viernes, 29 de junio de 2012

LA MÚSICA DE JAMES NEWTON HOWARD EN FIMUCITÉ 6

James Newton Howard

Con John Williams semi retirado (su agenda lleva varios años limitada a sus trabajos para Steven Spielberg) y Ennio Morricone centrado exclusivamente en la industria italiana con películas que escasamente logran estrenarse fuera de sus fronteras, el pódium de los compositores de la música para el cine de la industria de Hollywood que se encuentran en activo está liderado por los nombres de Hans Zimmer y James Newton Howard, dos músicos de larga trayectoria y que no han llegado hasta este puesto de manera accidental, sino tras décadas de esfuerzo constante. Concretamente el segundo ha pasado a ser uno de los músicos más prolíficos de la industria estadounidense, con cuatro estrenos establecidos para este 2012 (de los que ya hemos podido ver “Los Juegos del Hambre”, “Blancanieves y la Leyenda del Cazador” y “Por fin Solos”, y a los que en breve se sumará “El Legado de Bourne”, sustituyendo a John Powell al frente del apartado musical de esta saga). James Newton Howard es también motivo de noticia por el homenaje que le va a rendir el Festival de Música de Cine de Tenerife, FIMUCITÉ, en su sexta edición, en el concierto que tendrá lugar en el Auditorio “Adán Martin” el próximo viernes 13 de julio y donde se interpretará un amplio repertorio de sus composiciones bajo la batuta de su habitual orquestador y director de orquesta, Pete Anthony.

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Nacido el 9 de junio de 1951, James Newton Howard inició su carrera dentro del terreno de la música pop. De hecho, abandonó sus estudios en la Universidad del Sur de California para trabajar en la gira de Elton John, codeándose a partir de entonces con diversos artistas del panorama musical y abriéndose camino en el terreno audiovisual con puntuales trabajos para producciones televisivas. Las puertas de la industria cinematográfica se le empezaron a abrir a mediados de la década de los 80, por lo general con producciones modestas y aceptando trabajos de todos los estilos, desde comedias nostálgicas (“Otra Ciudad, Otra Ley” con Burt Lancaster y Kirk Douglas), thrillers de impacto (“8 Millones de Maneras de Morir”, “Saigón”) o dramas con ínfulas de Oscars (“Rusos”, “Cuando me Enamoro”) hasta películas de Steven Seagal (“Señalado por la Muerte”). En estos primeros años, su música pasó generalmente desapercibida y en muchos casos sepultada bajo toneladas de canciones que después pasaban a monopolizar la edición discográfica; sin embargo, todo esto le ayudó a desarrollar un estilo de trabajo rápido y afinado, aplicando a la perfección los patrones marcados por la industria.

El inicio de la década de los 90 supuso un impulso a su carrera en el cine. Su saberhacer y discreción previa le avaló de cara a los principales ejecutivos de los estudios, quienes vieron en él un valor en alza. Si bien títulos como “Línea Mortal” o “Pretty Woman” ya habían marcado un cambio en el escalafón de la industria, fue el aplauso que recibieron partituras como “Elegir un Amor” o “El Príncipe de las Mareas”, lo que hizo que el nombre de James Newton Howard empezara a sonar con fuerza no sólo en Hollywood, sino también en las bocas del público. La asociación con Kenny G para la primera convirtió a la edición discográfica de esta banda sonora en un éxito de ventas, pero fue la nominación a los Oscars de la segunda (cinta en la que sustituyó al inicialmente previsto John Barry, adoptando parte del estilo particular del autor de “Memorias de África”) lo que sin duda cimentó aún más la posición profesional del compositor. Curiosamente, pese a ese peso específico que hemos dicho que tiene el músico en la industria, sólo ha sido nominado en 8 ocasiones a los premios de la Academia y nunca hasta ahora se ha alzado con la estatuilla.

En los años siguientes, la sombra de “El Príncipe de las Mareas” marcó notablemente el tipo de producciones para las que se le requería. Si bien siguió alternado estilos (con comedias como “Dave, Presidente por un Día” o thrillers como “Un Día de Furia”), fueron los dramas de corte intimista los que predominaron. Para estos, compuso partituras marcadas por temas de gran belleza como “Grand Canyon” o “Verano en Louisiana”, sin embargo, particularmente, a nosotros nos gustaría destacar la que consideramos la primera obra maestra de este compositor, “Viven”. Aquí James Newton Howard consiguió aportar a la película un misticismo y una profundidad que iba mucho más allá del aparente morbo inicial del acontecimiento histórico en el que se basaba la historia.

Esta itinerancia hacia el drama se rompió con el sorprendente éxito en 1993 de “El Fugitivo”. Con una poderosa partitura de fuerte influencia goldsmithiana (cosas de Hollywood, Goldsmith fue el encargado de componer la música de “US Marshalls”, donde se recuperaba al personaje de Tommy Lee Jones), el músico ofreció un trabajo que no sólo le reportó su segunda nominación a los Oscars, sino que además marcó el estilo a seguir por la mayor parte de los thrillers de acción de la década de los 90. A partir de este momento, Newton Howard pasó a ser también un músico muy solicitado para películas que requerían un acompañamiento musical de grandes masas orquestales, con películas como “Estallido”.

Dentro de este grupo destacan especialmente sus colaboraciones con el actor/director Kevin Costner. En un momento en el que la fama de la estrella estaba aún en un punto destacado, el compositor creó magníficas partituras de corte épico para títulos como "Wyatt Earp”, “Waterworld” y “Mensajero del futuro (The Postman)”. Ninguna de estas películas se caracterizó precisamente por su éxito comercial, motivando en gran medida la caída del actor, pero en ningún momento podemos responsabilizar de ese fracaso al apartado musical, que en multitud de ocasiones lograba elevar y engrandecer las imágenes más allá de su valor visual.

Frente al aparataje sinfónico de estos títulos, comedias como “French Kiss”, “La Boda de mi Mejor Amigo”, “Mumford” o “Novia a la Fuga”, a cargo de directores recurrentes en su filmografía como Lawrence Kasdan o Gary Marshall, permitieron al compositor ofrecer una variante más ligera y desenfadada de su trabajo, delegando el papel fundamental de la música a la selección de canciones preexistentes y acomodándose la partitura original en un discreto segundo plano. En estos casos, el compositor prefirió apostar por melodías sencillas y agradables, que potenciaran el tono amable y optimista de sus respectivos argumentos.

Durante la segunda mitad de la década de los 90, películas como “Las Dos Caras de la Verdad”, “Pactar con el Diablo”, “Un Crimen Perfecto” o “El Último Escalón” marcaron también la habilidad de James Newton Howard para el género fantástico y el suspense, con melodías inquietantes y sonoridades angustiosas, sin embargo, fue su alianza con el compositor M. Night Shyamalan la que realmente hizo despuntar esta vertiente de su música. “El Sexto Sentido” no sólo abrió uno de los tándems director/compositor más gozosos que nos ha ofrecido el Hollywood reciente, sino que estableció los primeros acordes de un discurso que se ha ido desarrollando desde entonces, y en el que los patrones musicales propios del género de terror han adquirido un valor más complejo gracias a la construcción de ambientes y personajes que ambos artistas han ido edificado a través de la partitura musical. Cada nueva película conjunta ha aportado nuevos elementos, como por ejemplo, la incursión del sintetizador en uno de los momentos clave de “El Protegido”, el herrmanniano uso de las cuerdas en “Señales” o el tono gótico-pastoril que logra con el violín y las flautas en “El Bosque”, sin embargo si podemos remarcar una constante es esa búsqueda de una epifanía fianl, podemos decir incluso mística, que terminan alcanzando los personajes en el clímax de cada historia y que musicalmente tiene dos soberbios exponentes, “The Great Eation” de “La Joven del Agua” y “Flow like Water” de “Airbender. El Último Guerrero”. Una vez más una de las grandes injusticias de los Oscars la encontramos cuando de todos estos excepcionales trabajos, sólo “El Bosque” logró hacerse con una nominación en el apartado de mejor partitura original.

El cambio de siglo nos presenta a un James Newton Howard ya plenamente situado en lo más alto del escalafón, sin embargo, se las apaña para seguir aunando logros, como por ejemplo su extraordinaria trilogía animada para la Disney, con dos trabajos sobresalientes como “Dinosaurio” o “Atlantis: El Imperio Perdido” y uno notable, “El Planeta del Tesoro”. Este virtuosismo del compositor y su capacidad para el género de aventuras también quedó plasmado en la deliciosa partitura de “Peter Pan: La Gran Aventura” o la épica de “Océanos de fuego (Hidalgo)”. Sin embargo hay dos personajes de fantasía que van a cobrar una mayor importancia en su carrera.

“Batman Begins” supuso un giro inesperado en la visión cinematográfica del Señor de la Noche, consiguiendo el logro de hermanar en una única partitura las habilidades de dos gigantes de la música para el cine, James Newton Howard y Hans Zimmer. El primero se encargó de los apartados más intimistas, mientras que el segundo se dedicó de lleno a las secuencias de acción. Esta espléndida combinación volvió a repetirse en “El Caballero Oscuro”, donde sin embargo, el compositor alemán adquirió un mayor protagonismo, enfatizando el componente electrónico de la partitura. Para la tercera entrega de la trilogía, “El Caballero Oscuro. La Leyenda Renace”, parece que Zimmer se ha desligado de su compañero y se ha encargado en solitario de la música.

El otro personaje clave de estos años fue “King Kong”, un encargo que le llegó in extremis al compositor, después de que Peter Jackson optara por rechazar el trabajo de Howard Shore. Newton Howard volvió a hacer gala de su fama de compositor rápido y, en menos de dos meses, compuso y grabó la banda sonora, ofreciendo el tono de aventura, suspense, misticismo, romance y espectacularidad que la película requería. Tras el éxito de la trilogía de “El Señor de los Anillos”, este remake no obtuvo la recepción de crítica y público que se esperaba, pero pese a la premura, el resultado del trabajo del compositor no puede ser considerado menos que intachable. A pesar de esto, Jackson optó por una composición electrónica, obra de Brian Eno, para su siguiente cinta, “The Lovely Bones”, y ha regresado a Howard Shore para su nueva visita a la Tierra Media con la adaptación de “El Hobbit”.

De esta primera década del siglo XXI podemos destacar también sus trabajos para el director Edward Zwick, cineasta irregular y pretencioso, pero que, por regla general, siempre suele cuidar bastante el apartado musical de sus películas, haciéndose acompañar de compositores de primer nivel. James Newton Howard compuso para él las partituras de “Diamante de Sangre”, en 2006, y “Resistencia”, en 2008. Para la primera empleó una fusión de la música sinfónica con elementos étnicos africanos, logrando unos resultados magníficos, con un perfecto equilibrio entre la espectacularidad de los temas de acción y el intimismo del drama particular de los personajes principales. Para su segunda colaboración, el compositor optó por una vertiente más discreta y sutil, no tan grandilocuente como la anterior, apoyándose en la tradición judía y en el papel solista del músico Joshua Bell al violín para trasmitir el trasfondo histórico y cultural de esta historia ambientada en la Segunda Guerra Mundial. El resultado alcanzó cuotas similares de belleza y, si bien fue un trabajo que, en general, pasó más desapercibido que “Diamante de Sangre”, sí obtuvo una nominación a los Oscars.

También es importante destacar las colaboraciones del compositor con el director y guionista Tony Gilroy. Firmante de los guiones de “Eclipse Total (Dolores Clairbone)” o “Pactar con el Diablo”, Gilroy adquirió una mayor relevancia en la industria gracias al éxito de la trilogía de Jason Bourne, permitiéndole dar el salto a la dirección en 2007 con la interesante cinta “Michael Clayton”. Para esta historia protagonizada por George Clooney, Newton Howard desarrolló una partitura ecléctica, con predominio de la electrónica sobre lo orquestal, y que buscaba más ser un trabajo incidental, ambiental y sugestivo, sin enfatizar juicios de valor sobre los personajes a través de grandilocuentes leitmotivs. El experimento se saldó con una nominación a los Oscars, aunque al público seguidor de su trabajo no le satisfizo un trabajo tan experimental y alejado de su línea habitual. Esta alianza con Gilroy continuó con la más lúdica “Duplicity”, un entretenimiento banal, al servicio de las dos estrellas de la película (Julia Roberts y Clive Owen), que alternaba una trama de espionaje industrial con un peculiar romance. El músico optó por una partitura juguetona, de nuevo con profusión de sonidos electrónicos y con influencia de la música latina que aportaba un ritmo eficaz a los giros y vericuetos de la película. Ahora cineasta y compositor han vuelto a coincidir con la cuarta aventura de la saga Bourne, “El Legado de Bourne”, en la que ambos tendrán que combatir especialmente con las alargadas sombras de Paul Greengrass y John Powell en las anteriores entregas de esta franquicia.

Un caso curioso en la filmografía de James Newton Howard fue su participación en la cinta “Soy leyenda”, dirigida por Francis Lawrence y protagonizada por Will Smith. Tras elaborar la partitura para la película, gran parte del material creado por el compositor quedó fuera del montaje final, desproveyendo a este trabajo de su identidad y convirtiéndolo en algo prácticamente anodino y superfluo en pantalla. Afortunadamente, este esfuerzo pudo ser rescatado para la edición discográfica, haciendo justicia a una excepcional partitura, donde la música consigue aportar fuerza a la acción, pero, sobre todo, destaca por el tono melodramático de su apartado más intimista.

Los últimos años han seguido siendo ejemplo de la versatilidad del compositor, encontrando su firma en películas verdaderamente dispares, donde, sea cual fuere el resultado artístico de la película, el apartado musical siempre ha cumplido con buen oficio. Así hemos podido escuchar ejemplos como una partitura lúdica y distendida como “La niñera mágica y el Big Bang”, excelentes ejemplos de cine de acción como su díptico con Angelina Jolie en “Salt” y “The Tourist” o una bucólica partitura romántica para “Agua para Elefantes”. Sin embargo, sí echamos en falta en todas ellas una mayor implicación por parte del compositor que diera a setos trabajos el salto necesario que distingue la buena artesanía y del arte. Esto queda evidenciado en trabajos como “Green Lantern (Linterna Verde)” o “The Green Hornet”, que podían haber dado mucho más de sí, o en “Gnomeo y Julieta” y “Larry Crowne, Nunca es Tarde”, donde su labor resultó más bien presencial, guardando un muy segundo puesto frente al protagonismo de las canciones.

Esto mismo hemos encontrado en sus dos principales composiciones de este 2012, “Los Juegos del Hambre” y “Blancanieves y la Leyenda del Cazador”. No vamos a ser nosotros quienes pongan “peros” a estas dos partituras, claramente eficaces y ajustadas a lo que demandan sus respectivas películas, además de tratarse de nuevos ejemplos de versatilidad (mientras la primera apuesta por un estilo más austero y tribal, la segunda apuesta por un mayor colorido y grandilocuencia); Sin embargo, pese a sus excelencias, uno está acostumbrado a exigir más a un compositor del calibre de James Newton Howard.

El programa que ha preparado Fimucité para el próximo 13 de julio abarca gran parte de sus trabajos más celebrados, con una selección supervisada por el propio compositor y en la que podremos escuchar sus trabajos para títulos como “Dinosaurio”, “Peter Pan”, “Grand Canyon” o “Hidalgo”, así como otras composiciones destacadas de su repertorio, pero menos conocidas, como “Darfur” o la deliciosa “Mientras Nieva sobre los Cedros”. En este concierto tendrá lugar también la premiere mundial de la suite para concierto de “Los Juegos del Hambre” y se prestará especial atención a los trabajos conjuntos del compositor con M. Night Shyamalan, con representantes como “El Sexto Sentido”, “El Protegido” o “El Bosque”. Sin duda una cita que los seguidores de James Newton Howard, y de la música para el cine en general, no se deben perder.

ESTRENOS DEL 29 DE JUNIO

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DYLAN DOG. LOS MUERTOS DE LA NOCHE
El personaje de Dylan Dog fue creado en 1986 por Tiziano Sclavi y rápidamente se convirtió en una figura de culto del comic italiano, alcanzando fama internacional. Ahora da el salto al cine de la mano del cineasta Kevin Munroe, ya experimentado en adaptaciones del mundo del noveno arte (en 2007 debutó con la cinta de animación “TMNT - Tortugas Ninja Jóvenes Mutantes”). Para interpretar al héroe se escogió a Brandon Routh, actor que gozó de efímera fama con su papel protagonista en “Superman Begins”, pero que debido al fracaso de esta versión del Hombre de Acero, regresó rápidamente a segunda fila en la industria.
La precaria tregua entre los distintos ejércitos de los muertos está a punto de romperse, y Nueva Orleans será el campo de batalla, a menos que un hombre sea capaz de resolver un misterio, preservar la paz y conservar su vida. Dylan (Brandon Routh) es un detective que se alejó del mundo de los vampiros, zombis y hombres lobo tras perder al amor de su vida. Pero cuando una misteriosa dama en apuros, Elizabeth (Anita Briem), le contrata para resolver la turbia muerte de su padre, Dylan encuentra un pelo de hombre lobo en la escena del crimen y en seguida se da cuenta de que ha vuelto al mundo de los “no vivos”. Inicialmente, Dylan trata de rechazar el caso, pero cuando su mejor amigo, Marcus (Sam Huntington), es asesinado y se convierte en zombi, nuestro héroe se ve obligado a actuar.
EL ENIGMA DEL CUERVO
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Autor de la excelente “V de Vendetta” y la decepcionante “Ninja Assassin”, James McTeige marca su independencia de los Hermanos Wachowski (guionistas y productores de sus dos títulos anteriores) con “El Enigma del Cuervo”, cinta de terror y suspense, que toma la figura de Edgar Allan Poe y sus relatos de terror y suspense como punto de partida para el macabro juego de un asesino en serie. Lidera el reparto John Cusack, como el célebre escritor, y le acompañan Alice Eve, Luke Evans, Brendan Gleeson.
Una madre y una hija son brutalmente asesinadas en el Baltimore del siglo XIX, y el detective Emmett Fields (Luke Evans) descubre algo sorprendente: el crimen se parece enormemente a uno de ficción publicado en el periódico local, que forma parte de una colección cuyo autor es Edgar Allan Poe (John Cusack), entonces considerado como un paria. La policía interroga al escritor, pero en ese mismo momento se comete otro horripilante asesinato que también se inspira en una de las historias de Poe. El detective se da cuenta de que se trata de un asesino en serie que se basa en las historias de Poe para cometer sus sangrientos crímenes, y le pide ayuda al escritor para detener al culpable. Pero cuando todo apunta a que alguien muy cercano a Poe puede convertirse en la siguiente víctima, ya hay demasiado en juego y el autor decide hacer uso de sus poderes de deducción antes de que sea demasiado tarde.
ICE AGE 4: LA FORMACIÓN DE LOS CONTINENTES
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Tras el éxito de “Rio”, el estudio de animación Blu Sky regresa a terreno conocido con la cuarta entrega de “Ice Age”, recuperando a sus personajes más famosos, Manny, Diego, Sid y Scrat, con la intención de aprovechar el tirón veraniego del cine familiar.
En esta nueva aventura, la disparatada persecución de la bellota por parte de Scrat, que lleva detrás de ella desde el origen de los tiempos, tiene consecuencias que cambian el mundo: un cataclismo continental mete a Manny, Diego y Sid en la madre de todas las aventuras. Después de tanta sacudida geológica, Sid se reúne con su irascible abuelita y la manada se tropieza con una mezcolanza zoológica de piratas marinos decididos a impedirles volver a casa.

martes, 19 de junio de 2012

FIMUCITÉ 6 TRAS LA PISTA DE HENRY MANCINI.

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El Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife (FIMUCITÉ), que se celebrará entre los días 7 y 14 de julio bajo el patrocinio del Cabildo Insular, el Gobierno de Canarias y los Ayuntamientos de Santa Cruz y Arona, dedicará un concierto homenaje a la figura del compositor Henry Mancini de la mano de la Big Band de Canarias, a cuyo frente se situará el saxofonista Kike Perdomo, el próximo día 10, en el Teatro Guimerá de la capital tinerfeña, a partir de las 21.00 horas.
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Henry Mancini se convirtió en una figura singular en el cine durante las décadas de los 60 y 70. Su experiencia en el campo del jazz y su habilidad para dar un enfoque moderno y retentivo a sus partituras para el cine le convirtieron en un músico de referencia en un momento de la historia de la industria de Hollywood en el que los estudios buscaban apartarse del patrón sinfónico y romántico tardío que había imperado en décadas anteriores, durante la época dorada del cine. Mancini se convirtió así en un icono a la hora de establecer ese cambio de tono en las películas, buscando atraer a un nuevo público, aburrido ya de los patrones reiterativos y agotados del Séptimo Arte.
Durante sus años de formación e iniciación musical, Mancini tuvo la oportunidad de trabajar para algunos de los artistas más destacados de la época, realizando arreglos primero para Benny Goodman y posteriormente para Glenn Miller y su orquesta. Tras la Segunda Guerra Mundial se introdujo en el mundo del cine y gran parte de la década de los 50 se la pasó componiendo música para comedias como las protagonizadas por Abbot y Costello y otros títulos de serie B sin aparecer siquiera acreditado. Su experiencia con Glenn Miller le posicionó para encargarse de la adaptación musical de sus temas de cara al biopic “Música y Lágrimas” en 1954, por la que obtuvo su primera nominación a los Oscars.
Este éxito le impulsó dentro de la industria y su nombre empezó a figurar en los títulos de crédito. En esta época, es fundamental su trabajo para la película de Orson Welles “Sed de Mal”, con la que ya marcó su estilo particular desde los mismos títulos de crédito y especialmente en el legendario plano secuencia con el que da inicio la película. Su uso del jazz como elemento musical conductor de la trama fue recibido en la industria como algo refrescante y que se apartaba de los cánones habituales. También sirvió para captar la atención de un joven director y productor llamado Blake Edwards, quien inmediatamente lo solicitó para que se encargara de la música de una serie de televisión que estaba preparando, “Peter Gunn”.
Mancini no sólo desarrollo una de las sintonías más pegadizas de la historia de la televisión para esta producción, sino que además encontró en Edwards a su alma gemela cinematográfica. A partir de este momento, y salvando algunas excepciones, el tándem formado por Mancini y Edwards pasó a convertirse en uno de los más sólidos de la industria, prolongándose durante más de 30 años y 28 películas. A este dúo le debemos títulos míticos como “Días de Vino y Rosas” (por la que recibió un Oscar a la Mejor Canción), “La Carrera del Siglo”, “El Guateque”, “10. La Mujer Perfecta” o “Víctor o Victoria” (que le reportó el último Oscar de su carrera a la mejor Adaptación Musical), todos ellos marcados por esa sensibilidad jazzística del compositor y su habilidad para marcar el timing cómico que necesitaba Edwards para sus espectaculares gags visuales.
Sin embargo, hay dos títulos especialmente destacados de esta relación. El primero es “Desayuno con Diamantes”, deliciosa comedia cuyo tema principal, “Moon River”, ha pasado a convertirse en una de las canciones de cine más legendarias de todos los tiempos. Algo que curiosamente estuvo a punto de no pasar cuando el estudio quiso eliminarla de la película. Esto no sucedió gracias a la intervención de la protagonista de la película, Audrey Hepburn, quien amenazó con abandonar la película si no se respetaba esa canción. Esta anécdota supuso también el nacimiento de otro fuerte vínculo cinematográfico, ya que a partir de ese momento, Mancini pasó a componer la mayor parte de las películas protagonizadas por la actriz, legando maravillosas declaraciones de amor y amistad como son las partituras de “Charada”, “Dos en la Carretera” y “Sola en la Oscuridad”. Nadie supo definir musicalmente a la estrella mejor que Henry Mancini, y el cariño especial del músico por Hepburn se evidenciaba en cada nota de estas bandas sonoras. Regresando a “Desayuno con Diamantes”, la película le reportó al músico sus dos primeros Oscars, en los apartados de Canción Original, compartido con el letrista Johnny Mercer, y Partitura Original.
Otra partitura determinante en la carrera de Henry Mancini, vinculada a su relación con Blake Edwards es “La Pantera Rosa”. La habilidad del compositor para grabar a fuego en la memoria del público sus temas principales llegó a una de sus máximas cotas con el tema principal de esta película, manteniendo el resto de la partitura ese especial cuidado entre el ritmo del gag humorístico con el ritmo musical. Durante 30 años, director y músico siguieron desarrollando las andanzas del torpe Inspector Closeau en diferentes entregas, además de establecerse en la televisión gracias a la serie de animación que directamente tomaba como protagonista al felino rosa creado por Fritz Freleng para los títulos de crédito de la primera película.
Durante la década de los 60, Mancini mantuvo estrechos vínculos profesionales con otros cineastas, como Stanley Donen, para quien compuso “Arabesco” y las ya mencionadas “Charada” y “Dos en la Carretera”, y Howard Hawks, con el que trabajó en “Su Juego Favorito” y “Hatari”. Esta última ha pasado a la posteridad, más que por sus cualidades cinematográficas, por el famoso tema musical, “baby elephant walk”, una composición sencilla y divertida que con el paso del tiempo se ha convertido, junto con “Moon River” y “The Pink Panther Theme” en uno de las composiciones más versionadas por otros artistas del legado de Mancini.
Llegados ya a los 70, Mancini se había convertido ya en uno de los compositores más aclamados por la industria, además de haber logrado un éxito sin precedentes con la venta de las ediciones discográficas de sus bandas sonoras. En un momento en el que aún la música de cine no se había convertido en parte del merchandising de la película, él logró que sus discos entraran directamente en la lista de los más vendidos, además de potenciar su labor concertística junto a su orquesta. Esta década vio también la aparición de nuevas partituras míticas del compositor, destacando especialmente “Los Girasoles”, cinta dirigida por Vittorio de Sica y protagonizada por unos maravillosos Sophia Loren y Marcello Mastroianni, para los que Mancini compuso un tema de amor atemporal.
Por esta época el compositor amplió también su labor en la televisión, concentrándose especialmente en la creación de diversas sintonías que han pasado directamente a la historia de la pequeña pantalla. Uno de los más conocidos es el tema para el programa “Mistery Movie” de la NBC, un espacio contenedor donde se incluían series como “Banacek”, “McMillan y Esposa”, “McCloud”, o “Colombo”. A principios de los 80, su música marcó el pecaminoso romance entre Ralph de Bricassart y Meggie Cleary, los protagonistas de “El Pájaro Espino”. Además, firmó las sintonías de otras inolvidables series de la época como “Remington Steele”, “Hotel” o “Newhart”. Este paso por la televisión reafirmó su popularidad entre el público general en un momento en el que su estilo de música empezaba a ceder terreno al resucitado sinfonismo postromántico.
A finales de los 70, el estreno de películas como “La Guerra de las Galaxias” devolvieron el favor del público hacia el sonido clásico del cine y la preponderancia que había obtenido otras formas musicales como el jazz en décadas anteriores se fue difuminando, obligando a sus compositores a adaptarse o desaparecer. Eso incluyó a Henry Mancini, quien en 1985 demostró que su versatilidad no se reducía a las pequeñas bandas, sino que era capaz de dar dinamismo a una gran orquesta sinfónica componiendo la espectacular partitura de “Lifeforce. Fuerza Vital”. Para esta película creó un poderoso tema principal, al que acompañaba una tensa composición que enfatizaba los elementos de suspense y terror de esta cinta dirigida por Tobe Hooper.
Sin embargo, la comedia seguía siendo el género por excelencia para Mancini. Su alianza con Blake Edwards estaba dando sus últimos flecos. En 1982, director y compositor ofrecieron su última obra maestra con el extraordinario musical “Victor o Victoria”, por la que el músico recogió el último Oscar de su carrera (compartido con el prestigioso letrista Leslie Bricusse). A este título siguieron otras colaboraciones como las últimas entregas de “La Pantera Rosa”, “El Gran Enredo”, “Cita a Ciegas”, “Una Cana al Aire” o “Una Rubia muy Dudosa”, donde el músico supo mantener el nivel, frente al agotamiento artístico del cineasta.
La figura de Sherlock Holmes protagonizó dos de las últimas comedias de Mancini. Para la Disney, creó la partitura de “Basil el Ratón Superdetective”, uno de los clásicos menores de la compañía, pero desde luego poseedora de un espléndido apartado musical. Lo mismo podemos decir de la divertida comedia “Sin Pistas”, protagonizada por Michael Caine y Ben Kingsley, con una curiosa lectura de la relación entre Holmes y Watson pero que no supo sacar provecho ni a su premisa, ni a sus actores, ni tampoco a la juguetona partitura ofrecida por Mancini.
La carrera de Henry Mancini se cerró a principios de los 90 con la dinámica partitura creada para “Tom y Jerry. La Película” y “El Hijo de la Pantera Rosa”, paupérrima despedida de la serie, donde lo más destacado era la versión del tema principal interpretado por Bobby McFerrin. Mancini falleció poco después, el 14 de junio de 1994, víctima de un cáncer de páncreas, pero su música sigue acompañándonos, sin perder un ápice de fuerza o popularidad, como demostrará la Big Band de Canarias, bajo el liderazgo de Kike Perdomo, el próximo 10 de julio en el concierto organizado para Fimucité 2012.

jueves, 14 de junio de 2012

“PROJECT X”. EL DECLIVE DEL IMPERIO AMERICANO.

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Uno de los gags más aplaudidos de la “American Pie” original era aquel momento en el que el inexperto Jim está a punto de perder la virginidad con la estudiante de intercambio Nadia y su aventura sexual es compartida via webcam con todos los compañeros del instituto. Aquella secuencia ya marcaba la creciente importancia de los nuevos formatos audiovisuales en las nuevas generaciones. Ahora, se acaba de estrenar en nuestras pantallas “Project X”, donde tres adolescentes montan la fiesta más desmadrada de la historia y lo graban todo con su cámara digital, además de otros puntos de vista, como los móviles de los invitados o cámaras de seguridad (incluso las instaladas en el fondo de la piscina). Lo que en 1999 era un hecho insólito y novedoso, ahora, 13 años más tarde, no sólo está plenamente asentado en la sociedad, sino que además determina nuestra relación con la realidad, imponiendo la necesidad de registrar todo lo que nos rodea, hasta lo más insulso, para que realmente podamos decir que ha sucedido. Si no queda grabado no ha existido, ni siquiera para aquellos que lo han experimentado de primera mano.

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“Project X”, la película, es un extraño experimento que abandona lo que habitualmente conocemos como cine y, en lo que supone una perspectiva aterradora, tal vez nos previene sobre lo que está por venir. Olvídense de cualquier aspiración narrativa o argumental, del desarrollo de personajes, incluso de cualquier tipo de planificación o puesta en escena. Eso aquí se convierte en algo trivial, caduco, una concesión banal de cara a una vetusta galería. Sí, hay tres personajes (quienes además mantienen los mismos nombres de los actores que los interpretan: Thomas, Costa y J.B.); sí, hay un propósito (ganarse el respeto de sus compañeros de institutos montando una fiesta épica); sí, hay un leve (levísimo) trasfondo emocional (la relación platónica entre Thomas y su amiga de la infancia Kirby). Esto queda salvajemente arrinconado por imágenes y más imágenes de adolescentes en celo, borrachos y drogados, danzando al son de hip hop. Los creadores de la película reunieron a más de 200 extras en el plató, montaron las condiciones para la fiesta y les dieron a los participantes móviles para que registraran el alborozo general. De las horas y horas de metraje digital obtenido se urdió el 70% de la película, dejando un mínimo apartado para esbozar la excusa argumental y así poder vender el conjunto como una película. En otras palabras, los planos de recurso se han comido por completo a la fotografía principal. En este sentido sí hay que reconocer una notable labor de montaje con el fin de darle empaque y un mínimo de coherencia a todo ese caos de material. Pero, ¿es realmente el resultado una película? Particularmente (y a riesgo de sonar más viejuno que la Blasa) opino que no. “Project X” tiene el mismo (o incluso menos) peso narrativo que cualquier reality al uso ofrecido por la MTV o las múltiples webs de temática college party de internet.

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Evidentemente, es aquí donde viene la trampa de este producto. Se trata de una cinta pensada para un público concreto, aquel que comparte generación con los protagonistas. El público entre 16 y 20 años (o algún Pete Gardner de la sala, que de todo hay) podrá disfrutar plenamente de la película y, quizás, conectar con alguno de los personajes. Los que hemos superado esa franja de edad, mayoritariamente nos sentiremos desplazados de la acción. Yo, personalmente, salí de la sala pensado que lo que había visto era una soberana memez, pero también soy consciente de que mi opinión aquí no es relevante. No soy el tipo de público que buscaban los creadores. Si no me gustó es culpa mía por haberme metido en la película equivocada.

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LA MÚSICA DE NINO ROTA

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El Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife (FIMUCITÉ), que se celebrará entre los días 7 y 14 de julio con el patrocinio del Cabildo Insular de Tenerife, el Gobierno de Canarias y los Ayuntamientos de Santa Cruz y Arona, desplegará un año más, en colaboración con Filmoteca Canaria, un ciclo de cine dentro de su amplio abanico de actividades paralelas, dedicado, en esta ocasión, al ganador del Oscar por la banda sonora de “El Padrino II”, y habitual compositor de Federico Fellini, Nino Rota, con motivo del centenario de su nacimiento.

Nino Rota es uno de los músicos decisivos de la Historia del Cine y un artista clave dentro de la industria italiana, donde debutó en 1933, aunque su andadura se inició realmente en plena Segunda Guerra Mundial, a partir de 1942. Sus partituras ayudaron a marcar la identidad del Neorrealismo Italiano, especialmente gracias a sus colaboraciones con Luchino Visconti, con el que trabajó en títulos como “Noches Blancas”, “Rocco y sus Hermanos” y “El Gatopardo”. La música de Rota se caracterizaba por excelso uso de la melodía, capturando la esencia de la historia y los personajes en retentivos temas principales. Era también un músico heterogéneo y versátil, capaz de afrontar grandes partituras épicas de corte sinfónico como “La Reina de Saba” o “Guerra y Paz”, al mismo tiempo que reivindicaba la importancia de la música popular o introducía el jazz en sus películas.

El gran aliado de Rota en el cine fue Federico Fellini, con el que colaboró en un total de 16 ocasiones entre 1952 (con “El Jeque Blanco”) y 1979 (“Prueba de Orquesta”), año de fallecimiento del compositor. Para este cineasta compuso obras vivaces y exóticas, cargadas de dramatismo y donde la extravagancia visual de Fellini quedaba plasmada en temas de inspiración circense (“La Strada”, “Los Clowns”), pero sin olvidar nunca la belleza y el romanticismo (“Las Noches de Cabiria”, “Giulietta de los Espíritus”). En partituras como “Amarcord” supo dar una gran prestancia a la música tradicional y popular italiana, mientras que en títulos como “La Dolce Vita” o “Fellini 8 1/2” subrayaba la modernidad de la propuesta con la sonoridad del jazz, y en “El Casanova” se atrevía con un acercamiento experimental y vanguardista.

Importante para la carrera del compositor fueron también sus trabajos para Renato Castellani, con el que coincidió en seis ocasiones (entre ellas “Mio Figlio Professore”, “Bajo el Sol de Roma” o “Il Brigante”), y Franco Zeffirelli, para el que compuso dos de sus adaptaciones de Shakespeare, “La Mujer indomable” (versión de “La Fierecilla Domada”) y “Romeo y Julieta”. En estos dos últimos títulos, Rota tuvo que ajustarse al contexto medieval de las historias y componer sendas partituras de acuerdo a los cánones de la época, consiguiendo con la historia de los amantes de Verona uno de los temas de amor más extraordinarios que ha dado el cine (y que en Estados Unidos alcanzó una mayor popularidad gracias a la versión de Henry Mancini).

Si bien la mayor parte de la filmografía de Rota se desarrolló en Italia, también dejó su huella en producciones internacionales, como la ya mencionada “Guerra y Paz” para King Vidor o la francesa “A Pleno Sol” de René Clement. Sin embargo, fue en la última etapa de su carrera cuando la industria de Hollywood se rindió finalmente a su música. El estreno en 1972 de “El Padrino” supuso un antes y un después para el cine y parte de la responsabilidad de ello estaba en la partitura compuesta por Rota y en concreto su tema principal, otra de las melodías universales del séptimo arte que han pasado a integrarse en el subconsciente colectivo (pero que, curiosamente, estaba inspirada en otra composición del músico para la película de 1957 “Fortunella”). Para la saga de la familia Corleone, el músico volvió a beber extensamente de la música popular italiana, subrayando así las raíces sicilianas de Vito. La Academia de Hollywood desestimó esta composición de cara a los Oscars, al considerar que no cubría el porcentaje mínimo establecido por el reglamento debido al extenso uso de material preexistente versionado por Rota. Posteriormente se replantearon esta decisión, nominando de nuevo al compositor milanés con “El Padrino II”, por la que sí obtuvo la estatuilla.

La influencia de Nino Rota ha sido decisiva para músicos que han llegado a continuación, empezando por Ennio Morricone y llegando hasta músicos actuales como Danny Elfman. Ahora este ciclo presentado por Filmoteca Canaria y Fimucité nos da la oportunidad de reencontrarnos con este extraordinario músico en pantalla grande. La cinta que da inicio a este ciclo es “La Strada” de Federico Fellini, que pudo verse el pasado martes en el Teatro Guiniguada en Las Palmas de gran Canaria y que tendrá su pase en Tenerife hoy jueves a las 20.30 en los Cines Renoir Price. El resto de los títulos que componen el ciclo son “Ocho y Medio”, también de Federico Fellini (los días 19 y 21 de junio en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, respectivamente); “Bajo el Sol de Roma”, de Renato Castellani (días 26 y 28); “Il Brigante” (prevista para los días 3 y 5 de julio en los mismos recintos), y, cerrando el programa, “A Pleno Sol”, de René Clément, los días 10 y 12 del próximo mes, y siempre a partir de las 20.30.