratará junto a su particular equipo de resolver otro diabólico caso abandonado a pesar de que las huellas de este prácticamente han desaparecido.
La figura del atleta Jesse Owens ha generado mucha literatura y ya ha sido abordada en varias ocasiones por el cine y la televisión. El último acercamiento a su leyenda lleva por título “Race. El Héroe de Berlín”, co-producción entre Francia, Alemania y Canadá que abarca no sólo su hazaña durante las Olimpiadas de 1936 en Alemania, sino también parte de su vida anterior. Para protagonizar el papel principal se ha escogido al actor Stephan James, visto en “Selma”, reservando los nombres más conocidos para los roles secundarios: William Hurt, Jeremy Irons, Jason Sudeikis o Carice van Houten. La cinta está dirigida por Stephen Hopkins, cineasta que tuvo su momento de mayor éxito durante la década de los 90, tras enlazar títulos como “Pesadilla en Elm Street 5”, “Depredador 2”, “Los Demonios de la Noche” o “Perdidos en el Espacio”. Tras esta adaptación del clásico televisivo su carrera se dirigió más al terreno catódico, donde ha participado en series de éxito como “24”, “Californication” o “House of Lies”. “Race. El Héroe de Berlín” supone su regreso a la gran pantalla desde que en 2007 dirigiera la cinta de terror “La Cosecha”.
El coloso de la velocidad Jesse Owens saltó a la fama durante los Juegos Olímpicos de 1936, cuando dejó al planeta boquiabierto con unas marcas espectaculares que echaron por tierra la teoría de la supremacía de la raza aria de Adolf Hitler.
Alan Bennet es un reputado dramaturgo y escritor británico, con una extensa relación con el cine y la televisión. Dos de sus trabajos cinematográficos más recordados están vinculados con la carrera del director Nicholas Hytner, quien adaptó al cine sus obras (“La locura del rey Jorge”, “The History Boys” (esta última ganadora del premio Tony a la mejor obra teatral en 2006). Director y dramaturgo han vuelto a coincidir con “The Lady in the Van”, adaptación de la novela autobiográfica de Bennett “La Dama en la Furgoneta”. Protagonizada por Maggie Smith (nominada al Globo de Oro a la mejor actriz de drama por este papel) y Alex Jennings, la cinta combina humor y drama utilizando además como localización la calle y en la casa en la que vivieron todos realmente esos años Bennett y la señorita Shepherd.
La señorita Shepherd era una mujer de orígenes inciertos que aparcó “temporalmente” su furgoneta en el acceso de la casa de Alan Bennett en Londres y se quedó a vivir allí durante 15 años. Lo que empieza como un favor a regañadientes se acaba convirtiendo en una relación que cambiará las vidas de ambos.
En 2009, el director Juan José Campanella rodó “El Secreto de Sus Ojos”, adaptación de la novela “La Pregunta de sus Ojos” de Eduardo Sachieri. La cinta supuso todo un hito del cine argentino, consiguiendo un gran éxito internacional en taquilla y recopilando un total de 51 premios, incluyendo el Oscar a mejor película de habla no inglesa (el segundo que obtenía Argentina tras “La Historia Oficial” de Luis Puenzo en 1986). Esta estatuilla de la Academia de Hollywood le abrió las puertas para una versión estadounidense que ha escrito y dirigido Billy Ray, cineasta autor de títulos como “El Precio de la Verdad” o “El Espía” (además de guionista de “La Sombra del Poder”, “Capitán Phillips” o “Los Juegos del Hambre”). En este remake USA, Chiwetel Ejiofor es el encargado de sustituir a Ricardo Darín, mientras que Nicole Kidman interpreta el papel heredado de Soledad Villamil y Julia Roberts parece ocupar el puesto de Guillermo Francella.
Dos investigadores del FBI son relevados de su puesto cuando aparece asesinada la hija de uno de ellos. Trece años más tarde, tras una búsqueda incansable del asesino, encuentra una pista.
La novela “Frankenstein” de Mary Shelley no sólo ha sido una de las más adaptadas al cine, sino que además ha sido objeto de mil y una reinterpretaciones y variantes. La última nos llega de la mano del director Paul McGuigan (“El Caso Slevin”) y el guionista Max Landis (“Chronicle”), quienes han querido en esta ocasión darle más relevancia al personaje de Igor, aquí interpretado por el actor Daniel Radcliffe, mientras que la figura del científico aristócrata corre a cargo de James McAvoy. El rol femenino está interpretado por Jessica Brown Findlay, quien interpreta a Lorelei, con la que Igor entabla una relación romántica; por otro lado, Andrew Scott encarna al inspector responsable de investigar el caso y Spencer Wilding se encarga de la Criatura.
El fanático científico Víctor Frankenstein y su igualmente brillante protegido, Igor Strausman, comparten la noble visión de ayudar a la humanidad a través de sus revolucionarias investigaciones en busca de la inmortalidad. Pero los experimentos de Víctor van demasiado lejos y su obsesión tiene terribles consecuencias. Sólo Igor puede hacer que recupere la cordura y salvarlo de su monstruosa creación.
“El Libro de la Selva” se convirtió en 1967 en el decimo noveno largometraje de Walt Disney, quien falleció durante su producción. Basado en la novela original de Rudyard Kipling, publicada en 1894, la cinta se convirtió de manera instantánea en uno de los grandes clásicos del cine de animación. Ahora la Disney regresa a la obra original para presentar una nueva versión, en esta ocasión en imagen real, aunque con todos los personajes animales creados digitalmente. La cinta, dirigida por Jon Favreau, combina también elementos de la película del 67, como algunas de las canciones de los hermanos Sherman, además de algunos temas nuevos creados por Richard Sherman, el único de los hermanos que sigue con vida. La partitura original corre en este cargo a manos de John Debney, quien recoge el testigo de George Burns. Para el papel de Mowgli se ha escogido al debutante Neel Sethi, mientras que la versión original recoge las voces de grandes artistas como Bill Murray (Balú), Ben Kingsley (Bagheera), Christopher Walken (el Rey Louie), Idris Elba (Shere Khan), Scarlett Johansson (Kaa), Giancarlo Esposito (Akeela) o Lupita Nyong’o (Raksha).

Mowgli es un niño humano criado por una manada de lobos y que únicamente conoce el mundo animal de la selva. Cuando el tigre Shere Khan, que lleva las cicatrices del Hombre, amenaza con matarle, el joven se ve obligado a dejar el único hogar que ha conocido y regresar con los suyos. Acompañado por el oso Balú y la pantera Bagheera se embarca en un fascinante viaje de autodescubrimiento.

miércoles, 13 de abril de 2016

“BREGANDO HISTORIAS”. DANDO VOZ AL CINE CANARIO

Una de las primeras preguntas que plantea el documental “Bregando Historias” de Nacho Bello es qué es el cine canario. Viendo este trabajo da la impresión de que el cine canario es un eterno retorno, un circunloquio que nunca se resuelve y que hasta que no salga de esa trayectoria circular que le hace repetir una y otra vez los mismos errores, difícilmente conseguirá asentar ese elemento de profesionalización del que tanto se habla a los largo de los 80 minutos de metraje, pero que tan difuso parece.
El director Nacho Bello, el guionista Jose Acevedo y la productora Ana Pérez, junto con el resto de su equipo, han desarrollado un interesante trabajo documental donde han querido reunir de manera plural y diversa las voces de un gran número de realizadores de las islas. En la película se convocan diferentes enfoques, distintas generaciones y diversos departamentos (directores, productores, actores, representantes de organismos oficiales y críticos) del audiovisual canario. Evidentemente faltan voces (particularmente echamos en falta gente como el director Juan Carlos Fresnadillo, el guionista Andrés Koppel o el productor Chano Álvarez), pero no es fácil poder convocarlos a todos y menos con una producción tan modesta como ésta. Por ello, creemos que lo principal es, sobre todo, felicitar a los realizadores por tan titánico trabajo que debería ser de referencia obligada para todo aquel que quiera acercarse al estado de la cuestión del sector audiovisual en Canarias.

“Bregando Historias” toca, sin duda, diferentes puntos de tensión dentro de la situación del sector, pero no lo hace con ánimo de controversia, sino todo lo contrario, buscando un tono conciliador y queriendo acercar posturas. Hay puntos de conflicto externos, como son las dificultades de financiación, de distribución, la falta de apoyos oficiales o de un plan estratégico que ayude al desarrollo de una industria cinematográfica en las islas, pero, sobre todo, una falta de conexión con el público. Por otro lado encontramos en el documental un importante conflicto interno, que, en rasgos generales, queda representado por la dicotomía entre un tipo de cine narrativo y otro de corte más experimental. Todos están de acuerdo en que hace falta unión para solventar los problemas que coartan al sector, pero cada uno parece esperar a que sean los demás los que se acerquen a su rama y no se aprecia intención de dar el brazo a torcer.
La crítica debe jugar también un papel importante en esta divulgación del cine que se realiza en Canarias. Desde aquí queremos agradecer a los responsables del documental que contaran con nosotros para representar este apartado en la película, pero sí es cierto que hay mucha carestía en lo que se refiere al análisis y la difusión del audiovisual en los medios. Precisamente uno de los temas que se toca de soslayo y que deberían haber contado con más presencia en el documental es la función de medios como la televisión para apoyar y dar a conocer este cine. Desde este modesto blog queremos también entonar un mea culpa, ya que si bien siempre ha sido un apartado que hemos querido promover, sí es cierto que lo hemos tenido desatendido desde hace varios meses. Sirva la presente crítica a este documental también como propósito de enmienda.  
La película se apoya principalmente en las múltiples entrevistas realizadas, estableciendo una cierta progresión en los temas a tratar, pero evitando manipular o mediatizar las respuestas de los protagonistas. Hay, como es de suponer, mucho material que ha quedado fuera de este montaje, y seguro que también material de gran interés, pero se prioriza un producto ameno e ilustrativo, que evita las redundancias, pero sí contrasta los puntos de vista. Todo ello acompañado con imágenes de recurso de diferentes trabajos de los cineastas entrevistados, siendo éste, a nuestro entender, el punto más endeble de la película, por lo arbitrario de la colocación de algunos de estos clips.

“Bregando Historias” no ofrece respuestas, no es si objetivo. Su propósito es más bien ofrecer un acercamiento y apuntar la situación del sector. Es necesario continuar el trabajo aquí planteado y seguir indagando no sólo en las características del cine en Canarias o su identidad, sino también en ese camino aún por resolver hacia la construcción de una industria estable y duradera.  

martes, 12 de abril de 2016

“ORGULLO ­+ PREJUICIO + ZOMBIS”. NI AUSTEN, NI ROMERO

Publicada en 1813, “Orgullo y Prejuicio” no sólo supone el ejemplo más representativo de la obra de su autora, Jane Austen (responsable también de otros hitos literarios como “Sentido y Sensibilidad”, “Emma” o “Persuasión”), sino también uno de los grandes títulos de la literatura británica universal. Construida a modo de sátira romántica, donde la autora deconstruía las claves de los patrones sociales de la clase alta de la época y establecía un discurso crítico hacia el elitismo imperante y la delicada posición de la mujer en la sociedad, la novela ofrecía además una de las más releídas y queridas historias de amor que nos ha dejado la letra impresa, la protagonizada por Elisabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy. La modernidad de las historias de Jane Austen la ha convertido también en una de las autoras más adaptadas al cine o la televisión, profusamente reinterpretada por esos juegos metafictivos propios del postmodernismo. En cine hemos encontrado adaptaciones canónicas de su obra, como “Orgullo y Prejuicio” de Joe Wright, y reescrituras como “Bodas y Prejuicios” de Gurinder Chadha (que contaba la historia de Elisabeth Bennet con formato del cine de Bollywood) o “Fuera de Onda” de  Amy Heckerling (traslación de la historia de “Emma” al contexto juvenil de un instituto estadounidense de los años 90 del siglo XX). Pese a este afán por modernizar y recontextualizar la obra de Jane Austen, no podemos negar que transformar una obra de la literatura universal como “Orgullo y Prejuicio” en un relato de apocalipsis zombi fue, como mínimo, una apuesta osada por parte del escritor Seth Grahame-Smith, de igual manera que convertirla, tras el éxito de la novela, en una película fue un paso previsible. Sin embargo, Hollywood siempre se ha caracterizado por ser mucho más conservador que el mercado editorial y trasladar esta historia a la gran pantalla requería la audacia de llevar el concepto al límite del pastiche y la psicotronía, algo que lamentablemente no ha sucedido.     
De acuerdo con la novela de Grahame-Smith, la película nos sitúa en una Gran Bretaña asolada por los efectos colaterales de la Peste Negra, esto es, un levantamiento de los muertos que acaba recluyendo a los vivos en pequeños bastiones de resistencia, eso sí, lujosamente decorados y manteniendo un microcosmos social marcado por el elitismo de las clases altas. De esta manera, al igual que la novela en la que se basa, la película sigue de manera más fiel de lo que cabría esperar el esquema narrativo de Jane Austen, incluyendo la delicada situación económica de los Bennet, el choque de personalidades entre Elisabeth y Darcy, el romaticismo naïf de Jane y Bingley, el idealismo artificioso de Wickhan o las bufonadas del señor Collins. Sin embargo, mientras que la obra de Austen se caracterizaba por la sutilidad y su forma delicada de tratar importantes cuestiones sociales con el formato aparentemente ligero de una trama amorosa, la obra de Grahame-Smith apostaba por la truculencia y el trazo grueso, algo que la adaptación cinematográfica no ha sabido (o no ha querido) capturar en toda su extensión.
Empecemos por los aspectos, a nuestro entender, más destacables de la película. Ahí tendríamos que aplaudir la excelente labor de casting, con unos espléndidos Lily James y Sam Ripley, que se ajustan tanto a la descripción austeniana de Elisabeth Bennet y el Sr. Darcy como a las coreografías de acción post-Matrix; Matt Smith roba la función cada vez que entra en escena con su juguetona representación del Sr. Collins; y las apariciones de Charles Dance y Lena Headey, aunque breves, aportan un notable caché interpretativo a la cinta. Encontramos en la película también una excelente labor de diseño de producción, especialmente de vestuario. Si bien, el punto de partida es la parodia del género, lo cierto es que estos apartados han sido desarrollados de manera rigurosa, de modo que se enfatiza así el contraste entre los componentes decimonónicos y la introducción del elemento fantástico con la presencia de los zombis.
Si bien hay quien se podría rasgar las vestiduras por esta representación paródica del universo de Jane Austen y la “desacralización” de una obra maestra de la literatura universal, nosotros no podemos más que ponernos en el otro extremo, igual de indignados, pero no por los excesos de la película sino por su recato. La producción se sabe potencialmente iconoclasta, pero, en nuestra opinión, ante el riesgo de perder espectadores, prefiere no quemar todas sus naves y se encalla en tierra de nadie. Demasiado insustancial para Jane Austen y muy poco salvaje para un apocalipsis zombi. El resultado tiene destellos de lo que podría haber sido, pero hubiese necesitado una mayor valentía a la hora de cumplir con sus objetivos y un director más heterodoxo que Burr Steers, quien se desenvuelve con pulcritud, pero es incapaz de aportar el toque de exceso e irreverencia que requería la película. En nuestra opinión, a la cinta le falta un tono más folletinesco, le falta sangre y, sobre todo, le faltan zombis (dudamos que George A. Romero estuviera de acuerdo en definir como tales lo que sale en pantalla).
Al final, ya sea por exceso o por defecto, lo cierto es que nos encontramos ante una cinta fallida, a la que no le podemos negar aspiraciones bienintencionadas, pero que posteriormente no se atreve a acometer, desperdiciando así las bonanzas de su reparto y su diseño de producción.