El pasado 23 de febrero se presentaban en TEA Tenerife Espacio de las Artes tres nuevos trabajos de jóvenes realizadores canarios con los que tuvimos la oportunidad de volver a corroborar la diversidad, el entusiasmo y el talento que mantiene una industria audiovisual de andamiaje aún endeble en cuanto a medios, financiación y posibilidades de distribución. Gusten más o menos estos trabajos, tengan más o menos carencias, actos como el de ayer son necesarios para seguir puliendo y desarrollando el sector. Por ello, y antes de entrar a comentar los tres cortos presentados, creo que es necesario agradecer al TEA y a la gestión de Emilio Ramal la disposición que prestan para que estas películas puedan ser exhibidas de manera regular dentro de un marco institucional. Ojalá pronto se puedan abrir más vías tanto públicas como privadas para que la exhibición y distribución del cine hecho en Canarias sea más firme y podamos dirigirnos a una mayor profesionalización del sector y hacia una mayor predisposición de los espectadores a ver estas producciones autóctonas.
Hacemos otro alto en el camino antes de entrar en materia para dejar constancia de una de los grandes revelaciones que tuve el placer de descubrir esa noche y es el enorme talento de la actriz Marta Viera, protagonista de “El Desenlace” y “Mientras Anochece”. Sin querer desmerecer el excelente trabajo del resto de los actores de los tres cortos presentados, tengo que reconocer que, si bien ya había visto a esta actriz en “Como Siempre” de Jairo López, desde ayer me declaro fan entusiasta de su capacidad para expresar los sentimientos, pensamientos y el mundo interior de sus personajes a través de la expresividad de su rostro. Espero que tengamos ocasión de verla en multitud de trabajos en el futuro.
“El Resultado” es un corto de trama sencilla y directa, apoyada únicamente en sus dos protagonistas. El desencadenante del conflicto es un sobre con los resultados de una prueba médica, poniendo a prueba la entereza de los personajes y la solidez de su relación. La planificación de Rishi Daswani e Iván López busca sobre todo la cercanía y la intimidad con los personajes quienes expresan sus sentimientos por vías bien distintas. En el caso de él a través de la introversión, la ira y la negación; en el de ella, a través de la comprensión, la expresión de los sentimientos y el dolor. Javier Martos da presencia y contundencia a su personaje a través de la furia contenida de su mirada y la tensión de su rostro. Marta Viera parte de la serenidad para poco a poco llevar a su personaje al derrumbe emocional del final, sin caer en histrionismos y afinando con sutilidad en ese degradado de sentimientos para que la evolución sea fluida y paulatina.
“El Resultado” fue un corto que tuvo que afrontar complicados problemas de postproducción que marcaron el resultado final y la austeridad de su montaje. Esto produjo que en la película podamos apreciar algunos fallos técnicos como leves desenfoques de la imagen, sin embargo precisamente por ello no puedo más que alabar la hercúlea labor de edición a partir del material disponible. Curiosamente, en mi opinión, esto también acabó beneficiando en parte al corto, ya que centraliza más la acción en el leve (pero también abismal) espacio vital, cada vez más asfixiante, que existe entre los dos protagonistas y los acerca más al espectador. Menos afortunado me pareció el giro final de la historia. Es cierto que obliga al espectador a replantearse su lectura de los personajes y la trama, pero en esta ocasión, a mí particularmente, me pareció un nudo de trama innecesario y gratuito. Aunque supusiera un desenlace más directo y hasta previsible, la historia ya estaba asentada de manera sólida gracias al trabajo de actores. La revelación final puede dar más juego y sorpresa en un primer visionado, pero también debilita todo el desarrollo previo, obligando a “calzar” de manera más forzada la relación de los dos protagonistas.
Iván López es también el autor, esta vez en solitario, de “Mientras Anochece”, un corto que tuvo un primer montaje durante la pasada edición del Festivalito de La Palma y que ha sido ampliado para la ocasión con nuevo metraje que ahonda en la incomunicación y el patente alejamiento de los protagonistas. López nos presenta a dos parejas de amigos, una de las cuales anuncia que se van a casar y que van a ser padres. La felicidad de éstos deja en evidencia las grietas existentes en la relación de los otros. Aquí también ambos personajes reaccionan de manera opuesta a la noticia. Tras la sorpresa inicial, ya en privado, él siente la necesidad de desacreditar esa aparente felicidad, reprobando la personalidad de ambos y criticando su situación económica y laboral; ella guarda un expresivo silencio alimentado por el dolor, la decepción y hasta el rencor hacia alguien por el que ya no parece sentir amor alguno. Maykol Hernández demuestra saber dar una transición coherente entre la primera impresión más humorística que ofrece de su personaje, subrayando de manera casi caricaturesca el carácter irritante de éste, y el fondo dramático que esconde en su interior. Sin embargo, de nuevo es Marta Viera quien se lleva el gato al agua, sosteniendo con su mirada y prácticamente sin diálogo alguno, todo el peso de la historia.
“Mientras Anochece” es uno de esos trabajos que prefiere desnudar a sus personajes a través de lo que no dicen, más que usando el diálogo o las acciones, para ello su director opta por pequeño planos cargados de significado, donde una expresión involuntaria o pequeños actos cotidianos son capturados de manera intimista y poética depositando en el espectador las llaves para que él mismo se aventure a rellenar los silencios que separan a la pareja protagonista. Iván López presentó su corto haciendo referencia su proceso de maduración con director y estoy de acuerdo con esta idea. No es un corto redondo, pero sí un trabajo que hace promesas de futuro para un realizador que aquí demuestra sensibilidad y capacidad de riesgo.
El acto concluyó con el que, en mi opinión, fue el mejor trabajo con diferencia de la noche, “Ánima” de Josué Ramos. Se trata de un corto cargado de gran dramatismo, pero contado con una sensibilidad exquisita, logrando emocionar al espectador y estremecerlo a lo largo de todo su metraje hasta llevarlo a un desenlace hermoso y desgarrador a un mismo tiempo. La historia arranca con carácter de tragedia, usando la imagen ralentizada para subrayar lo inexorable del destino, anticipando al espectador lo que va a suceder sin que éste pueda hacer otra cosa que mirar impertérrito a la espera de la desgracia. A continuación, el tono infantil de la narración nos retrotrae al terreno del cuento, jugando la imaginación (de los personajes, pero también del espectador) un papel determinante en el desarrollo de la trama. En este sentido, la fantasía se convierte en una herramienta necesaria para poder evadirse de una realidad dolorosa y traumática, contaminada de soledad y muerte.
El corto prescinde por completo de los diálogos, dando un mayor valor expresivo a la imagen y la música. Ramos le transfiere a la película cierto toque nostálgico al ambientar la historia en lo que parece la década de los 70, dotando a la fotografía de una tonalidad sepia (contrarrestada en determinados momentos con una luz azul más fría). Por otro lado, se enfatiza una cierta sobreactuación en los actores para subrayar a través de sus expresiones el estado emocional de los protagonistas (de nuevo a alabar el trabajo de dirección de actores y la interpretación de la actriz Virginia Ávila), aportando a su vez con esta artificialidad un cierto toque etéreo y poético a la puesta en escena (aunque siempre intimista para no distanciar al espectador de la historia y los personajes). El mayor hándicap que se le puede achacar a este corto es la música. No porque los temas escogidos resultaran inadecuados para las escenas que debían acompañar, sino porque en ocasiones resultaban demasiado enfáticos e intrusivos, y no siempre bien sincronizados con el montaje. En cualquier caso se trata de un mal menor para un trabajo que me ha parecido sorprendente y conmovedor.
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