En los últimos años, la editorial DC ha visto como su principal competidora, la Marvel, le ha ido comiendo terreno en lo que a adaptaciones cinematográficas se refiere. Si bien el aval que supone tener a Christopher Nolan en el puesto de mando de “Batman Begins” y “El Caballero Oscuro” le siguen proporcionando una ventaja a nivel crítico y comercial, el relativo fracaso de “Superman Returns” sumado al éxito de los superhéroes de la Marvel en lo que llevamos de Siglo XXI ha obligado a la Warner (propietaria de DC Comics) a atreverse con otros personajes de su catálogo. Más allá de las nuevas entregas de El Hombre de Acero y el Señor de la Noche (a cargo de Zack Snyder y Christopher Nolan, respectivamente) que llegarán a nuestras pantallas a lo largo del próximo año, “Green Lantern. Linterna Verde” supone una tentativa a la hora de estudiar la viabilidad de llevar al cine a otros superhéroes de cabecera de la editorial (Flash, Wonder Woman, Aquaman o La Liga de la Justicia, entre otros, se han venido barajando desde hace años, pero siguen sin tener una producción en firme).
La apuesta de la Warner no ha sido comedida. Con un presupuesto estimado en 200 millones de dólares, un director como Martin Campbell con fama de levantar franquicias (la de 007 en dos ocasiones, con “Goldeneye” y “Casino Royale”, y El Zorro, con “La Máscara del Zorro”), una estrella emergente (Ryan Reynolds, al que robaron a la Marvel, después de que éste se convirtiera en el rostro de Deadpool en “X-Men Orígenes: Lobezno”), actores secundarios de prestigio (Tim Robbins, Mark Strong, Peter Sarsgaard) y un amplio uso del CGI (desde el traje del héroe y la visita al planeta OA, con representación incluida de algunos de los Lanterns más conocidos, hasta la creación del villano, Parallax), “Green Lantern. Linterna Verde” se presentaba como la respuesta a “X-Men. Primera Generación”, “Thor” y “Capitán América” con las que Marvel ha saturado el mercado de superhéroes este verano. Para ello se ha querido evitar el tono oscuro y realista de “El Caballero Oscuro” y se ha optado por una línea de aventuras y fantasía, aderezada con bastante humor, aunque sin despreciar una cierta carga psicológica para nuestro héroe. De esta manera, DC se ha alejado de las pautas marcadas por sus principales versiones cinematográficas, para acercarse al tono de las marvelianas “Iron Man” o “Thor”.
Como película introductoria, “Green Lantern. Linterna Verde” cede bastante metraje a la presentación del personaje de Hal Jordan, su conversión en Linterna Verde, así como a la introducción del Planeta OA, los Guardianes del Universo y los Green Lantern Corps., mientras que de manera paralela se va desarrollando de la amenaza. Por un lado, la evasión de Parallax de su prisión, aumentando su poder de cara a su venganza de los Guardianes; por otro, la paulatina degeneración física del Dr. Hammond, tras ser infectado por Parallax, consumiéndose en su propio miedo y envidia. En este sentido, a nivel de estructura de guión, lo anterior puede parecer un armazón coherente e interesante, sin embargo, el problema radica en la forma en que todo esto ha sido desarrollado.
Como suele ser dolorosamente habitual en muchas producciones actuales, las prisas a la hora de dar luz verde a un guión que no estaba listo para ser producido se ha convertido en el principal lastre de la película. La historia se nos presenta repleta de incongruencias y agujeros sin explicación (¿quién fue la lumbrera que dejó a Parallax encerrado en un planeta abandonado, sin medidas de protección ni nadie que lo vigile?, ¿cómo puede haber llegado Hal Jordan a convertirse en piloto si cada vez que coge un avión se queda bloqueado?), la construcción de personajes resulta simple y poco atractiva, y la combinación de humor, aventura y acción está mal equilibrada.
Se ha querido enganchar al espectador con abundante dosis de comedia, sin embargo, los gags empleados resultan en muchas ocasiones chusqueros, más propios del Ryan Reynolds de comedias como “¡Marchando!”, “Sólo Amigos” o “La Proposición” (patéticos los momentos de Hal Jordan fardando de traje tanto en el planeta OA, antes de la primera aparición de Tomar-Re, como en la Tierra, haciéndole una demostración a su amigo Tom). En un principio, Jordan se nos presenta como un inmaduro aviador, con trauma infantil de serie, heredado del Maverick de “Top Gun” (alguien debía haber advertido a los guionistas que lo del legado del padre muerto dejó de funcionar desde el momento que Zucker, Abrahams y Zucker parodiaron en 1991 la película de Tony Scott en “Hot Shots”). Su Peterpanismo y su relación romántica con la responsable y atractiva Carol (una ajustada, pero insustancial Blake Lively) son de manual, mientas que las habilidades de Jordan con el anillo resultan carentes de imaginación (aunque, en este caso, es algo que el resto de los personajes de la película le echan en cara, así que asumiremos que se trata de unas primeras aproximaciones a lo que con más experiencia en el papel de superhéroe será capaz de hacer). El personaje ha sido preparado para el lucimiento de su actor protagonista, sin embargo, Reynolds se antoja incapaz de soportar sobre sus hombros una producción de estas características (lo que no deja de ser paradójico después de haber salido triunfal de un reto como el de “Buried. Enterrado”, película más modesta, pero que demandaba mucha más implicación por parte del actor).
En contrapartida, uno de los personajes más interesantes de la película resulta ser el Dr. Hammond, de quien, si bien sigue siendo un personaje al que se podía haber sacado un mayor partido, sí queda bien hilada la evolución tanto de su degeneración física como de su degradación psicológica. La dicotomía que se crea entre el atractivo, enérgico y triunfador, pero tarambana e irresponsable, Hal Jordan y el poco agraciado, menospreciado, pero erudito Hector Hammond pasa a ser el principal hilo conductor de la historia. Ese reflejo deformado que se genera entre ellos alimenta de miedo y envidia la infección de Parallax en el segundo (como en su momento sucediera en la serie de Spiderman con Eddie Brock / Veneno). Hammond busca venganza de aquellos que le han menospreciado durante años, empezando por su padre, para a continuación ir a por el adonis sin cerebro con el que todo el mundo le contrapone, para colmo de males ahora reconvertido en superhéroe que le estropea los planes, y la mujer que siempre deseó en secreto pero que nunca le hizo caso. Peter Sarsgaard consigue darle el toque justo de repelencia y fragilidad, logrando lo que Reynolds no alcanza, que el espectador conecte emocionalmente con su personaje.
La extensa parte de presentación de personajes (con pequeños apuntes de acción, como la huida de Parallax, la espléndida escenificación del combate aéreo o la breve – brevísima – secuencia de adiestramiento de Jordan) obliga a que la acción de la película tarde en arrancar, lo que no hubiese sido un problema si los personajes y los actores hubiesen tenido un mayor carisma y atractivo. Casos como el primer “Spiderman” de Sam Raimi o el primer “Iron Man” de John Favreau se lo podían permitir, pero aquí el resultado es que el desarrollo de la película se dilata demasiado para el espectador. Por otro lado, el combate final contra Parallax resulta demasiado breve, dando la impresión de que a nuestro héroe le resulta más difícil vencer a un esbirro como Hammond que a esa amenazante entidad intergaláctica que ha dejado en evidencia los Guardianes del Universo y al resto de los Green Lanterns.
Otros personajes secundarios pasan prácticamente sin pena ni gloria. Ni el Senador Hammond, ni la Dra. Waller, ni Carl Ferris consiguen aportar demasiado a la trama, destacando sobre otros por el mero hecho de estar interpretados por rostros conocidos como Tim Robbins, Angela Bassett o (en menor medida) Jay O. Sanders. A nivel de efectos especiales, destacan las secuencias en el Planeta OA, visualmente llamativas y con una excelente representación de personajes del cómic como Abin Sur, Tomar-Re, Kilowog o, sobre todo, Siniestro (estupendamente interpretado por Mark Strong), frente a ese Parallax digital, pobremente realizado y carente de capacidad alguna de resultar amenazante para el público.
“Green Lantern. Linterna Verde” se convierte por lo tanto en una cinta de escaso vuelo. Insuficiente en cada uno de sus apartados, sólo consigue despegar de manera puntual gracias a la aportación de actores secundarios como Peter Sarsgaard o Mark Strong y algún apunte visual aislado. Pese a todo, e indiferentes a los fríos resultados críticos y económicos de esta aventura, el estudio parece estar dispuesto a seguir apostando por este superhéroe y ya ha procedido a la escritura del libreto para la secuela. Esperemos que por la buena salud de este querido personaje, la segunda entrega sea capaz de eclipsar las numerosas fallas que han abatido esta primera tentativa.
elbastiondelsur.com
ResponderEliminarSer fan de Marvel y querer comprar objetos de las películas es un sueño hecho realidad en una tienda friki en Canarias. ¡Sumérgete en el universo de tus héroes favoritos!