1. INTRODUCCIÓN
Genio moderno de la música para el cine para algunos, fraude responsable de la devaluación de ésta para otros, la carrera de Hans Zimmer ha sido larga y ha pasado por múltiples etapas. Productor musical antes que músico, su habilidad para reunir un grupo de compositores que siguen las guías que él va trazando ha hecho que su estilo sea uno de los que más ha influido en la música de las películas de Hollywood desde los años 90 hasta la actualidad. Como director del departamento musical de Dreamworks, ha sabido reservarse para sí los títulos más comerciales de la compañía, al mismo tiempo que algunos de los artistas que han crecido bajo sus alas (como Harry Gregson Williams, John Powell, Klaus Badelt o Steve Jablonsky), han logrado establecerse entre los compositores más solicitados de la actualidad, participando en películas como las recientes “Príncipe de Persia”, “Noche y Día”, o “Pesadilla en Elm Street”. Al mismo tiempo, Zimmer ha sabido aliarse con algunos de los principales nombres de la industria, como el productor Jerry Bruckheimer o los directores Ridley Scott y Christopher Nolan, lo que ha dado le ha proporcionado mayor peso dentro de la industria.
2. INICIOS EN EL CINE
Nacido el 12 de septiembre de 1957 en Alemania, sus primeros pasos en el mundo de la música los dio como productor, promoviendo el uso de sintetizadores dentro del contexto de la música pop. Además fue uno de los miembros del grupo The Buggles, autores del tema, “Video Killed the Radio Star”.
Sus comienzos en el cine llegaron de la mano de su mentor Stanley Myers, junto al que compuso la música de sus primeras películas, en títulos como “Historias de O, parte 2” o “Mi Hermosa Lavandería”. Poco a poco Zimmer empezó a trabajar en proyectos en solitario, centrándose sobre todo en la aplicación de los sintetizadores a la música para el cine. Tras componer la música de “Un Mundo Aparte” o “La Casa de Papel”, en 1988 le llegó su primera gran oportunidad al componer la música para la película de Barry Levinson “Rain Man”. Con el fin de aportar emoción a la relación de los dos hermanos protagonistas, Zimmer desarrolló una serie de temas melódicos de sonoridad etérea, muy al estilo de la corriente New Age que imperaba en la época. Este trabajo le proporcionó su primera nominación a los Oscars y su tema principal se mantuvo en la mente de los espectadores por encima de la amplia selección de canciones que acompañaban también las imágenes.
Un años más tarde pasó a encargarse de otro proyecto, a priori alejado de su estilo musical, “Paseando a Miss Daisy”. Pese a que la historia se ambientaba entre los años 50 y 60, Zimmer mantuvo las constantes electrónicas de su música, destacando principalmente un retentivo tema principal, bastante juguetón, que enfatizaba la entrañable relación de amistad que une a la Miss Daisy del título, una anciana judía de muy mal genio, con su chofer negro, el paciente y respetuoso Hoke. Con este trabajo Zimmer volvió a optar a un Oscar a mejor banda sonora, yéndose de nuevo a casa de vacío.
Ese mismo año, el compositor inició una de las relaciones profesionales más fructíferas de su carrera al encargarse de la música de la película de Ridley Scott “Black Rain”. Amigo de los sonidos electrónicos y de enfoques poco tradicionales en la música de sus películas, Scott encontró un alma gemela en la figura de Hans Zimmer, a pesar de que en ocasiones su relación no ha sido especialmente amigable debido al fuerte carácter de ambos artistas. En “Black Rain”, Zimmer empezó a dar muestras de su modelo de composición para el cine de acción, aunque sobre todo destacaba el tema de toques orientales utilizado para relacionar el personaje del detective norteamericano Nick Conklin, interpretado por Michael Douglas, y su homólogo japonés, Masahiro Matsamodo, al que da vida Ken Takakura.
Al año siguiente Zimmer trabajó a las órdenes del hermano de Ridley Scott, Tony, en la cinta de carreras automovilísticas “Días de Trueno”. Con este director volvería a coincidir en el futuro, en títulos como “Amor a Quemarropa” o “Marea Roja”, aunque su relación con este Scott no ha sido tan productiva, cediendo el terreno a protegidos suyos como Harry Gregson Williams. En “Días de Trueno” sobre todo buscaba representar con la música la emoción de la velocidad, al mismo tiempo que aportaba un tono épico al protagonista interpretado por Tom Cruise.
3. MARCANDO TENDENCIAS
En 1991 llegaba una película que clave a la hora de definir la música de acción de Hans Zimmer, “Llamaradas”. Aquí el compositor desarrolló una partitura épica, adrenalínica, apoyada sobre todo en el uso de los sintetizadores, las cuerdas y la percusión, en honor a la arriesgada labor de los bomberos. Tras algunos tanteos anteriores, éste se convirtió en el primer escalón de un modelo que ha sido desarrollado posteriormente en títulos como “La Asesina”, “Marea Roja” o “Broken Arrow”, e imitado por todos sus discípulos.
Dentro de sus colaboraciones con Ridley Scott, hay que destacar también en 1991 su trabajo para “Thelma & Louise”. Aquí Zimmer desarrolló un tema melancólico de inspiración country, con guitarra eléctrica y acústica como instrumentos solistas, que servía de leitmotiv, no sólo para la amistad entre las dos protagonistas, sino también del Thunderbird del 66 que conducen y su largo periplo por las carreteras del medio oeste estadounidense.
En 1994 Zimmer probó suerte en un nuevo medio que no había tocado hasta ese momento, la animación, y lo hizo de la mano del principal estudio, la Disney. Tras varias películas contando con música de Alan Menken, el estudio decidió cambiar la orientación musical de su siguiente largometraje, “El Rey León”. Aquí Zimmer dio muestras de su capacidad para trabajar en equipo, encargándose de la parte instrumental mientras que Elton John ponía letra a las canciones. Además, para las voces africanas contó también con la participación de Lebo M. El resultado fue una excelente banda sonora, repleta de momentos destacados, gracias a la cual el compositor alemán alcanzó su primer y, hasta la fecha, único Oscar.
Si “Llamaradas” marcó el inicio del modelo de música de acción, en 1996 “La Roca” supuso su momento álgido. En colaboración con Nick Glennie Smith y Harry Gregson Williams (quienes aparecen como principales autores de la partitura), desarrolló un trabajo apabullante, repleto de momentos musicalmente espectaculares y de gran fuerza y estimulante adrenalina. A partir de aquí, este tipo de música ha ido derivando en otros trabajos repetitivos como “El Pacificador” o “Misión Imposible II”, aplicándose de manera indiscriminada en algunas películas de estilos muy dispares, como la trilogía de “Piratas del Caribe”.
4. EL REY DE HOLLYWOOD
A mediados de los 90, la carrera de Hans Zimmer estaba en pleno auge. El éxito comercial de las películas a las que ponía la música y el interés que causaba ésta en su edición discográfica le habían convertido en uno de los compositores más populares de Hollywood. Fue por esta época que Steven Spielberg le convocó para encargarse de la dirección del departamento musical de Dreamworks, puesto que ha venido desarrollando desde entonces. Como director musical, Zimmer tenía el privilegio de adjudicar la composición musical de la mayor parte de las producciones del nuevo estudio, así como de reservarse para sí aquellas que le parecieran más interesantes y golosas. Entre los primeros trabajos que se adjudicó a sí mismo se encontraba la cinta de animación de 1998 “El Príncipe de Egipto”, donde partiendo de elementos de música hebrea, mezclados con su propia música de acción y algunos apartados corales de gran belleza elaboró una magnífica banda sonora. En ella, por supuesto, no faltaron canciones interpretadas por artistas de la talla de Whitney Houston, Mariah Carey u Ofrah Haza, ayudando a potenciar el valor comercial de la edición discográfica. Posteriormente Zimmer ha seguido vinculándose con otras producciones de animación de la compañía, como “Camino hacia el Dorado”, “Spirit. El corcel indomable”, “El Espantatiburones”, las dos partes de “Madagascar” o “Kung Fu Panda”.
Otro género visitado habitualmente por el compositor es la comedia, aunque por su naturaleza se trata de bandas sonoras que suelen pasar más discretas en la película que las de acción, que son prácticamente omnipresentes. Uno de los ejemplos más representativos de composición para comedia de Hans Zimmer es “Mejor Imposible”. Aquí se puede apreciar no sólo el lado más melódico del compositor, con suaves temas, dulces y retentivos, sino también la veneración del alemán hacia la música de Ennio Morricone (devoción que, dicho sea de paso, no es ni compartida ni estimada por el maestro italiano). La partitura de “Mejor Imposible” volvió a granjearle una nominación a los Oscars, y estableció las bases de trabajos posteriores como “Spanglish”, “The Holiday” o “No Es Tan Fácil”.
En un momento en el que algunas voces críticas empezaban a anunciar las limitaciones y el estancamiento en el que se encontraba la música de Hans Zimmer, el músico se sacó de la manga la que para muchos es el mejor trabajo de toda su carrera, la ambiental y hermosa partitura de “La Delgada Línea Roja”. Dentro de una filmografía donde predomina la música de consumo rápido, esta película de Terence Mallick le ofreció la posibilidad de componer una partitura muy trabajada, íntimamente ligada a las imágenes y en la que residía la constatación de que, bajo la superficie más mercantilista, anida un artista que aún no ha sacado todo el rendimiento posible a su talento.
El punto álgido de la relación de Hans Zimmer con Ridley Scott llegó en el año 2000, con el estreno de “Gladiator”. El clamoroso éxito de esta película fue equivalente al boom que supuso el trabajo del compositor, quien, en alianza con Lisa Gerard y Klaus Badelt, llevó a cabo una partitura épica, muy influenciada por “Los Planetas de Holst” en sus momentos de acción, y con secuencias melódicas de gran belleza gracias a la voz de la cantante australiana. La enorme popularidad de este trabajo parecía anunciar un segundo Oscar para la carrera del músico, sin embargo, una vez más la nominación no fructificó en estatuilla.
5. EL CÓDIGO ZIMMER
En los últimos años, la carrera de Hans Zimmer se ha dejado llevar más por sus compromisos comerciales, con profusión de trabajos donde principalmente se dedica a reciclar o desarrollar hallazgos anteriores. Títulos como “Misión Imposible II”, “El Rey Arturo”, las dos secuelas de “Piratas del Caribe” o las dos últimas aventuras de “Batman” no hacen más que canibalizar y reelaborar su modelo de música de acción, mientras que sus trabajos en comedias y cine de animación no han aportado nada nuevo a su carrera. Sólo algunos proyectos aislados muestran un interés por abrir nuevas vías.
Una vez más sería en sus colaboraciones para Ridley Scott, donde pudimos encontrar una mayor pizca de inspiración. En “Hannibal” se dejaba llevar por el ambiente aristocrático, grotesco y decadente de la segunda entrega de las andanzas de este personaje creado por Thomas Harris, ofreciendo una partitura donde se aunaba clasicismo melódico con un excelente uso de la música atmosférica. Por otro lado, en “Black Hawk Derribado”, se atrevía con una partitura arriesgada y heterogénea, fusionando elementos de rock y música étnica. Gran parte de la fuerza de este trabajo se debe a su alto nivel de improvisación, ya que, para algunas secuencias, Zimmer organizó una jam session donde los músicos fueran desarrollando la música a partir de las imágenes que iban viendo en pantalla. Esto producía una cierta cacofonía y estridencia que reflejaba a la perfección el caos que imperaba en la pantalla. Desgraciadamente, director y compositor sólo han vuelto a trabajar juntos en otra ocasión, la anodina “Los Impostores”, desde entonces (con la excepción del excelente trabajo de Gregson Williams para “El Reino de los Cielos”) Scott ha preferido ceder el apartado musical a otro discípulo de Zimmer, el convencional Marc Streitenfeld.
En 2003, Zimmer se encargó de componer para Ed Zwick “El Último Samurai”, lo que supuso la cuarta película protagonizada por Tom Cruise con música del astro alemán (tras “Rain Man”, “Días de Trueno” y “Misión Imposible II”). Aquí el compositor recuperó su tradición épica de “Gladiador”, pero dándole un tono más dramático, gracias a la introducción de referentes musicales japoneses, como el impactante coro masculino del tema “Red Warrior”.
En 2006 destacaría su trabajo para “El Código Da Vinci”, otra composición que va más allá de la accesibilidad rápida por parte del espectador, para presentar una partitura bien trabajada, con una cuidada referencia a la música litúrgica, y en la que destacaba un importante tema principal dedicado a los caballeros del Grial. Resulta llamativo como este trabajo de gran delicadeza pasó a convertirse en todo lo contrario en la secuela, “Ángeles y Demonios”, donde Zimmer no sólo explota de manera abusiva del tema principal de la anterior (algo un tanto desconcertante, ya que esta nueva historia no tiene nada que ver con el Priorato de Sion), sino que además nos encontramos con una música excesiva que se sitúa ruidosamente por encima de las imágenes.
6. REGRESO AL ORIGEN
En los últimos años, en su afán de reciclarse cada cierto tiempo, Zimmer se ha decantado por abandonar temporalmente su faceta más sinfónica y regresar a sus orígenes electrónicos y rockeros. En “El Caballero Oscuro”, junto con los temas de acción marca de la casa (importados de “Batman Begins”), se podía apreciar la irrupción de los sintetizadores y la electrónica en el leitmotiv dedicado al personaje del Joker, un tema rupturista y transgresor en clara rebeldía con el resto de la partitura, más convencional. Algo similar sucedía con “Sherlock Holmes”, donde un singular y chocante tema principal de inspiración gitana se diluía después en una banda sonora dispersa, de manera que una sensación global de cierta apatía y pereza no dejaba prosperar algunos apuntes de genialidad de la partitura.
Ha sido en “Origen” que estas tentativas por fin han eclosionado y producido una partitura de una contundencia conceptual arrolladora. A grandes rasgos podemos decir que la partitura mantiene constantes de la música de Zimmer (combinación de orquesta y sintetizadores, composiciones rítmicas y atronadoras para los momentos de acción), sin embargo es en su conjunción con las imágenes que este trabajo cambia completamente de plano. Christopher Nolan le solicitó a Zimmer una composición que se pudiera integrar dentro del diseño de sonido de la película, especialmente en el último tramo del metraje ya que el componente sonoro iba a jugar un papel fundamental en el desarrollo de la historia. Para ello Zimmer llevó a cabo un proceso de depuración de su música, simplificando algunos de sus apartados más recargados. En los temas principales podemos encontrar una apuesta por la sencillez y la reiteración de motivos que van intensificándose de manera cíclica, prometiendo una explosión de sonido que se va dilatando en el tiempo hasta que la tensión dramática de la acción por fin lo requiere. Al contrario que los trabajos habituales de este compositor, no encontramos concesiones de cara a la galería, no hay melodías fáciles y retentivas que enseguida puedan ser tarareadas por el espectador, más bien un tratamiento musical frío e industrial que busca evitar la conexión emocional con el espectador. Esto produce que cuando finalmente Nolan y Zimmer liberan la carga afectiva de la historia, ésta no requiere de ninguna melodía arrebatada, sino que con contenido adagio se consigue implicar al espectador con los personajes de manera conmovedora.
7. CONCLUSIÓN
Tras este esfuerzo compositivo, el futuro de la carrera de Hans Zimmer parece devolverle a terrenos conocidos. En breve se estrenará “How do You Know”, nueva colaboración con el compositor James L. Brooks, lo que seguramente supondrá una nueva aplicación en el estilo melódico y ligero empleado en “Mejor Imposible” o “Spanglish”. Además tiene asignadas numerosas secuelas (“Kung Fu Panda 2”, “Pirates of the Caribbean. On Stranger Tides” y la esperada tercera entrega de Batman, de nuevo a las órdenes de Christopher Nolan), así como una nueva aportación al terreno de la animación con “Rango” (donde además vuelve a coincidir con Gore Verbinski, para quien además de la franquicia de “Piratas del Caribe”, también compuso “The Ring” y “El Hombre del Tiempo”). Todos estos trabajos seguramente servirán para mantener la posición de privilegio de Hans Zimmer en la industria, a la espera de proyectos más inspiradores que lleven al músico a dar un paso más en su desarrollo artístico.
Es uno de mis compositores preferidos, si bien no estoy ciego (sordo en este caso) a sus reciclajes y a veces monotonías en las partituras. Coincido en que Sherlock Holmes tiene toques de genialidad que no acaban de explotarse y me deja una sensación a medias entre el me gusta y el no me gusta. Mi oído es bastante comercial, lo reconozco, me encantan sus partituras para Piratas, "Batmanes" y un largo etc. Pero, sin ser ningún experto y como mero cinéfilo medio (que siempre hay gente que sabe de todo sobre el mundillo, hasta el más nimio detalle), sé reconocer que Origen es un trabajo genial, alejado de su estilo más clásico (y repetitivo), que no deja indiferente y cala hondo.
ResponderEliminarUn saludo.
soy compositor y respaldo tus palabras Trepamuros. HZ tiene genialidad en todo, lo que dicen de que no hay nada nuevo en animación.... por ejemplo cuando arranca la pelicula de madagascar 3 en plena selva. la música te lleva a ese lugar, a nungún otro. En batman la música te sitúa en un escondite oscuro, violento y tiende hacia la luz, en Superman la música y la pelicula estan caminando a saltitos de la mano con lo que sucede. me importa un bledo si es comercial o no, toda la música de él se vende xq tiene genio y un trabajo arduo, ríspido y con lujo de detalles en cada sonido.
ResponderEliminares como criticar a un trabajo de Einstein. cada cosa esta en su lugar y te lo explica en cada nueva nota.
NO SOY FAN
pero como no voy a estudiar a estos terribles maestros.
morricone, Elfman, williams, etc... qué les querés decir desde un blog??? jajajajaja