miércoles, 19 de octubre de 2011

“THE ROCKY HORROR PICTURE SHOW”. LISÉRGICA SESIÓN DOBLE DE SÁBADO NOCHE

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El 13 de Junio de 1973 tuvo lugar el estreno en los escenarios de un musical nacido para convertirse en un punto de referencia, “The Rocky Horror Picture Show”. Compuesto por Richard O’Brien, contó también con la aportación del director teatral Jim Sharman, quien entre otras aportaciones dio a la obra su título definitivo. O’Brien había intentado anteriormente de manera infructuosa introducirse en la industria del rock, pero su carrera tanto como cantante como compositor no había fructificado. En 1972 conoció a Sharman cuando ambos se presentaron para participar en una puesta en escena de “Jesucristo Superstar”, y enseguida le sedujo con su idea de montar un musical que sirviera de tributo paródico a las películas clásicas de terror y de la ciencia-ficción de serie B de los años 50, trasladando el conocido mito de Frankenstein al contexto glam, y enfatizando su aspecto sexual, ambiguo y provocador.

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Ya el inicio de la historia nos presenta una situación común dentro de las películas de terror de la década de los 50. En una noche lluviosa y tras sufrir un pinchazo en su automóvil, una feliz pareja de novios a punto de casarse, Janet Weiss y Brad Majors, terminarán pasando la noche en un apartado caserón regentado por el extraño Dr. Frank N. Furter, un científico alienígena que está intentado crear al hombre perfecto. Sin embargo, el punto de vista de la película se aleja de los ambientes más conservadores de la época para proclamar una filosofía de promiscuidad y bisexualidad, frente al carácter soso y reprimido de los dos protagonistas.

Lógicamente donde quedó mejor plasmado este carácter cinéfilo y subversivo del musical fue en las canciones. Ya el tema de apertura de la cinta “Science Fiction – Double Feature” plantea ese tributo a los clásicos del género fantástico, con referencias directas a títulos como "Planeta Prohibido", "El hombre invisible" o "King Kong", mientras que el carácter abiertamente sexual y trasgresor adquiere su vertiente más glam en temas como “Sweet Tranvestite” o “Touch –a, touch-a, touch me”.

El éxito del musical en los escenarios enseguida activó la maquinaria de Hollywood para llevarlo a la gran pantalla. Sin embargo, el proceso no fue sencillo. Tras ser elegido para dirigir la película, Sharman tuvo una serie de roces con los productores al negarse a transigir ante algunas peticiones del estudio como, por ejemplo, cambiar a los actores de la obra original por otros más conocidos. Al final el reparto quedó a medio camino entre ambas posturas. De la obra original se mantuvo al propio O’Brien como Riff Raff, Patricia Quinn como Magenta, Nell Campbell, como Columbia, Meat Loaf en el papel de Eddie, pero sobre todo el gran Tim Curry como Frank N. Furter. Curry debutó de esta manera en el cine, con un personaje que le ha hecho pasar a la historia como un icono, no sólo cinematográfico, sino también sexual. Entre las nuevas incorporaciones destacan los actores Barry Bostwick y Susan Sarandon, encargados de dar vida a la pareja de enamorados, Brad y Janet. Además, como guiño cinéfilo, se le dio el papel de narrador a Charles Gray, actor conocido especialmente por sus papeles en las cintas de terror de la Hammer. Curiosamente, este papel en la obra solía ser interpretado por el mismo actor que se encargara de personificar al Doctor Everett Von Scott, sin embargo para la versión cinematográfica, este rol se escindió, y al doctor lo encarnó Jonathan Adams, quien ya había desarrollado este papel en los escenarios.

El carácter modesto de la producción también motivó algunas dificultades durante el rodaje de la película. Al negarse a aceptar actores de mayor caché cinematográfico, Sharman tuvo que trabajar con un presupuesto bastante inferior y eso afectó al resultado final. La propia Susan Sarandon llegó a quejarse de la falta de calefacción y baños en el set de rodaje. Estas protestas fueron desestimadas por los productores, hasta que la actriz acabó enfermando de neumonía tras rodar la escena de la piscina.

El estreno de la película fue un absoluto fracaso. El propio Meat Loaf aseguró haber asistido a alguna premiere con la sala vacía. Sin embargo, cuando ya todo se daba por perdido, la película entró a formar parte del circuito de los Cines de Medianoche. El público de estas salas resultó ser más afín con el espíritu de la película y, en breve, se generaron las colas para entrar a verla. Las múltiples incoherencias, gazapos y el mismo aspecto pobre de la cinta pasó a transformarse en elementos a su favor, enloqueciendo a las personas que iban a verla a estas particulares salas de cine. De la noche a la mañana la cinta se convirtió en un fenómeno de culto, con todo un ritual a su alrededor. La gente no iba simplemente a ver la película, sino que además se disfrazaban de los personajes, cantaban las canciones en la sala, se tiraban arroz, se disparaban con pistolas de agua y un variado cúmulo de acciones absurdas que convertían cada proyección en un show único.

Poco a poco se fue fusionando la proyección de la película con la representación teatral, hasta el punto de que los actores entraban en el escenario al mismo tiempo que la escena era reproducida en la pantalla, contado además con la complicidad del público. Este fenómeno de culto se ha mantenido a lo largo de los años, con continuas representaciones en diferentes lugares alrededor del mundo. En vista del éxito, Sharman y O’Brien volvieron a reunirse para desarrollar una secuela de la película, que titularon “Shock Treatment” y en la que Brad y Janet eran víctimas de un concurso televisivo, sin embargo la película fue un fracaso total y no logró captar el favor de los fans de “The Rocky Horror Picture Show”.

Durante años, “The Rocky Horror Picture Show” ha venido a representar el referente por antonomasia de obra cinematográfica de culto. Cada cierto tiempo se producen movimientos para crear un remake de la película original, sin embargo de llevarse a cabo esa hipotética nueva versión difícilmente será capaz de generar todo el fenómeno que se creó alrededor de la obra original. Y es que en todos los sentidos, “The Rocky Horror Picture Show” es una obra única.

The Rocky Horror Picture Show

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