1. BIENVENIDOS AL SIGLO XXI
El cambio de siglo, en lo que a materia vampírica se refiere, vino marcado por la televisión, gracias al éxito de “Buffy, la Cazavampiros”, cuya emisión se prolongó hasta 2003 con gran éxito, y su spin off, “Angel”, donde el personaje del vampiro torturado enamorado de Buffy se reconvertía en un detective privado especializado en casos sobrenaturales. Esta serie alcanzó cinco temporadas, aunque su recepción nunca fue tan positiva como la de la serie madre.
Tras unos años 90 dominados por los vampiros gracias al éxito de Drácula y un tanto parcos en lo referente a la presencia de licántropos en pantalla, la llegada del nuevo siglo volvió a restablecer el protagonismo perdido del hombre lobo. Primero a través de títulos de bajo presupuesto que aportaban una mirada novedosa, y posteriormente con producciones de mayor peso comercial en las que se enfatizaba esta milenaria confrontación entre las dos especies.
Uno de los primeros títulos que podíamos encontrar era “Ginger Snaps”, donde una vez más se vinculaba los instintos naturales del lobo con el despertar sexual de una adolescente. En este caso, las dos protagonistas se sienten ya excluidas de la sociedad, antes incluso de que una de ellas sea atacada por una bestia y empiece a transformarse. Lo interesante de la propuesta superó las limitaciones presupuestarias de la cinta, originando posteriormente dos secuelas, la última de ellas trasladando la acción al siglo XIX.
Tras el fracaso de “Un Vampiro Suelto en Brooklyn”, Wes Craven no se dio por vencido con el personaje de Drácula y se encargó de producir “Dracula 2001”, que dirigió Patrick Lussier y protagonizó un, por aquel entonces, desconocido Gerard Butler. En esta ocasión la acción se lleva a pleno siglo XXI, con un Van Helsing que se ha mantenido con vida inyectándose sangre de vampiro y con el famoso Conde transilvano resucitado para la ocasión. Una vez más, la cinta buscaba sin éxito modernizar al personaje, pero recaudó lo suficiente como para engendrar una secuela aún peor.
La figura del licántropo sirvió también para dar a conocer al cineasta Neil Marshall, considerado como uno de los renovadores del género de terror de esta primera década del siglo XXI. Con sus defectos, su opera prima, “Dog Soldiers”, buscaba el equilibrio entre homenaje a los clásicos y renovación del mito a través de la historia de un grupo de soldados enfrentados a una rabiosa jauría de hombres lobo en medio de un frío paraje escocés. La película es un claro homenaje a títulos como “Aullidos” o “Un Hombre Lobo Americano en Londres”, pero también a la obra de cineastas como Sam Raimi y su “Posesión Infernal” o al John Carpenter de “Asalto a la Comisaría del Distrito 13”.
El cambio de siglo también nos trajo nuevas versiones orientales del mito de los vampiros. “Blood” fue la adaptación al anime de un exitoso manga que, posteriormente, ha inspirado también una popular serie de televisión, videojuegos, y de la que recientemente se ha producido una versión en imagen real. El productor especializado en títulos de acción Tsui Hark produjo “Los Cazavampiros”, de nuevo con vampiros saltarines, artes marciales y respetando el estilo clásico de las películas de género chinas. Hasta el propio Jackie Chan aceptó adentrarse en el género, aunque fuera principalmente como productor, en la cinta de 2003 “The Twins Effect”. El especialista en artes marciales se reserva un pequeño papel, pero la cinta realmente es un vehículo de lucimiento para el dúo de música pop formado por Gillian Chung y Charlene Choi, llamado precisamente “Twins”.
Tampoco occidente se ha quedado atrás en sus revisiones del mito. Por su parte, para su ópera prima, “La Sombra del Vampiro”, el realizador Elias Merhige se adentró en una revisión metafictiva del “Nosferatu” de Murnau, proponiendo que el propio actor, Max Schrek, era en realidad un vampiro auténtico. Los hermanos Wachowski dejaron un espacio dentro de su universo de Matrix para una visión particular de los vampiros, interpretados por Monica Belluci y Lambert Wilson, en los papeles de Persephone y Merovingio, quienes en lugar de sangre se alimentan de los sentimientos y las emociones de los humanos.
En 2003 el director Len Wiseman volvería a convertir el enfrentamiento entre vampiros y hombres lobos en el tema central de su película “Underworld”. En los dos primeros títulos de la saga, la atención se centraba principalmente en los clanes de vampiros y, concretamente, en las acciones de la cazadora Selene. Hubo que esperar al tercer episodio para que los licántropos tomaran mayor protagonismo, liderados por un hipervitaminado Michael Sheen. Desgraciadamente, tras las buenas perspectivas planteadas en la primera parte, el resto de la serie ha ido decayendo paulatinamente. Habrá que esperar a la cuarta aventura que se está preparando en estos momentos para ver si la franquicia remonta el vuelo.
Y de “Underworld” pasamos a otra franquicia mucho más exitosa, Harry Potter, quien en su tercera incursión cinematográfica, “Harry Potter y el Prisionero de Azkabán”, se las tuvo que ver con el Profesor Lupin, quien de acuerdo a su apellido, tiene que cargar con la maldición de la bestia. Este personaje, interpretado por el británico David Thewlis, mantiene las líneas clásicas del licántropo, siendo incapaz de controlar su lado animal, lo que le produce un profundo sentimiento de culpabilidad.
La figura de Manuel Blanco Romasanta, el psicópata asesino gallego de mediados del siglo XIX que se creía hombre lobo, fue retomado por el director Paco Plaza en su película de 2004 “Romasanta”. Pensada para poder ser distribuida en el mercado internacional, protagonizada por Julian Sands y Elsa Pataky, y con una fotografía y diseño de producción de lujo, la cinta no estaba a la altura de las expectativas. A pesar de esto es un título significativo en la industria del cine español, ya que es una de las películas que marcó el inicio de una nueva hornada de cine fantástico nacional, que poco a poco ha ido ganando prestigio y taquilla entre el público mayoritario.
Tras sus dos incursiones con el personaje de “La Momia”, el director Stephen Sommers quiso hacer su homenaje particular a los monstruos de la Universal con la cinta de terror y aventuras “Van Helsing”. Desproporcionada y subyugada por el uso de los efectos especiales por ordenador, la película dejaba, como es lógico, espacio para la figura del hombre Lobo, en esta ocasión un gitano víctima de la maldición que se convierte en el esclavo del Conde Drácula, sin embargo sería este último, con su necesidad de procrear su especie, quien tuviera un mayor protagonismo en la historia. La película fue un fracaso en taquilla, suponiendo un revés para la carrera de Sommers, quien tardó 5 años en volver a ponerse tras la cámara.
Nuevamente Wes Craven, tras sus dos intentos infructuosos con la figura del Conde Drácula, intentó en 2005 renovar la imagen clásica del Hombre Lobo con su película “La Maldición”. En un principio el proyecto parecía apuntar buenas maneras. El guión corría a cargo de Kevin Williamson, el autor de los libretos de las dos primeras partes de “Scream”, y el maquillaje volvía a contar con la presencia de Rick Baker, sin embargo una vez llegados a la postproducción, la película empezó a hacer aguas por todas partes. El guión fue reescrito casi por completo y se retraso un año su estreno para poder volver a rodar más de la mitad de la película (teniendo que sustituir a algunos de sus actores originales por problema de agenda con las nuevas fechas de rodaje). El resultado final fue una cinta muy irregular, con penosos efectos especiales, que pasó sin pena ni gloria por las salas de cine.
Ese mismo año el estudio de animación Aarmand preparaba el bautizo cinematográfico de sus personajes más emblemáticos, Wallace y Gromit, con “Wallace y Gromit. La Maldición de las Verduras”. Fieles a sus guiños cinematográficos, en esta ocasión esta productora centró su mirada principalmente en los clásicos de terror, haciendo su aparición un conejo lobo que arremete contra los cultivos de la zona. Si bien las referencias apuntan también a otros personajes como King Kong, la Criatura de Frankenstein, El Dr Jekyll y Mr Hyde o Hulk, la sombra del licántropo es muy alargada. En general, el resultado es una película extremadamente divertida, fiel al espíritu de los cortos de estos dos personajes, pero también abierto al nuevo entorno cinematográfico.
El éxito de “Underworld” inspiró otros títulos de características similares. “Skinwalkers” vuelve a desplazar a los licántropos de su origen europeo para posicionarlos en un entorno propio de western moderno. Aquí dos manadas de hombres lobos, una violenta y sádica y otra pacífica deberán enfrentarse ante la llegada de un chico de 13 años que porta una antigua profecía. La película se ajustaba a los esquemas de las películas de serie B, estrenándose directamente en formato doméstico donde ha conseguido tener una cierta repercusión. Como curiosidad tenemos que una de las actrices de la cinta es Rhona Mitra, quien pasó poco después a encarnar a la vampira Sonja en “Underworld 3. La Rebelión de los Licántropos”.
Otro título salido a la saga de “Underworld”, incluso auspiciada por sus propios productores fue “La Marca del Lobo”, una coproducción anglogermana, que retomaba la estética neogótica en una nueva revisión del “Romeo y Julieta” de Shakespeare en clave licántropa. Como miembro destacado del reparto tenemos al actor francés Olivier Martinez, un intérprete que años atrás prometía una carrera de prestigio y que ha quedado en imagen corporativa de las colonias de Yves Sant Laurent. “La Marca del Lobo” no ayudó precisamente a corregir este declive en su carrera cinematográfica.
En 2007 se estrenaba “30 Días de Oscuridad”, adaptación de la novela gráfica de Steve Niles y dirigida por David Slade. Tomando como referencia el cine de Carpenter (aunque en una versión más sangrienta), la cinta heredaba del cómic lo novedoso de su planteamiento y nos ofrecía una visión de los vampiros realmente brutal y despiadada. En su contra se encontró con un reparto de actores en el bando de los humanos bastante irregular (los vampiros están muy bien elegidos, con una excelente caracterización, destacando especialmente su líder, interpretado por Danny Huston), una mala escenificación del paso del tiempo en la historia y un desenlace forzado y fuera de lugar.
2. EL TERRENO DE LA TELEVISIÓN
La cancelación de “Buffy, la Cazavampiros” y “Angel” (cuyas aventuras continuaron en forma de comic) no supuso el fin de los Vampiros y Hombres Lobos en la pequeña pantalla. Es más sirvió de modelo para un pequeño grupo de nuevas series que mantendrían el mismo patrón.
Basada en un conjunto de novelas de Tanya Huff, la canadiense “Hijos de la Noche” tomaba como punto de partida elementos propios de las series de detective y bebiendo también de la influencia de “Buffy la Cazavampiros”. Su protagonista es una ex-agente de policía que forma equipo con un antiguo compañero del departamento y un vampiro para resolver diferentes casos de naturaleza sobrenatural, al mismo que entre los tres se va creando un tenso trío romántico.
Por otro lado, tenemos también “Moonlight”, en esta ocasión más cercana a “Angel”, con un vampiro de pasado oscuro reconvertido en detective privado y resolviendo casos de temática sobrenatural. Al igual que el personaje interpretado por David Boreanaz, para compensar el daño que le provocó a los humanos cuando era un vampiro despiadado, capítulo tras capítulo, el protagonista se enfrenta a las fuerzas del Más Allá, ayudado en esta ocasión por una periodista de investigación a la que salvó la vida cuando tenía 4 años. Aquí encontraremos también entre ambos personajes una tensión sexual no resuelta, marcada por su naturaleza diferente.
Una de las series de moda en Estados Unidos ha sido “True Blood”, creada por el guionista Alan Ball (“American Beauty”, “A Dos Metros Bajo Tierra”) y emitida por el canal de televisión por cable HBO. La historia presenta una situación controvertida, con el descubrimiento de una sangre artificial que permite a los vampiros salir a la vida pública e integrarse en la sociedad. A lo largo de las tres temporadas que lleva en parrilla la serie, Ball ha aprovechado esta excusa argumental de temática fantástica para tratar temas más cercanos al espectador de manera metafórica.
Mientras los vampiros protagonizaban en Estados Unidos “True Blood”, en Inglaterra se estrenaba “Being Human”, una serie acerca de un vampiro y un hombre lobo que comparten piso con una joven fantasma e intentan llevar una vida aparentemente normal. Se trata de un proyecto que ha pasado por varios cambios y que parece que poco a poco va asentando su formato a medida que también va incrementando su número de seguidores.
A raíz del éxito en cines de las “Saga Crepúsculo”, la pequeña pantalla también se ha acomodado a un tipo de series protagonizadas por humanos y vampiros, con cierto contenido romántico y dirigida principalmente al público juvenil. En 2009 llegaba “Crónicas Vampíricas”. Creada por Kevin Williamson (guionista de los dos primeros títulos de “Scream” y autor también de otras serie juvenil “Dawson Crece”) y emitida originariamente en The CW Network (filial de la Warner especializada en series para adolescentes donde también se han emitido, entre otras, “Supernatural”, “Smallville” o “Gossip Girls”), la historia sigue la relación de dos hermanos vampiros (de naturaleza contrapuesta) enamorados de una adolescente humana.
Por su parte, la cadena española Antena 3 produjo este año la miniserie “No soy como Tú”, con vistas a aprovechar esta moda vampírica. Los dos episodios estaban protagonizados por los debutantes Nicolás Coronado Dominguín (el hijo del actor José Coronado y Paola Dominguín) y Lucía Martín Abello, y presentaba los amores de dos jóvenes que comparten además una naturaleza mestiza (mitad humanos, mitad vampiros). Ella, además, tiene que enfrentarse al descubrimiento de su verdadera naturaleza y a la aparición de su verdadero padre, un poderoso vampiro que ahora la reclama (y al que da vida el actor revelación del año pasado gracias a “Celda 211”, Alberto Ammann). El estreno del primer episodio de la serie fue un fracaso para la cadena, hasta el punto que a la semana siguiente no se arriesgaron a emitir la conclusión de la historia, cercenando de esta manera las posibilidades del producto de convertirse en una serie regular.
3. ÚLTIMAS TENDENCIAS
En los últimos años, la figura del Vampiro y del Hombre Lobo se ha visto impulsada por el éxito de la “Saga Crepúsculo”, cuyo primer episodio llegó a las pantallas en 2008. Basada en una serie de novelas de gran éxito de Stephenie Meyers, esta franquicia opta por dar un giro a las características básicas de ambas criaturas, suponiendo una relectura en clave romántica y juvenil. El primer episodio, “Crepúsculo”, se centraba en describir la naturaleza de los vampiros y establecer las bases de la relación romántica entre los dos protagonistas, Edward y Bella. El éxito fue absolutamente inesperado y pronto lo que había sido una película de bajo presupuesto pasó a convertirse en una de las franquicias más lucrativas del cine reciente.
En los dos episodios siguientes de la serie, “Luna Nueva” y “Eclipse”, Edward se las ha tenido que ver con la competencia de un hombre lobo por el corazón de su amada Bella. Después de que sus orígenes se intuyeran en la primera parte, “Luna Nueva” supuso la puesta de largo del licántropo Jacob en esta saga, desarrollándose este trío romántico en la tercera parte. Su origen, una vez más, parte de la tradición de los nativos americanos y como curiosidad tenemos que aquí se opta por dar a la criatura un aspecto plenamente animal, aunque de grandes dimensiones, además de actuar en manada.
A pesar de su éxito, “Crepúsculo” ha desatado también las críticas de los fans del género fantástico y de las películas de vampiros en general, por su tono naif y romanticón. Para este grupo de espectadores, sin embargo, surgiría el mismo año del estreno de la primera parte otro título más acorde con la tradición, la cinta sueca “Déjame Entrar”. La historia nos presenta la especial relación entre Óskar, un niño tímido de 12 años, víctima de abusos por sus compañeros de clase, y su nueva vecina Eli, una extraña niña que sólo sale por la noche. La película recibió todo tipo de aplausos, no sólo por los componentes fantásticos de su argumento, sino también por la emotiva relación que se crea entre los dos protagonistas.
4. “EL HOMBRE LOBO”, INTENTO FRUSTRADO DE REGRESAR A LOS CLÁSICOS
Mientras el aproximamiento moderno a los monstruos clásico parece estar dominado por el enfoque juvenil, hay otros títulos que intentan ofrecer un ejercicio de nostalgia y retrotraernos al cine clásico de la Universal. Ese es el caso de “El hombre Lobo”, un ambicioso peo fallido intento de reproducir, una vez más, el efecto “Dracula” de 1992.
El proyecto surgió por el interés personal de Benicio de Toro, quien tras su esfuerzo con el díptico del Che buscaba protagonizar una película comercial y, de paso, homenajear uno de los títulos de su infancia, aquel “Hombre Lobo” de 1941 protagonizado por Lon Chaney Jr.. La película emprendió entonces un duro camino, con múltiples reescrituras del guión, y con cambios de realizador, pasando de las manos de Mark Romanek, cineasta procedente del videoclip y visualmente innovador, a Joe Johnston, artesano habituado a productos comerciales de trayectoria más clasicista y de vertiente Spielberiana. La postproducción también fue complicada, con continuos retrasos en la fecha de estreno de la película mientras se modificaba el montaje hasta encontrar algo que satisficiera a los productores. Se rodaron escenas adicionales, hubo baile de compositores para la partitura musical (de Danny Elfman a Paul Haslinger, para regresar de nuevo a la original de Elfman con añadidos de Conrad Pope), se debatió hasta la saciedad la estética final de la bestia, etc.
Al final, la impresión que deja la película es un pesar por la oportunidad perdida. El primer error perceptible es el infructuoso intento por querer convertirse en lo que el “Drácula” de Francis Ford Coppola supuso para el conde transilvano creado por Bram Stoker. La historia, la puesta en escena, la interpretación de los actores (especialmente Anthony Hopkins), o la música no hacen más que emular a este referente, en ocasiones de manera excesivamente evidente, dejando patente que Joe Johnston está lejos de ser Coppola.
Por otro lado, todo parece ser un esbozo de lo que debería ser. No se nos cuenta la historia, sino que se nos resume de manera precipitada. Hay un miedo patente a que el ritmo más pausado que requiere la narrativa resulte demasiado lento para el público actual y por eso hay que mostrar las cosas de manera atropellada, asfixiando la película al no dejarle coger aliento. Esto hace que los aciertos con los que cuenta queden desaprovechados. Las secuencias de los ataques del hombre lobo resultan aceleradas, perdiendo de esta manera efectividad la contundencia de sus imágenes, enfatizando demasiado el uso de golpes de efecto para sobresaltar al espectador. El excelente trabajo de Rick Baker en la secuencia de la transformación en el manicomio resulta nuevamente insuficiente y se hubiese agradecido un mayor detenimiento para poder disfrutar mejor el que debería haber sido uno de los momentos estrella de la cinta.
Este atropellamiento a la hora de contar la historia hace que a medida que avanza la cinta las acciones de los personajes caigan en lo grotesco y lo estrafalario. No hay tiempo como para que el romanticismo entre la pareja protagonista sea creíble, la relación de Talbot con su padre da bandazos a lo largo de toda la película, y la presencia del inspector Aberline parece de chiste. Afortunadamente, la película cuenta con excelentes actores que no salvan la película, pero atenúan notablemente el golpe, aportando un cierto hálito de credibilidad que los personajes no tienen.
Todo esto hace que cuando la película intenta levantar la cabeza, siempre haya algo que acaba cercenando sus posibilidades de triunfo, convirtiendo a este “El Hombre Lobo” en un insatisfactorio intento de renovar un personaje clásico.
5. CONCLUSIÓN
Pese a todo, no podemos negar que los vampiros y los hombres lobo siguen estando de moda en el cine y así lo demuestran diferentes proyectos que en los próximos años llegarán a nuestras pantallas. Los chicos de “Crepúsculo” aún tienen en la recámara dos películas más (la adaptación de la última novela de la serie, “Amanecer”, ha sido dividida en dos partes para sacar más provecho al capítulo final), el director Matt Reeves (“Monstruoso”) ya tiene listo el remake estadounidense de “Déjame Entrar”, y desde hace varios meses se vienen anunciando remakes de títulos de los 80 como “Noche de Miedo”, “Teen Wolf” o “Un Hombre Lobo Americano en Londres”, por lo que es muy posible que aún tengamos vampiros y lobos para rato.
Mi comentario es que no me acuerdo del título
ResponderEliminarDe un vampiro
Llegado a la ciudad y compra por agencia una hermosa casa
Se la vende una de las chicas interesada en vender.esa casa.la cual se ella se lleva una comisión por vender esa casa
Lo que no sabe ella que el dueño es un guapo vampiro.qie se enamora de ella.teniendo a su disposición.una vampiro rubia.la cual le coje unos celos perversos a la dueña de la agencia de las casa.imvita a cenar a ella y a su amiga Dueñas y compañeras de trabajo.lo que viene después.el enamoramiento del vampiro por la chica rubia.necesito alluda.esa película e muy vieja.y no me acuerdo del título