INTRODUCCIÓN
Por encima del Auguste Dupin de Edgar Allan Poe o creaciones de Agatha Christie como el inspector Poirot o la señorita Marple, el Sherlock Holmes creado por Sir Arthur Conan Doyle ha pasado a convertirse en el principal referente del detective novelesco, especialmente en la variante británica del género policíaco. Alto, desgarbado, de modales toscos, adicto a la morfina y con un refinado gusto por tocar el violín, Holmes es también un portento en el arte de la observación y del razonamiento deductivo, lo que pasó a convertirle en uno de los detectives privados más brillantes jamás creados y modelo de multitud de personajes de ficción posterior.
ARTHUR CONAN DOYLE Y SHERLOCK HOLMES
La primera aparición de Sherlock Holmes tuvo lugar en noviembre de 1887, en la revista literaria Beeton’s Christmas Annual, en una historia titulada “Estudio en Escarlata”, que ya presentaba algunas de las bases del personaje: su residencia en el número 221b de Baker Street, su alianza con un médico retirado llamado Watson, su talento casi sobrenatural para la deducción. Por esa época Sir Arthur Conan Doyle era un médico naval con afición por la literatura que, en su tiempo libre, se dedicaba a escribir relatos, siendo precisamente “Estudio en Escarlata” el primero en ser publicado. Sherlock Holmes adquirió tanta popularidad que llegó a convertirse en un mito literario, un personaje de ficción que oscureció a su propio creador.
Harto de esta popularidad, que anulaba sus otras obras literarias y hasta su propia personalidad, en 1891 Arthur Conan Doyle decidió matar al detective. Para ello, escribió “El Problema Final” en la que el detective se enfrentaba a su némesis, el Profesor Moriarty, y ambos caían al fondo de un precipicio en Suiza. Sin embargo, pronto comprendería que no le iba a resultar tan fácil deshacerse de su criatura. Tras la multitud de cartas que recibió, quejándose por la muerte del famoso detective tuvo que devolverle a la vida, en el relato titulado “La Aventura de la Casa Vacía”. Arthur Conan Doyle siguió escribiendo historias sobre el personaje hasta prácticamente el final de su vida, y si bien otras de sus obras, como “El Mundo Perdido” (donde presentaba al mundo las andanzas del Profesor Challenger), obtuvieron también un éxito notable, ninguna llegó a calar entre el público de la manera en que lo hizo el detective de Baker Street.
CINE
Como es habitual, un personaje tan popular y que, a su vez, ya contaba con un amplio conjunto de historias a sus espaldas no podía pasar desapercibido para el cine, y muchos han sido los actores que se han calado el sombrero y la pipa con el fin de representar a Sherlock Holmes en la pantalla.
Desde los inicios del cine, las aventuras de Sherlock Holmes fueron adaptadas de manera más o menos recurrente. Se trataba de un personaje muy conocido por el público general y servía de gancho para atraer al público al nuevo medio. De entre estas adaptaciones, una de las primeras en tener cierta repercusión fue la protagonizada por John Barrymore en 1922, que tenía el particularismo de ambientar sus aventuras en la época universitaria de Holmes. Desde luego, el contar con un actor de la presencia y el carisma de Barrymore ayudó a que el público se dejara llevar por esta presentación atípica de la creación de Conan Doyle. Sin embargo, el primero en tener una notable continuidad interpretando al personaje fue Eille Norwood, quien pese a contar ya con una avanzada edad (nació en 1861), llegó a interpretar al personaje en 47 ocasiones a lo largo de toda la década de los 20.
En estos primeros años tampoco podía faltar el componente humorístico y ya en 1924 Buster Keaton dirigió y protagonizó la magnífica “El Moderno Sherlock Holmes”. Aquí, el legendario actor repetía su papel de hombre tímido y apocado, dispuesto a demostrar su valía ante la mujer que ama. Para ello, se deja llevar por sus fantasías literarias y en un sueño se confunde con su héroe novelesco. Como ya hiciera en otros trabajos, Keaton utilizó este recurso onírico para romper barreras y ofrecer una comedia impredecible y surrealista, con una excelente muestra de las habilidades acrobáticas del actor.
En 1939 el actor británico Basil Rathbone se encargó de interpretar al mítico detective en una adaptación de “El Sabueso de los Baskervilles”. Le acompañaba Nigel Bruce en el papel del Dr. Watson, y fue tal el éxito de la cinta que ambos actores iniciaron una extensa labor en una serie de 14 películas sobre el personaje que culminó en 1946 con “Vestida para Matar”. Tan notable fue la labor de Rathbone que a día de hoy sigue siendo considerado como uno de los principales intérpretes que ha tenido Sherlock Holmes.
Dos años después de su versión de “El Sabueso de los Baskervilles”, el director Terence Fisher regresó al personaje con “El Collar de la Muerte”, cediéndole el papel en esta ocasión a Christopher Lee. Desgraciadamente esta cinta de coproducción alemana no obtuvo los mismos resultados de la anterior, siendo repudiada por su protagonista, quien la acusó de tener un pésimo y confuso montaje. En cualquier caso, la interpretación del actor fue, como es habitual, extraordinaria, siendo un ejercicio de curiosidad cinéfila compararla con la de su buen amigo Peter Cushing.
En los años 70, Billy Wilder se dispuso a dirigir su talento hacia una revisión muy particular del personaje en “La Vida Privada de Sherlock Holmes”. Desgraciadamente, el ambicioso proyecto de crear una película de tres horas y 20 minutos quedó truncado cuando los productores, aprovechando que Wilder estaba ocupado en Italia buscando localizaciones para “¿Qué Ocurrió entre mi Padre y tu Madre?”, redujeron cerca de hora y media de metraje de la película. El resultado sigue siendo notable, pero evidentemente muy alejado de lo que inicialmente tenía el cineasta en mente.
EN 1975, Gene Wilder y Marty Feldman intentaron repetir el éxito de “El Jovencito Frankestein” el año anterior con “El Hermano Más Listo de Sherlock Holmes”, donde Wilder interpretaba a Sigerson Holmes, el hermano menor del detective de Baker Street, quien intentaba lograr la fama de éste resolviendo un importante caso de asesinato. Desgraciadamente, si bien la cinta ofrece algunos chistes afortunados, no contó con la participación de Mel Brooks, quien seguramente hubiese podido encaminar mejor la película. En su lugar, la dirección recayó en manos de Wilder, quien debutaba de esta manera tras las cámaras.
A partir de la segunda mitad de la década de los 70, la figura de Sherlock Holmes empieza a ofrecer en el cine una serie de acercamientos que buscaban renovar al personaje, apartándolo de la descripción realizada por Arthur Conan Doyle o incluso de la imagen que de él tenía el público general. Así, en 1976, el guionista Nicholas Meyers adaptó su novela “Elemental, Querido Freud”, siendo llevada a la pantalla por el director Herbert Ross. Esta versión juega a mezclar ficción y realidad al suponer el encuentro del popular detective con el no menos famoso creador del psicoanálisis, Sigmud Freud. Temas como la drogadicción de Homes o su odio ancestral hacia Moriarty encontraban aquí una explicación. En el reparto nombre veteranos como Nicol Williamson como Holmes, Alan Arkin como Freud, Robert Duvall como Watson o Laurence Olivier como Moriarty.
Algo similar emprendió Bob Clark con su cinta “Asesinato por Decreto”, donde el personaje creado por Arthur Conan Doyle debía enfrentarse a su caso más complicado, descubrir la identidad del mítico Jack el Destripador. Una vez más nos encontramos con un juego postmoderno donde las características de la obra literaria de Doyle se funden con unos hechos reales tan terribles como fueron los asesinatos de Whitechapel. Al igual que la cinta anterior, destaca un potente reparto encabezado por Christopher Plummer como Holmes y un magnífico James Mason en el papel de Watson.
A mediados de los 80 hizo su aparición la serie de televisión “Las Aventuras de Sherlock Holmes”, presentando a Jeremy Brett, quien hasta la fecha es el actor que cuenta con un mayor recorrido interpretando al personaje y el único que ha podido disputarle a Basil Rathbone su trono como mejor encarnación del detective. La serie se emitió entre 1984 y 1986, sin embargo contó con posteriores reencarnaciones que se ajustaban a los títulos de los tomos recopilatorios de Arthur Conan Doyle. Así entre 1986 y 1988 llegó “El Regreso de Sherlock Holmes”, entre 1991 y 1993 “El Archivo de Sherlock Holmes”, y en 1994 “Las Memorias de Sherlock Holmes”.
El mundo del anime japonés también tuvo un acercamiento a la figura del detective de Baker Street, a través de una serie infantil producida entre 1984 y 1985, donde participó el extraordinario director Hayao Miyazaki (éste fue su último proyecto para televisión, poco antes de embarcarse en la producción de “Nausicaä del Valle del Viento”). Para esta serie se optó por dar una estética perruna a los personajes (haciendo un juego entre el término “Hound” [“sabueso”] y el apellido del detective, Holmes). Problemas con los derechos del personaje (que básicamente no tenían) truncaron el desarrollo de la serie, aunque los capítulos que se llegaron a producir contaron con bastante aceptación entre el público infantil y juvenil.
A mediados de los 80, Steven Spielberg como productor, con la ayuda de Chris Columbus en el guión y de Barry Levinson en la dirección, se embarcó en una visión alternativa de la adolescencia del personaje, planteando un primer encuentro con Watson, años antes de compartir piso en Baker Street. La cinta seguía el modelo del cine de aventuras dirigido al público juvenil que tan de moda estuvo a lo largo de esta década, impulsado especialmente por la labor de Spielberg. Columbus ideó una historia repleta de exotismo y cierto orientalismo colonial, mientras que Levison supo dar un tono clásico a la narración. Los papeles principales fueron a parar a manos de los jóvenes actores Nicholas Rowe (Holmes), Alan Cox (Watson) y Sophie Ward (Elisabeth), desconocidos en aquel momento y de limitada trayectoria posterior (principalmente en televisión). Frente a la inexperiencia de estos, encontrábamos en papeles secundarios a actores de carácter británicos como Anthony Higgins (como el Profesor Rathe) o Freddie Jones (en el papel del misterioso Cragwitch).
También Disney quiso ofrecer un tributo a la creación de Arthur Conan Doyle, estrenando en 1986 “Basil el Ratón Superdetective”. En esta historia acerca de las aventuras de un ratón que vive en el mismo edificio que el Holmes original, podíamos encontrar múltiples guiños no sólo a la herencia literaria, sino también a la cinematográfica. El principal es, por supuesto, el nombre del protagonista, referencia clara a Basil Rathbone (de hecho se tomaron algunas frases grabadas por el actor en 1966 para dar voz a esa fugaz aparición de Holmes al principio de la película), otras serían menos evidentes, como el sabueso Toby recuperado del relato “El Signo de los Cuatro”.
Las aventuras de Sherlock Holmes y las características de los principales personajes fueron parodiadas en “Sin Pistas”, donde (tomando como punto de partida las propias dificultades de Arthur Conan Doyle para que su afición literaria fuera aceptada dentro del conservador entorno médico de la época Victoriana) Watson es realmente la mente detectivesca de la pareja, mientras que Holmes es un actor de vodevil, con tendencia al alcoholismo, contratado por éste para que interpretara el papel del famoso detective. La cinta estaba protagonizada por Michael Caine y Ben Kingsley, dos excelentes actores británicos que se tomaron esta cinta como un divertimento inocente. Si bien el punto de partida era interesante, pronto la película pasa a ser un tanto formularia y carente de originalidad, desaprovechando las posibilidades de su historia y su reparto.
%5B4%5D.jpg "The Hound of the Baskervilles (2002)")
En los últimos años, varios son los actores que han encarnado al detective en telefilms, como, por ejemplo, Richard Roxburgh (“Van Helsing”, “La Liga de los Hombres Extraordinarios”) en una adaptación de “El Sabueso de los Baskervilles” de 2002, o Rupert Everett en “Sherlock Holmes y el Caso de la Media de Seda” de 2004. Sin embargo, ninguna de estas producciones tuvo especial relevancia.
El interés por el personaje se ha recobrado gracias a la nueva versión de sus aventuras emprendida por el director Guy Ritchie y los actores Robert Downey Jr. y Jude Law. Ritchie se hizo especialmente conocido gracias a sus películas de gangsters londinenses de medio pelo (“Lock&Stock”, “Snatch. Cerdos y Diamantes”, “Rock’n’Rolla”), y para su particular visión de Holmes optó por una línea heredada del mundo el cómic y el videoclip. Se mantiene algunas de las características del personaje, pero su porte aristocrático es sustituido por otro más barriobajero. Robert Downey Jr, supo aprovechar su recién recuperada fama gracia al éxito de “Iron Man” para mantenerse en la misma línea de interpretación, desarrollando una excelente química con su compañero de reparto, Jude Law (aunque no tanto con Rachel McAdams). Los excelentes resultados comerciales de esta nueva versión han catapultado el interés por el personaje, al mismo tiempo que han avalado la continuidad de la franquicia creada por Guy Ritchie, quien ya está preparando una secuela con los mismos protagonistas, y con la aparición del inevitable Moriarty (para quien se rumorea que se podría contar con el actor Brad Pitt).
CONCLUSIÓN
Tras 123 años de existencia, Sherlock Holmes sigue siendo un personaje que atrae al público. Su figura es revisitada no sólo a través del cine, sino también de la literatura y el comic, con nuevos autores que, de manera ocasional, pretenden aportar su granito de arena a la iconografía global, esperando que al ligar su nombre con el de una figura para la eternidad les aporte también algo de esa inmortalidad.
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