miércoles, 20 de noviembre de 2013

CINE EN CANARIAS. “HÉROE”/”VERDAD Y CONSECUENCIA”.

Heroe - verdad y consecuencia

El pasado miércoles 30 de octubre tuvo lugar en TEA Tenerife Espacio de las Artes de los cortometrajes “Héroe” y “Verdad y Consecuencia” realizados por Juan José Ramallo y Vasni Ramos, cabezas visibles de la productora El Hombre Invisible Films. Como breve aperitivo, y en previsión de la intensa noche que nos esperaba, la pareja abrió la sesión con la proyección fuera de programa de la pieza “Avant, François”, pequeño guiño humorístico al llamado cine leve, donde Ramos tras la cámara y Ramallo como protagonista buscaban reproducir los modos de esta corriente liderada por cineastas como Josep Vilageliu o Daniel León Lacave.

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Tras la presentación de “Avant, François”, el verdadero programa de la noche comenzó con “Héroe”, plasmación de una idea de Juan José Ramallo, quien protagoniza la historia y co-dirige junto a Vasni Ramos. Al igual que ya demostrara con su propuesta de videoclip para la canción “Varúð” del grupo islandés Sigur Rós, se trata de una historia de corte intimista y emocional, de indagación personal a la hora de salir del pozo negro de la depresión, sin embargo, mientras que el videoclip surgía de una experiencia real, aquí Ramallo se adentra en el terreno de la fantasía, interpretando a un hombre con superpoderes, una especie de Superman en horas bajas, devastado ante la pérdida de la mujer que amaba. La puesta en escena se aleja de la plasmación épica de las habilidades del protagonista y prefiere una narrativa emocional, donde precisamente los momentos heroicos son vistos desde la distancia e incluso fuera de plano, mientras que lo que impera es la plasmación de esa destrucción interna de alguien inmune a las amenazas externas y que ya no encuentra sentido a la vida. Para ello, Ramos y Ramallo hacen uso expresivo del plano corto, del acompañamiento musical y de un montaje de ritmo pausado que subraya el vacío existencial del héroe derrotado, un acercamiento que curiosamente (y dicho sin malicia), a nivel conceptual, no se aleja demasiado de algunos de los postulados de ese cine leve que los autores parodiaban en “Avant, François”.

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Llama la atención el trabajo de dirección de fotografía, realizado aprovechando las posibilidades de luz natural de las diferentes localizaciones donde se rodaron las escenas y que consiguen darle al conjunto una sugestiva estética cromática. Contando con la colaboración de Conrado Flores, miembro junto a Ramallo del quinteto cómico El Supositorio, en un papel secundario, la poderosa propuesta audiovisual tiene su kriptonita particular en los escasos momentos de diálogo, donde la fuerte presencia en pantalla de los dos actores se ve lastrada por una declamación afectada, válida para sus experiencias en la comedia, pero que en este caso suenan de manera artificial y rompen con el naturalismo de la puesta en escena. En cualquier caso, se trata de un leve (de nuevo dicho sin malicia) inconveniente para esta interesante relectura del mundo del cómic y de la fragilidad emocional del ser humano.

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En “Verdad y Consecuencia” nos encontramos con un trabajo en solitario de Vasni Ramos, quien suma con este título un nuevo peldaño en su carrera como realizador tras cortometrajes como “Buenas Noches” o “En un Momento”. En este sentido, se trata de un título más cercano a las características de “Buenas Noches”, un thriller de impacto, con cierto toque a lo “Saw”, que concentra la mayor parte de su fuerza en un protagonista ausente que amenaza con su voz a los dos personajes en pantalla. La principal diferencia es que mientras en aquel, Ramos situaba al espectador a favor del torturado, aquí lo emplaza en la posición del torturador. “Verdad y Consecuencia” utiliza la ficción para acercarse a la realidad social y política actual, denunciando el juego de intereses creados que motiva a los dirigentes de nuestro país.

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Dadas las características de la historia, Vasni Ramos opta por una puesta en escena desnuda, casi teatral, con una mínima escenografía y oscureciendo el entorno que rodea a los personajes. Aquí el trabajo de director de fotografía, David González, busca subrayar esa sencillez y desnudez del espacio, situando los puntos de luz en lugares clave para definir la estética de la escena. Con respecto al guion, estamos ante un corto escrito con rabia y directo, que evita subterfugios y va al grano, pero al que se le hubiese agradecido una mayor indagación en los temas que trata. El interrogatorio a los dos protagonistas busca ser incendiario y sorpresivo, pero, en nuestra opinión, apenas araña a un nivel superficial de un tema que podría haber dado mucho más juego y mayor capacidad de denuncia. De esta manera, se deposita toda la intensidad en el trabajo de los actores, la planificación y el montaje, generando una atmósfera desasosegante y cargada de rabia hacia las revelaciones que van realizando los personajes encarnados por José Luis de Madariaga y Borja Elgea. Llama la atención la interpretación de ambos actores, empleando un lenguaje corporal y un tono al hablar para dejar clara la tendencia política de cada uno de sus personajes, por encima incluso del propio diálogo. Winslow Iwaki, por su parte, más allá de su presencia testimonial como encapuchado, afronta el reto de ser el motor de todo el cortometraje, desarrollando su personaje recurriendo únicamente a la voz, reflejando esa cólera acumulada y el tono amenazador. El resultado es un cortometraje intenso, directo y necesario, que busca expresar de manera artística la voz de muchos y reclama un cambio en nuestra sociedad, pero al que le hubiese sentado mejor un mayor trabajo de guion.

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