Considerada actualmente como una de las mejores actrices de Hollywood, la carrera de Kate Winslet es de las que ha tardado en ser reconocida en su medida. Si bien, su calidad como actriz fue alabada casi desde el principio de su carrera, los abusivos cánones de la industria del cine con respeto al físico y la tendencia de la actriz de trabajar en proyectos arriesgados y poco comerciales, le negaron durante los primeros años de su carrera el puesto que se merecía en Hollywood.
Kate Winslet nació en Reading, Inglaterra el 5 de octubre de 1975, y es la hija de Sally Bridges y Roger Winslet, actores ocasionales. El interés por la interpretación le llegó por parte de sus abuelos maternos, Oliver y Linda Bridges, quienes habían fundado y dirigido la compañía de teatro local, el “Reading Repertory Theatre”. Winslet comenzó su carrera muy joven. A los 11 años comenzó con las clases de interpretación y bailó frente al ‘Monstruo de la Miel' en un anuncio de cereales para niños. Posteriormente ingresó en la escuela de teatro “Redroofs School” y consiguió papeles en las series inglesas "Dark Season" y "Get Back", realizando también pequeñas apariciones en otras como "Casualty", "Shrinks" o "Anglo-Saxon Attitudes". En teatro participó en "El Diario de Adrian Mole", "Peter Pan", "Annie" y "What The Butler Saw". Sin embargo su verdadera oportunidad le llegó a los 17 años cuando recibió una llamada de su representante confirmándole que había sido elegida para el papel de Juliet Hulme en “Criaturas Celestiales”, pasando así el casting realizado entre más de 175 jóvenes.
Con esta película el director Peter Jackson abandonaba su ciclo de películas gore (“Mal Gusto”, “Braindead”) para ofrecer un descarnado drama basado en un hecho real, sobre dos adolescentes unidas por una amistad compulsiva, llevándolas a asesinar a la madre de una de ellas cuando, preocupados por la naturaleza de su amistad, sus progenitores intentaron separarlas. Este debut en la gran pantalla no podía ser más definitorio de la trayectoria que iba seguir su carrera. Aquí Winslet ofreció una excelente interpretación superando las dificultades que ofrecía un papel tan complejo. Lejos de estigmatizar a su personaje, Winslet consiguió que el público consiguiera entender sus motivaciones, que iban más allá de esa homosexualidad latente con la que teorizan los personajes adultos de la cinta. La película no tuvo un gran éxito comercial, pero sí recibió el aplauso unánime de la crítica.
A continuación, en 1995, Winslet pasó a participar en una de las pocas películas juveniles de su carrera, “Aventuras en la Corte del Rey Arturo” de Michael Gottlieb, una cinta que hoy en día estaría totalmente olvidada de no ser por la participación en su reparto de la actriz y de un aún desconocido Daniel Craig. Ese mismo año Winslet fue seleccionada para protagonizar junto a Emma Thomson, “Sentido y Sensibilidad” de Ang Lee. Thomson se había encargado de escribir el guión y era la productora de la película, quedándose sorprendida por la madurez y la capacidad interpretativa de su compañera de reparto. Por esta época Winslet ya veía en su peso un hándicap en su carrera cinematográfica, sin embargo los problemas de autoestima que esto le producía se solucionaron gracias a la amistad con Emma Thomson, quien incluso le prohibió bajo pena de ser despedida de la película si se le ocurría bajar un solo kilo. Winslet recibió su primera nominación a los Oscars y a los Globos de Oro, como actriz de reparto, gracias a este papel en la cinta de Ang Lee, y de un clásico de la literatura inglesa pasó a protagonizar otro. En 1996 Winslet compartió cartel con Christopher Eccleston en “Jude”, adaptación de la famosa novela de Thomas Hardy a cargo del director británico Michael Winterbotton. Con esta película la actriz regresó a un papel oscuro y trágico, en esta historia de amor tormentosa, donde quedaba ya clara la falta de reparos y pudor de la actriz a la hora de mostrar su cuerpo desnudo en pantalla.
La amistad con Emma Thomson surgida a partir de “Sentido y Sensibilidad” situó a Winslet en primer plano para lograr el codiciado papel de Ofelia en la ambiciosa adaptación “Hamlet” que llevó a cabo ese mismo año Kenneth Branagh (por aquel entonces marido de Thompson). Uno de los aspectos más comentados de la película fue precisamente la inclusión por parte del cineasta de una serie de pequeños flashbacks, ajenos a Shakespeare, que explicitaban la relación del Príncipe Hamlet y Ofelia. Más allá de esto, pese a que la actriz realizó un buen trabajo de personificación de un personaje tan decisivo para la literatura inglesa, su interpretación quedó un tanto eclipsada ante la presencia de un amplio electo de actores de gran prestigio, como Derek Jacobi, Julie Christie, Jack Lemmon, Judi Dench, Gerard Depardieu, John Gielgud o Charlton Heston, pese a que muchos de ellos tenía papeles mucho más secundarios.
El sabio consejo de Emma Thomson llevó a Kate Winslet a aceptar también el papel de Rose DeWitt Bukater en la cinta de James Cameron “Titanic”. Este papel le proporcionó buenos y malos momentos. Por un lado fue la película que terminó de lanzar su carrera dentro de la industria, por la que recibió su segunda nominación a los Oscars y a los Globos de Oro y la que convirtió a ella y a Leonardo DiCaprio en una de las parejas románticas inmortales del cine. Sin embargo, una vez más los comentarios más hirientes fueron destinados a su peso, llegando incluso a decirse que realmente el iceberg no había sido el responsable del hundimiento del Titanic, sino Kate Winslet. Estas declaraciones injuriosas y fuera de lugar le resultaron dolorosas, pero nuevamente tuvo a alguien a su lado que le ayudó a superar el daño a su autoestima, su compañero de reparto Leonardo DiCaprio, con el que ha mantenido desde entonces una estrecha amistad hasta hoy en día.
El éxito de “Titanic” le permitió contar con una posición en Hollywood privilegiada. Sin embargo, rechazó protagonizar películas de alto presupuesto, como “Shakespeare in Love” o “Anna y el Rey”, y en su lugar prefirió apoyar trabajos independientes más modestos que, sin su colaboración no hubiesen visto la luz, como fue el caso de “Hideous Kinky. El Viaje de Julia” de Gillies MacKinnon o “Holy Smoke” de Jane Campion. Ninguna de las dos películas alcanzó el éxito comercial y, nuevamente, las escenas de desnudo en la película de Campion despertaron algunos comentarios jocosos y dañinos con respecto a su físico, sin embargo, la actriz se mostró satisfecha con su trabajo y a nivel personal, en el rodaje de “Hideous Kinky” conoció al ayudante de dirección Jim Threapleton, quien se convirtió en su primer marido y padre de su hija Mia Honey.
En el año 2001 Winslet protagonizó dos películas muy diferentes una de la otra. Por un lado trabajó a las órdenes de Philip Kaufman en “Quills”, donde interpretaba a una joven que trabajaba en el manicomio donde permanecía recluido el Marqués de Sade, interpretado por Geoffrey Rush, entablando con el mítico escritor una peculiar relación. La otra película rodada en 2001 fue “Enigma” de Michael Apted, una cinta de espionaje, basada en un hecho real y ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente, durante el rodaje, Winslet se encontraba ya embarazada, adaptándose las fechas de producción a su estado y para las escenas en las que su personaje también se encuentra esperando un hijo, no tuvo que hacer uso de ninguna prótesis, sino que se mostró el estado real de embarazo de la actriz. Con estos últimos trabajos Kate Winslet se había ido apartando poco a poco de sus papeles de joven adolescente, entrando ya en el grupo de actrices adultas. Sin embargo, dado que sus años de juventud tampoco habían estado caracterizados por papeles especialmente juveniles, la segunda etapa de su carrera estaría marcada también por el riesgo y la búsqueda de personajes complejos.
Tras un periodo dedicada a su maternidad y a recuperarse del embarazo, Kate Winslet regresó a la gran pantalla en 2002 con “Iris” de Richard Eyre, biopic de la novelista Iris Murcoch, donde la actriz compartió personaje con la veterana Judi Dench. Ambas intérpretes fueron nominadas tanto a los Globos de Oro como a los Oscars, Dench como actriz principal y Winslet como secundaria, sin embargo ninguna de las dos resultó premiada, al contrario que su compañero de reparto Jim Broadbent, quien sí se alzó ese año con ambos premios a Mejor Actor.
El 2002 fue un año agridulce para Kate Winslet. Mientras en lo profesional veía nuevamente recompensada su labor con nominaciones por su trabajo en “Iris”, en el terreno personal ponía fin a su matrimonio de tres años con Jim Threapleton. Sus siguientes trabajos continuaron en la línea habitual de su carrera, priorizando cintas independientes como “La Vida de David Gale” de Alan Parker, junto a Kevin Spacey, y rechazando por ejemplo el papel de Eowynn en “El Señor de los Anillos. Las Dos Torres”. “La Vida de David Gale” era una cinta de fuerte carga política, al narrar la historia real de un prestigioso médico falsamente acusado de violación y asesinato, por lo que fue condenado a muerte. Winslet interpretó el papel de Bitsey Bloom, una periodista comprometida con aclarar las dudas sobre este caso. Inicialmente este personaje lo iba a interpretar Nicole Kidman, pero la actriz se encontraba en ese momento comprometida con los rodajes de “Las Horas” y “Dogville”, y tuvo que rechazar el papel. La cinta obtuvo un éxito moderado, manteniéndose gracias principalmente al excelente duelo interpretativo entre los dos actores. El 24 de mayo de 2003 Winslet volvió a contraer matrimonio, en esta ocasión con el director Sam Mendes, dando a luz en el 22 de diciembre de ese mismo año a su segundo hijo, Joe Alfie Winslet Mendes.
2004 fue un año especialmente interesante en la carrera de Kate Winslet. En primer lugar rodó a las órdenes de Michel Gondry “¡Olvídate de Mí!”, una peculiar historia romántica, co protagonizada por Jim Carrey, en la que la actriz interpretaba el papel de la estrafalaria Clementine Kruczynski, una mujer que optaba por borrar de su memoria los recuerdos de su ex pareja para evitarse el dolor de la separación. Pese a lo peculiar de la propuesta, la película conectó de manera extraordinaria con el público, convirtiéndose de manera inmediata en un título de culto y otorgándole a la actriz su cuarta nominación a los Oscars y a los Globos de Oro.
A continuación Winslet pasó a coprotagonizar con Johhnie Depp otra cinta no menos peculiar, “Descubriendo Nunca Jamás” de Marc Forster, acerca de la figura del escritor James Barrie y el proceso de creación de su obra más importante, “Peter Pan”. La actriz interpretó a Sylvia Llewelyn Davies, una viuda con cuatro hijos que ve como su amistad con el escritor y la relación de éste especialmente con su hijo Peter se convierte en el centro de comentarios maliciosos. La cinta es un dechado de imaginación, contrastando la gris existencia en el mundo real, con el colorido y la fantasía del mundo imaginario de los niños.
En 2005 Kate Winslet participó en una cinta que le supuso varios retos como actriz, “Romance & Cigarettes” de John Turturro. En esta historia de amor, sexo e infidelidad, la actriz tuvo que ponerse en la piel de Tula, una exuberante, extrovertida y pasional, no sólo teniendo que imitar a la perfección el acento irlandés, sino también demostrar que era capaz de cantar y bailar. Winslet superó la prueba con nota, aunque en una de las escenas dio un mal paso y se torció el tobillo. Desgraciadamente todos estos esfuerzos no redundaron en un mayor éxito para la película, una cinta independiente de escasa distribución, que pasó sin pena ni gloria por la taquilla.
2006 volvió a ser un año intenso en lo referente al apartado laboral, alternando películas de hondo calado dramático como “Todos los Hombres del Rey” de Steven Zaillian o “Juegos Secretos” de Todd Field, con la comedia “The Holiday” de Nancy Meyers y la cinta de animación “Ratónpolis”. “Todos los Hombres del Rey” parecía llamada a ser una cinta de éxito. Un reparto de estrellas, un director de prestigio y el hecho de ser el remake de un clásico muy querido por el público estadounidense así lo avalaba. Sin embargo, la película tuvo varios problemas de producción, su estreno se fue retrasando de manera alarmante, y cuando llegó a las pantallas fue recibida con indiferencia por parte del público, suponiendo un gran fracaso.
Afortunadamente para Winslet, “Juegos Secretos” fue todo lo contrario, una cinta pequeña, sin demasiadas aspiraciones que consiguió un magnífico respaldo por parte del público y la crítica, suponiendo para la actriz su quinta nominación a los Oscars y a los Globos de Oro, aunque nuevamente no logró ganar ninguno de los dos premios. Una vez más los comentarios no sólo fueron dirigidos a la excelente labor de la actriz, sino que también dieron mucho de qué hablar las escenas de sexo de la película. En los últimos años Winslet había conseguido adelgazar deslumbrando a aquellos que antes previamente habían criticado su físico.
Pese a esto, Winslet seguía encargándose de interpretar los papeles de patito feo, como era el caso de “The Holiday”, donde en todo momento se alababa la belleza de su compañero de reparto, Cameron Díaz por encima de la suya. Pese a que a lo largo de su carrera la actriz había priorizado los trabajos dramáticos aquí demostró tener una excelente vena humorística. También “Ratónpolis” fue un caso excepcional en su carrera. Si bien previamente había participado como dobladora en pequeñas películas, aquí se encargaba de poner la voz a Rita, la intrépida dueña del Jammy Dodger, una aventurera de armas tomar.
Tras el intenso trabajo del año 2006, Winslet se tomó un breve tiempo de relax que interrumpió para protagonizar “Revolutionary Road”, una película que le reunió con dos de los hombres más importantes de su vida, por un lado su marido el director Sam Mendes, y por otro su buen amigo Leonardo DiCaprio, en lo que suponía el primer reencuentro de la pareja en la gran pantalla tras su éxito con “Titanic”. “Revolutionary Road” fue una cinta muy diferente a la de James Cameron y exigió por parte de ambos actores un mayor esfuerzo interpretativo. La película no obtuvo el éxito que se esperaba de ella, pero sí múltiples alabanzas por el trabajo de su pareja protagonista, quienes demostraban lo bien que habían madurado como actores en los diez años transcurridos desde “Titanic”.
Estando ya comprometida con “Revolutionary Road”, la actriz recibió la oferta de protagonizar “The Reader - El Lector”, a las órdenes de Stephen Daldry. Winslet se había confesado una gran entusiasta de la novela original, escrita por Bernhard Schlink y veía como un reto personal el interpretar a Hanna Schmitz, sin embargo precisamente por el respeto que tenía por este papel decidió rechazarlo en primera instancia, ya que no quería desatender una película a favor de la otra. Daldry le pasó el guión entonces a Nicole Kidman, con la que ya había trabajado en “Las Horas”, pero nuevamente esta actriz tuvo que abandonar el proyecto al quedarse embarazada. Winslet vio esto como una señal del destino, aprovechando el retraso que se había producido en la producción de “El Lector” debido a la marcha de Kidman para ajustar su agenda y poder incorporarse definitivamente a la película.
Pese a tratarse de dos películas que exigían de ella un gran esfuerzo, Winslet realizó dos interpretaciones magistrales, logrando por fin los premios que se le habían negado durante tanto tiempo. La Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood se resarció de anteriores desplantes, entregándole un Globo de Oro como Mejor Actriz Principal por “Revolutionary Road” y otro como mejor actriz secundaria por “El Lector”, mientras que la Academia de Hollywood le otorgó el Oscar a Mejor Actriz Principal por su papel de Hanna Schmitz.
Tras la intensa campaña de promoción de ambas películas, Kate Winslet anunció que se apartaba temporalmente del cine con el fin de pasar más tiempo con su familia, sin embargo, esta intención resultó efímera. Por ese entonces su matrimonio con Sam Mendes estaba ya haciendo aguas y la actriz centró su atención en un nuevo y ambicioso proyecto, una adaptación para televisión de la novela de James M. Cain, “Alma en Suplicio” que dirigió Todd Field, con quien la actriz ya había trabajado en “Juegos Secretos”. Esta obra ya había sido llevada al cine previamente en 1945, con Joan Crawford en el papel protagonista, logrando gracias a él el único Oscar de su carrera. Para Winslet se convirtió también en un papel especial, un nuevo tour de forcé interpretativo que le ha procurado muchas recompensas, incluido un Emmy a Mejor Actriz Principal de una miniserie.
Tras esta experiencia en televisión, Winslet ha vuelto a encadenar dos proyectos jugosos. El primero fue un papel secundario en la ambiciosa cinta de Steven Soderbergh “Contagio”, donde compartió créditos como Matt Damon, Gwyneth Paltrow, Laurence Fishburne o Marion Cotillard. El suyo fue uno de los papeles más amables de la cinta, interpretando a una inexperta y sacrificada agente del Centro de Control de Epidemias de Estados Unidos. De manera consecutiva nos ha llegado “Un Dios Salvaje”, un caramelo envenenado orquestado por Roman Polanski, donde la actriz ha gozado de una excelente química con el resto de sus compañeros de reparto, Jodie Foster, John C. Reilly y Christoph Waltz. Aquí la actriz ha tenido la oportunidad de desmelenarse en una interpretación progresivamente más histriónica y que vuelve a dar muestra de las habilidades para la comedia de Kate Winslet. Esta vena humorística volverá a estar patente en su siguiente trabajo, “Movie 43”, una cinta episódica donde participan otros actores como Emma Stone, Chloë Grace Moretz, Gerard Butler, Hugh Jackman, Naomi Watts, Richard Gere o Uma Thurman.
A sus gloriosos 36 años, Kate Winslet puede presumir de una envidiable madurez personal y profesional. Convertida en una de las actrices más elegantes y admiradas por su belleza en cualquier alfombra roja en la que participa, ha defendido siempre la naturaleza y la sencillez de su físico, negándose a participar en los abusivos retoques estéticos, ya sean quirúrgicos o de photoshop que abundan en la industria actual. Eso no le ha impedido convertirse en el rostro de importantes marcas como L’Oreal. Por otro lado, tras el reconocimiento oficial de la industria con el Oscar que recibió en 2009 por “El Lector”, su reputación como intérprete ha quedado afianzada, aspirando a papeles cada vez más ambiciosos e importantes en su carrera, a cargo de notorios cineastas. Esperamos, por lo tanto, no equivocarnos al esperar de ella en el futuro más aún de lo que ya nos ha regalado.
Sencillamente, la estupidez humana no tiene límites. Yo encuentro personalmente mucho más atractiva a una mujer así, entradita en carnes, que a la gran mayoría de flacuchas obsesionadas con parecer sacos de hueso. Y no hablo de las que padezcan enfermedades como la bulimia o anorexia, no, hablo de las tontas que se creen mejores por estar así.
ResponderEliminarEs una pena que algo como el físico sea un impedimento para reconocerle el trabajo a una persona, sea en el ámbito que sea. Sólo porque a "todo el mundo" le gustan las flacas.
No he visto todas las pelis de esta mujer, pero donde la he visto siempre me han gustado sus actuaciones. Eso vale más que lo que vende Megan Fox y compañía.
No voy a decir que yo no miro flacas porque sería hipócrita, a nadie le amarga un dulce, pero donde esté un buen plato casero que me llene, que se quite el postre.