2015 fue un buen año para el cine
español. En lo económico, películas como “Ahora o Nunca”, “Atrapa la Bandera”, “Ocho
Apellidos Catalanes” o “Palmeras en la Nieve” han marcado un excelente cierre
contable. Por otro lado, películas como “La Novia”, “Truman”, “A Cambio de Nada”,
“B”, “Un Día Perfecto”, “Techo y Comida” o “Requisitos para Ser una Persona Normal”
vuelven a demostrar que el cine nacional ofrece películas comprometidas con
nuestra realidad y con un alto nivel artístico y cultural. En nuestra opinión,
el cine español brinda una marca innovadora, diversa y moderna. Sin embargo, es
una pena que todo esto quede en aguas de borrajas ante la pésima imagen que la
Academia del Cine Español dio el pasado sábado 6 de febrero con su entrega de
los Premios Goya. Además no se trataba de una entrega más, sino el trigésimo
aniversario de esta gala, que se reveló más caduca y vetusta que nunca.
Hablemos primero de lo verdaderamente
importante. En nuestra opinión “Truman” fue una de las mejores películas del
2015, y como tal nos alegramos del amplio reconocimiento recibido, con
estatuillas a mejor película, mejor director, mejor guion original, mejor actor
principal o mejor actor secundario (faltándole únicamente montaje, que fue a
parar a la cinta “El Desconocido”, para conseguir el pleno de sus candidaturas).
Frente a este triunfo incontestable, la gran perdedora de la noche fue “La
Novia”, que de 12 candidaturas (la favorita en número de opciones) se tuvo que
contentar con las categorías de mejor actriz de reparto y dirección de
fotografía, un varapalo a todas luces severo e injusto hacia la película. Por
el resto, hay que reconocer que los premios fueron bastante repartidos, con
buena aceptación de títulos como “Nadie Quiere la Noche” (dirección de
producción, vestuario, maquillaje y peluquería y partitura original), “El
Desconocido” (sonido y montaje), “Palmeras en la Nieve” (dirección artística,
canción) o “A Cambio de Nada” (dirección novel y actor revelación), “Un Día
Perfecto” (mejor guion adaptado) o “Techo y Comida” (mejor actriz principal).
En lo referente a la gala, nos
encontramos con un espectáculo irregular, que si bien sí logró ajustarse mejor
a los tiempos establecidos, se hizo larga y tediosa. Salvo por las lágrimas de
Daniel Guzmán, faltó emotividad; pese a los discursos comprometidos, no se
produjo ningún momento trascendente o memorable y sí más situaciones ridículas
de las aconsejables (Lucas Vidal no era nuestro favorito en ninguna de las dos
candidaturas musicales donde se erigió ganador y sus discursos fueron lo más
vergonzoso de una noche no especialmente lúcida). Dani Rovira repetía como
maestro de ceremonias, y si bien hay que reconocerle ingenio y capacidad para
aportar algunos momentos de humor al conjunto, su participación resultó clónica
y menos inspirada que la del año pasado. El cine, supuesto protagonista de la
noche, pasó a segundo plano, destacando más otros componentes como la presencia
política (con la consabidas reclamaciones por parte del sector y la crítica,
humorística o directa, a la gestión cultural) o artistas de otros ámbitos.
Resulta penoso que la Academia quiera ponerse la medalla cultural, invitando a
un Premio Nobel de literatura a entregar un premio, al mismo tiempo que a los
guionistas nominados se les entra por la puerta de atrás y no se les permite
desfilar por la alfombra roja, de la misma manera que se da espacio para que un
gran artista como Joan Manuel Serrat cante en el escenario, mientras que las
canciones candidatas al premio no son escuchadas en ningún momento (esto, en
cualquier caso, no es algo nuevo y al menos este año hemos tenido a Serrat y no
a Alex O'Dogherty). Mientras el cine está en pleno proceso de cambio y
evolución, cuando se están haciendo tantos esfuerzos por situar a la industria
en el espacio que le corresponde dentro de los avances tecnológicos actuales,
la Academia del cine sigue viendo en internet a un enemigo a abatir, sin darse
cuenta de que esos internautas de los que tanto defenestra son sus
espectadores, que el VOD y el streaming son el futuro de la distribución
audiovisual a nivel internacional y que, los videoclubs (pese al cariño que les
profesamos los que desarrollamos nuestra formación audiovisual a partir de los
80) son empresas en extinción. Añorar ese pasado (un pasado que, en su momento,
no era tan festivo como se nos quiere recordar ahora, y, si no, comprobemos
cifras) y no aportar ningún discurso de futuro no sólo distancia a la Academia
del público, también la aleja del propio cine que dice representar.
PREMIOS
MEJOR PELÍCULA
Truman
MEJOR DIRECTOR
Cesc Gay por Truman
MEJOR DIRECTOR NOVEL
Daniel Guzmán por A cambio de nada
MEJOR ACTOR PROTAGONISTA
Ricardo Darín por Truman
MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA
Natalia de Molina por Techo y Comida
MEJOR ACTOR DE REPARTO
Javier Cámara por Truman
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
Luisa Gavasa por La novia
ACTOR REVELACIÓN
Miguel Herrán por A cambio de nada
ACTRIZ REVELACIÓN
Irene Escolar por Un otoño sin Berlín
MEJOR GUION ORIGINAL
Cesc Gay y Tomàs Aragay por Truman
MEJOR GUION ADAPTADO
Fernando León de Aranoa por Un día
perfecto
MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA
Palmeras en la nieve
MEJOR DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN
Nadie quiere la noche
MEJOR DISEÑO DE VESTUARIO
Nadie quiere la noche
MEJOR MÚSICA ORIGINAL
Nadie quiere la noche
MEJOR CANCIÓN ORIGINAL
Palmeras en la nieve
MEJOR SONIDO
El Desconocido
MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN
Atrapa la bandera
MEJOR DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA
La novia
MEJOR MONTAJE
El desconocido
MEJOR MAQUILLAJE Y/O PELUQUERÍA
Nadie quiere la noche
MEJORES EFECTOS ESPECIALES
Anacleto: Agente secreto
MEJOR PELÍCULA DOCUMENTAL
Sueños de sal
MEJOR PELÍCULA EUROPEA
Mustang
MEJOR PELÍCULA IBEROAMERICANA
El clan
MEJOR CORTOMETRAJE DE FICCIÓN
El corredor
MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL
Hijos de la Tierra
MEJOR CORTOMETRAJE DE ANIMACIÓN
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