miércoles, 27 de octubre de 2010

“SAW VI”. EN ESTA OCASIÓN AMPUTAN HASTA EL METRAJE.

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1. INTRODUCCIÓN. UN CASO INVEROSÍMIL DE CENSURA

Uno de los elementos que han caracterizado al cine de terror, y más concretamente al cine gore, del nuevo siglo ha sido la aparición del denominado “Torture Porn” (con títulos como “Saw”, “Hostel”, “La Matanza de Texas. El Origen” o las francesas “Frontier(s)” o “Martyrs” que se caracterizan por el explícito uso de desnudos, tortura, mutilación y sadismo a lo largo de su metraje). El más claro ejemplo de este cine y el que más éxito ha obtenido lo podemos encontrar en la franquicia “Saw”, cuyas películas nos han estado acompañando de manera puntual cada mes de noviembre desde 2004, al menos hasta hace aproximadamente un año.

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En 2009, la sexta entrega de la serie vio su paso por las salas comerciales españolas paralizado debido a la clasificación X recibida por el Ministerio de Cultura. Según la legislación esta clasificación es sólo aplicable a casos de pornografía y de apología de la violencia, lo que llevó a la distribuidora, a los seguidores de la saga y a los críticos de cine a preguntarse qué había visto el Ministerio en esta secuela que no estuviera en las cinco anteriores, que se estrenaron sin ninguna dificultad con una clasificación para mayores de 18 años. Lo que en un principio incluso se llegó a pensar que era una estrategia publicitaria, se convirtió en realidad en una pesadilla para Buena Vista, la distribuidora de “Saw 6” en nuestro país, ya que la calificación de las películas depende del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), cuyo veredicto es inapelable y tan sólo puede ser cambiado a través de un recurso legal. Esto dejó a Buena Vista dos alternativas posibles: recurrir en los tribunales o bien resignarse y negociar con el ICAA los recortes necesarios para que la cinta pudiera ser estrenada en salas comerciales, y no sólo en aquellas clasificadas X (prácticamente desaparecidas ya en nuestro país). Finalmente, y tras casi un año de negociaciones, el pasado 8 de octubre llegaba una versión mutilada de “Saw 6” a nuestro país, dejando poco margen antes de la inminente (supuestamente, ya que aún no tiene fecha de estreno en España) llegada de la séptima y última entrega de la saga (de nuevo, supuestamente, ya que antes incluso de su estreno en Estados Unidos este fin de semana ya se está rumoreando que la productora Lionsgate ya podría estar ideando una nueva secuela).

2. EL LEGADO DE PUZZLE

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Hace ya 6 años que la saga “Saw” nos lleva acompañando. Se trata de un fenómeno curioso generado más por el apoyo popular y los buenos resultados económicos que por el valor cinematográfico de la serie o una planificación previa por parte de sus creadores. La primera película, dirigida por James Wan, con Danny Glover y Cary Elwes como protagonistas, era un thriller realizado con pocos medios, que basó gran parte de su éxito en la truculencia de algunas escenas, unos continuos giros de trama que mantenían al público en tensión y un final sorpresa que a más de uno le hizo saltar de la butaca. Desde luego, no había intención de repetir la jugada y si bien la película cerraba con un final abierto, ninguno de sus responsables podía imaginar la tremenda maquinaria comercial en que se iba a convertir la serie.

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Dispuestos a explotar todo lo posible a la Gallina de los Huevos de Oro, en seguida se iniciaron los movimientos adecuados para tener lista una secuela en menos de un año y así poder estrenar en una fecha tan señalada como el 31 de octubre, la celebración de Halloween. Desde entonces, no ha habido año que haya pasado en el que no hayamos contado con una nueva entrega de “Saw” en las pantallas. Evidentemente, esto ha hecho que la serie se haya ido empobreciendo con el paso de las secuelas, las cuales ya desde la segunda parte han supuesto una creciente simplificación del plan de la primera, incrementando el número de víctimas del juego sádico de Puzzle, pero donde la inventiva que se ha ido depositando en las diferentes pruebas que debían superar los protagonistas no han venido contrapesadas con un argumento bien desarrollado.

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Como si de un serial se tratara, en cada nueva entrega se debía contar con un elemento sorpresa final que enganchara a los espectadores para la siguiente entrega. De todos estos giros, quizás el más llamativo fue el final de “Saw III” donde presenciábamos la muerte de Puzzle, el genio asesino ideólogo de todo el embrollo. Esta defunción quedaba ratificada en la introducción de “Saw IV” que arrancaba con la autopsia del villano, por si alguien esperaba que Puzzle, siguiendo los pasos de antepasados suyos como Jason o Freddy Krueger, se sentía tentado de resucitar de entre los muertos. Sin embargo, poderoso caballero es Don Dinero, y ni siquiera la muerte de su personaje principal ha frenado la serie. Los guionistas se sacaron de la manga unos herederos del legado del personaje, y han mantenido su presencia a través de cintas grabadas y flashbacks que sirven de nexo de unión.

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Otro elemento a incrementar en cada episodio es el nivel de casquería y repulsión de las diferentes secuencias de la película. Si bien momentos como la escena de los cerdos en “Saw II” o la mencionada autopsia de Puzzle en “Saw IV” se mantienen como algunos de los más impactantes, la principal responsabilidad de los guionistas es seguir ideando situaciones insólitas y chocantes para los espectadores, todas ellas rebosantes de sangre y vísceras. Esto, junto con las apariciones de Tobin Bell, el actor que interpreta a Puzzle, son los platos fuertes de cada entrega. Resulta curioso como Bell, un actor de presencia pero que, hasta el estreno de “Saw” en 2004, era un desconocido por el público, ha visto reconocida su labor gracias a este papel. Es cierto que los críticos tienden a crucificar cada entrega de la saga por su paulatina vulgarización, y no les falta razón, sin embargo, el carisma de Tobin Bell y la personalidad de su voz son incuestionables.

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Aparte de Tobin Bell, ningún miembro del reparto ha tenido especial relevancia. Para la primera película se contó con actores de renombre en horas bajas, como Danny Glover o Cary Elwes, pero a continuación se empezó a tirar de intérpretes procedentes de televisión, como por ejemplo Scott Patterson, popular gracias a “Las Chicas Gilmore”, o Costas Mandylor, quien se dio a conocer en los 90 gracias a “Picket Fences”. Ha sido éste último quien ha tenido una mayor continuidad en la serie, ya que su personaje ha pasado a convertirse en el heredero de Puzzle, mientras que los demás en algún momento u otro han ido cayendo en una de sus trampas mortales.

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Además de los guiones precipitados que han nutrido cada entrega, otro elemento que ha ido menoscabando la franquicia ha sido la devaluación de los directores responsables de cada nueva entrega. El creador de la serie fue James Wan, un realizador de origen malasio, quien ideó la trama inicial para un cortometraje rodado en 2003. Inmediatamente a continuación logró financiación para poder trasladar la historia a un largo, de ahí que algunas críticas a la película se quejaran de que se trataba de una buena premisa alargada excesivamente. Wan sólo dirigió este primer título de la franquicia, ya que tras el éxito prefirió limitarse a labores de producción ejecutiva y centrarse en la dirección de otros proyectos como “Silencio Desde el Mal” o “Sentencia de Muerte” (de los cuales ninguno de ellos se ha acercado remotamente al éxito comercial de su principal criatura).

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Su sustituto fue Darren Lynn Bousman, hasta entonces afamado director de videoclips. Bousmann fue quien le dio a la serie su estética definitiva, manteniéndose en la franquicia durante tres entregas. Tras “Saw IV”, tomó el testigo David Hackl, quien previamente se había encargado de las labores de diseño de producción y dirección de segunda unidad de las películas de Bousman. Su labor en “Saw V” resultó penosa, limitándose a copiar la estética de su predecesor, pero sin su recreación malsana. Si bien la película funcionó muy bien en taquilla, Hackl no fue requerido para la sexta parte, que viene firmada por Kevin Greutert, encargado del montaje de las cinco anteriores películas.

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Un aspecto externo a las películas pero crucial para la franquicia ha sido el apartado de promoción, especialmente toda la cartelería que se ha ideado para cada película. Allí donde ha faltado inspiración en los guiones, la hemos podido encontrar en unos vistosos carteles cargados de humor negro y enfermizo. Curiosamente, la primera experiencia de la franquicia con la censura tuco lugar precisamente con uno de estos carteles. La imagen de los dos dedos amputados de “Saw 2” no estuvo muy bien vista en Estados Unidos y la productora optó por modificar ligeramente la imagen, para que no se viera el corte. Otro aspecto que ha adquirido notoriedad más allá de la película es el tema principal compuesto por Charlie Clouser. Si bien las partituras de la serie se han caracterizado por ser meramente funcionales y descriptivas, el tema dedicado a Puzzle no sólo se ha convertido en el leitmotiv de toda la franquicia, sino que es también una composición recurrente, por ejemplo, en multitud de trailers de otras películas.

 

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3. “SAW 6”. UNA LIBRA DE CARNE

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No podemos decir que el relevo del director de David Hackl a manos de Kevin Greutert haya supuesto un gran cambio a la serie. De hecho, salvo el inicio de la película con esa secuencia en la que se hace un peculiar tributo al “Mercader de Venecia” de Shakespeare, el resto de la cinta es igual de anodina y prescindible que “Saw V”. En esta ocasión, la justicia moral que predica Puzzle va dirigida a las aseguradoras privadas, quienes con su avaricia se consideran con el derecho de decidir sobre la vida y la muerte de un enfermo. Por ello, la principal víctima escogida es William Easton, un desalmado directivo, quien, junto con su equipo, se encarga de buscar salidas legales para no tener que pagar el tratamiento de sus clientes. Por otro lado, el Detective Hoffmann seguirá cumpliendo las órdenes de Puzzle, al mismo tiempo que intenta esquivar las pistas que van dirigiendo la investigación sobre los crímenes hacia él.

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Con el fin de seguir encajando piezas en la trama general, los guionistas vuelven a introducir una serie de flashbacks que justifiquen la incorporación de nuevos personajes, al mismo tiempo que intentan corregir sobre la marcha los errores de continuidad que ello pueda suponer con respecto a las entregas anteriores. Estos saltos en el tiempo sirven también de excusa para mantener a Tobin Bell en pantalla, al mismo tiempo que se recuperan otros personajes anteriores, como Amanda, quien al igual que Puzzle, seguirá jugando un papel importante en la trama después de muerta. El problema surge cuando no sólo se trampea la trama global para poder añadir una nueva secuela a la serie, sino cuando además estos cambios hacen que acciones anteriores dejen de tener sentido. Ese es uno de los problemas de “Saw”. Dado que no parte de una planificación previa, sino que se van ampliando las tramas a conveniencia de la continuidad de la serie, cada vez que se ata un nudo por un lado, se desenlaza otro por otro. Por ejemplo, de nuevo en el caso de Amanda, su muerte en “Saw 3” vino producida por su incapacidad para estar al nivel de la férrea exigencia moral de su mentor. En esta nueva entrega descubrimos que la situación no fue exactamente como se nos mostró en un principio, por lo que se pervierte la justificación que se dio originariamente a su muerte.

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Una vez más, todo el guión vuelve a estar armado para buscar un desenlace sorpresa en el espectador, sin embargo, seguimos encontrándonos situaciones donde la complejidad de las secuencias radica en lo elaborado de las trampas de Puzzle, mientras que el desarrollo del argumento y de los personajes, incluso la propia puesta en escena del director, se mantiene a unos niveles rudimentarios y esquemáticos debido a la precipitación de todo la producción para poder tener lista la secuela en el tiempo acordado.

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A nivel interpretativo, se sigue conservando diferentes jerarquías de actores. En primer lugar, lógicamente, Tobin Bell como rey de la función. Cada vez que su rostro aparece en pantalla, la película cobra más peso y parece que todo tiene más sentido. A continuación, profesionales como Costas Mandyflor (Hoffman), Mark Rolston (Erickson), Scott Patterson (agente especial Strahm), Shawnee Smith (Amanda) o Betsy Russell (Jill), rostros recurrentes de la serie y en algunos casos conocidos por el espectador por otros trabajos. Después tendríamos al invitado estrella de esta entrega en particular, Peter Outerbridge (Easton), quien en su calidad de víctima de Puzzle es quien acapara más tiempo en pantalla. Y por último, la carne de cañón, todo esa colección de jóvenes actores cuya función en la cinta es morir de la manera más sangrienta posible para el disfrute de los espectadores en la sala. En estos casos nos encontramos principalmente con intérpretes desconocidos, con los que se busca también equiparar la cuota étnica y de género de la película, aunque en ocasiones podamos tropezarnos con algún rostro más familiar mezclado entre ellos (en este caso, uno de los miembros del equipo de Easton está interpretado por Darius McCrary, el Eddie Winslow de la serie de televisión de los 90 “Cosas de Casa”). Desgraciadamente, el nivel del guión es tan ínfimo, que ninguno de ellos va a tener verdadera oportunidad de lucirse con su papel, ya que salvo el caso de Tobin Bell, ninguno cuenta con material para darle entidad a su personaje.

4. CONCLUSIÓN

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Al final, pese a que se quiera justificar levemente la trama de la película con la crítica al trato abusivo de las aseguradoras privadas en Estados Unidos o ese supuesto sustrato moral del plan maestro de Puzzle, lo cierto es que la película va a lo que va, que es lo que le demanda su público, sádicas y explícitas escenas gore, donde los magos de los efectos especiales y maquillaje se lucen en la recreación física de las torturas a las que se ven sometidos los personajes. Desgraciadamente, incluso ahí, “Saw 6” supone un nuevo demérito de la saga, ya que salvo contados momentos (que encima en nuestro país nos llegan censurados), el nivel de truculencia o al menos su capacidad para incomodar al espectador carece de la catadura enfermiza necesaria. Ahora sólo nos queda esperar a la inminente séptima entrega (¡en 3D!) con la esperanza de que ya de una vez por todas se cierre el círculo y que todos estos descosidos concluyan de una manera mínimamente aceptable. Dejemos descansar en paz ya al pobre Puzzle, que no por ello vamos a quedarnos huérfanos de casquería para el próximo Halloween.

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1 comentario:

  1. La verdad que yo perdí el interés y la trama en la segunda, quedándome como único interés la originalidad, o mejor dicho la crueldad pornográfica de las muertes.
    Recomiendo Déjame entrar, no desmerece del original.

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