Alrededor de treinta años le ha costado a Steven Spielberg llevar a la pantalla su propia versión del personaje el cómic Tintín. El director, que confiesa haber descubierto a esta creación de Hergé a partir de algunas críticas europeas de su película “En Busca del Arca Perdida” en 1981, se convirtió de manera inmediata en un seguidor de las aventuras de este periodista belga. Tras el estreno de “E.T. El Extraterrestre”, adquirió los derechos del personaje (el propio Hergé dijo que Spielberg era el director ideal para adaptar su creación para el cine) y encargó a la guionista Melissa Mathison un primer libreto. Su idea era que Jack Nicholson se encargara de interpretar al Capitán Haddock, sin embargo, el proyecto nunca logró salir a flote. La razón para que el llamado Rey Midas de Hollywood no hubiese conseguido hasta ahora el apoyo suficiente para llevar a cabo su adaptación radica en el poco conocimiento que hay en Estados Unidos de este personaje netamente europeo. Han tenido que unirse dos mentes creativas como la de Spielberg y Peter Jackson para poder convencer a los estudios de que se trataba de una inversión fiable y que además se podría rentabilizar con toda una franquicia de productos y secuelas (la idea de los dos cineastas era que la primera entrega la dirigiera Spielberg, la segunda Jackson, dejando aún sin asignar al realizador de una hipotética tercera parte).
Tintín nació en 1930, en plena Europa postcolonial, y tuvo una longevidad de 46 años y 24 álbumes, hasta el fallecimiento de Hergé el 3 de marzo de 1983, dejando inacabada su última aventura. Durante todo este tiempo el joven periodista belga, acompañado de su inseparable Milú, su amigo el Capitán Haddock, el despistado Profesor Tornasol, los torpes Hernández y Fernández y la voz tímbrica de la Castafiore, recorrió todo el mundo, aportando por el camino datos históricos, políticos, geográficos y culturales a sus lectores. Todo ello expresado de manera cuidada y precisa gracias al dibujo de línea clara de su autor y unas historias que deleitaban a los fans con una narrativa elegante y pausada, pero nunca aburrida o carente de acción y aventura. Tintín no ha sido simplemente un personaje de cómic, sino que se ha convertido en todo un icono y sus aventuras un género en sí mismas. Para muchos es el emblema del cómic europeo, capaz de competir en fama y prestigio con otros símbolos de la modernidad como Mickey Mouse o Superman. De ahí que también existieran muchas reticencias a la hora de llevar sus aventuras a la gran pantalla. Algunos de los intentos que se llegaron a hacer en imagen real resultaron francamente patéticos, mientras que el paso del personaje por el terreno de la animación había ofrecido algunas adaptaciones televisivas fieles a las viñetas, pero carentes del carisma y la recepción que gozaban y siguen gozando los álbumes de Hergé.
Al poco de conocerse, Steven Spielberg y Peter Jackson descubrieron que, entre otras muchas cosas, compartían esa afición por Tintín y el sueño de poder convertir en algún momento sus aventuras en una excitante superproducción cinematográfica. Fue Peter Jackson quien sedujo a Spielberg hacia el campo de la captura de movimiento, presentándole un pequeño corto realizado con pocos medios por su empresa de efectos especiales WETA. Esta presentación aumentó el interés del cineasta, convirtiéndose así “Las Aventuras de Tintín. El Secreto del Unicornio” en su primera película de animación. Una vez embarcados juntos en este proyecto, la lucha más difícil fue lograr el apoyo de un estudio que se arriesgara con un material que podría ofrecer mucho dinero en el mercado internacional, pero que corría el riesgo de estrellarse en la taquilla estadounidense. En 2008 la película parecía lista para comenzar su producción, sin embargo, Universal se echó atrás y los dos cineastas tuvieron que paralizar el proyeto. Al final, hizo falta la alianza de dos Mayors, Columbia y Paramount, para poder asegurar la producción, y el rodaje se desarrolló en marzo de 2009. Fue el proceso de postproducción el que resultó más laborioso, necesitando dos años de trabajo para finalizar la película (de hecho, en este tiempo a Spielberg le ha dado tiempo de rodar otra película, “Caballo de Guerra”, que se estrenará a finales de este mes).
Para obtener el guión de la película se optó por fusionar las tramas de diferentes aventuras de Tintín. “El Secreto del Unicornio” fue la décimo primera aventura del reportero y se publicó en 1943. Su trama ofrecía un final abierto que enlazaba con el siguiente álbum, “El Tesoro de Rackham el Rojo”, editado en 1944. Spielberg y Jackson se basaron principalmente en el primero, tomando elementos del segundo. Para completar una parte de la acción, los cineastas incorporaron al argumento también algunos guiños a “El Cangrejo de las Pinzas de Oro”, una aventura anterior, publicada en 1941 y que no guardaba relación con la búsqueda del tesoro del Unicornio. En general podemos afirmar que la adaptación se mantiene fiel al espíritu de Hergé, pero con sus particularidades. Tintín sigue siendo un personaje heroico, intachable, de alta moral y excelsa cultura, siempre predispuesto a investigar una historia hasta el final. Milú es también un perro tremendamente inteligente, fiel a su amo, indispensable en los momentos de peligro, aunque en ocasiones su curiosidad y su odio hacia los gatos puedan poner al protagonista en algún aprieto. El Capitán Haddock era posiblemente el personaje más delicado a la hora de llevarlo a la gran pantalla en una película infantil. Borracho y mal hablado, su carácter podía ser un inconveniente para la corrección política en Estados Unidos, aunque, por otro lado, no es menos cierto que su carisma en los cómics llegaba incluso a eclipsar al propio Tintín. Afortunadamente, los creadores de la película han mantenido al personaje firme en sus principios, algo importante ya que “El Secreto del Unicornio” es una aventura que tiene más que ver con Haddock y su familia que con Tintín. Además, el capitán contó a su favor con la interpretación de Andy Serkis, actualmente el intérprete más experimentado y capacitado para la captura de movimiento (suyos son el Gollum de la trilogía de “El Señor de los Anillos”, el gorila de “King Kong” y César en “El Origen del Planeta de los Simios”).
Donde encontramos mayores diferencias entre la película y su referente es en lo referente a la acción y el ritmo de la narración. Mientras la obra de Hergé se caracterizaba por una presentación de la acción realista y pausada, la adaptación cinematográfica se vuelve frenética y sucesivamente cada vez más aparatosa y excesiva. Durante los dos primeros tercios de la película Spielberg sigue muy de cerca las viñetas de Hergé (los tintinófilos seguramente aplaudirán el guiño al autor al principio de la película), añadiéndole una mayor espectacularidad con la puesta en escena. Esto alcanza su clímax con el flashback discontinuo de la historia de Unicornio, que se alza como el gran momento de la película, aunando espectáculo, aventura y acción a raudales. Spielbeg recupera el pulso de títulos de grandes películas de filmografía, siendo “En Busca del Arca Perdida” una referencia clara a la hora de realizar “Las Aventuras de Tintín. El Secreto del Unicornio”. A partir de la llegada a Bagghar, el tono de la acción se incrementa notablemente, iniciando un crescendo cinético que culmina con la secuencia de los muelles. Durante todo este bloque la película adquiere las características del cine de acción moderno, heredando elementos que van desde los excesos por saturación de elementos en pantalla del propio Peter Jackson en películas como “King Kong” hasta Michael Bay (que Spieberg le haya producido su trilogía de “Transformers” no parece baladí cuando llegamos a la secuencia del enfrentamiento final). Afortunadamente, todo esto acotado con la pericia de Steven Spielberg, pero no podemos negar que el tercio final supone una ruptura un tanto abrupta con respecto a todo lo anterior.
El uso de la animación por captura de movimiento se salda con un notable éxito para los dos cineastas y el equipo de WETA. Es cierto que aún hay elementos por corregir, como la mirada de los ojos que siguen careciendo de un poco más de vida, pero la complejidad de todos los elementos, lo increíblemente detallados que son los escenarios y los personajes o el dinamismo del movimiento llevan esta técnica hasta extremos hasta hora inalcanzables para cineastas plenamente involucrados en su desarrollo como Robert Zemeckis. Para Spielberg, un director siempre muy cuidadoso y perfeccionista en lo que a puesta en escena se refiere, las características de esta película le han permitido liberarse de toda limitación física que le imponía el rodaje de sus anteriores películas. La fluidez y la vertiginosidad de los movimientos de cámara son asombrosos e involucran de manera más directa al espectador en la acción.
Como es habitual en el cine de Steven Spielberg, el equipo está formado por viejos conocidos, como Michael Kahn en el montaje, o incluso, Janusz Kaminski, que ha ejercido labores de asesor de iluminación en la película. Sin embargo, un colaborador ineludible es John Williams. A lo largo de 36 años, la filmografía de Spielberg ha contado con una identidad muy definida en gran parte debido a la sonoridad que le aporta las partituras de este compositor. Alejado del cine desde “Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal”, Williams regresa con un trabajo sobresaliente de principio a fin. Desde los extraordinarios títulos de crédito iniciales, con ese toque jazzístico que recuerda a “Atrápame si Puedas” hasta el cierre de la película con el leitmotiv aventurero del protagonista, la película está deliciosamente acompañada por la música que eleva la acción y subraya el ritmo de la narración.
La respuesta del público a esta propuesta ha sido espectacular. La película se ha estrenado primero en Europa, con el fin de acumular fondos de cara a su estreno en tierras estadounidenses donde el personaje de Tintín es menos conocido. Además gozaba con la particularidad de presentarse en un fin de semana de puente, por lo que las posibilidades de incrementar la recaudación eran muy plausibles. En España sólo el fin de semana se recogió cerca de 5 millones de euros, llegando hasta los 8 al final del puente. Si tenemos en cuenta que la película más taquillera de la semana anterior había sido “Paranormal Activity 3” con 700 mil euros, y que tras Tintín, la segunda película más taquillera del puente fue “Criadas y Señoras” con 800 mil euros, nos podemos hacer una idea del tremendo éxito que ha supuesto esta película este fin de semana en nuestro país. “Las Aventuras de Tintín” es ya el cuarto estreno más taquillero de este 2011 en España y ha entrado directamente a formar parte de las 20 películas más taquilleras del año. A esto hay que sumarle lo recaudado en el resto de Europa, con Francia a la cabeza, donde los ingresos en taquilla casi doblan los de nuestro país, alrededor de 15 millones de euros. En total, Spielberg y Jackson han recaudado más de 40 millones de euros en este primer fin de semana, todo un aval de cara a su estreno al otro lado del charco. Por de pronto, Peter Jackson ha anunciado que, tras este arranque, la producción de la segunda parte está ya asegurada. El guión está ya escrito y, una vez acabada con la producción de “El Hobbit”, se pondrá manos a la obra para dirigirla.
“Las Aventuras de Tintín. El Secreto del Unicornio” es un maravilloso entretenimiento para toda la familia, capaz de envolver al espectador en un halo de aventura y fantasía a lo largo de sus casi dos horas de metraje, retrotrayendo a los que ya peinamos algunas canas a la época cuando teníamos 8 años y salíamos de la sala blandiendo un sable láser o ajustándonos un imaginario sombrero fedora.
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