viernes, 4 de febrero de 2011

“CHLOE” / “BIUTIFUL” / “BALADA TRISTE DE TROMPETA” / “THE TOURIST” / “CAMINO A LA LIBERTAD” / “MÁS ALLÁ DE LA VIDA”. EXPECTATIVAS Y RESULTADOS. EL PODER DE UN NOMBRE.

A. INTRODUCCIÓN

En los últimos meses varios han sido los títulos que han pasado por nuestras carteleras trayendo consigo unas considerables expectativas basadas principalmente en el peso de los cineastas que las avalaban, pero cuya recepción ha sido desigual, e incluso contradictoria, por parte del público y la prensa especializada. Nuestra intención con este repaso es analizar las razones de estas posiciones enfrentadas y aportar nuestra propia perspectiva en la polémica.

B. EXPECTATIVAS

1. “CHLOE”. Atom Egoyan, el hombre fuerte del cine canadiense.

Atom_Egoyan

El primer título de nuestra selección es “Chloe”, último trabajo hasta la fecha de Atom Egoyan y al mismo tiempo remake de una cinta francesa de 2003 titulada “Nathalie X”. Mencionar el nombre de Egoyan es hacer una referencia (junto con David Cronenberg) a uno de los autores más selectos, poderosos e internacionalmente conocidos del cine canadiense (al menos en su variante anglófona, del sector francés podríamos sumar también otros nombres como Denys Arcand o François Girard). Su filmografía incluye títulos de una gran sensibilidad y una visión personal intransferible como “Exótica”, “El Dulce Porvenir”, “El Viaje de Felicia” o “Ararat”, sin embargo, no es menos cierto que desde el estreno en 2003 de esta última, sus otros trabajos no habían llegado a lograr distribución en nuestro país, a pesar de contar con películas de potencial comercial como “Where the Truth Lies” (con dos actores de peso como Kevin Bacon y Colin Firth) o de carácter más intimista y personal como “Adoration”. La imagen que la crítica y el espectador cinéfilo selecto tenía de Egoyan era la de un autor incapaz de ceder el testigo de su obra a Hollywood en favor de una trayectoria más comercial. Sin embargo, la llegada de “Chloe”, un remake con su giro hacia el thriller erótico y el (a priori) apoyo mediático de nombres como Julianne Moore, Liam Neeson y Amanda Seyfried (esta última de moda gracias a sus papeles en títulos taquilleros como “Mamma Mía” o “Querido John”) levantaron las alarmas con respecto a una posible rendición del director al ver que sus proyectos más personales no conseguían la salida internacional que habían tenido sus películas de la segunda mitad de la década de los 90.

En 2003 “Nathalie X” ofrecía una historia interesante, donde el engaño, las apariencias y la seducción jugaban un papel fundamental. Protagonizada por Fanny Ardant, Emmanuelle Beart y Gerard Depardieu, el triángulo formado por estos actores se encargaba de mantener toda la película, especialmente con la relación que se va creando entre las dos actrices, quienes interpretan a dos mujeres aparentemente contrapuestas pero que poco a poco van estrechando lazos hasta llegar a niveles muy íntimos. Todo ello estaba orquestado de manera exquisita por la directora Anne Fontaine, quien ofrecía una puesta en escena elegante aunque fría y distante para reflejar los problemas de comunicaciones de todos los personajes.

2. “BIUTIFUL”. Un mexicano solo ante el peligro

alejandro-gonzalez-inarritu

Por otra parte nos llegaba también “Biutiful”, nueva cinta del director mexicano Alejandro González Iñárritu tras éxitos de crítica y público con “Amores Perros”, “21 Gramos” y “Babel” que marcaba un punto de transición dentro de la carrera del cineasta. Sus primeras películas se habían convertido en descarnadas radiografías del alma del ser humano, con profundos conflictos morales y un doloroso reflejo de problemáticas sociales que afectan a la civilización moderna. Tras el estreno de “Babel” su relación con el guionista Guillermo Arriaga se rompió de manera agria con una publicitada polémica acerca de quien ostentaba la autoría de la película. El escritor consideraba despreciativa la forma en que se ignora la labor del guionista en la industria del cine, dándole la categoría de autor de la obra al director, mientras que los personajes, los temas y la estructura venían ya dados desde el libreto. Tras varias discusiones públicas, Arriaga inició una trayectoria independiente con resultados desiguales en su debut tras la cámara con “Lejos de la Tierra Quemada”, quedaba por ver qué tal le iba a Iñárritu sin el apoyo literario de su guionista habitual, quien le había proporcionado no sólo grandes historias, sino también una estructura narrativa fraccionada que se había convertido ya en una marca de autor.

3. “BALADA TRISTE DE TROMPETA”. Todos los hombres del (Ex) Presidente

alex-iglesia

Que Alex de la Iglesia es un director que no se caracteriza precisamente por la sutileza es algo que ha quedado claro desde el principio de su filmografía como director. De su mano nos han llegado auténticos referentes del esperpento nacional moderno como “Acción Mutante”, “El Día de la Bestia”, “Muertos de Risa” o “La Comunidad”, todos ellos adornados con una marcada vena cinéfila y cantidades industriales de humor negro. Es difícil resaltar alguna película de Alex de la Iglesia como una obra redonda, sin embargo, es un director cuyas películas, por regla general, cuentan con numerosos momentos antológicos y han ayudado a cambiar la impresión que el público general tenía del cine español. “Acción Mutante” era ya una propuesta de cine de ciencia ficción hecha en una industria sin demasiada tradición en el género, asimilada a una visión paródica de la sociedad española. A partir de ahí, el suyo ha sido un cine enraizado en las claves del género, personal pero con aspiraciones comerciales, de idiosincrasia muy castiza, pero sin renegar el caldo de cultivo proporcionado por el cine, la televisión y la literatura anglosajona. Dentro de esta heterogénea pero coherente filmografía, la nota discordante la puso “Los Crímenes de Oxford”, con la que parecía que el director había optado por una línea más académica.

“Balada Triste de Trompeta” supone por lo tanto un regreso a sus fueros habituales, aunque, eso sí, de manera mucho más arrebatada. La película fue recibida con aplausos y abucheos en el Festival de Venecia, donde el jurado, liderado por un entusiasmado Quentin Tarantino, le concedía los premios de Mejor Guión y Mejor Dirección. Esta controversia se ha repetido tras su estreno en nuestro país, donde ha recibido críticas y alabanzas a partes iguales.

4. “THE TOURIST”. El Cine de los Otros

11295013

En el caso de “The Tourist” podemos apreciar algo relativamente habitual en el mundo del cine, el reciclaje de autores cinematográficos europeos en artesanos (con mayor o menor fortuna) del entretenimiento en Hollywood. Fritz Lang, por ejemplo, pasó de ser uno de los abanderados del expresionismo alemán, a (aparentemente) realizar compactos ejercicios de estilo como “Perversidad”, “Encubridora”, “Los Sobornados”, “Los Contrabandistas de Moonfleet” o “Más Allá de la Duda”. En su caso podemos decir que el genio del director le permitió trasgredir los límites que le marcaba la Meca del Cine y profundizar en temáticas y denuncias que enriquecían el tratamiento de los géneros en los que se involucraba. Sin embargo, si bien el tiempo le ha dado la razón a Lang y su etapa americana ha sido revalorizada, durante décadas ese periodo de su producción fue visto de reojo frente a lustre de títulos como “Metropolis” o “M, El Vampiro de Düsseldorff”. Otro caso no tan afortunado lo podemos encontrar en Wolfgang Petersen, otro director alemán cuyo éxito con la extraordinaria “El Submarino” le abrió las puertas de Hollywood, donde su carrera le ha reconvertido en un creador de blockbusters como “Air Force One”, “La Tormenta Perfecta” o “Troya”. Florian Henckel von Donnersmarck tuvo un glorioso debut con el largometraje “La Vida de los Otros”, una contundente y arriesgada película que se adentraba en la historia de un oficial de la Stasi, la policía secreta alemana del régimen comunista de la República Democrática Alemana, que recibe el encargo de vigilar y espiar a la pareja formada por un importante literato y una famosa actriz. Elegantemente filmada y excepcionalmente protagonizada por Ulrich Mühe, Martina Gedeck y Sebastian Koch, la película se ha convertido en uno de los más celebrados títulos del reciente cine europeo y le otorgó al director el Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa. A partir de ahí, Hollywood extendió sus redes y el segundo título como realizador de Henckel von Donnersmarck ha sido “The Tourist”, una lujosa superproducción vehículo para estrellas del calibre de Angelina Jolie y Johnny Depp.

5. “CAMINO A LA LIBERTAD”. El Australiano Errante

weir

Curiosamente, en la figura de Peter Weir podemos ver un ejemplo cercano pero diferente. En los años 70, Weir se convirtió en uno de los primeras espadas de la nueva ola del cine australiano. Títulos como “Picnic en Hanging Rock”, “La Última Ola”, “Gallipoli” o “El Año que Vivimos Peligrosamente” le dieron fama internacional y, también, le abrieron las puertas de Hollywood. Sin embargo, su trayectoria en Estados Unidos no ha sido en absoluto convencional. Si bien ha contado con estrellas como Harrison Ford (“Único Testigo”, “La Costa de los Mosquitos”), Robin Williams (“El Club de los Poetas Muertos”), Jim Carrey (“El Show de Truman”) o Russell Crowe (“Master and Commander”), presupuestos holgados y una amplia cobertura internacional, seguimos apreciando en cada uno de sus títulos un interés personal por esas historias y no productos de encargo realizados con oficio, pero sin una verdadera involucración personal. Este grado de independencia frente a los postulados de Hollywood le ha supuesto largas temporadas en el banquillo cuando el resultado en taquilla no era el esperado (“La Costa de los Mosquitos”, “Sin Miedo a la Vida”), y precisamente, tras el descalabro de una producción tan cara como la de la, por otro lado, excepcional “Master and Commander”, a Weir le ha costado siete años poder regresar a las salas de cine. Lo ha hecho con “Camino a la Libertad”, otro título poco ortodoxo en el que se relata la odisea de un grupo de prisioneros de un campo de trabajo soviético durante la era de Stalin, quienes tras fugarse estuvieron años caminando de Siberia a La India, atravesando parte de Rusia, Mongolia y China.

6. “MÁS ALLÁ DE LA VIDA”. La Elegancia del Narrador Clásico

eastwood

Poco podemos decir aquí que no se sepa ya de Clint Eastwood como director. Resulta sorprendente la evolución tanto creativa como de prestigio que ha tenido su filmografía desde que debutara tras la cámara en 1971 con “Escalofrío en la Oscuridad”. De ser menospreciado como cineasta por su imagen de tipo duro en la pantalla, a ofrecer títulos sólidos de manera consecutiva durante gran parte de la década de los 80 hasta que en 1992 finalmente fue reconocido en su valía dentro de la industria gracias a “Sin Perdón”. Desde entonces, Eastwood no sólo se ha convertido en uno de los autores mejor valorados por crítica y público, sino también en alguien capaz de alternar un sentido clásico y elegante de la narración cada vez más depurado y eficaz con auténticos giros experimentales en su carrera. No parece haber tema que se le resista, ni la crítica social y política (“Banderas de Nuestros Padres”), la eutanasia (“Million Dollar Baby”), la pederastia (“Mystic River”), el biopic de figuras relevantes de la política internacional o de la cultura (“Invictus”). También es capaz de compaginar géneros con una gran facilidad incluso dentro de una propia película (¿cómo podemos clasificar un título como “El Intercambio”? ¿un thriller, un drama, una cinta de juicios, de denuncia social?). A su favor cuenta también con una gran agilidad a la hora de llevar a cabo la producción de una película, lo que le permite rodar una o incluso dos películas al año. También es cierto que esto último se convierte también en su talón de Aquiles, ya que a veces la premura supone que el resultado de algunos títulos no sea óptimo, con exceso de metraje, problemas de ritmo, o situaciones que hubiesen necesitado un poco más de trabajo de guión para quedar redondas (como sucedía en “Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal”, “Banderas de Nuestros Padres” o “El Intercambio”). Afortunadamente, incluso en estos casos menos afortunados, Eastwood se las apaña para ofrecer siempre películas sólidas y dignas, muy superiores a la media habitual a la que nos tiene acostumbrados el cine estadounidense.

C. RESULTADOS

1. “CHLOE”. Variaciones Gould

chloe_banner

El terreno del remake es pantanoso y movedizo. Parece que el hecho de reversionar una historia anterior implica de base falta de originalidad y canibalismo creativo. Es cierto que en su mayor parte, los remakes surgen por las razones más peregrinas. En Hollywood, cuando hablamos de nuevas versiones de títulos recientes, esto se debe principalmente a la inexistencia de doblaje en Estados Unidos y la poca afición de los norteamericanos a ver cine subtitulado, por lo que los estudios preparan adaptaciones dirigidas a este público anglosajón, con sus estrellas y generalmente evitando cualquier rasgo de la cultura original. Y cuando hablamos de remakes de clásicos, el principal motivo lo encontramos en la negativa del público a ver cine antiguo (que en el baremo actual parece ser que es de los 80 hacia detrás). Visto esto, es normal que el recurso del remake sea visto como una afrenta a la cultura y un empobrecimiento de la cinematográfica mundial. Sin embargo, existe otro tipo de remakes, aquellos que suponen una relectura del nuevo autor con el fin de trasladar la historia original a un discurso creativo nuevo. Llegados a este punto es interesante recordar la definición que daba el músico Glenn Gould a la labor del intérprete. Para él una partitura no era una obra inamovible, sino el punto de partida para que el músico sacara de ella su propia interpretación. A lo largo de su carrera Gould se centró en varias ocasiones en la Variaciones Goldberg, logrando que a través de su interpretación de la partitura de Bach, esta composición adquiriera una nueva concepción, sin tener que modificar por ello ninguna nota musical.

chloe3

Con motivo del estreno de la película “Chloe” muchas han sido las voces que han expresado su indignación ante el hecho de que un director de la reputación de Atom Egoyan (“Exótica”, “El Dulce Porvenir”, “Ararat”) se haya “degradado” a realizar un remake de la cinta francesa “Nathalie X” de la francesa Anne Fontaine. Es cierto que esta nueva película no entrará a formar parte del cuadro de honor de este director de origen armenio, y es innegable que con ese plantel de actores, el cineasta se ha adentrado en un territorio mucho más comercial que sus anteriores trabajos, sin embargo, esto no quita que nos encontremos ante una obra plenamente coherente con el universo de su director y que éste ha sabido, al igual que Gould con sus Variaciones Goldberg, releer el material original con una voz propia. Atom Egoyan recoge este punto de partida y lo inserta en su habitual interés por familias disfuncionales, con carencias afectivas y traumas escondidos que les impiden relacionarse. De esta manera, incluso aquellas escenas que recuperan diálogos de la original, se enriquecen con una interpretación diferente, más acorde con la personalidad del nuevo cineasta.

chloe-2

La cinta cuenta también con un interesante trío de actores, especialmente por parte de sus dos intérpretes más veteranos. Julianne Moore ofrece, una vez más, una exquisita interpretación, caminando con seguridad por una cuerda floja que separa a su personaje de la simpleza o la caricatura. Si la Catherine de Fanny Ardant era una mujer burguesa centrada en sus responsabilidades sociales y culturales hasta el punto de haber perdido el apetito sexual, recuperándolo gracias a los relatos eróticos de una prostituta contratada para seducir a su marido adultero, la Catherine de Moore se siente frustrada y acomplejada por su edad. Ya no se siente atractiva para su marido, su hijo (interpretado por Max Thieriot, un papel mucho más determinante que en la versión francesa donde prácticamente no existía) se ha distanciado de ella, y momentáneamente se siente halagada (y tentada) por las insinuaciones de Chloe, quien intenta cubrir sus dos carencias afectivas, la sexual y la maternal. Liam Neeson juega el papel de Don Juan con su elegancia habitual, manteniendo la duda en el espectador sobre sus verdaderas acciones. Al igual que en la versión francesa se trata de un personaje por necesidad plano y difuso, con el fin de mantener el suspense sobre la historia. Por ello el actor juega a la ambigüedad para enriquecer su presencia en pantalla. En este sentido, Neeson nos deleita derrochando elegancia, presencia y atractiva madurez en pantalla, algo a alabar teniendo en cuenta el duro momento personal que atravesaba el actor (su mujer Natasha Richardson falleció víctima de un accidente esquiando en medio del rodaje de la película).

chloe1

Interesante, pero menos hábil que sus compañeros de reparto, se presenta Amanda Seyfried, una actriz con muchas posibilidades de futuro, pero que aquí pierde el control de su personaje, cayendo en esa simpleza y caricatura que la más experimentada Julianne Moore sabe bordear sin problemas. Chloe es una joven traumatizada, con graves carencias afectivas, acostumbrada a transformar su identidad con el fin de ganarse los favores de sus clientes. Es aquí donde se entablan las principales diferencias con la versión francesa. Los relatos de Chloe son menos imaginativos y descriptivos que los de Nathalie, sin embargo el juego de seducción de esta última a penas se adentra en lo físico (todo queda en el terreno de la insinuación y la provocación), al contrario que la relación entre Chloe y Catherine que tiene su momento álgido en una tórrida secuencia de sexo lésbico. Esto hacía que la cinta de Anne Fontaine pecara de cierta ingenuidad, cerrando de manera reconciliadora la historia una vez desvelada la mentira, mientras que la Chloe de Egoyan no puede cerrar página de una manera tan sencilla. Es necesaria una confrontación más contundente debido al trauma interior que motiva al personaje. El problema es que la forma en que se resuelve esta nueva versión supone un cambio de tono en la narración. De repente la sutilidad y las sugerencias sobre las que se había construido la historia se transforman en un psicothriller de carga erótica y violenta que resulta estridente y excesivo. Es en este clímax final donde encontramos el principal hándicap de la película y la única ocasión en la que podemos decir que Egoyan ha transigido a las demandas de la industria, con un final más propio de las imitaciones surgidas tras el éxito de “Instinto Básico” en la década de los 90 que de la sensibilidad del autor de títulos como “Exótica”, “El Dulce Porvenir” o “El Viaje de Felicia”.

2. “BIUTIFUL”. La Cara Oculta de la Belleza

biutiful01

“Amores Perros”, “21 Gramos” o “Babel”, ya habían demostrado que el cine de González Iñarritu no es de fácil digestión, y desde luego no es apto para aquellos que van al cine como mero medio de evasión, ya que su intención es sumergir al espectador en un pozo oscuro y putrefacto donde sólo tiene cabida lo peor de nuestra sociedad. Encontrar ahí la belleza es difícil y precisamente por ello el título de su cuarto largometraje como director. Esa transcripción españolizada de la palabra belleza en inglés marca lo anómalo de la mirada que nos ofrece la historia. Iñárritu parece empeñado en desvelar una cara oculta de la realidad con la que los que no formamos parte de ese entorno nos cruzamos a diario pero de la que sólo vemos el pico del iceberg.

biutiful02

En esta ocasión el director abandona la narrativa fraccionada de sus anteriores trabajos, que pertenecía más a su guionista, Guillermo Arriaga, y en esencia nos ofrece una infructuosa huida hacia delante del personaje protagonista, Uxbal, un hombre acostumbrado a sobrevivir y alimentar a sus hijos con el dinero que logra traficando con el trabajo de inmigrantes ilegales en nuestro país. Es cierto que en sus anteriores películas aquella intrincada estructura narrativa se convertía precisamente en el elemento que proporcionaba un enfoque renovador y fresco a la historia. Ni “Amores Perros”, ni “21 Gramos”, ni “Babel” hubiesen funcionado con una narrativa lineal, o al menos hubiesen resultado más convencionales pese a la puesta en escena del director. Sin embargo, en “Biutiful” perdemos el sentido de coralidad sobre el que se sustentaban las anteriores películas. Podemos evidenciar una simplificación en la disposición temporal y espacial de la historia, pero en esta ocasión todo el foco se centra en el proceso de agonía del protagonista, por lo que imperaba un orden cronológico que acentuara precisamente esa evolución.

biutiful03

En este camino es importante el grado de engaño al que se autoinduce el personaje. Pese a participar en la explotación que sufren los inmigrantes, Uxbal se ve a sí mismo como su defensor, intentando protegerles de la policía y facilitándoles pequeñas ayudas para dotar de mayor humanidad su existencia. De esta manera puede justificarse moralmente y busca limpiar su alma de cara al infierno que le espera en el Más Allá. Su relación personal con Hai, la madre china a la que finalmente acaba asesinando de manera accidental junto grupo a un amplio grupo de inmigrantes asiáticos debido a unas estufas de baja calidad que les entrega, o su amistad con Ekweme y posteriormente con Ige, incentiva el sentimiento de culpabilidad de Uxbal, quien no quiere ser consciente de que sus acciones perpetúan una situación de irregularidad y de explotación que mantiene a estos inmigrantes de manera inexorable bajo el umbral de la pobreza.

biutiful1

Al mismo tiempo, Uxbal sebe hacer frente a su propia situación personal y familiar, con dos hijos a su cargo y una ex mujer con problemas de esquizofrenia. De nuevo, el protagonista debe erigirse como padre coraje, defendiendo a ultranza el bienestar de sus hijos frente a la cruda realidad que les rodea o la inestabilidad de su madre, pero al mismo tiempo infectando la vida de estos con el aroma a corrupción, muerte y violencia que arrastra consigo. Iñárritu añade en esta ocasión también un componente sobrenatural a través de las habilidades paranormales del protagonista, capaz de ver los espíritus de los recién fallecidos y con suerte dirigirlos hacia el descanso que necesitan. Eso refuerza el tema central de la película, la muerte, ya que Uxbal no es sólo un cadáver viviente que deambula como un zombi por las periferias de una Barcelona a su vez también fantasmagórica. También es un ser maldito al que los espectros le acechan hasta llegar al aterrador momento de su confrontación con su propio espíritu.

biutiful04

Es cierto que la suma de todos estos elementos da como resultado un conjunto bastante melodramático y hasta excesivo, un territorio que, hasta entonces, pese a la crudeza de sus historias, Iñárritu había bordeado gracias a los guiones de Guillermo Arriaga. Sin embargo, es innegable que este viaje a los infiernos supone una joya de personaje para Javier Bardem, quien le aporta intensidad y profundidad moral. La mirada rota del actor y ver cómo el personaje se va derrumbando pese a su pétrea presencia se convierte en el principal pilar de la historia. Su interpretación conduce de manera firme la cinta, sirviendo de tabla de salvación en sus trayectos más descomedidos y rematando las secuencias más logradas. Iñárritu, por su parte, con la ayuda del extraordinario director de fotografía Rodrigo Prieto, se las apaña para ofrecer planos de gran dureza y repulsa, pero extrañamente hermosos a partir de la corrupción y la suciedad que retrata su cámara. Que Iñárritu no es un guionista tan estimulante y hábil como Guillermo Arriaga es evidente, y que va a tener que pulir su estilo en esta nueva etapa en solitario también, pero eso no implica que la película sea un título a descartar o que el director haya perdido talento en su puesta en escena. “Biutiful” sigue siendo una excepcional muestra de cine arriesgado y sugerente, de contundente puesta en escena, desgarradoras interpretaciones y dolorosa mirada a la realidad.

3. “BALADA TRISTE DE TROMPETA”. Ridi, Pagliaccio

Balada-triste-de-trompeta

“Balada Triste de Trompeta” arranca con un prometedor prólogo, sangriento y virulento, que rápidamente deja claro las directrices del resto de la película. La representación de los dos bandos de la Guerra Civil Española de manera tan descarnada, rocambolesca y violenta nos deja claro que aquí no hay buenos ni malos, ganadores o vencedores, sólo una locura colectiva carente de sentido y marcada por un instinto de (auto)destrucción primigenio en el ser humano. La realidad es reinterpretada en claves de pesadilla, donde el sueño de la razón produce monstruos, transformando iconos de la infancia como las figuras del payaso tonto y el payaso triste en una alegoría de la realidad de la época. A continuación llegan unos irreverentes títulos de crédito, donde las imágenes representativas de un periodo histórico se entremezclan con referencias a fenómenos de la cultura pop. Realidad y ficción se funden hasta que el resultado se convierte en algo tan grotesco y desproporcionado que es difícil discernir cuál es cual.

balada3

Este nuevo trabajo lleva tan al límite las características habituales del cine de La Iglesia, que ha cogido desprevenidos e incluso ha irritado hasta a sus fans más acérrimos. En primer lugar es un título que nace como un producto de cinefilia híbrida. Si “Acción Mutante” era una Space Opera a la española, combinando un futuro distópico y viajes espaciales con un sentido del humor cañí (fórmula similar a la empleada más recientemente en su serie de televisión “Plutón B.R.B. Nero”), si “El Día de la Bestia” era terror satánico ambientado en el terreno del esperpento (con un final auténticamente berlanguiano), si “Muertos de Risa” era un cruce de “Forrest Gump” con “¿Qué Fue de Baby Jane?” que parodiaba la evolución de la cultura española, si “La Comunidad” era un “Quimérico Inquilino” sacado de un TBO de “13 Rue del Percebe”, o si “800 Balas” era el verdadero Spaghetti Western de Almería, “Balada Triste de Trompeta” reúne varias claves del cine de Alfred Hitchcock (la rubia fatal, la dualidad de los dos protagonistas, el sentido de amenaza y suspense, y un final inspirado en el Monte Rushmore de “Con la Muerte en los Talones”), las mezcla con un tono kistch cercano al cómic (incluso al comic cinematográfico, ¿o el duelo final no guiña un ojo al “Batman” de Tim Burton?), las baña de ambiente castizo (¡Ese Raphael postmoderno extraído de “Sin un Adiós”!) y personajes rocambolescos y extremos, le inserta referencias a acontecimientos reales (el asesinato de Carrero Blanco) y lo remata con una puesta de Grand Guiñol donde todo es excesivo.

balada2

Lo que diferencia a esta cinta de las anteriores es que, con el fin de reflejar esa imagen pesadillesca de la España franquista, el director opta por erradicar cualquier elemento de coherencia narrativa y presentar una película premeditadamente deslavazada, sin pies ni cabeza, donde los personajes son arrastrados y zarandeados de un lado a otro de manera incluso gratuita, con múltiples cameos que se adentran en la trama de manera caprichosa, para desaparecer en ocasiones sin cumplir una verdadera función salvo seguir forzando los límites de esa burbuja de locura que compone el metraje de principio a fin. De la Iglesia desafía al espectador presentándole un protagonista sin identidad, ni carisma, y se regodea humillándolo, haciéndole correr desnudo por el bosque o imitar al Alfredo Landa de la secuencia de la cacería en “Los Santos Inocentes”. Nos obliga a no tomar partido por su antihéroe, sin tampoco presentarnos una alternativa a la que agarrarnos. No hace concesiones de cara a la galería y eso acaba repercutiendo con una pérdida de interés en el espectador.

balada1

No se puede negar a la película algunas imágenes de gran fuerza e impacto, como ese payaso interpretado por Santiago Segura eliminando soldados de frente nacional a fuerza de machete o ese desproporcionado clímax final en el Valle de los Caídos. El trío de actores principal pone también toda la carne en el asador con sus personajes, destacando el excelente trabajo de Antonio de la Torre, pero también la deslumbrante presencia de Carolina Bang. Sin embargo, pese a todos estos esfuerzos, y aún aceptando los excesos y la dura apuesta que hace el director a los espectadores, no podemos evitar sentir que “Balada Triste de Trompeta” es una película que funciona mejor por fragmentos que de manera global. Algo que también es habitual en el cine de Alex de la Iglesia y que aquí, en este intento de hacer su obra magna más personal, llega a su nivel más desmedido.

4. “THE TOURIST”. Las Locas Vacaciones Europeas de Dos Estrellas Norteamericanas

the-tourist

Pocas cosas hay más Hollywoodienses que dos estrellas de la Meca del Cine, paseándose como Dioses encarnados por localizaciones glamourosas procedentes del Viejo Mundo. En el caso de “The Tourist” los escogidos son Angelina Jolie y Johnny Depp (curiosamente dos actores acostumbrados a residir de manera habitual en Europa, concretamente en Francia). El origen de la película lo tenemos en “El Secreto de Anthony Zimmer”, una cinta francesa que proponía un ejercicio de estilo para imitar la típica producción estadounidense de intriga y romance y que alcanzó un cierto éxito internacional. Precisamente esto parece haber provocado los recelos de Hollywood, que en este remake parece haber querido demostrar que en su terreno son los mejores.

tourist1

Para ello se escogió a dos de los principales sex symbols de la industria, se localizaron los ambientes más deslumbrantes de dos de las ciudades más cinematográficas de Europa, Paris y Venecia, se desplegó todo un arsenal de iluminación, vestuario y peluquería. Como concesión se contrató a un director europeo de prestigio para firmar lo que por otro lado era un producto de estudio y no un título con resquicios para una perspectiva autoral. Florian Henckel von Donnersmarck rodó con elegancia y discreción, conocedor de su posición en la producción y de quiénes era los verdaderos protagonistas de la función. Todo parecía apuntar a un lujoso blockbuster generado a partir de un engranaje industrial perfectamente afinado.

tourist2

¿Qué falló entonces? Para empezar, la cinta que servía de origen no era más que un entretenimiento banal, con una trama poco desarrollada y previsible, cuyos mayores activos eran una pareja de actores con carisma y, precisamente, su vocación imitativa del estilo hollywoodiense. Lo que en una cinta francesa era un guiño ocurrente, en una cinta estadounidense resulta redundante y trillado. En segundo lugar, el guión presentado por Christopher McQuerrie apenas se aparta del cliché más manido y presenta giros y situaciones ridículas o carentes de interés o fuerza. La acción avanza a trompicones y en ocasiones con secuencias metidas con calzador (el rescate nocturno en los canales de Venecia o la verdadera naturaleza del personaje de Angelina Jolie), todo para desembocar una vez más en un final previsible.

tourist3

A estos dos elementos se suma la nula química existente entre los dos actores. Angelina Jolie se dedica todo el metraje a desfilar por la pasarela, luciendo todo tipo de modelos y peinados, pero sin aportar humanidad ninguna a su personaje. Por otro lado, Johnny Depp no puede evitar mostrar cara de desgana. Un actor que siempre se ha caracterizado por incorporar algún elemento propio a sus personajes, aquí se pasea por la pantalla como un sonámbulo. Esto produce que los esfuerzos del director por dar elegancia a la puesta en escena no puedan ir más allá de las limitaciones de un lujoso publirreportaje turístico y que todo junto desemboque en un total desinterés por parte del espectador, quien, ante el aburrimiento general, no le queda otro remedio que fijarse en anécdotas banales como el cigarrillo electrónico del protagonista (evidente caso de Product Placement justo cuando en nuestro país se acaba de aprobar la nueva Ley Antitabaco) o su empecinamiento por hablar en portugués en Italia.

5. “CAMINO A LA LIBERTAD”. La Larga Caminata Versión Reader’s Digest

The-Way-Back

En el cine de Peter Weir abundan los espíritus libres y aventureros, personas que desafían el orden establecido y las barreras impuestas y que en su trayecto descubren la verdad sobre sí mismos y el mundo que les rodea. Y precisamente de eso trata su última película, una historia de supervivencia basada en supuestos hechos reales, donde el realizador sustituye la inmensidad del océano de “Master and Commander” a favor del inabarcable territorio que existe entre Siberia y La India. No es de extrañar que este haya sido el título que haya escogido National Geographic para debutar en la producción de largometrajes de ficción, ya que el paisaje juega aquí como un personaje más de la historia, imponiéndose en ocasiones por encima de los protagonistas.

camino2

La cinta está rodada de manera magistral por Weir, quien confiere fuerza y un sentido épico a la odisea de estos personajes, recreándose en la belleza natural de los pasajes, pero no escondiendo la aspereza del terreno, que pasa por zonas de espesa vegetación y nieve o escarpadas montañas hasta interminables extensiones de desierto. El cineasta logra esto sin caer en la típica puesta en escena de postales turísticas, haciendo que el espacio geográfico determine la acción y no que sea algo paralelo a ella (un error muy común, por otro lado, en este tipo de producciones). Weir optó también por un alto índice de realismo. La película no abusa de los efectos digitales y prefiere generar un gran impacto visual en el espectador precisamente por la fisicidad y la contundencia de los espacios naturales. Parte de la presencia de los actores viene determinada por su interpretación, pero también es evidente el enorme esfuerzo físico que esta película demanda de ellos. Esto convierte a la película en un caso atípico y anacrónico en el panorama cinematográfico actual, donde estamos acostumbrados a que los cineastas pretendan sorprendernos con sus escenarios virtuales, con resultados en ocasiones elogiables a nivel plástico, pero también menos verosímiles para el ojo del espectador.

camino3

A nivel interpretativo, la película está claramente gobernada por Ed Harris, veterano actor de extraordinaria presencia en pantalla que borda su papel de prisionero estadounidense, curtido por una experiencia que circula por cada uno de los surcos de su rostro, reticente a entablar vínculos emocionales con sus compañeros de fuga para no tener que sentir compasión por ellos en algún momento de riesgo, pero que finalmente cae rendido ante el encanto de la joven Irena. Precisamente la joven Saoirse Ronan y un sorprendente Colin Farrell le siguen de cerca a la hora de ganarse la atención del espectador. La cándida inocencia de la primera y la primitiva brutalidad del segundo dan también equilibrio al conjunto de personajes, completado por Alexandru Potocean (Tomaz), Gustaf Skarsgård (Voss), Sebastian Urzendowsky (Kazik) y Dragos Bucur (Zoran). Al que le cuesta más conectar con el público es al protagonista, Jim Sturgess, no por incapacidad suya a la hora de interpretar a su personaje, sino por la naturaleza de éste. Decidido a regresar a casa con su mujer, Januz resulta monolítico e imperturbable. No desfallece, no duda de su camino, ni de su posición de líder del grupo, y esto al final hace que resulte menos atractivo para el público, al que por regla general le gusta que sus héroes tengan también flaquezas que les hagan más humanos.

camino1

Sin embargo, el hándicap de la película no radica en esto, sino en lo tremendamente ambicioso y extenso de la historia que Peter Weir quiere contar. Los 133 minutos de metraje se antojan escasos para abarcar esta odisea a pie y el desarrollo de los acontecimientos se sucede muchas veces de manera precipitada. Los personajes secundarios, por ejemplo, apenas son presentados, por lo que una vez se inicia la huida el espectador no les conoce. La propia huida sucede de manera muy fugaz y si bien Weir retrata la dureza del trayecto por Siberia y Mongolia, una vez llegan a China ya ha empleado la mayor parte del metraje, por lo que la última etapa del viaje da pie a una extensa elipsis desde que el grupo sale del Tíbet hasta que llegan a La India, para después de esto ofrecer otro violento salto temporal y mostrarnos de manera un tanto caprichosa el reencuentro del protagonista con su mujer. En este sentido, y reafirmándonos en lo comentado antes, no podemos poner pegas a lo mostrado por Peter Weir y la innegable fuerza de su narrativa, pero sí resulta insuficiente aquello que ha optado por no contar y que acaba empañando el resultado final de la película.

6. “MÁS ALLÁ DE LA VIDA”. Cartas Desde el Más Allá.

hereafter

A priori se ha anunciado “Más Allá de la Vida” como la primera incursión abierta de Clint Eastwood en el género fantástico, con una trama acerca de las experiencias cercanas a la muerte de sus protagonistas (previamente “El Jinete Pálido” también apuntaba maneras pero sin salirse de los márgenes del western tradicional). Es cierto que lo sobrenatural es el núcleo central de toda la trama y lo que acaba desencadenando el encuentro de tres personajes separados por diferentes espacios geográficos, sociales y emocionales; sin embargo, lo cierto es que Eastwood reincide en mantener su mirada firme en la realidad, utilizando este componente como excusa para analizar el estado global de un mundo amenazado por el cambio climático (la película arranca con el Tsunami que asoló el sur de Asia a finales de 2004), el terrorismo (la trama sitúa a uno de los personajes en la explosión del metro de Londres del 7 de julio de 2005), la crisis económica (el personaje de Matt Damon ve amenazado su trabajo en la construcción debido a los recortes de la compañía) o el creciente individualismo y egoísmo del ser humano. Además, la cinta busca también hacer un comentario sobre la separación de familias por culpa de las drogas, el funcionamiento de los servicios sociales o lo efímero del éxito en los medios de comunicación.

hereafter2

Este conjunto de temas resulta ser demasiado para tratarse en apenas dos horas y cuarto y acaba pesando en el desarrollo de la película. Muchas de estas tramas quedan meramente esbozadas, sin tiempo para ahondar en ellas, pero además esto produce también que fluya a un paso quizás demasiado lento. Es cierto que la elegancia y la sutilidad de Eastwood tras la cámara consigue atenuar este problema (la película daba pie a caer en todo tipo de sentimentalismos melodramáticos, sin embargo él sabe marcar los límites para no caer en ello), pero no consigue contrarrestarlo por completo, acusando, por un lado, un guión que requería mayor trabajo y, por otro, una postproducción en la que hubiese sido necesario pulir más las aristas del metraje. Eso sin mencionar la reiterativa y simplona partitura compuesta una vez más por el propio cineasta (Eastwood es uno de esos hombres orquesta cinematográficos a los que habría que recordarles que, en ocasiones, es mejor dejar determinados aspectos de la producción de la película en manos más expertas, especialmente cuando se lleva repitiendo el mismo tipo de melodías desde “Sin Perdón”).

hereafter1

Pese a esto no podemos calificar la película como un fracaso en la filmografía de su autor. Junto con la puesta en escena de Clint Eastwood, el trabajo de actores es, una vez más, una de las principales bazas de la cinta. Pocas veces en su carrera ha estado Matt Damon tan afinado como en las escenas de su personaje solo en la cocina de su casa o en los momentos que comparte con la actriz Bryce Dallas Howard, y Cecile de France abre su camino hacia Hollywood con este papel de joven y exitosa periodista, seduciendo a la cámara en cada uno de sus planos, a pesar de que la suya sea la trama más endeble de las tres. Eastwood sigue dejando que sean sus actores y los personajes quienes cuenten la historia, reservándose un papel discreto y secundario como narrador. Ni siquiera en momentos como el extraordinario arranque con el Tsunami vemos que la cámara (o los efectos especiales) se imponga a la mirada del personaje, permitiéndose únicamente subrayar algunos instantes (ese plano, que parece heredado de “La Noche del Cazador”, con la protagonista flotando inconsciente bajo el agua o, evidentemente, los flashes que nos muestran el acceso al Más Allá).

hereafter3

“Más Allá de la Vida” puede considerarse un trabajo menor de Clint Eastwood, un tanto fallido a la hora de concretar y dar forma definitiva a sus ambiciosas aspiraciones, sin embargo, como indicábamos en la introducción, lo que en la carrera de este cineasta puede parecer insuficiente o incluso un tanto decepcionante, en el panorama actual de la producción cinematográfica estadounidense (marcado por un continuo formulismo narrativo, actores planos y falta de contenido en sus tramas) se convierte en un título notable e interesante, espléndidamente rodado, con destacadas interpretaciones y una trama compleja y comprometida.

D. CONCLUSIÓN

Los aficionados al cine somos una fauna muy exigente. Tendemos a exigir lo mejor a aquellos directores que nos han llevado al éxtasis cinematográfico, sin tener en cuenta que no todo en la carrera de un autor pueden ser obras maestras. Los seis títulos aquí analizados no van a ser recordados como los más acertados de las carreras de sus respectivos directores. Son películas imperfectas donde no siempre el valor del riesgo tomado por sus respectivos autores dio como resultado la obra rotunda que estos buscaban. Sin embargo, salvo en el caso de “The Tourist”, se nos hace difícil descalificarlas por el mero hecho de no haber cumplido las expectativas que teníamos depositadas en sus creadores. En ellas hemos encontrado elementos de interés, aspectos idiosincrásicos de estos cineastas y, sobre todo, la ambición de querer hacer una buena película. Creemos que eso da un valor añadido a cada una que también debería ser valorado en su justa medida. Demos también importancia a los títulos menores, porque son estos los que verdaderamente dan la medida para las obras maestras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario