lunes, 1 de febrero de 2016

“LA QUINTA OLA”. PASTICHE JUVENIL

Desde que en 1977 George Lucas estrenara “Star Wars. Episodio IV. Una Nueva Esperanza”, el público juvenil ha sido el principal target de espectadores de Hollywood, y la fantasía el género más recurrido. Llegados ya al siglo XXI, “La Saga Crepúsculo” sumó a la ecuación el componente romántico como ingrediente principal para atraer sobre todo al sector femenino, mientras que las listas de libros más vendidos se convirtió en fuente inagotable de posibles y rentables proyectos. Es cierto que no siempre estos ingredientes han dado los resultados económicos esperados (ahí quedaron “La Brújula Dorada” o “Cazadores de Sombras. Ciudad de Hueso”), pero por lo general, la receta ha sido muy lucrativa. “La Quinta Ola” es la última aspirante en esta guerra por la taquilla. Protagonizada por jóvenes rostros como Chloë Grace Moretz, Nick Robinson, Alex Roe o Maika Monroe, con el apoyo como secundarios de veteranos como Ron Livingston, Liev Schrieber o Maria Bello, la cinta nos presenta un inmediato futuro apocalíptico, con la humanidad a punto de ser diezmada por una invasión extraterrestre. 
Hay que reconocer que el arranque de la película es prometedor e incluso por momentos demasiado crudo para lo que se espera de un producto dirigido a público juvenil. Desgraciadamente, esto dura treinta minutos. A partir de ahí, el resto del metraje coge una deriva cada vez más deficiente y predecible. Y es que el principal problema que encontramos con “La Quinta Ola”, la película (no hemos leído la novela para poder comparar), es su falta de interés por generar una cinta original, buscando el éxito fácil parcheando una fórmula preestablecida con influencias nada disimuladas de títulos de probado éxito como “La Saga Crepúsculo”, “Los Juegos del Hambre” o la serie de televisión “The Walking Dead”, tomando también referencias de “La Invasión de los Ultracuerpos” o “El Juego de Ender”.
J Blakeson se había presentado como un director interesante con “La Desaparición de Alice Creed”, sin embargo, aquí naufraga víctima de la falta de interés de una historia donde el espectador es capaz de prever cualquiera de los giros dramáticos que presenta, cuando no cae directamente en situaciones absurdas e inverosímiles. Lo mismo podemos decir de los actores. Chloë Grace Moretz o Maika Monroe no son nuevas en la industria y precisamente habían despuntado ya como actrices de talento en títulos como el remake de “Déjame Entrar” y “La Invención de Hugo” o “The Guest” e “It Follows”, respectivamente; de igual manera que Liev Schrieber y Maria Bello cuentan en su haber con un cierto prestigio como actores. Sin embargo, sus papeles son tan planos y estereotipados que les dejan poco margen de lucimiento, cuando no están mal orientados por parte del director (la caracterización y el histrionismo de Maria Bello la equiparan a una villana de opereta).
No sabemos qué deparará el futuro a esta saga, de la que todavía quedan dos novelas más por llevar al cine, sin embargo, este arranque no resulta nada prometedor. De momento las cifras están lejos de ser propicias y, de continuar, sería recomendable reconsiderar los planteamientos, porque esta tendencia al pastiche sin alma augura pocas posibilidades de éxito.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario