jueves, 12 de enero de 2012

UNA SEMABLANZA DEL 2011. PARTE II

CINE DE FANTASÍA

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El cine de fantasía ha estado dominado por algunas de las más destacadas franquicias del cine hollywoodiense reciente, aunque con resultados bastante desiguales y mostrando en algunas de ellas un ya aparente agotamiento de fórmulas otrora de éxito. “Piratas del Caribe. En Mareas Misteriosas” buscaba abrir una nueva vía para las aventuras del Capitán Jack Sparrow tras el cierre de la trilogía anterior. Una mala elección de director, un personaje ya encasillado en un histrionismo calculado, una coprotagonista embarazada que restringía las posibilidades de planificación o a la que había que estar sustituyendo continuamente por una doble, un guion poco imaginativo y un desaprovechamiento de algunos personajes secundarios dieron al traste con el propósito. “Transformers. El Lado Oscuro de la Luna” se presentaba como cierre de una trilogía y el adiós a la franquicia de su principal protagonista, Shia Labeouf, y su director, Michael Bay (aunque éste podría estar negociando ahora una cuarta parte). Con acción espectacular, como no podría ser de otra manera, ofrece el arranque y clímax final más apoteósico de la saga, aunque entre ambas haya que soportar una hora y media de nadería y gilipollez. 2011 ha estado marcada también por la recta final de las dos principales sagas juveniles. Con “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte II”, el famoso mago creado por J.K Rowling cerraba la franquicia con un fin de fiesta que remontaba los bajos resultados obtenidos con entregas como “Harry Potter y la Orden del Fénix” o “Harry Potter y el Misterio del Príncipe”, pero sin llegar a los buenos resultados de “Harry Potter y el Prisionero de Azkabán”. Los fans apoyaron esta última entrega que ha pasado a convertirse en una de las más taquilleras de todas, aunque más de uno hubiese preferido ahorrarse el epílogo final. Por otro lado, “La Saga Crepúsculo: Amanecer. Parte I” ha seguido marcando las distancias entre los acérrimos a la serie y el resto de la humanidad. Los 45 minutos de boda entre los dos protagonistas han provocado que haya sido sentenciada por la crítica como la entrega más soporífera y cursilona, pero eso no ha evitado que la película se haya alzado entre los primeros puestos de recaudación en taquillera del 2011 en nuestro país (siendo además España el país donde mayor éxito ha tenido esta cinta a nivel mundial).

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Los efectos digitales tuvieron mucho peso en el desarrollo de otras superproducciones del 2011, como fue el caso de “Sucker Puch”, “Acero Puro” o “Immortals”. La primera y la última tuvieron la característica de contar con un enfoque autoral por parte de sus realizadores, quienes a su vez trabajaron el hiperrealismo de las imágenes sintéticas para generar un tipo de películas postmodernas en su concepción, pero de fuerte arraigo cultural e incluso mitológico. Zack Snyder ideó “Sucker Punch” como el proyecto más personal de su carrera, construyendo el argumento a partir de elaboradas set pieces sobre las que al mismo tiempo se erigía la acción y el componente estilístico de la cinta. Desgraciadamente, en el caso de esta película nos encontramos con un ejemplo de saturación en pantalla que jugó en contra del director. La acción desmedida, la hiperbólica introducción de enemigos diseñados para cada bloque y la anémica e incoherente excusa argumental que pretendía cohesionar todo llevaron al espectador a un punto de desconexión con lo que veía en pantalla y por extensión al aburrimiento. Por su parte, “Immortals” partía de una premisa plástica más artística, incluso pictórica. Su director Tarsem Sigh prácticamente ideó la cinta como si fuera un conjunto de frescos vivientes, lo que a nivel particular daba una estética muy trabajada a la película, pero a nivel global ralentizaba la acción y deshumanizaba a la historia y los personajes. Sólo el carisma de actores veteranos como John Hurt o Mickey Rourke conseguía atravesar esa cortina de artificiosidad para aportar cierto grado de sensibilidad a sus personajes. El resto (entre los que se encuentra también su protagonista, Henry Cavill, quien curiosamente protagonizará la nueva adaptación de Superman al cine que está preparando Zack Snyder) no pasan de ser otro objeto estético dentro de la elaborada estética del director. “Acero Puro” se aleja de las ínfulas autorales que malograron estos dos títulos y no pretende otra cosa que ser un entretenimiento banal dirigido a un público juvenil, mezclando la violencia del boxeo con el toque futurista del diseño de los púgiles robóticos. Más allá de los logros en lo referente a efectos especiales y a la agradecida presencia de Hugh Jackman, la cinta resulta plana e insustancial, perfectamente olvidable una vez salimos de la sala.

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No todas las propuestas que nos llegaron de género fantástico contaron con un importante peso presupuestario detrás. También producciones más modestas consiguieron hacerse un hueco dentro de este campo. En este sentido, una de las sorpresas del año fue el estreno de “Monsters”, una cinta en la línea de títulos como “Monstruoso” o “District 9”, jugando al uso de la cámara subjetiva y el falso documental para dar un tono de realismo a la historia. Más palomitera resultó “Invasión a la Tierra”, una cinta bélica que situaba a un batallón del ejército en primera línea de batalla contra una invasión alienígena, mientras intentan proteger a los supervivientes de una zona suburbana de la ciudad.

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El cine de fantasía quiso poner también una nota intelectual con otros trabajos. “Nunca me Abandones” era una apuesta fuerte por parte del realizador Mark Romanek. Basada en una novela de Kazuo Ishiguro que se adentra en el tema de la clonación y con un plantel de actores entre los que destacan Keira Knightley y los emergentes Carey Mulligan y Andrew Garfield, la cinta ambicionaba convertirse en una de las obras de culto de este año, sin embargo, el público la recibió de manera fría. Tampoco “Código Fuente”, el nuevo trabajo como director de Duncan Jones tras su elogiada “Moon”, obtuvo el éxito que se merecía. Con una interesante trama sobre paradojas temporales y pese a contar con actores como Jake Gyllenhaal, Michelle Monaghan o Vera Farmiga, la cinta evidenciaba unas carencias presupuestarias que afectaron principalmente al último tramo de postproducción, al apartado promocional y a la distribución, lastrando las posibilidades de la cinta. Más afortunada en lo económico ha sido “In Time”, regreso al género de ciencia ficción de Andrew Niccol tras su celebrada opera prima “Gattaca”. El público ha respondido bien a esta película protagonizada por Justin Timberlake y Amanda Seyfried, aunque no tanto la crítica. En su afán de ofrecer un título más comercial, el director y guionista ha desestimado la carga crítica de la cinta, que queda diluida muy pronto en favor de un encadenado de persecuciones y escenas de acción.

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Dos de los grandes éxitos del año han sido “El Origen del Planeta de los Simios” y “Super 8”, dos títulos que abogaron por la nostalgia como principal carta de cambio para captar al público. La primera recuperaba una de las franquicias más importantes del cine, ofreciendo un reboot desde el cual poder emplazar una nueva tanda de secuelas. Bajo la dirección de Rupert Wyatt, la cinta supo retomar el carácter metafórico de la mítica cinta protagonizada por Charlton Heston y ofrecer una lectura moderna de temas como los avances genéticos o los recientes alzamientos populares. Esto sin perder de vista su naturaleza de superproducción palomitera, aportando también al espectador un entretenimiento impactante, con unos excelentes efectos especiales. Por su parte, “Super 8”, sin proceder directamente de ninguna película anterior, nació como guiño nostálgico al cine juvenil de los años 80, especialmente aquel vinculado a la figura (como director y/o productor) de Steven Spielberg. Así podemos encontrar elementos ya presentes en títulos como “E.T. El Extraterrestre” o “Los Goonies”, especialmente a la hora de ofrecer un retrato emocional del grupo de protagonistas preadolescentes. Su director, J.J. Abrams mimetiza algunos rasgos de la narrativa spielbergiana, como el uso de la grúa, pero sin perder rasgos de su propia cinematografía, como el tratamiento del suspense o el diseño de la criatura.

COMICS Y SUPERHÉROES

Captain-America

La moda de los superhéroes o, por extensión, las adaptaciones del mundo del cómic siguieron reinando durante el 2011 en las carteleras. Para Marvel, éste ha sido un año de transición, de preparación de los espectadores de cara a la llegada de su macroevento cinematográfico, el estreno de “Los Vengadores” en 2012. Por ello hemos presenciado el estreno en pantalla grande de dos de los héroes que van a participar en la película del supergrupo. “Thor” llegó de la mano de un director de prestigio como Kenneth Branagh, quien prometía dar a los entramados de Asgard el empaque de tragedia shakesperiana. Desgraciadamente, el resultado ha sido con diferencia la película más impersonal e inane del cineasta. Es cierto que tiene elementos de aventura, acción, humor, intrigas palaciegas y fantasía, pero todo ello queda tan diluido en el conjunto que la película a penas llega al nivel de preámbulo anticipatorio de cara a la participación del Dios del Trueno en “Los Vengadores”. “Capitán América. El Primer Vengador”, por su parte, vino firmada por un realizador más impersonal, el artesano Joe Johnston, quien, quizás por conocer mejor los resortes de este tipo de producciones de encargo o por estar necesitado de un éxito rotundo tras el fracaso de su “El Hombre Lobo”, supo tomar los elementos marcados por el estudio y construir con ello una loable cinta de acción y aventuras de aliento clásico y con suficiente autonomía como para ser disfrutada sin las expectativas de la producciones posterior.

X-men First Class

Los personajes Marvel contaron con otras adaptaciones fuera del macroproyecto de “Los Vengadores”. “X-Men. Primera Generación” retomaba el testigo dejado en “X-Men 2” y malogrado con las deficientes entregas de “X-Men. La Decisión Final” y “X-Men. Orígenes: Lobezno” para llevarnos a la creación del famoso supergrupo de mutantes, ahondando especialmente en el peculiar vínculo entre el Profesor Xavier y Magneto. Al igual que “El Origen del Planeta de los Simios”, la sabia combinación de acción, efectos especiales, aventura y una trama abierta a lecturas más complejas de lo que generalmente se permite a una producción de estas características se saldó con el aplauso compartido de crítica y público. Menos afortunado fue el regreso de “Conan, El Bárbaro” al cine. Tras años de lucha con el fin de retomar el éxito marcado por John Millius y Arnold Schwarzenegger allá por 1982, al final se optó por un director con fama de visceral y violento en su puesta en escena, Marcus Nispel, y una joven estrella televisiva, Jason Momoa, para dar la réplica a los anteriores. La película incluye todos los elementos que los fans requerían del famoso cimerio (aventura, violencia, erotismo, magia, lugares exóticos y personajes rocambolescos), sin embargo, quedaban a duras penas enlazados con un guion exiguo, repleto de situaciones absurdas y gruñidos, y una puesta en escena carente de fuerza o emoción alguna.

green lantern

La principal competidora de Marvel, DC, a la espera de nuevas entregas de sus dos personajes de cabecera, Batman y Superman, quiso probar fortuna con otro de los superhéroes de su catálogo, “Green Lantern”. Pese a contar con una solvente producción detrás, un director experimentado como Martin Campbell, y un elenco de actores prometedor (Ryan Reynolds, Blake Lively, Peter Sarsgaard, Mark Strong), el resultado fue del todo insatisfactorio. La película se pierde a la hora de optar entre un tono de comedia o aventurero, el héroe no consigue trasmitir carisma suficiente como para encandilar al público, el guion es, en el mejor de los casos, intrascendente y la realización de Campbell absolutamente plana.

RED

No todo el cine procedente de las viñetas procede de las dos majors de los comics, también nos hemos encontrado con producciones inspiradas en novelas gráficas de editoriales independientes. Basada en la obra homónima de Warren Ellis y Cully Hamner, “Red” es una estimable cinta de acción, acompañada de bastante humor, que sustenta los aspectos más destacados de su propuesta en el guiño a su reparto de actores maduros (Bruce Willis, John Malkovich, Helen Mirren, Morgan Freeman y Brian Cox), quienes no dudan en parodiarse a sí mismos a través de sus personajes. Tras la cámara, el cineasta Robert Schwentke cumple con una puesta en escena efectiva, lo suficientemente espectacular para dar empaque a la acción, pero consciente de que el verdadero interés de la cinta radica en sus estrellas. “Cowboys & Aliens” tomaba también su punto de partida de la obra de Scott Mitchell Rosenberg, aunque el resultado final se aparta bastante de la historia presentada en el comic. Con una premisa argumental tan directa que prácticamente cae en el absurdo, sorprendentemente el director Jon Favreau prefirió alejarse del camino más exagerado y paródico, para realizar un westerns con todas las de la ley, a las que se sumó el apartado de efectos especiales para completar el componente de ciencia ficción. La película quedó muy lejos de alcanzar las expectativas económicas del estudio y no logró contentar ni a crítica ni a público, a los que no agradó la excesiva sobriedad de la puesta en escena, ni la seriedad con la que se desarrolló la propuesta.

CINE DE TERROR

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2011 no ha sido un año especialmente destacado en lo referente a cine de terror. Las principales apuestas comerciales no pasaron de una impersonal corrección, mientras que otros títulos no podían evitar caer en el hastío y el absurdo. Se impusieron las secuelas como principal gancho para la audiencia, de manera que pudimos asistir al aparente cierra de la franquicia “Saw” con su séptima entrega (aunque ya se está negociando una octava película). Puzzle tuvo que recurrir al 3D para intentar revitalizar el interés por sus aventuras, pero lo cierto es que la serie llevaba ya varios capítulos lidiando con el desinterés del espectador. A rey muerto, rey puesto y “Paranormal Activity 3” no dudó en plantarse como título continuador de franquicia de terror para las fechas de Halloween. Los resultados en taquilla fueron espléndidos, augurando un boyante futuro a la cuarta entrega ya en preproducción, pero la crítica y un sector del público han aborrecido de una película y una franquicia que en lo referente a genuinos momentos de terror promete mucho y aporta muy poco.“Destino Final 5” se vino a unir a las dos anteriores en cuanto a continuidad de las series cinematográficas de terror actuales. Después de que se anunciara que la cuarta entrega iba a ser la última, los índices de recaudación gracias a la incorporación del 3D animaron a los productores a faltar a su palabra y darle un nuevo tiento a la franquicia. Esta quinta entrega reitera nuevamente la fórmula establecida, pero cuenta a su favor con la puesta en escena del debutante Steven Quale (hasta ahora colaborador de James Cameron) que logra darle al sistema estereoscópico un empaque más atractivo e impactante que el aportado por David R. Ellis en la secuela anterior. El capítulo de continuaciones lo cierra “Scream 4”, regreso a la saga de Ghostface de Wes Craven y Kevin Williamson (éste recuperando el puesto de guionista que había dejado vacante en la tercera entrega). Una buena realización y unos inteligentes guiños cinematográficos (especialmente la antológica secuencia inicial, lo mejor de la película) avalan este resurgir de la serie que recuperó el slasher para el cine en la década de los 90; sin embargo, ni el argumento, ni los personajes justifican seguir ampliando la historia más allá de su propósito puramente recaudador.

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El apartado de remakes se amparó sobre todo en el concepto de nostalgia, aunque en algunos casos los cineastas procuraron no quedarse en la fotocopia para modernizar o añadir algún aspecto novedoso a la propuesta. El cineasta Alexandre Aja, quien se alzó como un nombre prometedor para el terror gracias a “Alta Tensión” y “Las Colinas Tiene Ojos”, quiso abandonar el estrato más serio del género para ofrecernos una relectura desprejuiciada y delirante de “Piraña”, cinta de culto dirigida en 1978 por Joe Dante. Si la película original era ya una explotation de “Tiburón” producida pro Roger Corman, su remake se convierte en una orgía de tetas y gore. Para lo primero la cinta no duda en reunir a un conjunto de actrices, modelos y estrellas del porno de lo más exuberante, dispuestas a lucir palmito especialmente durante la primera mitad de metraje. Lo segundo corre a cargo de artistas como Greg Nicotero que ofrecen algunas de las imágenes más chocantes del año. Sin duda “Piraña 3D” cumple con lo prometido, pero al igual que pasaba con “Sucker Punch”, el efecto saturación y el absurdo dominante acaba distanciando y desconectando al espectador de lo que ve en pantalla. La nueva versión de “Noche de Miedo” acierta a la hora de ofrecer variaciones sobre el esquema clásico de la cinta de Tom Holland de 1985 y actualizarlo a las características del siglo XXI. Anton Yelchin, Colin Farrell y David Tennant se convierten en buenos sustitutos de William Ragsdale, Chris Sarandon y Roddy McDowall, mientras que Craig Gillespie hace una excelente labor de puesta en escena. Sin embargo, pese a los buenos resultados, la película no puede desligarse de la sensación de tratarse una producción innecesaria y superflua. Lo mismo sucede con “La Cosa”, precuela/remake del clásico de John Carpenter de 1982, que a su vez se inspiraba en otra cinta atemporal de la historia del cine, “El Enigma de Otro Mundo” de Christian Nyby y Howard Hawks. La nueva versión busca replicar a la perfección la dirección artística y la ambientación la versión de Carpenter y así mantener la idea de continuidad entre ambas. En este sentido el resultado no es desdeñable, pero el guiño nostálgico obliga a reiterar muchas secuencias y situaciones de la anterior, restando identidad, originalidad y sorpresa al conjunto. Además, pese a su mayor movilidad e integración en la acción, los efectos digitales no se pueden comparar con los aún hoy asombrosos efectos físicos de Rob Bottin.

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De entre las propuestas originales del año, fuera de secuelas, precuelas o remakes, dos de los títulos que más dieron de que hablar dentro del género de terror fueron “Caperucita Roja” y “Insidious”. La primera proponía una nueva lectura del famoso cuento tradicional, trascrito y desarrollado por Perrault o los Hermanos Grimm. Aquí el Lobo Feroz pasaba a ser un licántropo, enfatizando el tono gótico y oscuro del relato (una idea empleada ya por Angela Carter en literatura y que fue adaptada por Neil Jordan en el clásico “En Compañía de Lobos”). Esta versión contaba entre sus activos con un excelente diseño de producción y la siempre refrescante presencia de un histriónico Gary Oldman, pero un guion poco inspirado, la puesta en escena de Catherine Hardwicke y el empeño de ésta de intentar remedar su éxito con “Crepúsculo” socavaron las posibilidades de la propuesta. Más afortunada resultó “Insidious”, uno de los títulos de terror que mejor acogida tuvo entre el público general, dirigido por James Wan, el creador de la serie “Saw”, que aquí continuaba con su empeño de potenciar un tipo de cine de género basado en la creación de suspense y ambientes inquietantes e insinuantes (curiosamente, todo lo contrario en lo que degeneró la franquicia de Puzzle). La película no sale triunfal en todas las secuencias que plantea, pero sí se le puede aplaudir su propósito, así como algunas imágenes realmente turbadoras.

COMEDIAS

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La comedia, o al menos la buena comedia, ha brillado poco en el 2011, pero cuando lo ha hecho ha sabido reinventarse para encandilar a la audiencia. El cine estadounidense ha seguido su apuesta por el humor de brocha gruesa, franqueando los límites del buen gusto para coger al espectador desprevenido. La panda de amigos de “Resacón en Las Vegas” volvieron a reunirse (algo inevitable teniendo en cuenta la excelente recaudación de la primera parte) con el reto de superar la horda de barbaridades que llegaron a cometer en la ciudad del pecado. Un exótico cambio de localización y cultura (Tailandia), la recuperación de algunos gozosos secundarios (el ínclito Mr. Chow, un fugaz Mike Tyson) y la incorporación de otros nuevos (el mono traficante de droga, la prostituta Kimmy o el siniestro Kingsley interpretado por Paul Giamatti) ayudaron a lograr el objetivo, aunque en el otro lado de la balanza encontramos una nueva constatación de que el personaje de Justin Bartha es absolutamente prescindible y que para la tercera entrega más le vale a los guionistas buscar una estructura más novedosa en lugar de volver a repetir el mismo esquema argumental.

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Precisamente como consecuencia del éxito de “Resacón en Las Vegas” se estrenaba también “La Boda de mi Mejor Amiga”, traslación al universo femenino de un sentido del mal gusto y la escatología que hasta entonces parecía exclusiva del género masculino. Kristen Wiig, protagonista y guionista de la cinta, se erige como reina absoluta de esta estrategia, aunque bien acompañada por Maya Rudolph, Rose Byrne y Melissa McCarthy. A la cinta se le puede achacar un ritmo irregular y una falta de atención a determinados personajes secundarios, pero es incontestable que ha sido una de las películas del año. Un rostro recurrente en este tipo de películas ha sido Jason Bateman. En 2011 le hemos visto lucir vis cómica en “Cómo Acabar con tu Jefe”, “Paul” y “El Cambiazo”, sin embargo, de las tres el mayor éxito lo ha conseguido con la primera. Ese trio de Horribles Jefes (como reza su título original) no podía ser más gozoso: un despreciable Kevin Spacey, una ninfómana Jennifer Aniston y un repulsivo Colin Farrell. Con una excusa argumental no especialmente original (podemos recordar, por ejemplo, las Jane Fonda, Dolly Parton y Lily Tomlin en “Cómo Eliminar a su Jefe” y no sólo por la cercanía de los dos títulos en español), esta historia de humillación y venganza en tiempos de crisis logró desatar las carcajadas del público y ya prepara segunda parte.

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La crisis se convirtió también en fuente de inspiración para“Larry Crowne. Nunca Es Tarde”, segunda película como director de Tom Hanks, y también segunda vez que la estrella se alía con Julia Roberts en pantalla tras “La Guerra de Charlie Wilson”. Desgraciadamente, poco hay que resaltar de esta película salvo la presencia de sus actores protagonistas. Demasiado condescendiente en tiempos donde el público espera que sus estrellas sean más combativas. El mejor chiste de la cinta desgraciadamente no aparecía en el metraje, sino en los titulares de los periódicos de nuestro país cuando la Dirección Nacional de Tráfico decidió multar a Hanks y Roberts por aparecer sin casco conduciendo un ciclomotor en el cartel promocional de la película. Más interesante resultó otra comedia romántica, “Crazy Stupid Love”, también de reparto de campanillas (Steve Carell, Julianne Moore, Ryan Gosling y Emma Stone). Al igual que sucediera con “Cómo Acabar con tu Jefe”, la premisa argumental no era especialmente novedosa, pero si contó con un libreto bien trabajado y un excelente trabajo de actores, capaces de trascender las expectativas de la audiencia.

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La comedia más inteligente, mordaz y subversiva que nos dejó el 2011 no fue de producción estadounidense, sino británica. “Four Lions” se atrevía a mirar con vena satírica un tema tan doliente como es el terrorismo islámico, en un país que pocos años atrás fue víctima de un importante atentado. Las experiencias de un grupo de descerebrados aprendices de terroristas que desean fundar su propia célula nos ofrece algunos de los gags más de descacharrantes e irónicos del año, sin sacrificar por ello un componente intimista y emocional de los personajes principales.

DRAMA

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Y de la comedia pasamos al terreno del drama, un género que ofreció varios títulos especialmente interesantes a lo largo del 2011, sobre todo en lo referente a cintas independientes o de producción más austera. Entre ellas destaca tres de las sorpresas de principios de año que lograron hacerse un hueco en la carrera a los Oscars, lo que sin duda favoreció a su distribución internacional: “Animal Kingdom”, “Winter’sBone” e “Incendies”. La primera es una cinta de producción australiana que bajo la excusa de una trama criminal, nos introduce en una familia abiertamente disfuncional, regida de manera compulsiva por la matriarca interpretada por Jackie Weaver (actriz de extensa carrera que ha visto por fin premiada su veteranía gracias a este papel). Se trata de una película tensa, hosca, nada complaciente, con no pocos puntos en común con “The Fighter” de David O. Russell. Por su parte, “Winter’s Bone” se convirtió en la cinta independiente revelación de principios del 2012, compitiendo de cerca en los Oscars con producciones más ambiciosas como“Cisne Negro”, “La Red Social” o “El Discurso del Rey”. Al final la película se fue de vacío, pero sirvió de plataforma para su guionista y directora, Debra Granik, para el actor John Hawkes, pero sobre todo para la joven actriz Jennifer Lawrence, otra de las intérprete revelación del 2011, vista también en “El Castor” y “X-Men. Primera Generación”. Por último, “Incendies” se alzó como una de las cintas más contundentes estrenadas en 2011 en España, entrando en la competición por el Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa por Canadá. De impecable factura y cuidada estructura narrativa, a medida que avanza va adquiriendo un tono cada vez más grave y trágico, obligando al espectador a tomar partido moral ante lo que se le está mostrando.

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Más ligera, pero también con elementos de interés, “El Castor” es una cinta que dio de qué hablar y se vio juzgada por aspectos externos a la propia producción, especialmente en lo que se refiere a su actor protagonista, Mel Gibson. La estrella protagonista de “Mad Max” y “Arma Letal” buscó con este trabajo redirigir su carrera interpretativa tras varias polémicas acumuladas en su vida personal. Contó para ello con el apoyo de su amiga Jodie Foster, quien no sólo dirige sino que también coprotagoniza la película. Ambos actores ofrecen buenos trabajos delante de la pantalla (aunque Foster, con un papel menos relevante consigue, sin quererlo, eclipsar a su estrella), y la puesta en escena de la cineasta prolonga los aspectos que ya había desarrollado en títulos anteriores: una narrativa fría, minimalista, centrada más en los personajes que en la propia historia que quiere contar. Siguiendo esta línea intimista, uno de los títulos que mejor ha cuajado entre el público general ha sido “Criadas y Señoras”, segundo trabajo en la dirección del actor y guionista ocasional Tate Taylor. La cinta combina inteligencia y sencillez, drama y humor para ofrecer un retrato de las diferencias sociales y raciales en los estados del sur de Estados Unidos durante la década de los 60, en plena ebullición de los movimientos sociales. Un tanto capciosa y maniquea en su retrato de los personajes, la cinta se apoya especialmente en un excelente reparto femenino, encabezado por Emma Stone, Viola Davis, Bryce Dallas Howard, Octavia Spencer y Jessica Chastain.

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El siempre excelente Paul Giamatti protagonizó dos extraordinarios pequeños títulos, “El Mundo según Barney” y “Win Win. Ganamos Todos”. La primera es un retrato agrio y desencantado de su personaje protagonista a través de diferentes momentos de su vida, apoyándose sobre todo en la habilidad del intérprete para aportar humanidad a papeles abiertamente antipáticos e incómodos. Giamatti cuenta también con la excelente labor de Rosemund Pike y Dustin Hoffman, que dan mayor empaque a la funcional puesta en escena del realizador televisivo Richard J. Lewis. La segunda es una cinta de superación personal donde la veteranía de Giamatti se alía con la frescura del debutante Alex Shaffer, todo bajo la dirección de actor y director ocasional Thomas McCarthy. Tras excelentes trabajos como “Vías Cruzadas” o “The Visitor”, McCarthy vuelve a reincidir en una mirada intimista y nada complaciente sobre unos personajes llamados a la mediocridad, pero que se revelan contra ese papel al que les ha relegado la sociedad.

El fin de año nos trajo dos destacados títulos de época. El primero fue “Jane Eyre”, nueva adaptación de la atemporal novela de Charlotte Brontë, exquisitamente protagonizada por Mia Wasikowska y Michael Fassbender. Esta versión se centra especialmente en la estancia de la protagonista en Thornfield Hall, siendo retratada la mansión y sus alrededores con delicado gusto por su director Cary Fukunaga, apoyándose en una cuidada dirección de fotografía de Adriano Goldman y la música de Dario Marianelli. El segundo drama de carácter histórico fue “La Conspiración”, acercamiento por parte de Robert Redford como cineasta a las postrimerías del asesinato de Abraham Lincoln y el juicio que se efectuó sobre una serie de personas como cómplices del complot para asesinar al presidente. Con una excelente ambientación y un magnífico reparto, del que destaca de manera especial la nunca suficientemente elogiada Robin Wright, la cinta sufre, sin embargo, del habitual distanciamiento emocional que a Redford le gusta marcar en sus trabajos tras la cámara.

the conspirator

1 comentario:

  1. Oye, me encanta ese plano de Charlot que has puesto de cabecera. Inconsciente e inevitablemente, cada vez que veo una imagen de este personaje automáticamente me viene mi abuelo a la cabeza. XD

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