El pasado martes 17 de mayo en los Multicines Renoir Price de Santa Cruz de Tenerife y el 19 de mayo en el Teatro Guiniguada de Las Palmas, el Gobierno de Canarias, a través de su programa Islas de Cine, presentó el estreno de cuatro cortometrajes que han contado con el apoyo a la producción en las convocatorias que van desde 2008 a 2010. Estos nuevos filmes eran "Entre fogones", de Patrick Bencomo; "Libi2", de Jesús Olmo; "La criada", de Javier F. Caldas, y "Ridícula", de Domingo G. González. Cuatro propuestas muy diferentes entre sí, pero que, por regla general, coincidían curiosamente en la búsqueda de una cierta impostura genérica a la hora de abordar sus respectivas historias.
"Entre fogones" es el cuarto cortometraje de Patrick Bencomo y cuenta, a lo largo de 18 minutos, la historia de Marta, una joven que empieza a trabajar en el restaurante de su padre al haber abandonado sus estudios. En él conocerá a Andrés, que no sabe que es hija del dueño y con quien se dará una historia de amor imposible por la diferencia entre sus mundos. Este cortometraje, que el pasado mes de marzo ya formó parte de la selección de CineEscena. Festival Internacional de Cine Gastronómico Ciudad de La Laguna, fue presentado por su director como una comedia romántica que asume todos los clichés del género. Efectivamente, en el guión de Eugenia Arteaga y en la puesta en escena de Bencomo podemos apreciar un gusto por asumir situaciones y diálogos propios de este tipo de producciones. Es más, el verdadero interés de la película parte precisamente en su capacidad para replicar estos lugares comunes, con los medios y limitaciones de una pequeña producción. De la película podemos destacar la sencillez y elegancia de su puesta en escena alrededor de la cocina del restaurante, la fotografía de Miguel Nieto y, sobre todo, la labor de actores secundarios como Vicente Ayala o Félix Blackauville, más satisfactoria que la de los dos protagonistas, Carlota Gaviño, Zalo Calero. Sin embargo, el principal hándicap del corto es su resolución. El esperado final feliz sucede sin más, perdiendo así la oportunidad de darle más entidad a esos clichés que la guionista y el director habían ido repartiendo por la escena. El resultado es un cortometraje dulce y agradable, pero que, de haber afinado más algunos términos, hubiese podido hacer que la historia de amor que nos presenta trascendiera más.
La proyección continuó con "Libi2", con guión y dirección de Jesús Olmo, producido por Volcano Films y protagonizado por Patricia Álvarez. Aquí cambiamos de tercio y la impostura de cine romántico es reemplazada por una estética futurista de ciencia ficción que aprovecha los espacios volcánicos de la isla. Con un arranque frío e industrial, la cinta busca presentar el inicio y el final de una relación sentimental desde una perspectiva diferente, distanciada y desafectada, empleando una descripción técnica, casi quirúrgica del encuentro amoroso. Es precisamente en esa presentación de una realidad alternativa, árida y mecánica y su contraste con la calidez del plano terrenal donde el corto obtiene sus puntos más favorables. Olmo se apoya en la simbología para llevar a cabo un trabajo críptico pero accesible, donde la conjunción de la imagen y el diálogo en off juega un papel determinante. Sin embargo, el tramo central de la historia, con un ritmo lánguido y unos diálogos artificiosos, difíciles de desarrollar con fluidez y credibilidad por los actores, acaba pesando en el conjunto de la película.
Tras su paso por el Festival Internacional de Las Palmas, Javier Fernández Caldas estrenó también en Tenerife su último trabajo: "La criada", un corto de 23 minutos protagonizado por Silvia Marsó, Paola Bontempi y Luisa del Hoyo. La historia se centra en el personaje de Maruca, una criada de 45 años que lleva desde muy joven interna en una casa solariega en la Villa de la Orotava. Pasa sus días monótonos y aburridos limpiando y sirviendo a la señora de la casa hasta que ésta fallece y de repente Maruca debe enfrentarse a una realidad que siempre le ha sido vedada. Caldas definió su película como un homenaje al melodrama de los años 50, algo que consigue sobre todo a nivel estético, aunque con un cierto distanciamiento y autoconsciencia que sitúa a este trabajo en territorios postmodernistas más cercanos a las realidades alteradas de un David Lynch, o la cinta “Fotos” de Elio Quiroga, por poner un referente más cercano, que al hiperrealismo de un Pedro Almodóvar. El director introduce a su protagonista en un viaje alucinatorio que la lleva a trascender su propia existencia. El resultado final es chocante pero satisfactorio, siempre y cuando la audiencia se deje llevar por su juego y su narrativa discontinua.
Por último, la sesión se cerró con "Ridícula", de Domingo J. González, su segundo cortometraje en solitario, protagonizado por Montse Germán. Se trata de otro cortometraje que ya había sido presentado con anterioridad en Tenerife (aquí pueden leer la crítica que publicamos en su momento), pero que gracias a esta iniciativa, ahora ha podido ser visto en Las Palmas. De los cuatro trabajos presentados, éste es el que más se aparta del conjunto. Si como veníamos comentando los anteriores juegan con la impostura de diferentes géneros en su discurso (la comedia romántica, la ciencia ficción, el melodrama), “Ridícula”, aunque integrada también en el melodrama, busca todo lo contrario, desnudarse de los artificios y de cualquier recurso aclaratorio para contar su historia a través de sus silencios y elipsis. La cinta, protagonizada de manera casi absoluta por Montse Germán, cuenta la historia de Laura, una mujer de mediana edad que se encuentra en una encrucijada existencial. La actriz desarrolla un trabajo espléndido, consiguiendo transmitir el mundo interior de su personaje de manera minimalista, evitando caer en cualquier exceso melodramático, al igual que la puesta en escena de Domingo González.
Tras la muestra el pasado 28 de abril del Catálogo Canarias en Corto 2010-2011, este estreno de los trabajos que han contado con el apoyo en la producción del Gobierno de Canarias entre 2008 y 2010 supone una nueva y excelente muestra del excelente nivel y creatividad que podemos encontrar entre los cineastas de las islas. Estas cartas de presentación deberían ser motivo suficiente como para demoler prejuicios y generar una mayor apuesta por una industria incipiente, el audiovisual, necesaria para que los profesionales de nuestro territorio puedan seguir creciendo y perfeccionándose.
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