miércoles, 1 de agosto de 2012

FIMUCITÉ 6. LA EXCELENCIA DE LA MÚSICA PARA EL CINE.

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El pasado sábado 14 de julio finalizaba la sexta edición del Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife, Fimucité 2012, un evento que ha demostrado una vez más una búsqueda de la excelencia y un extraordinario respeto por el cine y la música. Fueron siete días intensos dedicados a las composiciones para el Séptimo Arte, donde lejos de acomodarse en un formato preestablecido, el festival se arriesgó con nuevos acercamientos que fueron recibidos con aplausos y ovación por parte del público asistente.

presuntos implicados 2

Ese interés por acogerse a un espectro más amplio de la música para el cine quedo patente especialmente en los primeros conciertos escenificados. Para empezar se ofreció un concierto pre-inaugural integrado por una selección de populares canciones versionadas y traducidas a nuestro idioma por el grupo pop español Presuntos Implicados y que conforman su disco “Banda Sonora”. Una decisión que pudo chocar inicialmente a los seguidores más puristas del festival, pero que, sin duda, logró su objetivo de atraer a público nuevo al evento, además de demostrar que la música para el cine no debe quedarse únicamente en los conciertos sinfónicos, sino que está abierta a otros formatos. Presuntos Implicados por su parte se esmeró en una actuación intimista y esmerada, como corresponde a esta veterana formación.

concierto ull

Sorprendente fue también el segundo de los conciertos, ofrecido en esta ocasión en el Paraninfo Universitario a cargo de agrupaciones tan autóctonas como son la Agrupación de Pulso y Púa de la Escuela Municipal de Música y Danza de Arona, la Orquesta de Plectro Euritmia, la Masa Coral Tinerfeña y la Orquesta de Pulso y Púa del Orfeón La Paz de La Laguna. Ellos sorprendieron a los asistentes con versiones de partituras clásicas y muy populares adaptadas a instrumentos característicos del folclore canario. El arranque del concierto con el tema principal de “Jurassic Park” ya marcó lo que iba a ser una noche desconcertante para un público que, en un primer momento, se mostró asombrado y descolocado ante la experiencia de escuchar melodías tan conocidas desde una perspectiva tan diferente. Esto fue especialmente evidente en casos como la ya mencionada “Jurassic Park”, “La Lista Schindler” o “El Último Mohicano”, aunque las mejores versiones escuchadas en el concierto pertenecieron a aquellas composiciones que más se adecuaban al tipo de instrumentos de estas agrupaciones. En este sentido, nos gustaría destacar las espléndidas interpretaciones de “La Vida es Bella” y, muy especialmente, el tema principal de “El Padrino”. En cualquier caso, sin duda, este experimento ayudó a desvincular la música para el cine de unos patrones preestablecidos y dar la posibilidad a los asistentes de disfrutar de una audición fresca e innovadora.

big band de canarias

Al día siguiente llegó el concierto de homenaje a Henry Mancini a cargo de la Big Band de Canarias, en este caso no una oportunidad para ofrecer una interpretación rupturista, sino más bien para devolver la música de este gran compositor a sus orígenes. Artista de orígenes jazzísticos, Mancini se caracterizó por una mayor popularización de los postulados de este estilo musical adaptados a las necesidades fílmicas. Muchas de sus composiciones se han convertido en repertorio habitual de cualquier formación musical, lo que a la larga ha llegado a perjudicar a estos trabajos, que han ido perdiendo entidad en favor de versiones más populistas. Con un cuidado programa, que no evitaba algunos de estos temas universales, pero también abría el espectro a otros menos trillados, la Big Band de Canarias, con una interpretación vibrante y potente, logró devolverlos a la categoría que les corresponde. El público se estremeció con “Sed de Mal”, la extensa suite de “Peter Gunn” (especialmente su tema principal, para el cual los músicos no dudaron de enfundarse unas gafas de sol que remitían a los Blues Brothers), el tema principal de “A Shot in the Dark” o la deliciosa “Días de Vino y Rosas”, sin olvidar los imprescindibles “The Pink Panther Theme” o el “Moon River” de “Desayuno con Diamantes”. Apoyados en la voz de una exuberante Esther Ovejero, quien cantó dos de los temas del repertorio, la formación se ganó a pulso la ovación del respetable, en un Teatro Guimerá lleno hasta la bandera.

banda sinfónica del conservatorio

El miércoles 11 de julio llegó el turno de lucimiento de la cantera de músicos de Canarias. Con la colaboración del Conservatorio de Música de Tenerife y su Banda Sinfónica, un grupo de ejemplares estudiantes llevaron a cabo un programa arriesgado con gran entusiasmo y talento. Cierto es que, evidentemente, esta interpretación no se podía medir por el mismo rasero que el de músicos profesionales más experimentados, pero es de recibo reconocer el estupendo nivel musical de esta formación y, sobre todo, alabar el riesgo acometido, ya que no se limitaron a tocar versiones ligeras de temas populares, sino que se enfrentaron a composiciones más complejas. Un ejemplo de esto es la suite escogida de “Los Siete Magníficos”, que no se quedaba únicamente en su conocido tema principal, sino que abordaba otros apartados de una partitura ardua y comprometida, donde el ritmo de la interpretación y la dificultad de algunos pasajes no están al alcance de cualquier profesional (podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la música de “Los Siete Magníficos” ha sido una de las partituras cinematográficas más maltratadas por las orquestas), pero que la Banda Sinfónica, bajo la batuta de Benigno Cedrés Rodriguez, supo llevar a cabo con precisión. También es de destacar las versiones que realizaron de “Gladiator” o la espléndida suite de “El Señor de los Anillos”. Una vez más el público abarrotó las dependencias del Teatro Guimerá, dando su apoyo a estos jóvenes músicos, quienes, ante el clamor popular, completaron el concierto con dos bises, el medley “American Graffitti”, formado por diferentes referencias a la música clásica americana, y una nueva interpretación del tema de “Batman”.

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El jueves hubo descanso de conciertos, pero no de actividad, ya que se inauguraba el I Taller El Camino hacia la Composición Cinematográfica organizado por el festival con la colaboración de Berklee School of Music y Promusic, la Asociación de Músicos Profesionales de Canarias. El propósito de este taller era ofrecer un acercamiento a las diferentes etapas de la creación de una banda sonora a través de la participación de importantes profesionales del sector. De todo el taller podemos extraer importantes ideas que define el sector, especialmente en una estructura industrial como es el caso de Hollywood. Andy Hill, productor musical y director del Master en Composición para Cine, Televisión y Videojuegos de Berklee, expuso la situación de manera clara. Muchos son los que buscan ganarse la vida con la música para el cine, pero pocos son los elegidos. El talento, el disponer de un estilo personal es importante, pero también la formación es decisiva, especialmente a la hora de distinguirse del grueso de aspirantes. A través de masters como el que ofrece Berklee, los músicos tienen también la oportunidad de adquirir experiencia profesional en el sector, algo decisivo a la hora de obtener un agente de representación y entrar en el círculo de la industria cinematográfica. Hill comentó que a la hora de escoger a sus estudiantes buscan no sólo la excelencia musical, sino también un perfil vital determinado, convencidos de que en la experiencia personal se encuentra la inspiración artística. Robert Piaskowski y Diego Navarro, directores respectivamente del Festival Internacional de Música de Cine de Cracovia y Fimucité, se adentraron en la importancia de eventos de este tipo no sólo para popularizar la música de cine o dar nueva vida a composiciones pensadas inicialmente sólo para las salas de cine y no las de concierto, sino también para romper la imagen estereotípica desde los estamentos más academicistas de la música de que las bandas sonoras son obras de menor bagaje, carentes de calidad artística por el mero hecho de estar subordinadas a la imagen. También se habló de la importancia de otros formatos, como los videojuegos, que beben directamente de la música para el cine y que se han convertido también en medios importantes para los compositores para ganarse la vida, además de generar un tipo de aficionado diferente que también demanda ver estos trabajos escenificados en las salas de concierto.

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En la segunda sesión del taller, Pete Anthony abordó la estratificación de la industria cinematográfica, concretamente en el apartado de la producción musical. Como orquestador y director de orquesta, analizó la función de estos profesionales, siendo el primero una herramienta disponible para el compositor para acelerar el proceso de trabajo ante la fatídica fecha de entrega de la música y el estreno de la película. Por otro lado, la figura del director de orquesta en las sesiones de grabación responde no tanto a una cuestión de tiempo, como de necesidades técnicas, ya que el compositor debe permanecer en la cabina de grabación para poder acoplar mejor el apartado de samplers orquestales con la música interpretada por la orquesta, además de ir corrigiendo problemas de sonido que vayan surgiendo sobre al marcha, y así agilizar el posterior trabajo de edición musical. Con la participación del músico y arreglista Iván Vivas, nos adentramos en otro tema poco conocido y complejo, los problemas de archivística en lo referente a las partituras de las bandas sonoras y los problemas posteriores que esto acarrea a copistas de cara a rescatar esas composiciones para conciertos como los que ofrece Fimucité. Concretamente, Vivas se centró en explicar algunos de los obstáculos que se había encontrado con el concierto del centenario de Universal, con partituras ilegibles (“Fievel y el Nuevo Mundo”), a las que les faltaban páginas (“Aeropuerto”) o que no se correspondía con lo que finalmente se escuchó en la pantalla, ya que fueron modificadas sobre la marcha durante las sesiones de grabación y esos cambios no quedaron registrados en los archivos del estudio. No siempre es posible tener acceso al compositor para solventar este problema, y es en ese momento cuando el copista debe agudizar el oído e intentar reconstruir el material a partir de las pistas de audio. El taller se cerró con una mesa redonda con profesionales del sector de la producción y la edición discográfica, evaluándose principalmente el trabajo posterior a la presentación de la película, a través de la gestión de derechos de autor (habilitando nuevas medidas de ingresos para los compositores y el estudio) o la edición de la banda sonora (que permite no sólo hacer accesible la música a los fans, sino que sirve de registro de ese material, incluso de versiones que fueron descartadas para la película, pero que sí obtienen hueco en este formato). También el productor Ángel Blasco ofreció una perspectiva diferente desde su posición de productor español independiente, y la necesidad de que el músico, como el resto del equipo artístico de la película, participe desde un primer momento en el proyecto y aporte su propia creatividad al conjunto, en lugar de limitarlo a las etapas finales, cuando ya toda la producción está definida y el músico sólo puede ajustarse al marco que le han preestablecido durante el proceso de desarrollo anterior.

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De la clausura del taller partimos directamente al Auditorio Adán Martín, donde tuvo lugar el primero de los dos grandes conciertos sinfónicos preparados para este año. El programa abrió con la entrega de los Premios de la Crítica Musical Cinematográfica Española, organizados por el sitio web scoremagacine.com, al compositor Alberto Iglesias. El músico tuvo que excusar su asistencia a última hora por motivos laborales, pero la estatuilla fue recogida en su nombre por su hijo, Jon Iglesias, y, a continuación, la Orquesta Sinfónica de Tenerife interpretó una extensa suite de uno de sus trabajos para el director Pedro Almodóvar, “Volver”, que resaltó algunos de los momentos de tensión y dramáticos más importantes de esta película. En esta muestra quedó también patente la sonoridad vanguardista de la música del compositor donostiarra, particularmente en lo que se refiere a su relación con este cineasta. La orquesta, bajo la batuta de Diego Navarro, se esmeró en una ejecución minuciosa de la partitura, saliendo ampliamente victoriosa de un reto de este nivel y dejando las puertas abiertas a un reencuentro más extenso en un futuro próximo con la filmografía de este compositor. Sin apenas pausa el podio fue ocupado por Pete Anthony, quien llevó a cabo un extenso repaso por la filmografía de James Newton Howard, compositor con el que colabora de manera recurrente y cuya música nadie conoce frente a la orquesta mejor que él. Además esta parte del concierto contó con un elemento añadido que elevó aún más si cabe la experiencia visual y musical del acontecimiento. Varios de los temas interpretados en directo por la orquesta contaban con videos expresamente dirigidos al director de orquesta para que éste pudiera sincronizar de manera milimétrica el sonido con lo que se proyectaba en pantalla. Eso quedó patente en las magníficas interpretaciones de “Dinosaurio”, “King Kong” o la suite que formaban los temas principales de “Wyatt Earp” e “Hidalgo. Océanos de Fuego”. Este es un hecho insólito y poco habitual en festivales de cine y todo un logró para Fimucité. En cualquier caso, es de recibo destacar también la exquisita labor del equipo audiovisual del festival (formado por Vasni Ramos y Sergio Gerson Ramos), quienes consiguieron afinar también de manera extraordinaria los montajes de los videos con la música, con ejemplos sublimes como “Señales”. La combinación de la Orquesta Sinfónica de Tenerife y el Tenerife Film Choir bajo la dirección de Pete Anthony dejó para el recuerdo un concierto apoteósico y excepcional en el que se resumía más de dos décadas de filmografía de James Newton Howard, evidenciando no sólo el poderío sinfónico de su música, sino también su versatilidad a la hora de tratar proyectos de muy diferente calibre.

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El sábado 14, el Auditorio de Tenerife “Adán Martín” volvió a abrir sus puertas para acoger la Gala de Clausura del Festival, un fantástico fin de fiesta que estuvo en esta ocasión dedicado íntegramente al centenario de Universal Pictures, con el sello de aprobación del propio estudio que supervisó una selección del programa que abarcaba no sólo algunos de los títulos más conocidos de su extenso catálogo, sino sobre todo películas que ayudaran a subrayar las señas de identidad de esta major estadounidense. Tras abrir boca con una versión para concierto de la fanfarria del estudio (compuesta por Jerry Goldsmith y arreglada para el centenario por Brian Tyler), era, por lo tanto, indispensable ese arranque haciendo referencia a los iconos del cine de terror, aunque no todos extraídos directamente de las cintas de los años 30 y 40 que marcaron el estrecho vínculo entre Universal y este género. Sí escuchamos el tema principal del “Frankenstein” de 1931, pero para representar a “Dracula” se escogió la partitura compuesta por John Williams en 1979 (con una versión para concierto rescatada de sus archivos personales y prestada por el maestro para la ocasión), para “El Hombre Lobo” se seleccionó la versión más reciente firmada por Danny Elfman en 2010, y para “La Momia” se optó por la cinta de 1999, con la aventurera música de Jerry Goldsmith. Sin abandonar el género de terror, se continuó con “El Cabo del Terror”, clásico protagonizado por Gregory Peck y Robert Mitchum, con excelsa partitura de Bernard Herrmann, que fue reutilizada posteriormente para el remake de Martin Scorsese de 1991. Todo esto conformó una sublime suite de suspense y terror que sirvió en bandeja de plata un poderoso arranque al concierto. A continuación se pasó a un tono más apacible y melódico con las partituras de “Matar a un Ruiseñor” (una de las grandes obras maestras de Elmer Bernstein, de cuyo tema principal la Orquesta Sinfónica de Tenerife logró sacar todo su canto a la inocencia) y “Campo de Sueños” de James Horner (donde intimismo y sencillez se convierten en poderosas herramientas cargadas de emotividad). La orquesta recuperó un mayor poderío orquestal con una de las piezas clave de la noche, el tema principal de “Aeropuerto”, reconstruido expresamente para el festival y que supuso la primera ocasión en que esta grandiosa composición de Alfred Newman se interpretaba en un concierto. Horner regresaba al programa con su partitura para “Fievel y el Nuevo Mundo”, una vibrante suite repleta de colorido y con anotaciones de música eslava, que dio paso al fantástico tema final de “Un horizonte muy Lejano”, otra cinta sobre el tema de los pioneros e inmigrantes llegados a Estados Unidos en busca de la tierra de las oportunidades. En este último tema, la orquesta logró sacar con su interpretación toda la fuerza de esta potente pieza, excelente representante del sonido nacionalista Americana, heredado por Williams de compositores como Aaron Copland. Aquí es necesario ensalzar una vez más la extraordinaria labor del equipo de audiovisuales formado por Vasni Ramos y Sergio Gerson Ramos, quienes consiguieron una milimétrica sincronización entre la música y los cortes de video extraídos de la película.

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Tras esta explosión de triunfo, el programa regresó a sonoridades más calmadas con trabajos de gran belleza y melodramatismo. A nuestro entender, “En el Estanque Dorado” de Dave Grusin pasó rápidamente a convertirse en una de las piezas clave de este concierto, un prodigio de sencillez y nostalgia, que junto con las imágenes de la película que acompañaron la interpretación de la orquesta, trasportó a la audiencia a un remanso de placidez y espledor; “Tomates Verdes Fritos” dejó sobrecogido a todo el público congregado esa noche en el Auditorio Adán Martín, gracias muy especialmente a la portentosa voz de Esther Alfonso Da Costa (quien abandonó momentáneamente su puesto como intérprete de viola); de “Love Actually” se rescató uno de los momentos climáticos de esta preciosa partitura de Craig Armstrong, con un espectacular crescendo melódico que sirvió de lucimiento nuevamente para el conjunto de la orquesta; “Una Mente Maravillosa”, de nuevo un trabajo de James Horner, tuvo en esta ocasión como principal protagonista a la voz solista de la soprano Cristina Farrais, quien con su interpretación dejó sin respiración a no pocos miembros de la audiencia; este bloque melódico se cerró de manera exquisita con la preciosa partitura de Thomas Newman para “¿Conoces a Joe Black?”, una composición que gana enteros independiente de la película para la que fue creada. Superado este tramo, el concierto se dirigió ya hacía su portentoso tramo final con la presentación de la pieza más actual del conjunto del programa, “El Lórax”, una partitura virtuosa y vibrante de John Powell, que la Orquesta Sinfónica de Tenerife supo escenificar en toda su colorista sonoridad. “Show Me Your Fire Truck” de la partitura de “Llamaradas”, uno de los temas que ayudó a definir el estilo particular del compositor Hans Zimmer, hizo retumbar los cimientos del auditorio con atronador poderío, dejando paso a continuación a uno de los temas más esperados por el público, el tema principal de “Regreso al Futuro” de Alan Silvestri (aunque realmente se trataba de la suite de la tercera entrega de esta franquicia, con lo que ello supone de gozosa inclusión de guiños al western bernsteiniano). De nuevo, hay que apuntar otro éxito en lo referente a la sincronización de la música en vivo con el montaje de video, elevando la experiencia audiovisual del momento a uno de sus puntos álgidos. El programa oficial se cerró de manera absolutamente épica con el tema “Riddle Of Steel / The Riders Of Doom” de “Conan, el Bárbaro”, ofreciendo a la orquesta y el coro un vehículo espectacular con el que llevar sus capacidades a su máximo exponente, ganándose a pulso la ovación en pie de toda la audiencia.

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Como es tradición en Fimucité, la Gala de Clausura culminó con la entrega de los Premios Fimucité (en esta ocasión concedidos al Festival de Música de Cine de Cracovia y a James Newton Howard, además del nombramiento de Pete Anthony como Director Invitado de Honor) y, a continuación, se dio paso al bis de despedida, dedicado en esta ocasión a “E.T. El Extraterrestre”. De esta manera, Fimucité se despidió de su público hasta el próximo año, no sin anunciar primero las fechas del evento (del 8 al 13 de julio) y su temática. Aprovechando que coincide la séptima edición del festival con el 50 aniversario del estreno de la primera aventura cinematográfica de James Bond, la música del Agente del Servicio Secreto de su Majestad con Licencia para Matar se convertirá en el leitmotiv de FIMUCITÉ 007.

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