viernes, 24 de junio de 2011

“KUNG FU PANDA 2” O LAS REGLAS BÁSICAS DE LAS SECUELAS

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Debo reconocer que suelo ser escéptico con las producciones de Dreamworks Animation. Tras títulos irregulares o directamente nefastos como “El Espantatiburones”, “Madagascar”, “Shrek Tercero” o “Monstruos contra Alienígenas”, uno tiende a ponerse a la defensiva ante una nueva película de esta compañía. Sin embargo, de vez en cuando se producen gozosas excepciones y en 2008 “Kung Fu Panda” fue una de ellas. La saludable mezcla de humor desprejuiciado, referencias cinematográficas y pseudo filosofía oriental dio como resultado una película muy entretenida, con estupendas escenas de acción y personajes que llegaban al espectador más allá de la profusión de gags de turno, donde también hay que reconocer que estos sobrepasaban el listón habitual de chistes de la compañía. El sentido industrial de la compañía enseguida llevó este éxito en taquilla a la producción de una secuela que ha tardado tres años en llegar (poco tiempo, la verdad, para ser una producción de animación, pero ya con las nuevas tecnologías da la impresión de que las películas de dibujos animados se hacen como churros) y donde se han aplicado casi de manera matemática las reglas básicas del buen uso (comercial) de una secuela.

REGLA 1: EXTRAER LO QUE FUNCIONÓ DE LA PRIMERA PARTE

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“Kung Fu Panda 2” es perfectamente coherente con la primera parte. De ésta recuperamos su estética orientalista, con guiños a los recursos básicos del cine de artes marciales de los años 60 y 70 y un tipo de música que combina orquestación china con ritmos heredados del funky; un gusto por el humor físico con toques leves de escatología (aunque esto último más suavizado que en la anterior); el contraste entre los personajes serios de la cinta y la torpeza del protagonista; y un toque emocional a través de los vínculos familiares y de amistad que existen entre los héroes.

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Po sigue siendo el centro de la historia y los pormenores de su vida determinantes para el desarrollo de la acción, aunque en esta ocasión la importancia del héroe queda más definida desde el principio de la historia e incluso ayuda a justificar los acontecimientos de la primera entrega y su destino como Guerrero del Dragón. Pese a haber superado su adiestramiento en la primera aventura, la torpeza debido a su desproporcionado tamaño y su imbatible apetito siguen etiquetándolo como un personaje en las antípodas de lo que representa. Si en la primera entrega debía demostrar que bajo su apariencia grotesca se encontraba la esencia del Kung Fu, aquí debe aprender a controlar su carácter impulsivo y extrovertido para alcanzar la paz interior que le permita derrotar a su enemigo.

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Se potencia la complicidad de Po con Tigresa. El antagonismo que veíamos en la primera parte se ha transformado en una relación de estrecha amistad y confianza, incrementándose también el protagonismo de este personaje femenino en la historia (el caché manda y el contar con Angelina Jolie como voz original del personaje determina también su relevancia en la acción). Ésta asume gran parte de la relación maestro alumno que existía en la primera entrega entre Po y Shifu, relegando al personaje de Dustin Hoffmann a prácticamente un par de apariciones en toda la película. Con respecto al resto de los Cinco Furiosos, la película prefiere centrarse en la capacidad de actuar en equipo de todos los héroes en perjuicio de una presentación individualizada de cada uno (al fin y al cabo, el espectador ya los conoce de la aventura anterior y no se añade información nueva sobre ninguno de ellos).

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El hueco vacante era el del villano. Tai Lung dejó el listón alto y era necesario encontrar un nuevo contrincante que fuera también carismático y amenazador. Aquí los productores no se molestaron demasiado y apostaron sobre seguro, contratando a Gary Oldman como el pérfido Lord Shen. Shen plantea un reto diferente a nuestro héroe. Ya no es un enfrentamiento de habilidad en las artes marciales, sino que Shen opta por atacar desde dos flancos. Primero, desde un punto de vista emocional, hostigando los traumas infantiles de Po y así debilitarlo también psicológicamente, y por otro lado, empleando novedosas armas que combatan la tradición del kung fu con potencia de fuego, en un aparentemente desequilibrado choque entre tradición y modernidad.

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En la primera entrega de “Kung Fu Panda”, al habitual reparto de estrellas de Hollywood para el doblaje de los personajes principales se sumó la participación de actores representativos del cine oriental y/o de artes marciales (Jackie Chan como Mono, James Hong como Mr. Ping y Randall Duk Kim como Oggway). En esta secuela esto se amplia con la participación de Michelle Yeoh (la adivina) y Jean Claude Van Damme (Maestro Cocodrilo). Desgraciadamente, estos son detalles que perdemos en la versión doblada de la película.

REGLA 2: TODO DEBE DE SER MÁS GRANDE (Y ESTEREOSCÓPICO)

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Como en la primera entrega, las artes marciales y la filosofía oriental, aunque de manera básica y sencilla, forman parte intrínseca de la historia y los personajes. Para ello, se han dispuesto diferentes escenas de acción, donde, más allá de la torpeza de Po, queda reflejada también la belleza y el virtuosismo del Kung Fu. Aquí, de nuevo, sorprende como los animadores son capaces de pasar de la payasada y la caricatura de los personajes a momentos de tensión y espectáculo sin que el cambio resulte brusco o inverosímil. Po tiene su estilo particular de luchar, caótico e improvisado, siempre en contraste con los movimientos limpios y precisos de sus compañeros, especialmente Tigresa, pero es también esta idiosincrasia lo que ayuda a que el espectador se crea al personaje.

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Si en la anterior, uno de los momentos más destacados era la fuga de Tai Lung de la prisión, una escena dinámica y vibrante que venía a demostrar que la cinta era algo más que un encadenado de chistes paródicos, en la secuela se ha querido incrementar este apartado, enlazando diferentes secuencias de acción extensas y realmente espectaculares. El primer enfrentamiento de Po con el ejército de Lobos de Shen, su llegada a la ciudad de Gongmen o el clímax final lucen verdaderamente fastuosos, aprovechando además las características del 3D, para incrementar el nivel de implicación del espectador en la acción.

REGLA 3: NO INTENTES SORPRENDER AL ESPECTADOR

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En Hollywood existe una máxima, si algo funciona, no intentes cambiarlo, no sea que por pretender ser original vayas a perder el apoyo del espectador. Por ello, frente al incremento de la acción y la conservación de las claves que convirtieron a “Kung Fu Panda” en un éxito, encontramos en esta secuela una preocupación por no salirse de los márgenes. Todo está medido para que la película satisfaga a los seguidores de la primera entrega, pero en ningún momento se aporta nada nuevo que diferencie y dé personalidad a la secuela. Es cierto que la trama es diferente, pero toma como referencia el esquema anterior, de manera que si nos quedamos con el esqueleto argumental podemos ver que ambas siguen paso por paso el mismo desarrollo.

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En este sentido, podemos decir que “Kung Fu Panda 2” seguramente entretendrá a los fans de la primera y al nuevo público que se acerque a ella. Como secuela mantiene el mismo carácter humorístico y dinámico. Nos seguimos riendo con las ocurrencias de Po, su integración dentro de los Cinco Furiosos fortalece aún más la acción y aporta las dosis adecuadas de ternura como para tocar el lado emotivo del espectador. Sin embargo, se pierde ese factor sorpresa que supuso uno de los ingredientes más disfrutables de la receta anterior, de ahí que uno salga de la sala de buen ánimo, pero con la sensación de que la anterior gustó más.

REGLA 4: DONDE CABEN DOS, CABEN TRES

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Pero no nos preocupemos, existe una última regla más, cada vez más patente en Hollywood: Si la primera entrega funcionó, no cierres las puertas a crear una saga. “Kung Fu Panda” funcionaba como película autónoma. Cerraba su propia historia y, de no haber funcionado en taquilla, no hubiese quedado ningún fleco que completar; sin embargo, comprobado que la fórmula funciona, ya la secuela prefiere abrir vías de futuro a las aventuras de Po y los Cinco Furiosos. Aún no hay fecha para inicio de la producción, y el estreno de esta tercera parte no llegará antes de 2014, ya que la agenda del estudio ya está completa hasta entonces, pero “Kung Fu Panda 2” deja meridianamente claro que los productores quieren continuar la serie, y desde aquí dudamos que no vaya a ser así.

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