1. INTRODUCCIÓN
Que el mundo del comic se ha convertido en el nuevo campo de inspiración para las producciones de Hollywood no es nuevo. Cada vez son más los superhéroes que ven sus aventuras trasladadas de la viñeta a la gran pantalla. De todos ellos, lógicamente, quienes tienen mayor campo abonado son aquellos personajes que son ampliamente conocidos por el público general (y no sólo por los fans de Noveno Arte). Así Batman, Superman, Spiderman y compañía valen su nombre en oro para los grandes estudios. Sin embargo, hay otro tipo de historietas superheroicas que pueden contar con un pequeño grupo de seguidores, pero que difícilmente tendrán el mismo efecto entre el público general. “Kick Ass. Listo para Machacar” es una película que cumple este inconveniente. Si bien es cierto que su creador, Mark Millar, ha pasado a convertirse en uno de los nombres más destacados de los últimos 10 años dentro del entorno de la Marvel (gracias principalmente a la línea Ultimate), y que su influencia en la última tanda de adaptaciones al cine de los personajes de esta editorial es incuestionable, lo cierto es que el público general no sabe quién es, y aquellas creaciones propias que han dado el salto al cine han tenido que contar con elementos puramente cinematográficos para atraer al espectador no especializado (en el caso de “Wanted”, por ejemplo, la presencia de Angelina Jolie en el reparto supuso un fuerte impulso).
2. MARK MILLAR
Millar pertenece a un extenso grupo de guionistas británicos que han ido invadiendo el comic estadounidense desde que a mediados de los 80 y los 90 Alan Moore y Neil Gaiman marcaran una línea novedosa y sorprendente con títulos como “Watchmen” o “Sandman”. De la mano de estos dos autores llegaron otros escritores como Grant Morrison, Jamie Delano, Peter Milligan, Garth Ennis o Warren Ellis, todos ellos caracterizados por un tipo de historias adultas, donde la violencia y el sexo se muestran de manera provocadora y desinhibida.
Millar empezó a desatacar en el mundo del comic a principios de 2000 gracias a la serie “The Authority”, donde precisamente se encargó de sustituir a Warren Ellis. Posteriormente su pluma se encargó de aportar mala uva y provocación con las versiones Ultimate de “Los Vengadores”, “X-Men” y “Los 4 Fantásticos”. Su capacidad para renovar algunos de los personajes más legendarios de la Marvel (llegando incluso a proponer perfiles de dudosa moral de algunos de ellos) recibió el aplauso del público, especialmente lectores de larga trayectoria, cansados de que los superhéroes de su infancia no evolucionaran y estuvieran enquistados con un tipo de historias reiterativas y lastradas por el peso de la continuidad.
La personalidad de Millar también ha dado mucho de qué hablar. Si sus guiones ya se caracterizaban por su carácter inconformista y violento, en sus declaraciones públicas el autor ha demostrado no tener pelos en la lengua a la hora de criticar el medio, o más recientemente, el cine. En cualquier caso, frente a actitudes de auténtico rechazo hacia el Séptimo Arte, como la de Alan Moore, Millar se ha mostrado muy interesado en participar activamente en aquellas adaptaciones que se han hecho de sus obras al séptimo arte.
3. KICK ASS. EL COMIC
“Kick Ass” se presentó en abril de 2008 y suponía al mismo tiempo una parodia y un tributo al comic de superhéroes, pasado por el cínico tamiz de Millar y con unos excelentes lápices de John Romita Jr. Su protagonista es un joven adolescente mediocre y sin carisma, que para superar su patética vida decide enfundarse un traje de superhéroe y transformarse en el defensor de la ley Kick Ass.
El problema es que nuestro héroe, Dave Lizewski no pertenece al universo Marvel, sino a una realidad más cercana a la nuestra, donde los superhéroes sólo viven en los comics. Esa confrontación entre los guiños al Noveno Arte y la cruda y violenta realidad (Kick Ass acaba apaleado, acuchillado y atropellado en su primera acción como vigilante) marca la línea del primer arco argumental (el único publicado hasta la fecha, aunque el volumen 2 ya está en proceso de creación).
4. MATTHEW VAUGHN
Mark Millar y el director británico Matthew Vaughn (“Layer Cake”, “Stardust”) se conocieron durante el corto espacio de tiempo en que éste último estuvo al cargo de la dirección de “Thor” (que finalmente ha caído en manos de otro británico, Kenneth Branagh). Ambos hicieron buenas migas desde un principio y juntos se embarcaron en la labor de escribir y producir una película. Millar le dejó leer al director el guión de “Kick Ass” antes de que fuera publicado, y éste vio en él potencial para una rompedora película de superhéroes. Como era de esperar, los grandes estudios se negaron a participar en la producción si no se reducían los niveles de violencia de la historia, algo que ni Vaughn ni Millar estaban dispuestos a hacer. Tras varias experiencias negativas con los estudios por parte de Vaughn (previamente a “Thor” también había tenido que abandonar el proyecto de “X-Men 3”), éste decidió que la mejor opción era producir la cinta de manera independiente, con el fin de poder controlar mejor el resultado final de la misma.
Para subrayar el carácter paródico en la película, Vaughn optó por dejar de lado la puesta en escena más moderna que había caracterizado sus películas anteriores (especialmente “Layer Cake”, su opera prima), y ajustarse al modelo más clásico de títulos de referencia como “Superman” de Richard Donner o “Spiderman” de Sam Raimi. Eso no quita para que se haya permitido algunos momentos de mayor libertad estilística (como la entrada de Hit Girl en el edificio de Frank D’Amico en el clímax final) e incluso la introducción de guiños metalingüísticos (ese comic ilustrado por John Romita Jr. que narra los orígenes de Big Papi y Hit Girl).
Tampoco el tratamiento de la violencia es el tradicional. Al contrario que las aventuras de los superhéroes más populares, “Kick Ass” es tremendamente violenta, con descuartizamientos explícitos que pueden coger desprevenidos al espectador despistado. Puede que la cinta esté protagonizada por adolescentes, y que estos se dejen llevar por la fantasía de un producto generalmente juvenil como es el comic de superhéroes, sin embargo, la película de Vaughn (al igual que la obra original de Millar) no es para nada un producto infantil o para todos los públicos.
Además, el apartado musical se aleja también de los patrones marcados por John Williams y Danny Elfman, para adentrarse por caminos de la música electrónica, con una ecléctica partitura compuesta a seis manos por Marius De Vries, Henry Jackman e Ilan Eshkeri, además de la introducción de algunos temas de The Prodigy o John Murphy (de este último concretamente se escogió un tema perteneciente a su banda sonora de “Sunshine”).
5. REPARTO
Un apartado decisivo en la película es la selección del reparto, donde encontramos algunas refrescantes sorpresas, pero también ligeros traspiés.
El papel principal de Kick Ass fue a parar al actor Aaron Johnson, un joven intérprete que está empezando a despuntar en Hollywood y que borda su imagen de inocentón friki de los comics, ninguneado por sus compañeros y secretamente enamorado de la chica más guapa del instituto. Hay que reconocer que Johnson se ha sabido adaptar física y psicológicamente al personaje, haciéndolo creíble incluso en los momentos más inverosímiles. No es de extrañar por lo tanto que su nombre se haya mencionado como posible sustituto de Tobey Maguire en el reboot de “Spiderman” que está preparando Sony. Sin embargo, los esfuerzos de Johnson no bastan para que el personaje principal quede cojo en el tercio final de la cinta (como comentaremos en breve más detenidamente), llegando incluso a ceder el protagonismo de la acción a otro de los personajes.
Por su parte, la elección de Christopher Mintz-Plasse como Brisa Roja no ha resultado tan positiva. Este actor se dio a conocer gracias a su papel de Fogell/McLovin en “Supersalidos”, sin embargo posteriormente no ha sido capaz de alejarse de este modelo de personaje, volviendo a reiterar algunas de sus características aquí. De esta manera nos encontramos con una desviación, a peor, del referente original, excesivamente paródico y plano en la interpretación.
Para el papel del villano principal, Frank D’Amico, Matthew Vaughn escogió a un viejo conocido, Mark Strong, quien tiene como principal virtud pasar de la parodia a la violencia descarnada de manera súbita y chocante para el espectador (el mejor ejemplo lo tenemos en la escena en la que asesina a sangre fría a un adolescente disfrazado de Kick Ass que pasea por la calle). En su contra sí hay que precisar que no se trata, ni mucho menos, del mejor trabajo de Strong, quien en breve espacio de tiempo ha sabido afianzarse como uno de los más destacados villanos del cine actual. Curiosamente, ha sido principalmente en el grupo de mafiosos donde Vaughn ha colocado a sus actores fetiche, infiltrando también, por ejemplo, a Dexter Fletcher o a Jason Flemyng.
La gran sorpresa de la película es, sin duda, Hit Girl y Chloe Moretz. Si ya en el comic este personaje era el más llamativo (y también el más delicado, una niña de 10 años, armada con katanas, que descuartiza a criminales a mansalva), en la película ha mantenido sus características generales, magníficamente interpretados por una desconocida Chloe Moretz, a quien en breve podremos ver en otro papel muy exigente, el remake de “Déjame Entrar”. Sin la presencia de Hit Girl, “Kick Ass” hubiese sido una cinta mucho menos interesante, pero cada aparición suya en pantalla eleva a la película de manera sorprendente (especialmente en su incursión final en casa de Frank D’Amico, un verdadero tour de force de acción a cargo del personaje).
Durante mucho tiempo, no había película inspirada en un comic para la que no se barajara el nombre de Nicholas Cage. La pasión del actor por el noveno arte es bien conocida, pero en pocas ocasiones su nombre ha acabado cuajando en una película de superhéroes (y cuando lo ha hecho ha sido francamente olvidable: “El Motorista Fantasma”). Inicialmente, el director le ofreció el papel de Frank D’Amico, pero el actor se sintió más atraído por Big Papi. Teniendo en cuenta la trayectoria última de Cage, lo cierto es que este papel secundario resulta refrescante y, pese a que físicamente se aleja de la estética del personaje en el comic, el resultado es incluso más positivo que en el comic.
Finalmente, el papel de la chica de la película, Katie Deauxma, cayó en manos de Lindsy Fonseca, quien cumple con su personaje sin mayores aspavientos. Si bien, como veremos a continuación, la película se toma algunas libertades con respecto al comic, es en este papel donde se produce un giro más acusado, lo que si bien le da mayor protagonismo y posibilita su permanencia en una segunda parte, sí pierde gran parte del cinismo y la mala uva que tenía en la versión en papel.
6. REALISMO MALSANO VS. FANTASÍA SUPERHEROICA
Al igual que el comic, la versión cinematográfica de “Kick Ass” toma como punto de partida la intención de convertirse en un superhéroe de un adolescente normal y corriente, embebido, cual Don Quijote, por los comics que lee. En este sentido la película, o al menos dos tercios de ella, es bastante fiel al original, respetando secuencias enteras, diálogos, e incluso elementos de planificación. La narrativa utilizada por Millar y Romita Jr. había sido muy cinematográfica, lo que sin duda ha facilitado el trabajo tras la cámara de Matthew Vaughn.
En esos apartados que son fieles al comic el director mantiene también ese choque paródico entre la fantasía superheroica que nos presentan los tebeos y la cruda realidad, mucho más violenta, visceral y caótica. Evidentemente, ni el comic ni la película se atienen al 100% a ese mundo real que nosotros como espectadores conocemos y experimentamos (entre otras cosas, el protagonista cuenta con la “ventaja” de que, tras su primer intento fallido de convertirse en un vigilante enmascarado, tiene un 85% de insensibilidad en todo su cuerpo, lo que le permite soportar las tremendas palizas que recibe), sin embargo, esos espacios compartidos entre las dos obras no fuerzan en exceso la suspensión de incredulidad de la audiencia. El problema surge precisamente en los momentos en los que la cinta de Vaughn se aleja del texto original de Millar.
Después de años ambicionando una cinta de superhéroes propia, el director por fin tenía ésta en sus manos, no pudiéndose resistir a abrir un poco más la mano en lo referente a la fantasía superheroica. De ahí que el último tercio de la adaptación camine por senderos completamente distintos al comic. Esto no quiere decir que el clímax sea ineficaz (de hecho es la parte más entretenida de la película gracias principalmente al protagonismo absoluto del mejor personaje de la cinta, Hit Girl), pero sí supone dos importantes problemas para la coherencia de la película.
El primero y fundamental es precisamente el tener que renegociar con el espectador el grado de suspensión de incredulidad. Para el público el arranque de la cinta supone toda una declaración de intenciones: no existen superhombres que vuelen, a los héroes les apuñalan por las calles, y la violencia no es para nada tan naif como se nos muestra en los comics. Sin embargo, llegados al clímax final, la acción se vuelve aún más desproporcionada y cartoonesca, y nuestro héroe deja de ser un adolescente cualquiera con un traje ridículo para, entre otras cosas, manejar artilugios tecnológicos heredados de 007 que le permiten volar entre los rascacielos. Ese cambio resulta chocante e incoherente con el discurso anterior de la cinta y queda sustentando exclusivamente en los hombros del personaje de Hit Girl (aunque, una vez más, en el comic las desaforadas habilidades de lucha que emplea en este enfrentamiento final quedaban mejor explicadas y de manera más verosímil).
El segundo problema viene relacionado también con el primero. Este cambio de rumbo en el último tercio no sólo traiciona la idea de partida de la película, sino que deja a ésta simplemente esbozada, necesitada de un mayor desarrollo. Toda la originalidad del planteamiento daba para mucho más, quedando francamente desaprovechada. Es cierto que Millar en su cómic tampoco ahonda en exceso, pero por un lado si se permite desarrollar más esa idea del heroísmo de individuos corrientes movidos por la ingenuidad, y por otro, sabemos que las reglas que rigen la narrativa en el comic y su capacidad para planificar desarrollos con continuidad en futuros números son diferentes a las del cine. Comic y película acaban de manera similar, dejando una vía abierta para continuar las aventuras de los personajes, aunque los puntos de partida de ambas obras deberán ser por necesidad muy diferentes uno del otro.
7. CONCLUSIÓN
“Kick Ass. Listo para Machacar” puede resultar una cinta entretenida, disfrutable sobre todo por fans de los comics, que encontrarán en ella muchos guiños y chistes privados. Sin embargo, también se queda a medio camino de lo que podría haber sido. Su premisa podía haber dado para mucho más, pero el empeño de su director en transformarla en su tercio final en algo completamente diferente a lo que se había prometido pasa factura al resultado final.
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