domingo, 5 de agosto de 2012

OBSOLENCIA PROGRAMADA. ROBOTS EN EL CINE.

David-Michael-FassbenderPrometheus
Dentro del cine de ciencia ficción una figura recurrente ha sido siempre la del robot o autómatas en general. El sueño del ser humano por ser capaz de replicar de manera artificial seres de apariencia humana, mejorables gracias al hardware, choca de frente con el miedo a ser sustituidos, o que, con el paso del tiempo, los creadores pierdan su humanidad y no sea posible distinguir entre los seres artificiales y los de carne y hueso. El estreno esta semana de “Prometheus”, con el personaje de David 8, interpretado por Michael Fassbender, nos devuelve esta dicotomía. Repasemos a continuación otros de los ejemplos que ha dado el cine.
golem
Sin ser un robot, una de las primeras aproximaciones a este tema lo podemos encontrar en la figura de “El Golem”, que ya en el folclore medieval y la mitología judía era presentado como un ser animado, fabricado a partir de materia inanimada. En 1920 este personaje fue llevado a la gran pantalla por el director Paul Wegener, a partir de la novela de Gustav Meyrink. A pesar de su imagen amenazadora, el Golem puede ser tanto un ser protector como destructor, dependiendo de la influencia que reciba de los seres humanos. De esta manera en él podemos encontrar una versión primigenia de la criatura de Frankenstein, pero también un ejemplo de lo que más tarde van a representar los robots, el carácter imperfecto del ser artificial al carecer del alma y el libre albedrío del que dispone el hombre.
Metropolis
Entrando ya en materia, uno de los títulos pioneros a la hora de representar la idea del robot, como en tantos otros aspectos, fue la cinta de 1927 de Fritz Lang “Metropolis”. El androide María no sólo se convirtió en uno de los primeros iconos cinematográficos, sino que ya en su trasformación humana dejó claro ese miedo por una figura humana carente de alma y, por lo tanto, de emociones. Lang genera un juego de dobles contraponiendo los valores humanitarios de la María humana con el carácter destructivo de la María androide.
gort
Dando un salto en el tiempo nos encontramos con otro referente robótico destacado en la historia del cine, el amenazador Gort de la cinta de 1951 “Ultimatum a la Tierra”. Cuando el extraterrestre Klaatu llega a la Tierra con un mensaje de advertencia sobre los riegos del carácter autodestructivo del ser humano se lleva consigo a este androide, una especia de policía galáctico, creado para preservar la paz destruyendo todo aquello que la ponga en peligro. Gort es presentado de manera aséptica, no tiene rasgos distintivos, no habla, simplemente se limita a esperar a que se le dé las órdenes oportunas; sin embargo, una vez activado es imparable (salvo con un mensaje preciso: “Klaatu Barada Nikto”).
Tobor_el_grande
La carrera espacial y la Guerra Fría sirvió de telón de fondo para la cinta de 1954 “Tobor, El Grande”, donde con el fin de no sacrificar vidas humanas en el salto al espacio los científicos estadounidenses crean a un prodigio de la robótica denominado Tobor, sin embargo para el bloque soviético se convierte en una anhelada arma bélica. De esta manera, no sólo se avisa de los peligros de la tecnología de caer en manos equivocadas, sino que Hollywood sumó un nuevo panfleto propagandístico en su caza de brujas contra el comunismo.
Robby
El primer robot cinematográfico dotado de auténtica personalidad fue el famoso Robby el robot, aparecido por primera vez en la cinta de 1956 “El Planeta Prohibido”. En la película este personaje llevaba a cabo las funciones de mayordomo del Dr. Morbius y especialmente su hija Altaira, ejerciendo también de protector de ésta. Robby se hizo muy popular a raíz de esta película, apareciendo en otros títulos y series de televisión con el paso del tiempo.
hal-2001
No lo podemos considerar un robot, pero sí es uno de los principales ejemplos de la representación de la Inteligencia Artificial en el cine. El ordenador HAL de “2001. Una Odisea en el Espacio” refleja a la perfección el dilema ético que aquí analizamos. Su mente cibernética evidencia características humanas, especialmente el instinto de supervivencia y el miedo a morir.
westworld4
Llegamos ya a 1973 y nos encontramos con el androide con apariencia de Yul Brynner de “Almas de Metal”. Aprovechando su imagen icónica de “Los Siete Magníficos”, el actor interpretó a un androide perteneciente a un parque temático que se acaba tomando demasiado en serio su papel en esta película escrita y dirigida por el especialista en fantasía científica Michael Crichton. Hay quien ha visto en el carácter implacable y casi irreductible de este personaje a un antecedente del “Terminator” de James Cameron.
star wars 
La importancia de los robots en el cine tuvo un auge importante gracias a dos creaciones de George Lucas para su “La Guerra de las Galaxias. Episodio IV. Una Nueva Esperanza” en 1977. La pareja formada por 3CPO y R2-D2 no sólo se convirtió en un envidiable dúo cómico, sino que además dieron una mayor humanidad al personaje del robot, ganándose el afecto del público.
blackhole
Siguiendo la estela de Robby el robot, la producción de 1979 de la Factoría Disney “El Agujero Negro”, presentaba también su propio modelo de robot, V.I.N.CENT, un tanto anacrónico tras la aparición de 3CPO y R2-D2, pero perfectamente integrado en la tradición abierta tras “El Planeta Prohibido”. De carácter cómico, el personaje tenía en su versión original la voz del británico Roddy McDowal, quien le aportaba un tono culto y petulante. V.I.N.CENT contaba con una versión anterior B.O.B., y la película presentaba también su propia versión de robots de asalto, STAR y Max.
alien
Llegados ya al final de la década de los 70 la presencia de cyborgs, es decir la fusión de elementos mecánicos y orgánicos, en el cine empieza a plantear las dudas sobre dónde está la línea que separa lo humano de lo robótico, una idea heredada de la literatura que ya llevaba años planteándose esas cuestiones. En 1979 Ridley Scott presentó en “Alien, El Octavo Pasajero” al personaje de Ash, el oficial científico de la nave Nostromo, quien en el tramo final de la historia descubre su verdadera naturaleza.
Blade_Runner
Esta idea de seres artificiales creados por el hombre para replicarse a si mismo tuvo su mejor representación en 1982 con la siguiente película de Ridley Scott, “Blade Runner”. La película nos presenta una sociedad futurista, donde la humanidad, alienada, apenas se puede distinguir a si misma de sus replicantes. Tal y como reza el slogan de la Tyrell Corporation, resultan “más humanos que los humanos”. En una verdadera paradoja, los robots empiezan a mostrar aquellas emociones que los humanos han perdido, hasta el punto de que el propio protagonista llega a dudar de su naturaleza.
the-terminator-1
Dos años más tarde llegó otra película que ahondó en ese miedo a la evolución de la tecnología, “Terminator”. Aquí el director James Cameron nos presentaba un futuro apocalíptico en el que las máquinas se han adueñado de la tierra y los humanos restantes deben luchar contra su extinción. El personaje del Terminator vuelve a plantear la duda del cyborg, un ser de apariencia humana, pero que en el fondo es una máquina y actúa como tal, sin sentimientos, sin moral y sin remordimientos, sólo su programación.
aliens
Cameron retomó el testigo de Ridley Scott en la secuela de Alien estrenada en 1986 “Aliens, El Regreso”. Conocedor del efecto inquietante que había supuesto en la primera película el personaje de Ash, aquí crea un nuevo androide, Bishop. Tras las dudas iniciales, Bishop se revela como un personaje positivo, un androide que busca la perfección, pero cuya prioridad es la salvaguarda de los humanos que le acompañan en el viaje.
DARYL
En 1985, en plena fiebre de cine juvenil iniciado por “E.T. El Extraterrestre”, nos llegaba “D.A.R.Y.L.”, protagonizada por un niño autómata, creado con fines militares, pero que accidentalmente entre en contacto con una familia civil y empieza a desarrollar componentes emocionales muy humanos. Este argumento sirvió de excusa para acercar discursos procedentes del cine para adultos a planteamientos aptos para una audiencia preadolescente.
short-circuit
También positivo, incluso entrañable, resultó el protagonista de la cinta de 1986 “Cortocircuito”. De nuevo, creado originariamente como máquina de guerra, Número 5 descubre que es un organismo vivo tras recibir la descarga de un rayo, revelándose contra los objetivos para los que fue creado. Con la sencillez de una historia dirigida a toda la familia, este personaje vino a retomar la controversia de cómo un ser aparentemente inanimado podía reflejar una mayor humanidad que los personajes de carne y hueso.
robocop
Regresando a terrenos más complejos, en 1987 “Robocop” daba el rol protagonista a un cyborg atrapado en su doble naturaleza. Al igual que “Blade Runner”, el tema de los recuerdos se convierte en la base para la creación de una identidad humana. En este sentido si hasta ahora habíamos podido ver a robots que luchan por dar muestras de humanidad, Robocop es el esfuerzo de un alma humana por imponerse a la nueva realidad de metal fría y carente de emociones en que le han transformado.
“Eduardo Manostijeras” nos presentaba a otro personaje que, al igual que el Golem, se escapa de la definición de robot, aunque por su carácter de ser artificial creado por el hombre tiene cierta cercanía con los organismos de metal. Con él, en 1991, Tim Burton quiso dar el contraste a su metáfora de la sociedad consumista y egoísta en la que nos hemos transformado. Nuevamente, el ser artificial lejos de estar carente de humanidad nos da una lección de vida a los seres de carne y hueso con sus emociones desmedidas y la inocencia de sus gestos.
terminator-2-judgment-day
Al igual que hiciera con la figura del androide en “Aliens El Regreso”, James Cameron planteó una reconciliación con su propia criatura en “Terminator 2. El Juicio Final”. Si el primer Terminator era un ser implacable, indestructible, carente de cualquier duda moral. En esta segunda parte descubrimos no sólo que puede ser uno de los buenos, si se le programa adecuadamente, sino que además puede ser una figura paterna ejemplar, incluso superior a los humanos, capaz de aprender a sentir y amar.
star trek generations
En esa línea de desarrollar su propio campo de emociones, encontramos a Data, Oficial científico del U.S.S. Enterprise, quien, en su primera aventura en la gran pantalla “Star Trek: La Próxima Generación”, en su intención de ser cada vez más humano, se insertaba un chip emocional. Data acabó, sin saberlo, siendo fiel al lema de la Tyrell Corporation de “más humanos que los humanos”, naufragando en una saturación de emociones que era incapaz de controlar.
ghost in the shell
El tema de los robots y la fusión de carne y metal ha sido tratado extensamente en la cultura oriental, especialmente en el campo del anime japonés. Uno de los mejores ejemplos lo podemos encontrar en la cinta de 1995 “Ghost in the Shell”, adaptación del manga de Masamune Shirow. Aquí se nos presenta una sociedad futurista, en la que la mejora del cuerpo humano a través de componentes robóticos está a la orden del día, abriendo una brecha en el campo de la identidad a la hora de distinguir lo orgánico de lo sintético, lo espiritual de lo programado.
matrix
“Ghost in the Shell” se convirtió también en una de las Fuentes de inspiración fundamentales de uno de los títulos decisivos del cambio de siglo, “Matrix”. De nuevo aquí no podemos hablar de robots, sino de programas informáticos, pero esa confrontación de la realidad física y la virtual, de personajes humanos y agentes con código de programación se retomaban ideas extraídas de “Blade Runner” o “Terminator”, entre otras.
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También en 1999 el director Brad Bird, futuro realizador de “Los Increíbles”, estrenaba “El Gigante de Hierro”, un cuento de amistad y de mensaje antibelicista, protagonizado por un robot gigante y un niño pequeño. Gracias a la inocencia del niño, el robot es capaz de trascender el fin violento para el que fue creado y descubrir el valor de la vida.
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Ese mismo año se estrenaba “El Hombre Bicentenario”, adaptación de un relato corto de Isaac Assimov, que nuevamente nos presentaba la búsqueda de un androide por encontrar su humanidad. En un proceso de aprendizaje que le lleva 200 años, el personaje protagonista no sólo debe enfrentarse al desarrollo de sus capacidades emocionales y creativas, sino también a la intransigencia de los que lo ven únicamente como lo que fue creado, un androide, y no como aquello en lo que se ha convertido, un ser humano.
A-I-Artificial-Intelligence
Nuevamente en 2001 Steven Spielberg tocó este tema, la progresiva humanización de los seres artificiales, frente a la deshumanización de sus creadores en “Inteligencia Artificial”. El amor del androide, aunque programado se convierte en un amor fiel y constante, mientras que el amor humano es efímero. El niño robot protagonista es utilizado como parche emocional en un momento de pérdida, sin embargo, cuando ese sentimiento desaparece, el robot deja de ser necesario y pasa a ser prescindible y abandonado.
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Regresando a Assimov, en 2004 se tomó como punto de partida el título de su recopilación de relatos “Yo, Robot”, y la creación de sus tres leyes de la robótica, aparecidas por primera vez en el relato “Círculo Vicioso”. Para presentar una nueva historia de ciencia ficción. La película tocó temas como los riesgos de la tecnología mal utilizada o empleada con fines contrarios a la humanidad o la tecnofobia (es decir, el recelo a los avances de la tecnología), pero también presentaba a un modelo de androide, Sonny, que podemos englobar dentro de esa búsqueda del componente humano dentro de un ser artificial.
robots
El peligro de las grandes corporaciones volvió a ser tema recurrente en la cinta de animación de 2005 “Robots”. Aquí no hay conflicto de identidad frente a los humanos, ya que nos encontramos ante una sociedad íntegramente formada por androides. Más bien lo que tenemos es una representación de la sociedad actual a través de estos personajes, que esgriman problemas más humanos que robóticos.
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En 2007 regresaron a las pantallas unos personajes que ya habían causado furor durante los años 80, los “Transformers”, robots de gigantesco tamaño capaces de transformarse en todo tipo de vehículos para camuflarse. Entre ellos se establecieron dos bandos, definidos por sentimientos también muy humanos: Los Autobots, dispuestos a ayudar a la raza humana, y los Decepticons, máquinas malignas interesadas únicamente en dominar y conquistar.
Wall-e
Uno de los últimos personajes robóticos icónicos que nos ha dejado el cine ha sido “Wall-E”, un pequeño y entrañable robot, heredero de algunos rasgos de otros personajes cinematográficos como R2D2, ET o el Número 5 de “Cortocircuito”. Gracias a él y su amor por Eva, se recuperó una vez más esa idea de un robot capaz de superar las limitaciones de su programación y desarrollar características tan humanas, como la facultad de sentir emociones tan dispares como amor, miedo o alegría.
eva
Más recientemente, el cine español también ha querido indagar en los avances de la robótica y los conflictos éticos que ello supone, así como esta ya ilustrada necesidad afectiva del autómata en la cinta “Eva”. Aquí el robot es algo más que un experimento, es también parte del conflicto familiar que nos presenta la cinta.
Gracias al cine la figura de los robots se han convertido en un referente importante en nuestra cultura. A medida que avanza nuestra tecnología, el cine y otras formas de ficción nos va preparando para la llegada de ese mundo futuro, donde el ser humano tendrá que convivir con máquinas que pondrán en duda su propia esencia como ser vivo.
David-Michael-FassbenderPrometheus 2

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