jueves, 30 de diciembre de 2010

BLAKE EDWARDS. LA COMEDIA ES CUESTIÓN DE TIMING

blake-edwards

INTRODUCCIÓN

El pasado 15 de diciembre fallecía el director Blake Edwards, uno de los referentes indiscutibles de la comedia norteamericana y creador de hitos cinematográficos como la serie de “La Pantera Rosa”, “Desayuno con Diamantes”, “Días de Vino y Rosas”, “Victor o Victoria” o “El Guateque”. Su nombre está asociado al de otros artistas como su mujer Julie Andrews, los actores Jack Lemmon y Peter Sellers o el compositor Henry Mancini. Juntos marcaron una era y un estilo en el cine de Hollywood.

ManciniStevensEdwards-570x488

El verdadero interés de Edwards estaba en las letras, sus principios artísticos se basaron en su habilidad para construir historias y diálogos compactos, interesantes, novedosos e inesperados. De la radio saltó a la televisión y de la pequeña pantalla al cine, dejando en todos ellos su impronta y su incisivo modo de ver la realidad. La televisión se convirtió para Edwards, al igual que para muchos compañeros de profesión de aquellos años, en un campo de pruebas donde alejarse de los tópicos cinematográficos y demostrar que otras formas de narrativa eran posibles. Programas como “Four Star Playhouse” en 1954 le sirvieron para empezar a forjar su habilidad tras la cámara, pero fueron series de creación propia como “Peter Gunn” en 1958 o “Mr. Lucky” en 1959 las que le abrieron las puertas de Holywood. Curiosamente para un director que con los años sería conocido por sus trabajos en la comedia, su primer hito lo consiguió gracias a la serie negra y detectivesca (género del que no renegaría y al que volvió a acudir en varias ocasiones a lo largo de su carrera). “Peter Gunn” se convirtió en un título de culto entre los amantes de la pequeña pantalla en Estados Unidos y en ella podíamos encontrar ya algunas de las claves del éxito de Blake Edwards: diálogos ágiles y cínicos, historias con gancho y un toque moderno a través de su música jazzística (obra de Henry Mancini).

vacaciones1na6

Tras pasearse por los platós de cine como guionista en películas como “Imperio del Crimen” de Lesley Selander o “Marino al Agua” y “Mi Hermana Elena”, ambas de Richard Quine, Blake Edwards hizo sus pinitos como director con el género que le iba a acompañar toda su carrera, la comedia. Si bien aún imperfectas, títulos como “Venga tu Sonrisa” de 1955, “La Pícara Edad” y “Vacaciones sin Novia”, de 1958, tocaban ya temas y tonos a desarrollar en futuros trabajos: enredos sentimentales y/o sexuales, un gusto por la comedia física y el diálogo heredado de las screwball comedies de los años 30 y 40 (Lubitsch, Wilder, Capra, Hawks, Sturges) y un primer acercamiento al meticuloso uso del timing cómico que llegaría a su máximo esplendor en títulos como “El Guateque” o “Victor o Victoria”. Además en “Vacaciones sin Novia” se produjo el primer encuentro del público con el típico héroe edwardiano (interpretado por Tony Curtis, acompañado por su en aquel momento esposa Janet Leigh), un seductor inocente, aunque no carente de cinismo, obsesionado con el sexo opuesto y capaz de meterse en los líos más enrevesados para obtener sus favores.

LA COMEDIA EDWARDIANA

Operación Pacífico

Tras “Vacaciones sin Novia”, Edwards volvió a repetir con Tony Curtis en la cinta de 1959 “Operación Pacífico”, quien acompañaba en pantalla a su ídolo de juventud un siempre sobrio y magnífico Cary Grant. Se trataba de una ágil y divertida comedia, que por un lado basaba muchos de sus gags en la química de los dos actores protagonistas y en un intercambio de rápidos e ingeniosos diálogos, y por otro en la confrontación de sexos (un tema que, como veremos más adelante, será crucial en la carrera del director). Edwards destacaba ya con esta película como un excelente estratega a la hora de desarrollar los gags cómicos en pantalla, con una elegante puesta en escena y un exquisito sentido del timing humorístico.

La Carrera del Siglo

Durante el primer lustro de los años 60, Edwards se esforzó en demostrar su versatilidad como realizador, dirigiendo con soltura películas de diferentes estilos, todas ellas marcadas por su elegancia y una puesta en escena sobria y bien planificada. Dejando a un lado “La Pantera Rosa” y secuelas (de las que nos encargaremos a continuación) y “Desayuno con Diamantes” (de fondo más melodramático y que nos la reservamos para otro apartado de este artículo), la siguiente comedia que encontramos de Edwards es la deliciosa “La Carrera del Siglo” de 1965. Ambientada en el contexto de una caricaturesca carrera de coches, la cinta apuesta por una recreación desmedida del género del slapstick o comedia física. De nuevo con Tony Curtis a la cabeza, reunido seis años después de “Con Faldas y a lo Loco” con Jack Lemmon, y acompañados por Natalie Wood, la película se basaba sobre todo en el ritmo rápido de los gags y en desarrolladas secuencias multitudinarias, donde el elemento cómico nacía de manera sencilla para ir creciendo, cual bola de nieve, de manera insospechada por el espectador, hasta niveles del absurdo más absoluto. Peleas en un gran salón, maratonianas contiendas a tartas y otras situaciones extraídas de los clásicos de la comedia cobraban nueva vida con el toque para la comedia de Edwards en una cinta que posteriormente inspiraría de manera no acreditada (pero evidente, basta con comparar a Jack Lemmon con Pierre Nodoyuna) la serie de animación de Hanna Barbera “Los Autos Locos”.

Qué Hiciste en la Guerra, Papi

Edwards regresó a la temática bélica en 1966 con “¿Qué Hiciste en la Guerra, Papi?”, otra comedia desenfadada que se basaba sobre todo en el contraste de culturas entre las tropas norteamericanas (capitaneadas por James Coburn) y los habitantes de un pequeño pueblo italiano. Una vez más, situaciones absurdas (como los soldados fingiendo un enfrentamiento bélico para engañar a los fotógrafos aéreos), nuevos escenarios multitudinarios en pantalla con múltiples actores y extras interactuando de manera simultánea y unas gotas de erotismo marcadas por el carácter sexual de las mujeres italianas frente a los ansiosos soldados definieron el estilo cómico aún en estado de ebullición de Blake Edwards.

El Guateque

El punto culmen del desarrollo de la comedia Edwardiana llegó en 1968 con la disparatada comedia “El Guateque”. Aquí el cineasta, con la portentosa complicidad de un desbordante Peter Sellers, acude a una de las bases de la comedia universal: colocar un personaje ridículo y absolutamente torpe en el contexto de una cena de alta alcurnia para desestabilizar por completo las expectativas de glamour de los anfitriones. Si a eso le sumamos también una mirada ácida al mundo de la industria de Hollywood, un camarero beodo, una casa automatizada, un elefante y una fiesta de la espuma improvisada, el resultado es uno de los mayores hallazgos cinematográfico del humor físico jamás estrenados en la pantalla. Cada gag, cada giro de la historia, cada improvisación de Sellers se ajusta de manera magistral a un ritmo medido para que el golpe cómico se produzca en el momento exacto, generando en el espectador un permanente caudal de carcajadas.

S.O.B. Sois Honrados Bandidos

Durante la década de los 70, Sellers centró prácticamente la totalidad de su producción humorística alrededor de la figura del Inspector Clouseau y la saga de la Pantera Rosa, sin embargo, en 1981 regresó a la parodia del mundo de Hollywood con “S.O.B. Sois Honrados Bandidos”, con la que el director quiso exorcizar algunas de sus experiencias en la Meca del Cine. Para enfatizar este componente autobiográfico, Edwards (cuya carrera no estaba boyante en aquel momento) le concedió uno de los papeles principales de esta comedia sobre un productor crápula que pretende aprovechar la virginal reputación artística de su propia esposa para lograr un éxito de taquilla haciendo que se desnude en pantalla a Julie Andrews (esposa en la vida real de Edwards y reconocida gracias a sus papeles de “Mary Poppins” y “Sonrisas y Lágrimas”), quien a su vez aceptó enseñar los pechos en la única escena de desnudo de toda su carrera. La película continuaba la trayectoria descendente y cada vez menos inspirada de la filmografía de Edwards tras el desgaste que supusieron las diferentes secuelas de “La Pantera Rosa”, pero no se le puede negar una vitriólica virulencia contra el mundo de Hollywood que sólo podía haber salido de una mente tan ácida como la suya.

El Gran Enredo

El gusto por el slapstick de Edwards tendría otra oportunidad fallida en 1986 con “El Gran Enredo”. Ambientada en el mundo de las apuestas de carreras hípicas, la cinta buscaba ampararse en la fama de dos actores en boga gracias a la televisión, Ted Danson (en aquel entonces protagonista de “Cheers”) y Richard Mulligan (famoso por su papel de Burt Campbell y su convencimiento de hacerse invisible con sólo un par de movimientos de sus manos en “Enredo”). La película recupera algunas de las constantes del director, pero carente del genio y la habilidad humorística de Edwards. Esto no quita para que resulte una comedia entretenida, con algunos momentos afortunados, pero muy inferior a los logros obtenidos por su autor en títulos anteriores.

LA PANTERA ROSA

La Pantera Rosa2

Cercana ya al medio siglo de antigüedad, La Pantera Rosa, ha sido un icono cinematográficos que ha sabido capturar la atención de jóvenes y adultos a través tanto de las películas dirigidas por Blake Edwards y protagonizadas por Peter Sellers, como por la magnífica serie de animación que supo sacar partido al personaje creado por Friz Freleng para los títulos de crédito de la primera película. En un principio, “La Pantera Rosa” iba a ser una comedia de suspense protagonizada por David Niven, en la que aparecía como personaje secundario un despistado inspector Clouseau, cuya función en la historia no era ni mucho menos destacada. Sin embargo este papel tuvo la suerte de caer en manos de uno de los mayores cómicos que ha dado el cine, Peter Sellers, quien con su interpretación le dio una arrolladora personalidad, hasta el punto de que el propio Edwards aprovechó sobre la marcha la capacidad de improvisación del actor para desarrollar su presencia en pantalla. Tal y como el director se vio venir durante el rodaje de la cinta, el público se quedó prendado de Clouseau, quien robaba todas las escenas de la película. Antes de que el público fuera capaz de olvidar a este personaje llegó a las salas “El Nuevo Caso del Inspector Clouseau”, ahora ya con Sellers como protagonista absoluto. En esta cinta se establecieron las claves principales del personaje, a la vez que se introdujeron otros como su ayudante Cato o el jefe Dreyfus, que serían inamovibles de la serie en secuelas posteriores. Aquí Sellers dio rienda suelta a su habilidad camaleónica, al mismo tiempo que se desenvolvía también con gran soltura por el terreno del slapstick, haciendo mítica la torpeza de Clouseau.

blake_edwards_and_peter_sellers_a_shot_in_the_dark

A partir de aquí el devenir de la serie estuvo marcado por la asociación de Edwards y Sellers y, en ocasiones, por la falta de entendimiento entre ambos. Si bien la combinación del talento cómico del actor con la habilidad tras la cámara del realizador dio como resultado algunos de los momentos más desternillantes de la historia del cine, lo cierto es que la fuerte personalidad de ambos hizo que no siempre el proceso de realización de las películas fuera sencillo. Un ejemplo de esto fue la tercera cinta de la serie, “El Rey del Peligro”. Desde un principio, las reticencias de Sellers a retomar su papel marcaron el desarrollo de esta producción. Cuando quedó claro que el actor no iba a participar, fue sustituido por Alan Arkin. Poco después Edwards, también descontento con el guión, cedió la silla del director a Bud Yorkin. El resultado fue una cinta carente del encanto de las dos anteriores y que no contó con el apoyo del público.

El Regreso de la Pantera Rosa2

Este fracaso económico hizo que la siguiente aventura de Clouseau tardara siete años en producirse. Inicialmente la idea era rodar una serie de 26 episodios de imagen real protagonizada por Clouseau, aunque sin la participación de Peter Sellers, aprovechando así el tirón que tenía el show de animación. Sin embargo, cuando el proyecto fue cancelado, Edwards decidió aprovechar el trabajo realizado para recuperar al cómico y devolver la serie a las pantallas de cine. “El Regreso de la Pantera Rosa” se estrenó en 1975 recuperando a gran parte del equipo original, y si bien Sellers aparecía ya un poco avejentado, quedó claro que nadie más podía interpretar el papel como él. El éxito de la cinta motivó a Blake Edwards a rodar de manera casi consecutiva otras dos películas más, “La Pantera Rosa Ataca de Nuevo” en 1976 y “La Venganza de la Pantera Rosa” en 1978, donde poco a poco iba quedando cada vez más patente el degradado estado físico de Sellers. Pese a esto el actor se empleó a fondo a la hora de rodar las escenas cómicas, especialmente en “La Pantera Rosa Ataca de Nuevo”, donde su peculiar enfrentamiento con un enloquecido jefe Dreyfuss y los inútiles esfuerzos de éste por asesinar a Clouseau elevaron el listón cómico de la serie. “La Venganza de la Pantera Rosa” fue la última película de la serie protagonizada por Peter Sellers, quien falleció de un ataque al corazón el 24 de julio de 1980. Dado el poco éxito que había tenido la anterior tentativa de realizar una película de la Pantera Rosa sin Sellers, todo parecía indicar que había llegado definitivamente el final de Clouseau.

El hijo de la Pantera Rosa

Sin embargo, Edwards no estaba dispuesto a tirar la toalla, y en 1982 estrenó “Tras la Pista de la Pantera Rosa”, para la que empleó escenas de Sellers que habían sido descartadas de las otras películas, inventándose también una trama en la que el torpe inspector había desaparecido y el jefe Dreyfus intentaba encontrarlo. Esta idea siguió dando de sí en otra película más, “La Maldición de la Pantera Rosa”, donde además se presentaba el personaje de Clifton Sleigh, primo estadounidense de Clouseau e igual de torpe que él. El intento de sustituir a Clouseau por Sleigh no fructificó y tras esta película la serie se paralizó durante una década. En 1993, Edwards llevó a cabo un último empeño en devolverle la vida a la franquicia con “El Hijo de la Pantera Rosa”. En esta ocasión, para retomar la saga (y con la complicidad de Claudia Cardinale tras su aparición en la primera película de la saga), se inventó un hijo del Inspector Clouseau, interpretado por el cómico italiano Roberto Benigni. Sin embargo una vez más el público no le encontró la gracia a una película de La Pantera Rosa sin Peter Sellers y la cinta fracasó en su intento. En los últimos años el humorista Steve Martin ha querido apropiarse de la figura de Closeau con dos películas de cierto éxito comercial, pero ya sin la presencia de Edwards en ningún aspecto de la producción y con un enfoque distinto al que acuñara Peter Sellers para el personaje.

LA GUERRA DE LOS SEXOS

blake_edwards

El sexo y la obsesión por las mujeres fue también una constante en el cine de Blake Edwards, perceptible sobre todo en sus comedias. De todas ellas hemos querido destacar también algunas donde este tema pasa a ocupar un puesto primordial, especialmente a partir de finales de la década de los 70. La llamada “crisis de los 40” en el hombre y su necesidad de seguir resultando viril, seductor y atractivo para las mujeres dio paso a algunas comedias inspiradas dentro de su filmografía, aunque no sería lo único. En general la guerra de sexos ante la creciente independencia de la mujer y la desorientación masculina ante este fenómeno también encontró su hueco en la mirada ácida de Edwards.

10. La Mujer Perfecta

El ejemplo perfecto de esto lo podemos encontrar en la cinta de 1979 “10. La Mujer Perfecta”, protagonizada por Dudley Moore, Julie Andrews y una despampanante Bo Derek. La obsesión del protagonista por una mujer mucho más joven que él y la envidia por la activa vida sexual de su vecino frente a la más convencional y apagada de su relación supone los principales puntos de conflicto de una comedia que hizo que nadie volviera a escuchar de la misma manera el Bolero de Ravel. Ninguna ha película ha conseguido reflejar como ésta la crisis masculina de la madurez, convirtiendo en estrellas de manera meteórica a Dudley Moore y a Bo Derek. El primero encadenó este papel con el de “Arthur, el Soltero de Oro”, mientras que Derek pasó a protagonizar varios títulos de cierto contenido erótico para su puro lucimiento físico pero de escasa repercusión, especialmente bajo la dirección de su marido John Derek (el más conocido fue su versión de “Tarzán el Hombre Mono”).

VICTOR_O_VICTORIA

En 1982 cuando ya parecía que la carrera de Blake Edwards entraba en decadencia sin solución, el director se sacó de la manga su última obra maestra, “Víctor o Victoria”, un musical de estética retro, ambientado en el París de mediados de los años 30, donde un conjunto de grandiosas canciones compuestas por Henry Mancini y Leslie Bricusse y una trama de enredos sexuales y transformismo daba pie una vez más a inspiradísimos gags y un elenco interpretativo de primer nivel. Julie Andrews sumó un nuevo hito en su doble carrera como actriz y cantante, mientras que Robert Preston seducía al espectador con su glamour y desparpajo, James Garner parodiaba su imagen de tipo duro y Lesley Anne Warren bordó su papel de novia chabacana y celosa. Al mismo tiempo, en el trasfondo, Edwards proponía una historia a favor de la tolerancia y la desinhibición sexual en un momento en el que la sociedad estadounidense mostraba su cara más homófoba con la aparición del SIDA.

Mi Problemas con las Mujeres

Un año más tarde, en 1983, Edwards retomó el tema de la crisis de los 40 con “Mi Problemas con las Mujeres”, aunque en esta ocasión el punto de partida estaba en material ajeno, concretamente en la película de François Truffaut “El Amante del Amor”. Si “10. La Mujer Perfecta” nos ponía en la piel de un hombre que ansiaba una vida sexual más actica, aquí el protagonista es un seductor con problemas con el compromiso ya que no puede corregir su obsesión por el otro sexo. El papel principal fue a parar a las manos de Burt Reynolds, estrella cinematográfica en aquel momento y conocido también por sus romances fuera de la pantalla. Una vez más Julie Andrews se encarga de dar el toque cerebral al reparto, frente a la sexualidad representada por una aún desconocida Kim Basinger. Edwards centraba la mayor parte del apartado humorístico en la descripción de los inverosímiles encuentros amorosos del protagonista.

Cita a Ciegas

Ya plenamente asentada en el estrellato, en 1987 Kim Basinger volvió a protagonizar una película de Blake Edwards, “Cita a Ciegas”, esta vez junto a un emergente Bruce Willis, quien ya se había ganado un nombre gracias a su papel de David Addison en la serie “Luz de Luna”, pero al que todavía le quedaba un año por delante para dar el salto definitivo a la fama con “La Jungla de Cristal”. En esta ocasión Edwards volvía a cambiar las tornas, Willis interpretaba a un hombre tranquilo y responsable, a la espera de una oportunidad para ascender en su trabajo, que tenía que vérselas con los desvaríos de una hermosa joven con problemas de alergia al alcohol. Una vez más nos encontramos con un entretenimiento ligero, que apenas aprovecha las posibilidades del material de partida, pero aún así deja espacio para algunos gags ingeniosos, especialmente en todo lo referente a los continuos ataques del ex novio celoso de la protagonista, interpretado por el humorista John Larroquette.

SkinDeep2

En 1989 Edwards llevó a cabo una especie de remake de “Mis Problemas con las Mujeres” en “Una Cana al Aire”. Una vez más teníamos un seductor por protagonista (esta vez interpretado por John Ritter, quien hasta recupera la barba de Burt Reynolds) cuyos líos amorosos le van llevando por situaciones de lo más absurdas y desproporcionadas (como ejemplo, tenemos un duelo de penes enfundados en preservativos de colores fluorescentes en una habitación a oscuras). De nuevo, la película tiene un cierto encanto y momentos realmente ocurrentes, pero el conjunto vuelve a resultar bastante irregular.

Una Rubia Muy Dudosa

El último juego de enfrentamiento de sexos escenificado por Blake Edwards en la gran pantalla llegó en 1991 con “Una Rubia Muy Dudosa”. Aquí la venganza poética contra un machista seductor le lleva a encarnarse en una despampanante mujer después de haber sido asesinado por un grupo de ex amantes celosas. Esta excusa argumental la utiliza Edwards para analizar la situación de la mujer en la sociedad moderna y los retos que le supone tener que soportar cada día las ínfulas de gallos de los hombres tanto en lo personal como en lo profesional. Ellen Barkin resulta explosiva en su papel capaz de alternar los rasgos masculinos y femeninos de su personaje con excelente fluidez, pero una vez más la puesta en escena de Edwards flojea y el guión se queda corto a la hora de explotar el argumento en todo su potencial. Aún así el resultado fue una comedia digna, que bien podría haber sido un testamento fílmico adecuado para la carrera del director, o al menos, sin duda, mucho más adecuado que la infame “El Hijo de la Pantera Rosa”.

EL EXISTENCIALISMO MODERNO

Desayuno con Diamantes

Gran parte del encanto de los mejores trabajos de Edwards se basaba en la capacidad del director de sumergirse en las situaciones más disparatadas sin que la historia y los personajes perdieran un cierto punto agridulce que les hacía más cercanos al espectador. La cinta que mejor define ese toque existencialista de la filmografía de Edwards fue “Desayuno con Diamantes”, rodada en 1961 a partir de una novela corta del escritor Truman Capote. La obra literaria se había publicado en 1958 y ofrecía una visión desencantada de la sociedad estadounidense a través de la figura de Holly Golightly, una joven que abandona su casa en la zona rural de Texas para adentrarse en la vida social y desenfadada de Nueva York. Allí encontraba un estilo de vida despreocupado donde el sexo o la falta de compromiso se convertían en un falso reflejo de libertad.

Desayuno con Diamantes2

Inicialmente Capote tenía en mente a actores como Marilyn Monroe o Steve McQueen como protagonistas, pero Edwards se atrevió a contradecir al autor contratando a una actriz menos voluptuosa como Audrey Hepburn y a una estrella de menor peso como George Peppard. Hepburn hizo suyo el personaje, aunque hubo que sacrificar algunos aspectos de éste como su bisexualidad, y con el paso del tiempo se ha convertido en su papel más popular y con el que más se identifica a la actriz. Si bien Edwards aprovechaba su experiencia en comedia para introducir algunas secuencias repletas de humor y ritmo, la película derivaba más hacia un tono agridulce, donde el espectador era consciente que la aparente ligereza de la protagonista realmente ocultaba una personalidad herida y maltratada por la vida. La película contó también con algunos secundarios destacados, como José Luis de Villalonga como el prometido aristócrata de Holly o un irreconocible Mickey Rooney como Mr. Yunioshi, el vecino japonés, cuya caricaturesca interpretación levantó criticas de racismo contra la película.

Desayuno con Diamantes3

Otro componente imprescindible de la película fue la música, a cargo, una vez más, del habitual compositor de Edwards, Henry Mancini. Éste no sólo compuso una de sus partituras más inspiradas, influenciada por el jazz de la época, sino que además se sacó de la manga una de las canciones universales del séptimo arte, “Moon River”. Inicialmente los productores estuvieron en contra de la permanencia de la canción en la película, pero Audrey Hepburn utilizó su estatus de estrella de Hollywood para mantenerla. Tras el estreno de la película este tema convirtió en uno de los más versionados y populares de la Historia del Cine. Pese al paso del tiempo, “Desayuno con Diamantes” se mantiene como una película mágica, llena de drama, comedia, romanticismo y crítica social, combinado de tal manera que mantiene al espectador anonadado con su elegancia y el glamour de sus actores.

days-of-wine

Un año más tarde, Edwards continuó con su crítica a la sociedad estadounidense con una cinta ya abiertamente dramática, “Días de Vino y Rosas”. Aquí Jack Lemmon ofrecía una extraordinaria interpretación como Joe Clay, un alcohólico social debido a su trabajo, que acaba arrastrando a su mujer a esta adicción. La complicidad entre Lemmon y Edwards hizo que el espectador se dejara seducir inicialmente por el encanto del personaje principal (engañado también por el tipo de papeles ligeros y humorísticos con el que generalmente se identificaba al actor en aquel momento), para posteriormente ser consciente de manera contundente de la verdadera realidad de la historia y la crudeza con la que se refleja la desesperación y la soledad de los dos protagonistas.

Así Es la Vida

En 1986, en medio de sus comedias sobre la crisis de la madurez, Edwards llevó a cabo “¡Así Es la Vida!”, un acercamiento al tema de la vejez y la soledad. De nuevo con Jack Lemmon y con Julie Andrews, la película surge una vez más de las propias dudas y obsesiones personales del autor, quien no sólo trasladó a la pantalla su crisis existencialista, sino que además la rodó en su propia casa, con su esposa en uno de los papeles principales y con su hija y su hijastra en papeles secundarios. Tal vez por tocarle tan de cerca, Edwards pecó en esta ocasión dejándose llevar por el lado más sentimental y melodramático de la historia, aunque las excelentes interpretaciones de la pareja protagonista consiguen contener este factor y reconducirlo a un terreno menos lacrimoso.

OTROS GÉNEROS

exp-in-terror-still1

Como ya hemos comentado, si bien la comedia era el terreno por el que mejor se desenvolvía Blake Edwards, también tanteó otros géneros, donde el suspense y ciertos toques de romanticismo se convertían también en una combinación atractiva. Recordemos que en los inicios de la carrera de Edwards el género detectivesco le reportó sus primeros éxitos gracias a la serie “Peter Gunn”, estas mismas claves las traspasó en 1962 a “Chantaje contra una Mujer”, una excelente serie negra protagonizada por Glenn Ford y Lee Remick, y años más tarde las recuperó en “Diagnóstico Asesinato”, otro excelente thriller protagonizado por James Coburn, a partir de la novela de Michael Crichton (y que nada tiene que ver con la serie de televisión protagonizada por Dick Van Dyke que recibió el mismo título en nuestro país). Ya en los 80 rodó “Asesinato en Beverly Hills”, otra cinta detectivesca con toques de comedia, ambientada en el mundo del Hollywood primigenio, con James Garner como un avejentado Wyatt Earp dispuesto a desentrañar un crimen con la ayuda de uno de los primeros cowboys cinematográficos, Tom Mix, al que daba vida Bruce Willis (justo después de haber protagonizado para Edwards “Cita a Ciegas”).

Sunset (1988) 
Directed by Blake Edwards 
Shown from left: Bruce Willis, Director Blake Edwards

De temática romántica tenemos dos títulos menos conocidos, “Darling Lili” y “La Semilla del Tamarindo”, ambas con Julie Andrews en el papel protagonista (acompañada por dos galanes del porte de Rock Hudson y Omar Sharif, respectivamente) y ambientadas en periodos de conflicto (II Guerra Mundial y la Guerra Fría). “Darling Lili” tuvo que enfrentarse a las presiones del estudio que acabaron menoscabando el resultado final, mientras que “La Semilla del Tamarindo” tampoco obtuvo una mejor acogida por parte del público, quedando un tanto olvidada dentro de la filmografía del director pese a la excelente interpretación de sus dos protagonistas.

tamarindo5mi4

Por último no queremos olvidarnos de “Dos Hombres contra el Oeste”, única incursión del director en el territorio del western, amparada por una de las estrellas del género, William Holden, y por un Ryan O’Neal recién salido de “Love Story”. A medio camino entre “Dos Hombres y un Destino” y el western crepuscular de Sam Peckinpah, la película supone un acercamiento nostálgico y melancólico a las leyendas de la frontera, con algunos toques de humor que le dan un toque entrañable a los personajes, pero sin olvidar su aspecto más sucio y violento.

Wild_Rovers_Malden

CONCLUSIÓN

Blake Edwards era uno de esos artistas que a lo largo de su carrera se vieron infravalorados por la industria. La Academia de Hollywood sólo llegó a nominarlo en una ocasión (como guionista de “¿Víctor o Victoria?”) y tuvo que aguardar a 2004 para que su labor fuera reconocida con un Oscar Honorífico a toda su carrera. Sin embargo, mientras unos le daban la espalda, Edwards contó siempre con el favor del público, que veía una y otra vez sus películas, especialmente las comedias, sorprendiéndose de como los gags seguían funcionando de manera matemática visionado tras visionado. Y es que Blake Edwards sabía que el secreto del éxito en la comedia radicaba en el ingenio, un buen libreto, una sabia elección de actores y tener el instinto adecuado como para decir “corten” en el momento preciso.

blake_edwardsNDc3

No hay comentarios:

Publicar un comentario