domingo, 2 de mayo de 2010

DESDE PARIS CON AMOR / EL SUPERCANGURO: DOS PELÍCULAS DE ESPÍAS MUY DIFERENTES

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1. INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos de cine de espías es inevitable llevar nuestra mente hacia la franquicia de James Bond. Si bien las aventuras de 007 las podemos integrar más dentro del cine de acción que el de espionaje propiamente dicho, no podemos negarle al personaje creado por Ian Flemming su posición como referente clave para todos los espías cinematográficos desde que en 1962 Sean Connery hiciera su legendaria presentación (“Me llamo Bond, James Bond”). En algunos casos nos encontramos con que los vínculos de aquellas películas ajenas a la franquicia pueden responder a la ejecución de una serie de patrones ya establecidos (el carácter seductor del espía, una cínica frialdad a la hora de eliminar a sus enemigos). En otros, son guiños directos que no pretenden ocultar, sino todo lo contrario, hacer al espectador cómplice de ese tributo a la serie Bond. Recientemente, han llegado a nuestras pantallas dos títulos comerciales, que toman precisamente como base este cine de espías y que, si bien siguen caminos muy diferentes, dejan bien claro en todo momento sus referencias a 007.
2. DESDE PARÍS CON AMOR
europa-corp En “Desde París con Amor” el guiño a Bond lo podemos encontrar en su título (una referencia a la segunda película de 007, “Desde Rusia con Amor”), aunque realmente el resto de la cinta prefiere tomar otros senderos. Se trata de una cinta de acción francesa (aunque de reparto internacional y con dos estrellas procedentes de Hollywood, John Travolta y Jonathan Rhys Meyers), producida por Luc Besson (“Nikita”, “Leon. El Profesional”) a través de su empresa EuropaCorp, una productora creada con el fin de generar películas comerciales desde el Viejo Mundo, siguiendo el modelo procedente de Hollywood (por así decirlo, atacar al enemigo con sus propias armas, y a ser posible, con sus propios soldados), más unas gotas de influencia del mundo del cómic (recordemos que Francia es uno de los principales países consumidores del Noveno Arte). Estas películas están llamadas a ser productos de consumo rápido, capaces de entretener al espectador durante una hora y media, sin pedirle que haga ninguna reflexión a cambio. La lógica, la coherencia, el desarrollo de personajes son lastre que se abandona a favor de un ritmo frenético y secuencias tan vacías como espectaculares. Esta fórmula le ha dado bastantes beneficios a EuropaCorp, dejando tras de sí títulos como las trilogías de “Taxi” y “Transporter”, “Danny the Dog” (posiblemente la mejor película producida por esta compañía en su larga andadura), o “Venganza” (su mayor éxito comercial).
Ha sido precisamente el éxito de “Venganza” el que ha determinado las características de la película que aquí nos ocupa, “Desde Francia con Amor”. Al igual que la cinta protagonizada por Liam Neeson, este nuevo trabajo parte de una situación límite, sostenida únicamente por el corto espacio de tiempo en el que se desarrolla la acción. Ante un ataque terrorista inminente, el gobierno de los Estados Unidos envía a su mejor agente a Paris, asignándole como compañero a un espía novato, pero ambicioso y con recursos, que trabaja en la Embajada. A partir de ahí la cinta suma secuencia tras secuencia de acción en un sin parar, marcado (como es habitual en toda Buddie Movie que se precie) por la contrastada personalidad de los dos protagonistas. Travolta es Charlie Wax, un personaje explosivo, de apariencia amenazadora (cabeza rapada y poblada perilla “a la Malamadre” de “Celda 211”), acostumbrado a disparar primero y pregunta después. Una auténtica máquina de matar capaz de enfrentarse él sólo a hordas de terroristas y salir sin un rasguño (su única debilidad son las “Royale con Queso”, un guiño al papel de Travolta en “Pulp Fiction”). James Reece (Jonathan Rhys Meyers), por su parte, no está acostumbrado a la violencia, su campo es más bien la logística (para ayudarnos a conocer al personaje, a lo largo de la película, se repite bastante que es un excelente jugador de ajedrez, precisamente por su habilidad a la hora de establecer estrategias de manera rápida y eficaz). Al contrario que Wax, es aún inocente e ingenuo, y nunca ha utilizado un arma. Evidentemente, la impetuosidad de uno y la agilidad mental del otro se convertirán en una combinación ideal para llevar la misión a buen término. Ambos actores se las apañan para que las escasas escenas de diálogo sirvan para cargar de química a esta pareja de espías, a medida que estos van intimando y forjando un mutuo respeto y amistad.
La dirección de la película es responsabilidad de Pierre Morel, autor también de “Venganza”, quien en esta ocasión toma como principal influencia el cine de acción de Hong Kong, con John Woo a la cabeza (abundancia de ralentíes, múltiples perspectivas de la acción, una coreografía de la violencia), aunque pasado por el tamiz videoclipero del cine de acción actual. Una vez más Morel es consciente del material de derribo que tiene como guión, pero en lugar de intentar disimular sus defectos, prefiere dejarse llevar por la excentricidad de la historia y liberar de prejuicios su puesta en escena.
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Como decimos, no se trata de hacer historia del cine, sino que al espectador se le dispare la adrenalina con las escenas de acción y que los 92 minutos de proyección se le pasen lo más rápido posible (quien busque algo remotamente cercano a la realidad se ha equivocado de sala).
3. EL SUPERCANGURO
jackie Con “El Supercanguro” deberíamos, una vez más prescindir una vez más del inexacto título en Español y recuperar el original “The Spy Next Door” (“El Espía de la Puerta de al Lado”). Aquí el tipo de espía interpretado por el incombustible Jackie Chan tiene más conexiones con James Bond (se enfrenta a villanos de opereta y cuenta con gadgets de todo tipo). Por otro lado, la cinta sigue el modelo de otros títulos como “Poli de Guardería” y, especialmente, “Un Canguro Superduro”, donde el efecto cómico se produce al enfrentar a estrellas del cine de acción (Arnold Schwarzenegger, Vin Diesel o Jackie Chan en este caso) con un grupo de inaguantables y caprichosos infantes que terminaran por hace aflorar su lado paternal y emotivo.
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En este caso, nos encontramos por lo tanto ante una película dirigida principalmente al público infantil. De hecho, la franja de edad de los tres hermanos protagonistas (entre seis y trece años) puede ser el espectro perfecto del tipo de público que puede disfrutar de esta película. Más allá de las acrobacias de Jackie Chan (quien a sus 56 años aún se mueve con una destreza y una agilidad envidiable, aunque de unos años para aquí cada vez se le nota más el uso de dobles y cables para llevar a cabo sus piruetas), la cinta apuesta por un tipo de humor cercano a la nueva generación de teleadictos al Diney Channel. La presencia en el reparto de Billy Ray Cyrus (el padre de Miley Cyrus/Hannah Montana, tanto en la realidad como en la ficción) y de Magnús Scheving (el Sportacus de “Lazy Town”, aunque aquí recuerda más a Robbie Retos), así como la referencia a estrellas de esta cadena como Selena Gómez no son gratuitas, sino que buscan la complicidad de su público objetivo.
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Afortunadamente para Jackie Chan, el siempre se ha movido por terrenos humorísticos muy similares, por lo que la adaptación a este entorno infantil no supone para el actor renunciar a sus señas de identidad habituales. De hecho, para un servidor, el mejor momento de la película es el montaje de los títulos de crédito iniciales (con imágenes de diferentes películas del propio Jackie Chan, acompañadas por la canción “”Secret Agent Man de Johnny Rivers y engarzadas como si fueran diferentes misiones llevadas a cabo por su personaje a lo largo de su carrera como espía).
brian levant Aceptadas las características de la película y el tipo de público al que va dirigida, el principal escollo de esta producción lo encontramos en su director, Brian Levant, un realizador acostumbrado al cine infantil (“Beethoven”, “Los Picapiedras”, “Un Padre en Apuros”), pero que aquí se muestra torpe y carente de fuerza en su puesta en escena. Cierto es que el guión no da mucho margen para construir una película mínimamente sólida, pero muchas de las elecciones del director hacen que la película parezca aún más anodina e insustancial de lo que realmente es. Los secundarios están completamente desaprovechados, y momentos como la subidona de azúcar de la más pequeña de los tres hermanos antes de subir son realmente de vergüenza ajena.
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Afortunadamente la película cuenta con una dinámica y juguetona banda sonora, obra de David Newman, que consigue darle a las imágenes un ritmo y un tono cómico muy saludable.
jackie y los niños2 Al final, tal y como adelantábamos, al principio del comentario de esta película, serán los más pequeños de la casa los que puedan disfrutarla mejor, mientras que los adultos tendrán que soportar con paciencia el suplicio de los 94 minutos de metraje.

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