sábado, 27 de marzo de 2010

LO TUYO ES PURO TEATRO (I)



Hoy sábado 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro, y con tal motivo hemos querido adentrarnos un poco más en el mundo de la escena. Sin embargo, en lugar de hablar de adaptaciones al cine de algunas de sus obras, hemos preferido repasar cómo ha visto el séptimo arte lo que sucede detrás de las bambalinas. Empezaremos esta exploración con un recordatorio de algunas películas a nivel internacional que han tratado el tema, para, en una segunda parte, centrarnos en la contrapartida que ha realizado el cine español.

El teatro ya era fuente de inspiración para el cine antes incluso de que llegara el sonido, sin embargo, para iniciar este reportaje hemos querido arrancar con un título básico e ineludible, “Ser o No Ser” de Ernst Lubitsch. En esta cinta de 1942, este gran director de origen alemán y refugiado en Hollywood desde 1922, realizaba una mordaz sátira sobre el nazismo, en la que un grupo de actores de teatro polacos, acostumbrados a ridiculizar a los Nazis en sus representaciones, debían adentrarse en los cuarteles de las SS para robar una lista con el nombre de los colaboradores de la resistencia. Protagonizada por Carole Lombard, Jack Benny y Robert Stack, esta película está considerada la cima de la extraordinaria filmografía de Lubitsch, con una sucesión de gags antológicos.

Otro título clave para entender la visión que se tiene desde el cine de la antesala de los teatros es “Eva al Desnudo”, obra maestra de 1950, escrita y dirigida por Joseph Mankiewicz, y en la que presenciamos las hipocresías y las traiciones que pueblan los escenarios. Bette Davis compuso uno de sus papeles más recordados, como la irascible y sardónica Margo Channing, Anne Baxter estaba perfecta como ese lobo con piel de cordero que es Eva Harrington, y George Sanders rozó la cumbre de la ironía como el galán, embaucador, vividor y sarcástico crítico teatral Addison DeWitt. Además, por no faltar no faltaba ni una fugaz aparición de Marilyn Monroe en uno de sus primeros papeles.

En 1977 John Cassavetes hablaba de la decadencia de una actriz, Myrtle Gordon, incapaz de asumir que está envejeciendo en “Noche de Estreno (Opening Night)”. A partir de esta propuesta, el director profundizaba en su soledad, estableciendo una continua comparación entre la protagonista y el personaje que interpreta en el escenario. Esto, a su vez, se ve intensificado a través del excepcional trabajo de Gena Rowlands, mujer en la vida real de Cassavetes, quien no duda en dejar patente su propia fragilidad para reflejar la crisis existencial de Myrtle. Con el fin de dar mayor realismo a las escenas en el teatro, Cassavetes utilizó escenas rodadas con la presencia de público real que reaccionaba con total libertad a las actuaciones que veían sobre el escenario.

También François Truffaut quiso aportar su propio tributo al mundo del teatro en una de sus últimas obras, “El Último Metro” de 1980. Ambientada en París, en los dos últimos años de ocupación nazi, a través de los ensayos, la interacción entre actores y el director y sus vivencias comunes, el director pone de manifiesto la fuerza de la escena como medio de defensa y afirmación de la libertad en periodos de dificultad. La cinta contó con un reparto de lujo, encabezado por Gerard Depardieu y Catherine DeNeuve.

Y del drama pasamos a la comedia con la cinta de 1992 “¡Qué Ruina de Función!” Dirigida por Peter Bogdanovich y protagonizada por Michael Caine y Christopher Reeve, la cinta era un tributo al slapstick y la screwball clásica a través de la historia de las pésimas relaciones que se establecen entre una troupe teatral debido a las peculiaridades y el egocentrismo de todos los personajes.

La relevancia del arte como medio liberador del ser humano de las miserias de la vida cotidiana es también el tema principal de la cinta de 1994 “Un Hombre Sin Importancia”. En ella, Albert Finney interpreta a un homosexual reprimido, que vive una vida ficticia, con una familia y un trabajo como conductor de autobús, muy alejada de sus sueños. Gran admirador de Oscar Wilde, suele recitar fragmentos de sus obras a sus pasajeros, hasta que un día decide montar una producción amateur de “Salomé”.

Ese mismo año, un experto en los recursos teatrales y cinematográficos como era Louis Malle ofrecería su canto del cisne en “Vania en la Calle 42”. En ella, un grupo de actores prepara la representación teatral de la obra de Anton Chejov "Tio Vania". Las relaciones personales, el texto a recitar y los sentimientos a flor de piel entre los distintos personajes se entremezclarán de forma imparable a medida que avanzan los ensayos, estableciendo nuevamente un curioso juego de espejos entre realidad y ficción.

Antes de llevar a cabo su mastodóntica adaptación de “Hamlet”, el propio Kenneth Branagh se acercaría en “En los más Crudo del Crudo Invierno” a esta legendaria obra de William Shakespeare, a través de las desventuras de un pequeño grupo teatral dispuesto a escenificarla en un pequeño pueblo sin apenas medios. Como tributo a los grupos de teatro itinerantes, el director contaría con un reparto de actores, en su mayor parte, desconocidos en el cine, pero de amplia experiencia sobre las tablas.

Siguiendo con el autor de “Hamlet”, Al Pacino ofreció un curioso acercamiento a su “Enrique V” en su debut como director con la cinta de 1996 “Looking for Richard”. Gran amante de la obra de William Shakespeare, Pacino quiso trasmitir su pasión a los espectadores con una ambiciosa obra a medio camino entre realidad y ficción, donde la obra es representada al mismo tiempo que vemos el proceso de los actores a la hora de meterse en sus papeles, y la influencia que ejerce la obra del bardo en nuestra cultura actual.

De trazo postmodernista sería también “Shakespeare in Love”, comedia sobre las claves del teatro isabelino en general y de la obra de Shakespeare en particular, tomando como excusa una visión ficticia del proceso de escritura de “Romeo y Julieta”. Para ello se contó con un verdadero experto en la materia, el escritor Tom Stoppard, quien previamente ya había llevado a cabo otro curioso acercamiento a la estructura del “Hamlet” Shakesperiano con su obra “Rosencrantz y Guilderstein Han Muerto”.

Por su parte en 1999 Tim Robbins presentaba su tercera película como director, “Abajo el Telón”, en la que hablaba con nostalgia de un periodo de la historia de Estados Unidos en la que los artistas ofrecían al público obras comprometidas, en clara confrontación con la censura y los poderes fácticos, tanto políticos como económicos, para luchar por la libertad de expresión. Para ello tomó como inspiración un hecho real, la cancelación por parte del ejército de una comedia musical sobre una huelga de obreros metalúrgicos, montada por un joven Orson Welles en 1936, cuatro años antes de dirigir “Ciudadano Kane”.

En 2004, la película “Belleza Prohibida” tocaba un tema que ya podíamos apreciar en “Shakespeare in Love”, la prohibición existente durante gran parte de la historia del teatro a que fueran mujeres quienes interpretaran los personajes femeninos de las obras, existiendo todo un star system de actores especializados en este tipo de papeles. Concretamente el protagonista de la historia se basa en la figura histórica del actor Edward Kynaston, famoso por su extraordinaria belleza física y su habilidad en personificar a las heroínas del teatro inglés.

También en 2004 nos encontrábamos con “Conociendo a Julia”, una sofisticada comedia con ecos de “Eva al desnudo”, donde una veterana estrella de la escena ve como su carrera empieza apagarse por culpa de su edad, al mismo tiempo que una joven oportunista carente de talento intenta aprovechar su atractivo para seducir a su marido y ocupar su lugar tanto en la cama como en los escenarios. La película nos dejó una fulgurante interpretación por parte de Annette Bening, magníficamente secundada por Jeremy Irons y Michael Gambon.

Finalmente, un año más tarde, el mundo del teatro musical era también motivo de sátira y crítica por parte del director Stephen Frears en su película “Mrs Henderson Presenta”. En ella, una mujer adinerada y con contactos, que acaba de enterrar a su amado marido, decide comprar un teatro, el Windmill, en el corazón del Soho, y montar un espectáculo musical. Como aspecto destacado de la película tenemos el duelo interpretativo entre dos actores veteranos, Judi Dench y Bob Hoskins.

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