viernes, 20 de marzo de 2020

“RON HOPPER’S MISFORTUNE”.

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Tras “El Clan” y “Bunker: Project 12”, el director Jaime Falero ha presentado su tercer largometraje, “Ron Hopper’s Misfortune”, al igual que el anterior con reparto internacional y rodado en inglés para su distribución en el extranjero. La cinta ha esquivado el circuito comercial tradicional y se encuentra disponible a través de las plataformas Amazon Prime y Apple TV. “Ron Hopper’s Misfortune” supone un cambio con respecto a la ficción anterior de Falero. Si bien ya “Bunker. Project 12” introducía componentes fantásticos en la trama, aquí nos encontramos directamente con una película de carácter metafísico que, sin perder parte de la firma de su director, opta por una línea más intimista y filosófica, con abundantes referencias mitológicas, literarias y cinematográficas (por mencionar algunos de los ecos que nos vinieron a la cabeza durante el visionado tenemos “Drácula de Bram Stocker”, “El Séptimo Sello”, “El Corazón del Ángel”, “El Fantasma de la Ópera”, “Los Inmortales”, “La Bella y La Bestia” o “Lady Halcón”).  
Protagonizada por Vinnie Jones y Alyssa Lozovskaya, la cinta nos presenta el encuentro entre dos misteriosos personajes que poco a poco irán desvelando su pasado y el vínculo que les une. Jones, que arrastra desde su época de futbolista una imagen ruda y violenta, se enfrenta aquí, hasta donde nosotros recordamos y conocemos de su filmografía, a su personaje más introspectivo, sacando Falero de él unos registros dramáticos y una presencia en pantalla inesperados. Lozovskaya, por su parte, de trayectoria más corta y desconocida por el público general, tiene en sus manos un personaje de aspecto inocente, atrapado en un mundo amenazador para ella, aunque las apariencias pueden engañar. Aunque ambos roles tienen el mismo peso de protagonismo, hay que decir que las tablas se notan, y, frente a Jones, a la joven actriz rusa le cuesta raspar más allá de la superficie de un personaje que tiene diversas capas. 
La mayor parte de la película se desarrolla en el espacio de una casa, ese lugar en el que habita el misterioso “Ron Hopper”, un espacio abarrotado de elementos del pasado, en el que una capa de polvo cubre todas las reliquias. A lo largo de la película hay un continuo juego de espejos, donde el reflejo de los personajes les da un carácter espectral, al mismo tiempo de cuestionar si lo que vemos es el verdadero rostro de ambos. En este sentido, la casa se convierte en una extensión del propio protagonista, resultando igual de siniestra, pero al mismo tiempo también seductora, intrigando al personaje de Sarah de la misma manera que al espectador sobre el origen de los secretos que guarda. Precisamente, es el tiempo en el que los personajes permanecen juntos en la casa cuando la película alcanza sus mejores momentos.
Existen dos subtramas a modo de flashbacks que completan la narración. La ambientada en la Edad Media, a pesar de la modestia de medios de la película, consigue un empaque excelente, con un juego de composición y fotografía en el que identificamos ecos del cine histórico de Bergman, los giallos de Argento o el “Dracula de Bram Stocker” de Francis Ford Coppola. La segunda trama, de carga noir nos resultó más plana y un tanto precipitada, aunque la idea permanece y contiene algunas imágenes muy poderosas. Ésta y el extenso epílogo hacen que, tras una primera hora atractiva y sugerente, la cinta pierda fuelle en el tercio final.  
Hasta ahora, Jaime Falero se había caracterizado como un director con un sentido visual contundente, con gusto por los planos y los movimientos de cámara expresivos y un gusto casi fetichista por los detalles de la escena. En este sentido, “Ron Hopper’s Misfortune” no se queda corta. El trasfondo metafísico de la historia da pie a componer planos de fuerte carga simbólica, ya sea por el valor metafórico de los objetos que van desfilando por la pantalla, como por la forma en la que el director juega con el valor alegórico de los personajes, prueba de ello es el partido que le saca a la pétrea figura de Vinnie Jones en pantalla. A esto ayuda especialmente también la partitura musical de carga operística de Iván Palomares. Sin embargo, sin desatender esto, el peso de la narración cae más en el diálogo. Las conversaciones del personaje de Ron Hopper con Sarah, sobre todo en la primera mitad de la película, parecen ser un discurso directo del director a su audiencia. Hay un diálogo, ya sea directo o en off, continuo a lo largo de la película, lo que contribuye al tono fabulador de la cinta.
“Ron Hopper’s Misfortune” es una apuesta arriesgada, que se balacea en el límite de lo teatral y el absurdo, consiguiendo en su mayor parte desfilar con elegancia por la cuerda floja. Sí es cierto que toda la parte concerniente al personaje de Ron Hopper y a la presencia en pantalla de Vinnie Jones sale más robustecido que en lo equivalente a Sarah y Alyssa Lozovskaya, de ahí que, precisamente, la parte final de la cinta nos resulte más endeble. En cualquier caso, nos ha parecido una cinta diferente, atrevida e interesante, que atrapa al espectador y lo mantiene atento a la pantalla durante su hora y media de duración.   


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