Olvidado por la industria de Hollywood, el cineasta Renny Harlin, otrora rey del mambo en el cine de acción, hace años que decidió dar el salto a otras cinematografías para probar fortuna. En los últimos años el cineasta ha encontrado refugio en el cine Chino y con participación de Hong Kong, debutando en oriente en 2016 con “Atrapa a un Ladrón” (coproducción entre China, Hong Kong y Estados Unidos), que nada tiene que ver con la película de Alfred Hitchcock, sino que se trata de una vehículo para Jackie Chan y Johnny Knoxville (otro cuya carrera parece necesitar de nuevos aires). Después, con producción china exclusivamente, llegó el xianxia (historias de fantasía y artes marciales chinas influenciadas por la mitología china, el taoísmo o el budismo) “Legend of the Ancient Sword”, y ahora ha probado fortuna con “Bodies at Rest” (aunando de nuevo una producción entre China y Hong Kong), un actioner protagonizado por Nick Cheung, Richie Jen, Zi Yang y que está disponible a través de la plataforma Netflix.
Finés de nacimiento, Harlin consiguió llamar la atención
gracias a la película “Presidio”, una cinta de terror de serie B de 1987, donde
encontrábamos a un jovencito Viggo Mortensen. Esta cinta le abrió las puertas
para “Pesadilla en Elm Street 4: El Amo del Sueño”, donde demostró que era un
realizador solvente e imaginativo, capaz de sacar adelante todo tipo de
encargos. En 1990 tuvo un traspiés con “Las Aventuras de Ford Fairlane”, pero
la película pasó rápidamente a convertirse en un título de culto y el fracaso
económico vino a quedar compensado con su éxito ese mismo año al frente de “La
Jungla 2 (Alerta Roja)”. Tres años más tarde tocaría techo con “Máximo Riesgo”,
una cinta a máximo lucimiento de Sylvester Stallone, pero que contaba con un
espléndido John Lithgow robando todas las escenas al protagonista. Harlin aprovechó
su experiencia como alpinista para crear una cinta vertiginosa y emocionante.
Su relación sentimental con Geena Davis se tradujo en dos superproducciones:
“La Isla de las Cabezas Cortadas” y “Memoria Letal”, sin que ninguna de las dos
diera los réditos esperados en taquilla. Hollywood aún le dio un par de
oportunidades más, como “Deep Blue Sea”, pero la carrera de Harlin había
entrado ya en barrena. Su última oportunidad fue cuando convenció a la Warner
para que le dejara volver a rodar “El Exorcista. El Comienzo”, después de que
el estudio no quedara convencido con lo rodado por Paul Schrader. Tras otro
tropiezo económico y crítico, Harlin pasó a quedar atrapado en las producciones
de serie B, con las que ha ido sumando proyectos de escasa relevancia en los
últimos años y cayendo, como hemos dicho, en la emigración para conseguir
proyectos ya fuera de Estados Unidos.
“Bodies at Rest” se presenta como un refrito de “La Jungla
de Cristal” con algunos ingredientes de “La Habitación del Pánico”, por lo que
contar con el director de “La Jungla 2” era, a priori, un punto a favor de la
producción. Desgraciadamente, el resultado queda muy, muy alejado de cualquiera
de estas referencias. No podemos quejarnos del trabajo de los actores
protagonistas, que sin ofrecer una gran interpretación, sí se nota que dan todo
lo que pueden por aportar intensidad y verosimilitud a unos personajes
bochornosos. Harlin, por su lado, hace lo que cualquier director debutante
haría ante un proyecto de escaso calado y presupuesto, pero que con un buen
empaque puede llamar la atención. Esto es, mueve continuamente la cámara para
dar sensación de dinamismo, apuesta por un montaje rápido y sin dejar espacio
al espectador para respirar, y convierte a la película en una huída hacia
delante con la confianza de que nadie se pare a pensar en el desarrollo de la
trama. Desgraciadamente, había más talento en el joven Renny Harlin que empleó
esos recursos en “Presidio” en 1987, que en el Renny Harlin de 2020, que parece
ya apático y desencantado con su profesión. El guion de David Lesser, guionista
cuyo currículum está formado básicamente por su
trabajo en las series “¿Quién es el Jefe?”, “Entrenador” y “Sabrina,
Unas Bruja Adolescente”, es puro material de derribo, plagiando sin vergüenza
alguna situaciones de clásicos del género, pero bañado todo con una
construcción absurda, carente de verosimilitud alguna, con giros forzados para
alargar un argumento de 15 minutos en una película de hora y media.
Nada, repito, nada, ni siquiera la nostalgia por la
filmografía de un cineasta que antaño nos ofreció buenas películas, justifica
el visionado de esta película. Háganse un favor y bórrenla de su
plataforma.
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