Con John Williams semi retirado (su agenda lleva varios años limitada a sus trabajos para Steven Spielberg) y Ennio Morricone centrado exclusivamente en la industria italiana con películas que escasamente logran estrenarse fuera de sus fronteras, el pódium de los compositores de la música para el cine de la industria de Hollywood que se encuentran en activo está liderado por los nombres de Hans Zimmer y James Newton Howard, dos músicos de larga trayectoria y que no han llegado hasta este puesto de manera accidental, sino tras décadas de esfuerzo constante. Concretamente el segundo ha pasado a ser uno de los músicos más prolíficos de la industria estadounidense, con cuatro estrenos establecidos para este 2012 (de los que ya hemos podido ver “Los Juegos del Hambre”, “Blancanieves y la Leyenda del Cazador” y “Por fin Solos”, y a los que en breve se sumará “El Legado de Bourne”, sustituyendo a John Powell al frente del apartado musical de esta saga). James Newton Howard es también motivo de noticia por el homenaje que le va a rendir el Festival de Música de Cine de Tenerife, FIMUCITÉ, en su sexta edición, en el concierto que tendrá lugar en el Auditorio “Adán Martin” el próximo viernes 13 de julio y donde se interpretará un amplio repertorio de sus composiciones bajo la batuta de su habitual orquestador y director de orquesta, Pete Anthony.
Nacido el 9 de junio de 1951, James Newton Howard inició su carrera dentro del terreno de la música pop. De hecho, abandonó sus estudios en la Universidad del Sur de California para trabajar en la gira de Elton John, codeándose a partir de entonces con diversos artistas del panorama musical y abriéndose camino en el terreno audiovisual con puntuales trabajos para producciones televisivas. Las puertas de la industria cinematográfica se le empezaron a abrir a mediados de la década de los 80, por lo general con producciones modestas y aceptando trabajos de todos los estilos, desde comedias nostálgicas (“Otra Ciudad, Otra Ley” con Burt Lancaster y Kirk Douglas), thrillers de impacto (“8 Millones de Maneras de Morir”, “Saigón”) o dramas con ínfulas de Oscars (“Rusos”, “Cuando me Enamoro”) hasta películas de Steven Seagal (“Señalado por la Muerte”). En estos primeros años, su música pasó generalmente desapercibida y en muchos casos sepultada bajo toneladas de canciones que después pasaban a monopolizar la edición discográfica; sin embargo, todo esto le ayudó a desarrollar un estilo de trabajo rápido y afinado, aplicando a la perfección los patrones marcados por la industria.
El inicio de la década de los 90 supuso un impulso a su carrera en el cine. Su saberhacer y discreción previa le avaló de cara a los principales ejecutivos de los estudios, quienes vieron en él un valor en alza. Si bien títulos como “Línea Mortal” o “Pretty Woman” ya habían marcado un cambio en el escalafón de la industria, fue el aplauso que recibieron partituras como “Elegir un Amor” o “El Príncipe de las Mareas”, lo que hizo que el nombre de James Newton Howard empezara a sonar con fuerza no sólo en Hollywood, sino también en las bocas del público. La asociación con Kenny G para la primera convirtió a la edición discográfica de esta banda sonora en un éxito de ventas, pero fue la nominación a los Oscars de la segunda (cinta en la que sustituyó al inicialmente previsto John Barry, adoptando parte del estilo particular del autor de “Memorias de África”) lo que sin duda cimentó aún más la posición profesional del compositor. Curiosamente, pese a ese peso específico que hemos dicho que tiene el músico en la industria, sólo ha sido nominado en 8 ocasiones a los premios de la Academia y nunca hasta ahora se ha alzado con la estatuilla.
En los años siguientes, la sombra de “El Príncipe de las Mareas” marcó notablemente el tipo de producciones para las que se le requería. Si bien siguió alternado estilos (con comedias como “Dave, Presidente por un Día” o thrillers como “Un Día de Furia”), fueron los dramas de corte intimista los que predominaron. Para estos, compuso partituras marcadas por temas de gran belleza como “Grand Canyon” o “Verano en Louisiana”, sin embargo, particularmente, a nosotros nos gustaría destacar la que consideramos la primera obra maestra de este compositor, “Viven”. Aquí James Newton Howard consiguió aportar a la película un misticismo y una profundidad que iba mucho más allá del aparente morbo inicial del acontecimiento histórico en el que se basaba la historia.
Esta itinerancia hacia el drama se rompió con el sorprendente éxito en 1993 de “El Fugitivo”. Con una poderosa partitura de fuerte influencia goldsmithiana (cosas de Hollywood, Goldsmith fue el encargado de componer la música de “US Marshalls”, donde se recuperaba al personaje de Tommy Lee Jones), el músico ofreció un trabajo que no sólo le reportó su segunda nominación a los Oscars, sino que además marcó el estilo a seguir por la mayor parte de los thrillers de acción de la década de los 90. A partir de este momento, Newton Howard pasó a ser también un músico muy solicitado para películas que requerían un acompañamiento musical de grandes masas orquestales, con películas como “Estallido”.
Dentro de este grupo destacan especialmente sus colaboraciones con el actor/director Kevin Costner. En un momento en el que la fama de la estrella estaba aún en un punto destacado, el compositor creó magníficas partituras de corte épico para títulos como "Wyatt Earp”, “Waterworld” y “Mensajero del futuro (The Postman)”. Ninguna de estas películas se caracterizó precisamente por su éxito comercial, motivando en gran medida la caída del actor, pero en ningún momento podemos responsabilizar de ese fracaso al apartado musical, que en multitud de ocasiones lograba elevar y engrandecer las imágenes más allá de su valor visual.
Frente al aparataje sinfónico de estos títulos, comedias como “French Kiss”, “La Boda de mi Mejor Amigo”, “Mumford” o “Novia a la Fuga”, a cargo de directores recurrentes en su filmografía como Lawrence Kasdan o Gary Marshall, permitieron al compositor ofrecer una variante más ligera y desenfadada de su trabajo, delegando el papel fundamental de la música a la selección de canciones preexistentes y acomodándose la partitura original en un discreto segundo plano. En estos casos, el compositor prefirió apostar por melodías sencillas y agradables, que potenciaran el tono amable y optimista de sus respectivos argumentos.
Durante la segunda mitad de la década de los 90, películas como “Las Dos Caras de la Verdad”, “Pactar con el Diablo”, “Un Crimen Perfecto” o “El Último Escalón” marcaron también la habilidad de James Newton Howard para el género fantástico y el suspense, con melodías inquietantes y sonoridades angustiosas, sin embargo, fue su alianza con el compositor M. Night Shyamalan la que realmente hizo despuntar esta vertiente de su música. “El Sexto Sentido” no sólo abrió uno de los tándems director/compositor más gozosos que nos ha ofrecido el Hollywood reciente, sino que estableció los primeros acordes de un discurso que se ha ido desarrollando desde entonces, y en el que los patrones musicales propios del género de terror han adquirido un valor más complejo gracias a la construcción de ambientes y personajes que ambos artistas han ido edificado a través de la partitura musical. Cada nueva película conjunta ha aportado nuevos elementos, como por ejemplo, la incursión del sintetizador en uno de los momentos clave de “El Protegido”, el herrmanniano uso de las cuerdas en “Señales” o el tono gótico-pastoril que logra con el violín y las flautas en “El Bosque”, sin embargo si podemos remarcar una constante es esa búsqueda de una epifanía fianl, podemos decir incluso mística, que terminan alcanzando los personajes en el clímax de cada historia y que musicalmente tiene dos soberbios exponentes, “The Great Eation” de “La Joven del Agua” y “Flow like Water” de “Airbender. El Último Guerrero”. Una vez más una de las grandes injusticias de los Oscars la encontramos cuando de todos estos excepcionales trabajos, sólo “El Bosque” logró hacerse con una nominación en el apartado de mejor partitura original.
El cambio de siglo nos presenta a un James Newton Howard ya plenamente situado en lo más alto del escalafón, sin embargo, se las apaña para seguir aunando logros, como por ejemplo su extraordinaria trilogía animada para la Disney, con dos trabajos sobresalientes como “Dinosaurio” o “Atlantis: El Imperio Perdido” y uno notable, “El Planeta del Tesoro”. Este virtuosismo del compositor y su capacidad para el género de aventuras también quedó plasmado en la deliciosa partitura de “Peter Pan: La Gran Aventura” o la épica de “Océanos de fuego (Hidalgo)”. Sin embargo hay dos personajes de fantasía que van a cobrar una mayor importancia en su carrera.
“Batman Begins” supuso un giro inesperado en la visión cinematográfica del Señor de la Noche, consiguiendo el logro de hermanar en una única partitura las habilidades de dos gigantes de la música para el cine, James Newton Howard y Hans Zimmer. El primero se encargó de los apartados más intimistas, mientras que el segundo se dedicó de lleno a las secuencias de acción. Esta espléndida combinación volvió a repetirse en “El Caballero Oscuro”, donde sin embargo, el compositor alemán adquirió un mayor protagonismo, enfatizando el componente electrónico de la partitura. Para la tercera entrega de la trilogía, “El Caballero Oscuro. La Leyenda Renace”, parece que Zimmer se ha desligado de su compañero y se ha encargado en solitario de la música.
El otro personaje clave de estos años fue “King Kong”, un encargo que le llegó in extremis al compositor, después de que Peter Jackson optara por rechazar el trabajo de Howard Shore. Newton Howard volvió a hacer gala de su fama de compositor rápido y, en menos de dos meses, compuso y grabó la banda sonora, ofreciendo el tono de aventura, suspense, misticismo, romance y espectacularidad que la película requería. Tras el éxito de la trilogía de “El Señor de los Anillos”, este remake no obtuvo la recepción de crítica y público que se esperaba, pero pese a la premura, el resultado del trabajo del compositor no puede ser considerado menos que intachable. A pesar de esto, Jackson optó por una composición electrónica, obra de Brian Eno, para su siguiente cinta, “The Lovely Bones”, y ha regresado a Howard Shore para su nueva visita a la Tierra Media con la adaptación de “El Hobbit”.
De esta primera década del siglo XXI podemos destacar también sus trabajos para el director Edward Zwick, cineasta irregular y pretencioso, pero que, por regla general, siempre suele cuidar bastante el apartado musical de sus películas, haciéndose acompañar de compositores de primer nivel. James Newton Howard compuso para él las partituras de “Diamante de Sangre”, en 2006, y “Resistencia”, en 2008. Para la primera empleó una fusión de la música sinfónica con elementos étnicos africanos, logrando unos resultados magníficos, con un perfecto equilibrio entre la espectacularidad de los temas de acción y el intimismo del drama particular de los personajes principales. Para su segunda colaboración, el compositor optó por una vertiente más discreta y sutil, no tan grandilocuente como la anterior, apoyándose en la tradición judía y en el papel solista del músico Joshua Bell al violín para trasmitir el trasfondo histórico y cultural de esta historia ambientada en la Segunda Guerra Mundial. El resultado alcanzó cuotas similares de belleza y, si bien fue un trabajo que, en general, pasó más desapercibido que “Diamante de Sangre”, sí obtuvo una nominación a los Oscars.
También es importante destacar las colaboraciones del compositor con el director y guionista Tony Gilroy. Firmante de los guiones de “Eclipse Total (Dolores Clairbone)” o “Pactar con el Diablo”, Gilroy adquirió una mayor relevancia en la industria gracias al éxito de la trilogía de Jason Bourne, permitiéndole dar el salto a la dirección en 2007 con la interesante cinta “Michael Clayton”. Para esta historia protagonizada por George Clooney, Newton Howard desarrolló una partitura ecléctica, con predominio de la electrónica sobre lo orquestal, y que buscaba más ser un trabajo incidental, ambiental y sugestivo, sin enfatizar juicios de valor sobre los personajes a través de grandilocuentes leitmotivs. El experimento se saldó con una nominación a los Oscars, aunque al público seguidor de su trabajo no le satisfizo un trabajo tan experimental y alejado de su línea habitual. Esta alianza con Gilroy continuó con la más lúdica “Duplicity”, un entretenimiento banal, al servicio de las dos estrellas de la película (Julia Roberts y Clive Owen), que alternaba una trama de espionaje industrial con un peculiar romance. El músico optó por una partitura juguetona, de nuevo con profusión de sonidos electrónicos y con influencia de la música latina que aportaba un ritmo eficaz a los giros y vericuetos de la película. Ahora cineasta y compositor han vuelto a coincidir con la cuarta aventura de la saga Bourne, “El Legado de Bourne”, en la que ambos tendrán que combatir especialmente con las alargadas sombras de Paul Greengrass y John Powell en las anteriores entregas de esta franquicia.
Un caso curioso en la filmografía de James Newton Howard fue su participación en la cinta “Soy leyenda”, dirigida por Francis Lawrence y protagonizada por Will Smith. Tras elaborar la partitura para la película, gran parte del material creado por el compositor quedó fuera del montaje final, desproveyendo a este trabajo de su identidad y convirtiéndolo en algo prácticamente anodino y superfluo en pantalla. Afortunadamente, este esfuerzo pudo ser rescatado para la edición discográfica, haciendo justicia a una excepcional partitura, donde la música consigue aportar fuerza a la acción, pero, sobre todo, destaca por el tono melodramático de su apartado más intimista.
Los últimos años han seguido siendo ejemplo de la versatilidad del compositor, encontrando su firma en películas verdaderamente dispares, donde, sea cual fuere el resultado artístico de la película, el apartado musical siempre ha cumplido con buen oficio. Así hemos podido escuchar ejemplos como una partitura lúdica y distendida como “La niñera mágica y el Big Bang”, excelentes ejemplos de cine de acción como su díptico con Angelina Jolie en “Salt” y “The Tourist” o una bucólica partitura romántica para “Agua para Elefantes”. Sin embargo, sí echamos en falta en todas ellas una mayor implicación por parte del compositor que diera a setos trabajos el salto necesario que distingue la buena artesanía y del arte. Esto queda evidenciado en trabajos como “Green Lantern (Linterna Verde)” o “The Green Hornet”, que podían haber dado mucho más de sí, o en “Gnomeo y Julieta” y “Larry Crowne, Nunca es Tarde”, donde su labor resultó más bien presencial, guardando un muy segundo puesto frente al protagonismo de las canciones.
Esto mismo hemos encontrado en sus dos principales composiciones de este 2012, “Los Juegos del Hambre” y “Blancanieves y la Leyenda del Cazador”. No vamos a ser nosotros quienes pongan “peros” a estas dos partituras, claramente eficaces y ajustadas a lo que demandan sus respectivas películas, además de tratarse de nuevos ejemplos de versatilidad (mientras la primera apuesta por un estilo más austero y tribal, la segunda apuesta por un mayor colorido y grandilocuencia); Sin embargo, pese a sus excelencias, uno está acostumbrado a exigir más a un compositor del calibre de James Newton Howard.
El programa que ha preparado Fimucité para el próximo 13 de julio abarca gran parte de sus trabajos más celebrados, con una selección supervisada por el propio compositor y en la que podremos escuchar sus trabajos para títulos como “Dinosaurio”, “Peter Pan”, “Grand Canyon” o “Hidalgo”, así como otras composiciones destacadas de su repertorio, pero menos conocidas, como “Darfur” o la deliciosa “Mientras Nieva sobre los Cedros”. En este concierto tendrá lugar también la premiere mundial de la suite para concierto de “Los Juegos del Hambre” y se prestará especial atención a los trabajos conjuntos del compositor con M. Night Shyamalan, con representantes como “El Sexto Sentido”, “El Protegido” o “El Bosque”. Sin duda una cita que los seguidores de James Newton Howard, y de la música para el cine en general, no se deben perder.