sábado, 27 de marzo de 2010

LO TUYO ES PURO TEATRO (y II)


El mundo del teatro también ha sido ampliamente representado por el cine español, desde su larga tradición ambulante hasta la escena actual, con fuerte peso social y marcada por la competencia más comercial y lucrativa del cine. Hoy en día el teatro en España es más que nunca un oficio quijotesco, y eso se refleja en las películas.

Uno de los grandes tributos que ha hecho el séptimo arte en nuestro país al mundo del teatro es la cinta de 1954 “Cómicos”, dirigida por Juan Antonio Bardem y protagonizada por Elisa Galvé, Fernando Rey y Emma Penella. En ella, el director, hijo de actores, quiso rendir homenaje a su tradición familiar, hablando de las grandezas y las miserias de esta profesión marcada por las penurias económicas, la inestabilidad sentimental o los celos profesionales, pero también por una visión de la vida única y por un sentido de la dedicación, comprensible sólo por aquellos que comparten la vocación artística.

En 1985 José Luis García Sánchez presentó una sátira de la sociedad española de los años 40 en su película “La corte del Faraón”, donde contaba la lucha contra la censura de un grupo de actores aficionados que buscan llevar a la escena esta popular zarzuela prohibida por sus atrevimientos políticos, eróticos y religiosos.

Importante dentro de la producción del cine español es también la adaptación realizada en 1986 por Fernando Fernán Gómez de su propia novela, “El Viaje a Ninguna Parte”. En ella se nos presenta los avatares de una familia de artistas en un periodo de transición entre una tradición teatral itinerante y la llegada del cine, que obligaría a muchos actores a adaptarse a las características del nuevo medio para poder subsistir.

En la misma línea, en 1990, Carlos Saura, ayudado de un guión con participación de Rafael Azcona (que a su vez se basaba en una obra de José Sanchís Sinisterra), estrenaba “Ay Carmela”. Aquí un grupo de actores se las tenía que ver con los avatares de la Guerra Civil Española, utilizando la interpretación para sobrevivir a las peculiaridades de ambos bandos.

Más recientemente en la cinta de 1996 “Éxtasis” del director Mariano Barroso, nos encontrábamos nuevamente con un caso de espejo entre realidad y ficción. Aquí un delincuente juvenil se hace pasar por el hijo de un prestigioso director de teatro con el fin de robarle le dinero. De repente el mundo del glamour del espectáculo, la fama y la ambición ciega al protagonista, creándose una historia de traiciones y corrupción más propia de la escena que de la vida real.

Esa visión del teatro como una familia, con sus roces y diferencias, pero también unida por un proyecto común es el origen de “Familia”, de Fernando León de Aranoa. En esta ocasión, un hombre adinerado y solitario contrata a un grupo de actores para que se hagan pasar por su familia en el día de su cumpleaños. Pronto, realidad y ficción empiezan a fundirse sin que quede claro qué parte de la historia es representación y cuál auténtica.

El mundo de la farándula y el vodevil, del teatro, el cine y la televisión es el entorno en el que se desarrolla la película de Alex de la Iglesia “Muertos de Risa”. Una pareja de cómicos unidos por lo profesional, pero enfrentados en lo personal, son el hilo conductor de una historia que repasa la evolución de una España marcada por los cambios sociopolíticos y culturales producidos tras la muerte de Franco.

La importancia de “Eva al Desnudo” y su representación del teatro en el cine vuelve a ser evidente en la cinta de Pedro Almodóvar “Todo Sobre Mi Madre”. Desde el título, que homenajea al “Todo sobre Eva” original, hasta su trama situada en parte dentro del ámbito de la representación teatral, con constantes referencias a la lucha de egos y las zancadillas artísticas que se hacen los actores, esta película es un tributo al melodrama, género nacido y cultivado en la escena mucho antes del nacimiento del cine.

El mundo de los actores es también la base de la película de Joaquín Oristrell de 2001 “Sin Vergüenza”. Ambientada en una escuela de actores, nos volvemos a encontrar con los mismos temas universales, las envidias, las rencillas y la competitividad que se genera entre los intérpretes incluso durante su etapa de formación.

Oristrell regresó al mundo de la escena dos años más tarde con su siguiente película, “Los Abajo Firmantes”, en esta ocasión una cinta sobre el compromiso político y social del artista, amparada en el periodo de protesta de un sector de la cultura española contra la Guerra de Irak y la gestión del Partido Popular en nuestro país.

Otra perspectiva diferente la podemos encontrar en la película de 2002 “Noviembre”. El director Achero Mañas nos introduce en otra vertiente del teatro, las representaciones callejeras, donde se funden diferentes estilos como el clown o la performance, una apuesta artística arriesgada que en la película es presentada como si fuera arte de guerrilla, asaltando al espectador por sorpresa en lugares cotidianos, fuera de los anfiteatros.

La temática social se imponía también en “El patio de mi cárcel”, una cinta sobre la creación de Módulo 4, un grupo de teatro integrado por mujeres condenadas a prisión, que encuentran en esta actividad un elemento enriquecedor e integrador que da sentido a sus vidas. Aquí de nuevo el teatro vuelve a ser una salida de una situación real traumática y represiva.

El último ejemplo que nos ha llegado de teatro dentro del cine es "Pájaros de Papel", el debut en la dirección de Emilio Aragón, quien, siguiendo el ejemplo de "El Viaje a Ninguna Parte" o "Ay Carmela", nos presenta la historia de un grupo itinerante de actores. Este argumento le sirve a Aragón también para rendir tributo a aquellos que, como le sucediera a los propios miembros de su familia, recorrieron las carreteras y los pueblos de España anteponiendo su arte a su estabilidad personal y familiar. 
El teatro es un espejo de la sociedad en la que vivimos, un microcosmos repleto de ilusión y sinsabores, de creatividad y frustración, de odios y rencores, pero también de una tradición y unos vínculos exclusivos, que no son exportables al resto de la sociedad. Como hemos podido ver, la lucha de este arte por sobrevivir ha contado con la peculiar ayuda de uno de sus principales competidores, el cine, quien por otro lado, tampoco ha querido ocultar la gran deuda que le debe a las generaciones de cómicos que han mantenido vivo el arte de la interpretación desde los orígenes de la humanidad.

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