viernes, 16 de julio de 2010

COMIC UNDERGROUD E INDEPENDIENTE NORTEAMERICANO

INTRODUCCIÓN

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El pasado lunes día 12 de julio fallecía el autor de comics, Harvey Pekar. Nacido en 1939 en Cleveland, fue uno de los principales autores de lo que en la década de los 60 y 70 se dio a llamar el “Cómic Underground”. A través de su obra “American Splendor”, Pekar indagó de manera humorística, pero también esperpéntica, en las vicisitudes de su propia vida. La sinceridad y falta de pudor de sus guiones (llegando incluso a llevar un detallado relato de su lucha contra el cáncer en 1994) lo transformaron en un autor con derecho propio, mientras él mantenía su puesto de trabajo como archivista de un hospital de veteranos. La pérdida de este artista nos lleva a repasar la evolución de esta parcela del mundo del comic, nacida dentro del contexto de la contracultura estadounidense.

ORÍGENES DEL COMIC

“The Yellow Kid”

El origen del cómic no es tan claro ni sencillo de establecer. Si bien, la fecha de su nacimiento ha sido establecida el 16 de Febrero de 1896, día de publicación de la tira de prensa “The Yellow Kid” de Richard Fenton Outcault en el New York Journal, éste es un dato más bien anecdótico y arbitrario. Esta tira fue la primera en combinar la organización de su discurso en secuencia de imágenes y la integración de la palabra mediante bocadillos de texto, pero con anterioridad ya existían algunos ejemplos que planteaban los patrones básicos del nuevo arte. Hay quien incluso afirma que los orígenes del cómic los podemos encontrar en las escrituras jeroglíficas de los antiguos egipcios. Para no irnos tan lejos, podemos decir que el cómic nació como una extensión de la caricatura.

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A lo largo del siglo XIX, el arte de la caricatura tuvo un cierto desarrollo, y en un momento determinado se vio la posibilidad de añadir unas pequeñas líneas de texto para enfatizar el componente humorístico. En este momento se creó la viñeta, cuya función era aportar un chiste con una única imagen y el apoyo el texto. Posteriormente la viñeta se vio insuficiente para determinados chistes, por lo que hizo su aparición la tira, donde se encadenaban una serie de viñetas que establecían una continuidad narrativa, dejando al artista más espacio para desarrollar el chiste o la historia. De aquí a la aparición del cómic sólo había un paso. Los primeros comics aparecieron como suplementos dentro de periódicos o revistas, y principalmente estaban dirigidos a un público infantil. La demanda de este tipo de historietas supuso el nacimiento de las revistas de comics, que ya no necesitaban de la excusa del periódico para poder existir.

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CONTRACULTURA Y COMIC UNDERGROUND

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Durante décadas el comic fue creciendo y ampliando fronteras, aunque prácticamente no salía de la etiqueta de producto para el consumo infantil y ni siquiera la mayor parte de sus creadores apreciaban en estas obras un carácter artístico, sino un mero producto de evasión sin demasiado valor. A lo largo de la década de los 50 y los 60 en Estados Unidos empezó a desarrollarse un movimiento de rebelión contra lo establecido por la sociedad, y una de sus armas serían aquellos elementos culturales que más habían sido menospreciados con anterioridad, como la música popular, el cine y, también, el comic. Era lo que se dio a llamar la Contracultura, es decir la respuesta a toda forma artística impuesta y anquilosada que había perdido su contacto con la realidad para convertirse en algo elitista.

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Dentro de este campo tuvo lugar el nacimiento del Comic Underground, también bautizado Comix, con una “x” final como símbolo de rebeldía. El término Underground hacía referencia al hecho de que la mayor parte de estas obras sólo podían llegar al público a través de la autoedición o el apoyo de editoriales muy pequeñas, ya que ninguna de las grandes compañías se atrevía a trabajar con material de este calibre.

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Dentro de este tipo de comics encontramos varios elementos interesantes. Por un lado, aquellos jóvenes que se habían criado leyendo cómics, pasaban ahora a abandonar este hábito de lectura. Si leer cómics era una actividad infantil, la solución no pasaba por dejar de leerlos al llegar a la madurez, sino hacer que este medio fuera el que madurara también junto con sus lectores. Por otro lado, como medio denostado por la sociedad, al que, pese a las voces preclaras de gente como Will Eisner, en todo momento se le había negado su valor artístico, el utilizar el comic como medio de expresión y de crítica social suponía un peldaño más en esa ruptura con los patrones impuestos.

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De pronto, el cómic se inunda de temas subversivos, de fuerte carga sexual y violenta, y con referencias directas a las drogas o cuestiones sociales, raciales y políticas. Por otro lado, artistas, que en otro momento no hubiesen pasado de ser considerados despojos de la sociedad, como Robert Crumb o Harvey Pekar, pasan a convertirse en personajes idolatrados.

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EL COMIC INDEPENDIENTE

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En el último tramo de la década de los 70, el carácter contestatario de la contracultura empezó a perder fuerza, y aquellos que la practicaban empezaron a diluirse o a apostar por otros caminos. En ese momento, el comic pasó de formar parte de un grupo de movimientos artísticos unidos por un fin ideológico a encontrarse nuevamente solo. Al mismo tiempo, los comics comerciales demostraron alcanzar esa madurez que el Underground tenía como estandarte. Sin embargo, aquellas generaciones de artistas que recogieron el testigo de los principales autores de los años 60 y 70 no estaban dispuestos a abandonar el terreno recorrido y se plantearon la forma de poder mantener la existencia de un estilo de comics que no se basara en conceptos comerciales, sino artísticos.

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Nuevamente estas obras deben tirar de la autopublicación o de la existencia de pequeñas editoriales dispuestas a arriesgarse con un tipo de material difícil de vender en la calle. Fue esta búsqueda de caminos diferentes para poder editar lo que le granjeó el calificativo de Comics Alternativos, o Independientes, ya que todas estas pequeñas editoriales buscaban subsistir de forma paralela a grandes empresas como Marvel o DC que acaparaban el mercado con sus superhéroes.

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Uno de los principales propósitos de los artistas que trabajaban en el terreno independiente era conseguir para el medio el reconocimiento cultural y artístico que se merecía, y que el cómic dejara de ser visto como una forma menor, sin el valor que ya tenían asegurado sus “hermanas mayores”, las artes plásticas, el cine y la literatura. Esto se llegó a conseguir gracias a la reputación de autores como por ejemplo Art Spiegelman, quien con su obra “Maus” fue el primer autor de comics en ganar el Premio Pulitzer.

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Posteriormente, a lo largo de los 80 y, especialmente, los 90, el boom de los comics permitió la aparición de multitud de nuevos talentos, como los hermanos Beto y Jaime Hernández (“Love and Rockets”), Peter Bagge (“Odio”), Daniel Clowes (“Eightball”), Joer Sacco (“Palestina”), Seth (“La Vida está Bien si no te Rindes”), Joe Matt (“Peepshow”), Chester Brown (“Nunca me Gustaste”), Adrian Tomine (“Sonámbulo y Otras Historias”), Jason Lutes (“Juego de Manos”) o Charles Burns (“Agujero Negro”).

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En este mundo abiertamente dominado por hombres, a partir de mediados de los 70, la perspectiva femenina pasó a ser también una voz alternativa dentro de los independientes. La cada vez mayor presencia de mujeres en el campo del comic generó además la creación de revistas (Clits’n’Tits, Wimmen’s Commix) donde se recopilaban obras de estas autoras, en las que se rebelaban contra los postulados machistas y aportaban su perspectiva sobre temas tabúes como el aborto, la sexualidad, la situación laboral o las relaciones familiares. Entre este grupo destacarían autoras como Roberta Gregory (“Ha Nacido un Putón”), Julie Doucet (“Diario de Nueva York”) o Debbie Drechsler (“Verano de Amor”).

LA NOVELA GRÁFICA

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Un elemento importante en el reconocimiento del comic como forma artística es la creación de la llamada Novela Gráfica. Se trataba de tener el análogo en historieta a una novela o una película, aplicándose esta denominación a obras con unas mayores pretensiones literarias. Mientras que el cómic por regla general se entendía como algo seriado (sin un final preestablecido, sino con una continuidad que se mantendría mientras el público siguiera demandando historias de ese personaje) y donde el elemento autoral era secundario, ya que por una misma serie pasaban multitud de artistas a lo largo de su existencia, la novela gráfica se definía como una obra de un equipo artístico determinado, y concebida para tener un principio y un final prefijado desde su origen. Este concepto de comics surgió durante la década de los 60, pero realmente consiguió establecerse como tal a lo largo de los 70.

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Uno de los principales ejemplos lo podemos encontrar en la obra de 1978 "Contrato con Dios", de Will Eisner. Se trata de una obra compleja y madura sobre las vidas de gente normal en el mundo real. En la primera edición de esta obra ya se podía encontrar la expresión “Novela Gráfica" en la cubierta. Según Eisner, para crear el término se inspiró en los libros baratos publicados en los años 30. El éxito de ventas y crítica de la obra popularizó el término, llegando Eisner a atribuirse su invención. Curiosamente, aunque el concepto procede de los trabajos que se estaban llevando a cabo en Estados Unidos, fue en Europa donde se pudo establecer con más facilidad este concepto de novela gráfica, especialmente en Francia, país que siempre ha sido muy receptivo al fenómeno del cómic.

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Es cierto que existen muchas obras que se venden como novelas gráficas pero que están hondamente emparentadas con el concepto seriado del comic. Sin embargo, por otro lado, existen excelentes obras englobadas dentro de esta categoría que pueden rivalizar sin ningún tipo de rubor con obras literarias de gran prestigio. Ahí tenemos, como ejemplos principales, la labor de autores que se han movido entre el Comic Mainstream y el Independiente como Alan Moore (“Watchmen”, “V de Vendetta”, o “From Hell”), Frank Miller (“El Regreso del Señor de la Noche”, “Sin City” o “300”) o Neil Gaiman (“Los libros de Magia” o los diferentes arcos argumentales de “Sandman”), pero también otros como Chris Ware (“Jimmy Corrigan: el chico más listo del mundo”), Craig Thompson (“Blankets”) o Kim Deitch (“El Bulevar de los Sueños Rotos”).

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ADAPTACIONES AL CINE

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Durante mucho tiempo, el cine mantuvo con el comic una relación de superioridad. Tras haber sido denostado por la literatura o el teatro en sus orígenes, el Séptimo Arte quiso devolver el desprecio dirigiendo su rabia acumulada contra medios menos prestigiosos o más jóvenes como el comic o la televisión. Sin embargo, en la Meca del Cine todo funciona de acuerdo a porcentajes económicos, y el cómic ofrecía un grupo de posibles clientes bastante notable. Desgraciadamente, los primeros acercamientos del cine al mundo del cómic resultaban por regla general un tanto deslucidos, cuando no directamente desastrosos. La cuestión es que a pesar de su cercanía, los patrones narrativos del cómic no correspondían con los del arte cinematográfico, por lo que hacer una traslación directa del papel a la pantalla quedaba normalmente bastante ridículo e inverosímil. Con los años, el cine ha aprendido a traducir el lenguaje de las viñetas a las imágenes en movimiento, y por supuesto, hemos podido observar cómo se han rentabilizado personajes clásicos del género de superhéroes como son Batman, Spiderman o La Patrulla X. Sin embargo, también el Comic Underground y Alternativo ha tenido su espacio en las producciones que nos han ido llegando estos últimos años. Algunas procedentes del sector del cine independiente, manteniendo el tono minoritario del comic original, otras son producciones de peso en Hollywood, avaladas por estrellas como Tom Hanks. Entre ellas Hollywood no ha dudado en explotar en la gran pantalla, con resultados un tanto irregulares, la obra de autores de reconocido prestigio como Alan Moore o Frank Miller.

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Sin embargo, también podemos encontrar versiones cinematográficas de obras menos comerciales como “Crumb” (documental sobre la vida de Robert Crumb), “American Splendor” (basada en la obra de Harvey Pekar, y donde el propio autor aparecía haciendo un cameo), “Ghost World” (de acuerdo a la novela gráfica del mismo título creada por Daniel Clowes), “Camino a la Perdición” (cuya versión en papel escrita por Max Allan Collins e ilustrada por Richard Piers Rayner) o “Una Historia de Violencia” (adaptación realizada por David Cronenberg del cómic británico de John Wagner y Vince Locke.). Lo cierto es que al igual que sucede con el Comic Mainstream, el Comic Underground y Alternativo está encontrando cada vez más en el Séptimo Arte un medio para seguir desarrollándose y llegar a un público más amplio.

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2 comentarios:

  1. He de confesar que me ha encantado esta entrada. Un montón de información útil sobre esto. En medio de mis búsquedas para mi trabajo de grado he dado con tu blog y esto ha resultado fascinante. Muchas gracias por tomarte el trabajo de recolectar y poner de manifiesto toda la información que has buscado.

    Un abrazo.

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