Allá por 1962, nadie daba mucho por una película como “¿Qué Fue de Baby Jane?”. Se trataba de una cinta rodada en blanco y negro, con dos actrices que sobrepasaban los 50 y cuya carrera parecía más dirigida ya hacia la televisión que a la gran pantalla. Además, las dos divas eran famosas por su épica rivalidad desde la década de los años 30, cuando ambas pasaron a convertirse en dos de las principales estrellas de la Warner y del Hollywood dorado en general. Nunca antes habían trabajado juntas y después de esta película jamás volvieron a coincidir, sin embargo, su choque interpretativo sigue siendo recordado hoy en día como uno de los más memorables de la historia del cine.
Basada en una novela de Henry Farrell, quien previamente había trabajado como guionista en las series televisivas “Bus Stop” y “Alfred Hitchcock Presenta”, la película narra la malsana relación de dependencia de las hermanas Hudson, dos antiguas estrellas del cine, que viven juntas después de que un supuesto accidente dejara parapléjica a la más exitosa de ellas. Bajo la dirección de Robert Aldritch, esta historia grotesca adquiere el tono de un circo malsano y terrorífico, donde el payaso blanco, el pierrot, está interpretado por Joan Crawford como Blanche, la hermana mayor y verdadera estrella de las dos, ahora enclaustrada en su habitación, atrapada en su silla de ruedas. Demasiado bondadosa como para traicionar a su hermana, se convierte en víctima de sus cada vez más perversas travesuras. El rol del payaso alegre, el augusto, le corresponde a Bette Davis como Jane, la exniña prodigio que vive anclada en el pasado, incapaz de aceptar que su talento y su fama se han desvanecido y proyectando toda su rabia y su frustración hacia su hermana. Jane viste con sus trajes infantiles y se maquilla en exceso la cara en un vano intento por recuperar su época de esplendor. Excesiva y grotesca, resultaría cómica si no fuera tan inquietante y aterradora.
A medio camino de “El Crepúsculo de los Dioses” de Billy Wilder y “Psicosis” de Alfred Hitchcock, la cinta establece una macabra cercanía entre los dos personajes protagonistas y las actrices que las interpretan. Las cuatro habían vivido momentos de mayor esplendor y habían visto como la industria las había dejado atrás, olvidadas. Para ello, Aldritch emplea incluso clips de las películas de Davis y Crawford, así como fotos promocionales de las mismas en su época dorada, para ilustrar el pasado cinematográfico de las hermanas Hudson. Por otro lado, la animadversión que sentía la una por la otra, perfectamente conocida por el público, hacía que sus enfrentamientos en pantalla resultaran más virulentos y verosímiles, especialmente cuando antes del estreno de la película los rumores sobre los roces entre las dos estrellas ya llenaban las revistas.
Aldritch construye una puesta en escena robusta y medida, enfática y estridente para subrayar el delicado estado emocional de las dos protagonistas. La cámara juega con el espacio convirtiendo cada rincón en una amenaza, y la fotografía saca un partido casi expresionista del blanco y negro. De esta manera, a medida que avanza el metraje se va incrementando la sensación de malestar y desasosiego en el espectador, quien va intuyendo una atmósfera fúnebre alrededor de la casa donde se desarrolla la acción. En el apartado musical, la partitura de Frank DeVol se apoya en la canción infantil “I've Written a Letter to Daddy”, compuesta expresamente para la película y que sirve para dar el tono nostálgico y de degradación con respecto a la época dorada de las dos protagonistas, al mismo tiempo que establece esa psicología anclada en su época infantil del personaje de Jane.
Pese a las confrontaciones entre las dos actrices, el resultado interpretativo no puede ser más asombroso. Bette Davis fue nominada a los Oscars por su interpretación y de haber ganado la estatuilla se hubiese convertido en la primera actriz en poseer tres premios de la Academia, sin embargo, la triunfadora de la noche resultó ser Anne Bancroft por “El Milagro de Anna Sullivan”, con el atenuante de que Joan Crawford se encargó de recoger el reconocimiento en su nombre. Un nuevo bofetón a Bette Davis como venganza por haber estado cerca del premio, mientras su compañera de reparto había sido ignorada en las nominaciones.
Debido al éxito de “¿Qué Fue de Baby Jane?”, Robert Aldritch propuso a las dos actrices repetir con otra adaptación de una novela de Henry Farrell, “What ever happened to cousin Charlotte?”, cuyo título fue modificado por petición expresa de Bette Davis a “Hush Hush, Sweet Charlotte” y que en España fue traducido como “Canción de Cuna para un Cadáver”. Finalmente Crawford tuvo que abandonar la producción por enfermedad y fue sustituida por Olivia de Havilland, buena amiga en la vida real de Bette Davis. El resultado fue notable, pero muy alejado de las virtudes de “¿Qué Fue de Baby Jane?”.
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