Desde que protagonizara “Mad Max” en 1979, Mel Gibson se ha mantenido como una de las estrellas más destacadas del panorama cinematográfico. Polémico por sus declaraciones y sus creencias personales, esa doble imagen de fanático y estrella ha creado una imagen de él, tanto dentro como fuera de la pantalla, llena de recovecos y particularidades.
AUSTRALIANO
Gibson nació en Nueva York en 1956, pero pronto su familia se mudó a Australia, donde pasó toda su infancia y su adolescencia. Al iniciar su carrera interpretativa, pronto entró en contacto con otros artistas pertenecientes a la llamada Nueva Ola Australiana, como los directores George Miller, Peter Weir y Gillian Armstrong, o la actriz Judy Davis. Durante esta etapa participó en varias películas, como la trilogía de “Mad Max”, “Tim”, “Gallipoli” o “El Año que Vivimos Peligrosamente”, que fueron definiendo su perfil como actor. La fama de Gibson sirvió como puerta de entrada a Hollywood a otros actores australianos que han ido triunfando en el cine desde la década de los 80 hasta la actualidad, como ha sido el caso de dos de las últimas incorporaciones, Hugh Jackman o el desaparecido Heath Ledger.
ALCOHÓLICO Y PENDENCIERO
Ya antes de dedicarse a la interpretación Gibson tenía un completo expediente por sus problemas con el alcohol. De carácter irascible, era bastante corriente que durante sus noches de juerga acabara metiéndose en alguna pelea o provocándola. De hecho, cuando se presentó por primera vez al casting de “Mad Max”, llegó con la cara toda magullada, y en un principio estuvieron a punto de cogerlo para interpretar a uno de los motoristas. Sin embargo, en la segunda ronda de casting su rostro ya se había curado, y prefirieron cogerlo para el papel protagonista. Durante sus años de estrellato en Hollywood, esta faceta de su vida parecía haber quedado atrás, sin embargo, en julio de 2006 fue detenido mientras conducía borracho, iniciando una serie de altercados que han marcado desde entonces la paulatina destrucción de su imagen pública.
HÉROE DE ACCIÓN
Aunque en un principio, tras participar en películas como “El Motín del Bounty” o “Cuando el Río Crece”, parecía que la carrera de Gibson apuntaba hacia papeles dramáticos, su éxito, primero con la serie de “Mad Max” y más tarde, ya en Hollywood, con “Arma Letal” lo revelaron como uno de los principales héroes de acción de los 80 y los 90. Aparte de sus papeles de Max Rockatansky y Martin Riggs, Gibson ha mantenido su imagen de héroe en títulos como “Braveheart”, “Rescate”, “El Patriota” o “Cuando Éramos Soldados”. El suyo no es un héroe intachable, sino que le gusta interpretar a personajes cuya forma de actuar viene determinada por algún tipo de trauma o conflicto que le lleva a una situación límite. Por ejemplo, en “Mad Max” tenemos el asesinato de su familia, en “Arma Letal” y en “Braveheart” la muerte de su esposa o en “Rescate” el secuestro de su hijo.
VIOLENTO
Mientras la industria de Hollywood se ha vuelto más y más conservadora en lo referente a la expresión de la violencia en la pantalla, éste ha sido un tema que siempre ha fascinado a Mel Gibson. La Trilogía de “Mad Max” y la primera entrega de “Arma Letal” fueron títulos que llamaron la atención por lo explícito de sus escenas, sin embargo ha sido en sus películas como director donde más explotado esta vertiente. Las batallas de “Braveheart” estaban acompañadas por momentos realmente gore que reflejaran la crudeza de la guerra; en “La Pasión de Cristo” el regodeo en la tortura de Cristo levantó muchas críticas y el malestar de algunos espectadores en la sala; y en “Apocalypto” ofrece una visión de la cultura Maya, basada en el sacrificio de seres humanos, con escenas realmente aterradoras.
SEX SYMBOL Y GALÁN
Otro punto que favoreció a su fama fue, sin duda, su atractivo físico. Sus ojos azules han ayudado a ganarse al público femenino, y durante un tiempo se comentó que sus contratos incluían una cláusula según la cual si en la película se incluía un desnudo trasero del actor, éste cobraría un millón adicional. Hollywood, siempre dispuesto a explotar este tipo de recursos, no ha dudado en emparejarle con algunas de sus estrellas más importantes. En 1982 trabajó con Sigourney Weaver en “El Año que Vivimos Peligrosamente”; en “Conexión Tequila”, de 1988, se disputaba con Kurt Russell los afectos de Michelle Pfeiffer; en 1990 protagonizó “Dos Pájaros a Tiro” precisamente con la mujer en la vida real de Russell, Goldie Hawn; en “Eternamente Joven” se ganaba el corazón de Jaime Lee Curtis. Una de sus parejas más curiosas en la pantalla ha sido Jodie Foster en “Maverick” y, ahora, “El Castor”. A pesar de que personalmente ambos representan valores opuestos (ella es lesbiana, feminista y liberal, mientras que él es católico ultraconservador), Gibson y Foster han demostrado tener una espléndida química en la pantalla y en la vida real son buenos amigos. A continuación, mientras luchaba por la independencia de Escocia en “Braveheart”, su William Wallace se dejaba seducir por el encanto de Catherine McCormak, para posteriormente mantener un idilio con Sophie Marceau; y en “Conspiración”, su compañera de aventuras era la mismísima novia de América, Julia Roberts. Sin embargo, la actriz con la que ha mantenido una relación más extensa en el cine ha sido Rene Russo, con quien ha coincidido en las dos últimas partes de “Arma Letal” y “Rescate”.
HISTRIÓNICO
A pesar de su fama, de los reconocimientos que ha recibido como director, y de su trabajo en títulos como “Tim”, “El Año que Vivimos Peligrosamente” o “Cuando el Río Crece”, Mel Gibson ha visto como sus títulos más comerciales han marcado la imagen que la industria y los críticos tienen de su carrera interpretativa. Se le ha echado en cara su tendencia al histrionismo y una cierta falta de registros a la hora de sacar adelante un personaje. El propio Gibson bromó sobre esto al recibir su Oscar como Mejor Director por “Braveheart”, diciendo que tras el premio, lo que él quería era aprender a actuar.
ACTOR DE CARÁCTER
Esta imagen de Mel Gibson como estrella de acción, válido para películas donde tiene que empuñar el arma, pero no para trabajos más introspectivos se contradice con lo que podemos encontrar en su filmografía. Aparte de los ya mencionados trabajos iniciales en Australia, a lo largo de la década de los 90, el actor se empeñó en romper esta imagen de intérprete monolítico para protagonizar títulos como “Hamlet. El Honor de la Venganza”, “El Hombre sin Rostro”, “Braveheart” o “Señales”, donde debía demostrar algo más que sus horas de gimnasio o su habilidad para disparar sin pestañear. Los resultados no siempre fueron idóneos, pero sí quedaba claro que aquellos papeles de juventud no habían caído en el olvido. Ahora con “El Castor” busca una vez más demostrar que sigue siendo un buen actor de carácter.
BROMISTA
Gibson es también conocido por su sentido del humor, que le lleva a gastarle continuamente bromas pesadas a sus compañeros de reparto, algo que ha utilizado también para parodiar su imagen cinematográfica. En “Chicken Run” se rió de su imagen de héroe y en “El Detective Cantante” rompió con su imagen de sex symbol, apareciendo con una calva falsa. Sin embargo, donde mejor podemos apreciar este sentido del humor es en “En Qué Piensan las Mujeres”, donde juega con su imagen de machista y seductor, sin olvidar el momento en el que tiene que simular a regañadientes ser homosexual.
DIRECTOR
Gibson debutó tras la cámara en 1993 con “El Hombre sin Rostro”, una cinta sencilla y discreta con la que tanteó su habilidad como realizador. Posteriormente llegó “Braveheart”, su mejor película hasta la fecha, donde daba un giro de 180 grados y ofreció una cinta épica, llena de grandes batallas. Con “La Pasión de Cristo” volvió a demostrar su habilidad tras la cámara, aunque también es cierto que la cinta resulta tremendamente manipuladora en su uso de la imagen y especialmente el sonido para provocar una serie de reacciones en el espectador. Finalmente, con “Apocalypto” quiso ofrecer una cinta basada principalmente en la acción y el movimiento, una persecución constante que mantuviera al espectador en tensión durante todo el metraje. El resultado fue una cinta espléndida, con un excelente tratamiento del ritmo y el montaje, pero que fue juzgada debido a los escándalos protagonizados por el actor y director en su vida privada. Tras finalizar el rodaje de “Apocalypto”, Gibson anunció su intención de rodar una película sobre los vikingos protagonizada por Leonardo DiCaprio, pero el proyecto nunca llegó a realizarse.
CATÓLICO ULTRACONSERVADOR
Una vez alcanzó la fama en Hollywood y la estabilidad con su mujer, Robyn Moore, Gibson quiso dejar atrás sus problemas con el alcohol y las peleas, algo que logró, según él, gracias a sus creencias religiosas. Desde entonces al actor siempre le han acompañado comentarios debido a sus ideas ultraconservadoras, por las que ha sido tachado de antisemita, machista y homófobo. En el cine, estas ideas han tenido su más clara muestra con la película “La Pasión de Cristo”. Gibson quiso rodar una cinta centrándose en la tortura y crucifixión de Cristo, y respetando los idiomas de la época. La negativa de los estudios a financiar el proyecto le llevaron a pagar de su bolsillo la producción. El actor desembolsó unos 25 millones de dólares y consiguió un gran triunfo artístico y económico. Muy crítico de los cambios producidos tras el Concilio Vaticano II, Gibson mantuvo en su película la frase “su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos” que la Iglesia había retirado de los evangelios. Esto provocó varias acusaciones de antisemitismo contra la película y su director, y Gibson la retiró posteriormente en una versión donde además reducía el nivel de violencia de la cinta.
ANTISEMITA
A pesar de este cambio, las acusaciones de antisemita contra el actor no han desaparecido, y el altercado que protagonizó el verano de 2006, no hizo más que acrecentarlas. El 28 de Julio de ese año, la policía paró al actor mientras conducía borracho por Malibú, y tras resistirse a la detención le espetó a uno de los agentes que “los judíos son responsables por todas las guerras del mundo”, además de comentarios denigrantes hacia la mujer policía que le detuvo. Posteriormente el actor pidió disculpas y aseguró que no sabía porqué había hecho esas afirmaciones. Poco a poco la tensión se fue enfriando, aunque el altercado afectó a la trayectoria comercial de su película “Apocalypto” en Estados Unidos. En cualquier caso, la imagen pública de Mel Gibson parece estar ya indivisiblemente emparentada con la acusación de antisemitismo, y, por ejemplo, recientemente su anunciada participación en forma de cameo en la película “Resacón 2. ¡Ahora en Tailandia!” tuvo que cancelarse ante la negativa de uno de los actores principales, Zach Galifianakis, a rodar con él.
POLÉMICO
Los últimos años en la vida de Mel Gibson han estado marcados por una gran inestabilidad y polémicas. Tras su detención en 2006, el actor se vio obligado a pedir disculpas, aunque éstas no fueron tomadas como sinceras. El divorcio de su mujer Robyn Moore en abril de 2009 después de casi 30 años de matrimonio y 7 hijos y su inmediata relación con la cantante rusa Oksana Grigorieva, catorce años más joven que él, volvieron a llenar las portadas de los tabloides. El embarazo de ésta y su conflictiva relación, con graves acusaciones de maltrato físico y psicológico y órdenes de alejamiento de por medio, volvieron a sumir la imagen pública del actor en el pozo de la polémica, justo cuando intentaba recuperarse artísticamente con el estreno de “Al Límite”. La pareja se separó en abril de 2010, tras apenas un año de relación oficial.
MADURO
A sus 55 años, Mel Gibson es una estrella de acción más envejecida que otros compañeros suyos de generación. Mientras que estrellas coetáneas como Bruce Willis, o incluso mayores que él como Sylvester Stallone, aún siguen gozando de una notable salud en el cine de acción, las canas y las arrugas parecen ya pensar en el que fuera uno de los rostros más atractivos y deseados de los 80 y 90. Para poder mantenerse en la industria, Gibson tiene que buscar la fórmula con la que reencaminar su carrera más allá de sus varapalos personales. La dirección sigue siendo una opción, al fin y al cabo, ahora mismo goza de mejor reputación detrás de las cámaras que delante, pero actualmente no existe ningún proyecto en el horizonte. La fría respuesta a su regreso al cine de acción con “Al Límite”, no deja muy clara la permanencia del actor en este género, y habrá que ver la respuesta internacional a “El Castor” para saber si ese puede ser un camino a seguir. De momento, la crítica ha alabado su trabajo y la valoración de la película, sin ser de sobresaliente, tampoco ha sido negativa. Como actor ya ha rodado “How I Spent my Summer Vacation”, película que también ha escrito junto al director Adrian Grunberg y que aún no cuenta con fecha de estreno, y está preparando para 2012 “Sleight of Hand”, junto a Keifer Sutherland. En ambos casos se trata de historias con un importante componente de acción, adornadas con toques de drama y humor, respectivamente. Serán estos títulos, por lo tanto, los que podrán medir realmente la actual salud en la industria de la carrera de Mel Gibson y si este tiene aún opción de volver a encabezar los rankings de taquilla como antaño.
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