INTRODUCCIÓN. ORÍGENES
El itinerario que ha seguido la franquicia de los “X-Men” en el cine ha sido variopinto y hasta desconcertante. Cuando la primera película se estrenó allá por el año 2000 muchos de los que fueron a verla lo hicieron con temores fundados. Es cierto que el cine había ofrecido algunas adaptaciones de personajes al comic realmente notables, pero, por regla general, lo que imperaba era todo lo contrario, versiones distorsionadas, infantilizadas, paródicas o chapuceras de los superhéroes, llevadas a cabo con efectos especiales incapaces de reproducir los elementos fantásticos de las viñetas. Se daba además el caso de que ningún personaje de la Marvel había triunfado en la gran pantalla y que, para más INRI, “X-Men” era una de las franquicias más lucrativas y estimadas de la editorial. Sin embargo, el enfoque empleado por Bryan Singer, la excelente labor de casting (que dio a conocer a futuras estrellas como Halle Berry o Hugh Jackman), un guión fiel y respetuoso con los personajes y un buen trabajo del equipo de efectos especiales obraron el milagro, generando la primera película de superhéroes del siglo XXI y la que marcó, junto con el estreno dos años más tarde del “Spiderman” de Sam Raimi, la pauta a seguir por futuras producciones.
Singer repitió como director en “X Men 2”, ampliando y mejorando los logros de la primera entrega y firmando la que está considerada como una de las mejores películas de superhéroes hasta la fecha. Desgraciadamente, la Sony no vio con buenos ojos que el director firmara con la Warner para dirigir “Superman Returns”, vetándole la posibilidad de dirigir la tercera entrega, a pesar de que la producción ya estaba muy avanzada con la supervisión del director. El director designado para recoger el testigo fue Matthew Vaughn, un joven productor británico que había saltado a la fama gracias a las películas de Guy Ritchie (“Lock & Stock” y “Snatch. Cerdos y Diamantes”) y que había debutado tras la cámara con la estimable “Layer Cake”. Tras varios meses de trabajo, Vaughn se dio cuenta de que le iba a ser imposible ajustarse a la fecha de estreno planteada por el estudio (a penas 12 meses después de haber sido contratado) y prefirió abandonar la producción. Sony reclutó inmediatamente a Brett Ratner, con fama de sacar adelante proyectos complicados en tiempo record, y éste se incorporó al equipo pocas semanas antes de que empezara el rodaje, con la mayor parte del trabajo de preproducción finalizado. “X Men. La Decisión Final” resultó ser una cinta claramente inferior a las dos anteriores, que si bien aún podía sacar provecho del camino ya allanado por Singer, no puede negar ser un producto precipitado, al que le hubiese hecho falta un mayor tiempo de producción, y sobre todo un director más eficaz que el meramente funcional Brett Ratner.
Tras los problemas planteados por la franquicia, Sony anunció que cerraba la serie para dedicarse a producir spin offs de sus personajes. De los diferentes proyectos que nacieron en ese momento, el único en ver la luz hasta la fecha ha sido “X Men. Orígenes: Lobezno”, por otro lado, de todos ellos, el que tenía más posibilidades de triunfar, gracias a la enorme fama del personaje y a la excelente recepción por parte del público del trabajo de Hugh Jackman como Logan. Dirigida por Gavin Hood, director sudafricano quien acababa de ganar un Oscar por su película “Tsotsi”, la cinta obtuvo buenos resultados en taquilla, pero fue abucheada por crítica y público debido a su lamentable calidad.
Un regreso a la cordura era necesario si se quería que la franquicia siguiera respirando y dando beneficios. Renovados los lazos con Bryan Singer, el joven director pasó a encargarse de la producción de una nueva entrega de los X Men, salvo que en lugar de retomar la historia allí donde la había dejado Ratner, se optó por un borrón y cuenta nueva, una precuela que mostrara los primeros años de algunos de los personajes y la creación de la famosa Escuela para Jóvenes Talentos del Profesor Charles Xavier. Singer declinó la oferta de dirigir él la película y se llamó a un viejo conocido, Matthew Vaughn, quien en esta ocasión aceptó el reto de llevar a buen puerto el barco, pese a seguir contando con escaso tiempo para el grueso de la producción. Curiosamente, Vaughn había perdido la ocasión de dirigir otro proyecto de la Marvel, “Thor”, y acababa de estrenar otra cinta de superhéroes, aunque de talante muy diferente, “Kick-Ass”.
EL MIEDO ES EL CAMINO HACIA EL LADO OSCURO
Para esta nueva entrega se ha querido recuperar el tono de los dos primeros episodios dirigidos por Bryan Singer. “X Men. Primera Generación” no es una película carente de acción, pero en todo momento ésta está subordinada al desarrollo de los personajes y mediatizada por ellos. Singer es esos creadores que opina que una escena de acción es más eficaz si previamente existe un vínculo emocional entre el espectador y los héroes, e incluso con los villanos (algo que brilla por su ausencia en el cine moderno, pero que, en nuestra opinión, debería ser condición sine qua non para toda historia que se precie). Es por esto que el guión escrito por Ashely Miller, Zack Stentz, Jane Goldman y el propio Matthew Vaughn, a partir de una historia de Bryan Singer y Sheldon Turner, se toma el tiempo necesario para presentarnos los antecedentes de los principales personajes y dejar bien establecidos los vínculos afectivos entre ellos.
A grandes rasgos podemos decir que estamos ante una película con muchos puntos en común con el “Episodio III” de “Star Wars”. Si bien los dos principales protagonistas son Charles Xavier y Erik Lehnsherr (Magneto), lo cierto es que realmente lo que presenciamos es la caída al Lado Oscuro de este último, como si de un Anakin Skywalker mutante se tratara. Marcado por el miedo y la ira que lleva arrastrando desde su adolescencia, cuando los nazis le separaron de su familia y asesinaron a su madre, Erik es un personaje en la cuerda floja entre el bien y el mal. Su alma clama venganza pese a saber que ésta no le reportará satisfacción, sino que le hundirá aún más en la oscuridad, mientras que su amistad con Xavier se convierte en su última tabla de salvación. Michael Fassbender hace un notable trabajo. Aporta una presencia física imponente al personaje (algo necesario al tener como referente a un actor de la talla de Ian McKellen) y sabe jugar con habilidad esa dualidad existente en su personaje, reflejando a la perfección su lucha interior. Además su química junto a James McAvoy es excelente transmitiendo ambos una gran complicidad y afinidad.
Por otra parte, Charles es presentado de manera muy diferente al que conocemos de su etapa adulta. Se mantiene la integridad del personaje, su fe en una existencia pacífica entre humanos y mutantes, su capacidad de liderazgo y su sentido de la responsabilidad a la hora de emplear sus poderes y se potencia su sentido del humor irónico; sin embargo, el Charles Xavier de James McAvoy es aún impetuoso y visceral, y muestra una cierta debilidad por el otro sexo y el arte de la seducción. Como líder, se convierte también en el adiestrador de su primera generación de mutantes, un grupo de padawans que aprenderán a controlar sus poderes gracias a los consejos y el entrenamiento que reciben en la mansión del profesor. Desgraciadamente, al igual que le sucediera a Obi Wan Kenobi, será su más estimado amigo, Erik, el que al final acabe convirtiéndose en su mayor fracaso. McAvoy consigue reflejar todas estos matices de su personaje, quedando quizás como única muesca en su interpretación ese empecinamiento en llevarse los dedos a la sien para marcar cuando Xavier está utilizando sus poderes, algo que en ocasiones llega a ser redundante e incluso un tanto cargante.
UNA X MARCA EL GEN
Dado que nos encontramos ante una precuela, el resto del reparto mutante no podía corresponder con el de las aventuras anteriores, ya que muchos de los personajes serían aún unos niños en la época en la que se ambienta la película. Sin embargo sí encontramos algunos nombres conocidos y, por otro lado, se han rescatado personajes de la serie original.
A través de Mystica y Bestia se recupera una de las dialécticas recurrentes de la serie, el estigma que deben sufrir aquellos mutantes cuya alteración es física y por lo tanto identificable, frente a las de Xavier o Magneto, por ejemplo, quienes pueden mezclarse entre los humanos y pasar desapercibidos. En versiones posteriores de los personajes tanto en el comic como en las entregas cinematográficas anteriores, este conflicto esta ya cerrado, pero en “X Men. Primera Generación” podemos conocer cómo estos personajes lidian con este conflicto físico, pero, sobre todo, psicológico. En el caso de Mystica, sus capacidades metamórficas le permiten esconderse, sin poder ser nunca ella misma; mientras que Bestia ve como su cuerpo va transformándose y abandonando cada vez más su apariencia humana sin poder evitarlo.
Entre ambos personajes se crea una inmediata conexión al compartir los mismos temores, pero mientras Mystica va ganando confianza en sí misma y en su identidad mutante, Bestia deberá aprender a vivir con su mutación. La elección de Jennifer Lawrence como Raven/Mystica consigue cubrir varios apartados. Por un lado guarda un parecido físico con Rebecca Romijn, la actriz que la encarnó en X Men 1, 2 y 3, pero al mismo tiempo se trata de una actriz que se ha ido formando en el campo del drama, con personajes que atraviesan difíciles momentos de cambio y traumas psicológicos (“Lejos de la Tierra Quemada”, “Winter’s Bone”, “El Castor”), por lo que es capaz de lidiar con ese trasfondo emocional de Mystica. Nicholas Hoult es un joven actor, prácticamente desconocido, pero con experiencia en el cine, cuyo principal reto es reflejar esa dualidad entre Jeckyll y Hyde de Hank McCoy, su lado intelectual, pero también su transformación física en un ser primario. Por otro lado, al igual que sucede con Charles Xavier, se aprovecha la juventud del personaje para mostrarnos a un Bestia menos sopesado y juicioso que su versión adulta.
Con Magneto en el equipo de los héroes, era necesario encontrar un villano que estuviera a la altura, y ése es Sebastian Shaw, interpretado por un Kevin Bacon quien parece disfrutar con la pose chulesca de su personaje. Shaw es el Padre Oscuro de Erik, es el responsable de su sufrimiento, pero también es el origen de su lucha contra la humanidad. Más allá de su maquiavélico plan para dominar el mundo o sus poderes, lo que destaca del personaje son sus discursos, a través de los cuales podemos ver en él un antecedente del Magneto interpretado por Ian McKellen en las entregas anteriores. Si una película es tan buena como carismático y malicioso es su villano, “X Men. Primera Generación” cuenta en la interpretación de Bacon con una de sus principales bazas.
Emma Frost es uno de los personajes más anhelados en el cine por parte de las lúbricas fantasías de los fans masculinos del comic. Exuberante y letal, la Reina Blanca es un papel difícil para una actriz, no por su complejidad psicológica sino por la facilidad con la que esa explícita sensualidad puede caer en el más bochornoso ridículo. Afortunadamente, January Jones consigue encauzar el personaje desde una perspectiva de Femme Fatale que le aporta la frialdad adecuada. Su rol en la película pasa a ser más secundario, pero sirve de presentación para un personaje que, si se opta por seguir ampliando esta línea temporal, puede dar más de sí en futuras entregas. El caso de Moira McTaggert, ese amor de juventud de Charles Xavier, resulta curioso. El personaje ya había sido presentado de manera tangencial en “X Men. La Decisión Final”, con la actriz Olivia Williams, y aquí se esboza más ese posible idilio con Xavier sin entrar de lleno en la relación romántica, priorizando su imagen como mujer de férreas convicciones e íntegra defensora de la ley. Al ser el único personaje heroico de la cinta carente de poderes mutantes, su presencia en esta Patrulla X primigenia resulta aún más fuerte y valeroso, integrándose como una más del equipo.
Dentro del grupo de mutantes que cierran el círculo de la película tenemos varios personajes menos desarrollados, de carácter más secundario, pero también necesarios para la acción. En el bando de los héroes tenemos a Angel (Zoë Kravitz), Banshee (Caleb Landry Jones), Darwin (Edi Cathegi) y Havok (Lucas Till). Ellos ayudan a subrayar el choque ante el desprecio de los humanos y esa idea de aprendizaje en el dominio de sus poderes. No están tan desarrollados como los personajes mencionados anteriormente, pero sí lo necesario para empatizar con el espectador. En el bando de Sebastian Shaw tenemos a Azazel (interpretado por Jason Flemyng, actor fetiche del director, es el padre biológico de otro mutante del universo X, Rondador Nocturno, visto en “X Men 2”) y Riptide (el español Alex González). Prácticamente carentes de diálogo alguno, son básicamente los lacayos del villano, aunque, sobre todo en el caso de Azazel, destacan por su amenazante presencia física.
NO OS PREGUNTÉIS LO QUE VUESTRO PAÍS PUEDE HACER POR LOS MUTANTES, PREGUNTAOS QUÉ PUEDEN HACER LOS MUTANTES POR VUESTRO PAÍS
Cuando se puso al mando de la primera entrega de “X Men”, Bryan Singer definió a Xavier y Magneto como Martin Luther King y Malcolm X, por la tendencia pacifista y conciliadora del primer y el carácter violento y confrontador del segundo en lo referente a los derechos civiles durante los años 60 en Estados Unidos. Para esta precuela, se ha querido potenciar este aspecto, situando la acción en este conflictivo periodo histórico, uno de los más tensos de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la URSS, concretamente en plena crisis de Bahía de Cochinos. La inserción de los componentes de fantasía del comic en un entorno real e identificable por el espectador le da a la cinta una mayor verosimilitud y una lectura más profunda, ayudando a dar más entidad a la acción de la cinta. Al fin y al cabo, uno de los rasgos que caracterizan a los comics de la Marvel es que sus personajes no viven en realidades alternativas o figuradas, sino que desde su creación se les situó en un entorno real. Esto además entronca con aspectos aportados por los guionistas durante las décadas de los 70 y los 80, quienes ayudaron a dar una lectura más madura de los superhéroes integrando en sus aventuras referencias a la política y la sociedad. Todo esto enriquece a la película, pero sin llegar a suponer un obstáculo insalvable para aquellos espectadores que no estén familiarizados con estas referencias históricas.
Por otro lado, este mismo contexto posibilita a los guionistas y al director llevar la acción de la película al contexto del cine de espionaje de la época, con las películas de James Bond como principal referente (innegable el guiño a “Goldfinger” en la secuencia de la llegada de Erik al barco de Shaw). La ambientación y la referencia genérica ayudan así a dar otro porte a la historia, donde Sebastian Shaw puede pasar por un miembro de SPECTRA dispuesto a confrontar a las dos superpotencias, Emma Frost es la fría y seductora secuaz del villano, mientras que los protagonistas tienen sobre sus espaldas la responsabilidad de salvar el mundo libre, apoyados eso sí en sus poderes y los gadgets creados por Bestia/Q (aquí sustituimos el Aston Martin por una versión primigenia del Pájaro Negro).
GUIÑOS
“X Men. Primera Generación” sigue las pautas del cine de superhéroes reciente. Es lo suficientemente fiel al comic original como para contentar a los fans, pero no es dependiente de las viñetas, por lo que es accesible para todo tipo de públicos. Es cierto que en algunos elementos se entra en contradicción con lo visto en películas anteriores, y que no siempre se ajusta a las características de los personajes en papel (el origen de Sebastian Shaw, por ejemplo, es muy distinto en el comic), pero, sin caer en fundamentalismos, podemos decir que se trata de una adaptación fiel y respetuosa. Por otro lado, para deleitar a los espectadores ya iniciados, la película introduce algunos guiños y cameos (tanto al cómic como a las versiones cinematográficas anteriores) no especialmente relevantes, pero que seguro que a más de uno le harán esbozar una sonrisa o directamente una carcajada. Entre los más relevantes, y confesables en esta crítica sin arruinar ninguna sorpresa, está la ya comentada aparición del Pájaro Negro, el origen de Cerebro y la recuperación del color amarillo en los uniformes, algo que fue descartado desde la primera entrega y que ya en aquella película había servido de base para un chascarrillo en boca de Cíclope.
LA MUTACIÓN DE LA IMAGEN
Como toda película de superhéroes que se precie, los efectos especiales y la labor de postproducción juegan un papel relevante en el resultado, aunque en este caso, como hemos venido diciendo a lo largo de esta crítica, no es el centro de la aventura. Por parte del diseño de producción (vestuario, decorados) se enfatiza la ambientación sesentera de la historia, recreada posteriormente con las técnicas infográficas. Las imágenes han sido tratadas para potenciar esa ambientación retro de la película, en las que, además, hay que integrar los componentes fantásticos de la acción. La conjunción de maquillaje e infografía ayuda a presentar en pantalla a los personajes, aunque en algunos casos no resulta del todo satisfactoria (Bestia tras su transformación completa, por ejemplo). Hay un esfuerzo para que la conjunción de ese marco historicista con un argumento de personajes superheroicos sea verosímil. Evidentemente es en el clímax final donde podemos apreciar un mayor derroche de efectos especiales, con momentos realmente impactantes, aunque también hay escenas íntegramente recreadas por ordenador donde la infografía no está a la altura y el contraste con las imágenes reales resulta chocante y lastra la espectacularidad del momento.
MÚSICA X
Tras pasar con desiguales resultados por las manos de compositores consagrados como Michael Kamen, John Ottman, John Powell o Harry Gregson-Williams, ahora le ha tocado el turno a un desconocido Henry Jackman recoger la batuta musical de la serie. Miembro del equipo de Hans Zimmer, acostumbrado a labores del departamento musical en películas como “El Código DaVinci”, “Piratas del Caribe”, “Kung Fu Panda” o “El Caballero Oscuro”, debutó como compositor en Hollywood en 2009 con la cinta de Dreamworks Animation “Monstruos contra Alienígenas” a la que han seguido otros títulos comerciales como “Kick Ass” (con el director Matthew Vaughn) o “Los Viajes de Gulliver”; sin embargo es esta “X Men. Primera Generación” la película que realmente le abre las puertas a la liga principal de las producciones de Hollywood. Consciente de ello, Jackman se ha esforzado en una partitura tal vez no especialmente original, pero sí retentiva y fresca gracias a algunos temas de gran fuerza (el tema principal o el leitmotiv dedicado a Magneto con el que se cierra la película, por ejemplo) y una orquestación heterogénea, donde se integra la música sinfónica con elementos de rock, como guitarras eléctricas (en una línea similar a lo que hizo Ramin Djawadi en la primera entrega de “Iron Man”).
CONCLUSIÓN
En el lado negativo de la balanza podemos decir que “X Men. Primera Generación” fuerza su duración (132 minutos) pudiendo resultar un tanto larga y que, aún así, no puede ocultar el efecto de la tijera en postproducción; que su desenlace resulta un tanto dilatado y artificioso para poder empatar (de nuevo a modo de “Episodio III”) los flecos que quedan abiertos con las entregas anteriores; o que frente al buen trabajo de personajes con algunos protagonistas, otros mutantes no quedan bien definidos. Sin embargo, la sensación final es la de haber visto una buena película, espectacular como se espera de ella, pero también preocupada por ofrecer al espectador algo más que luces y ruido; y los más importante, te deja con apetito de seguir viendo más aventuras de estos personajes y de seguir conociendo su devenir, antes de convertirse en los héroes que ya todos conocemos.
En primer lugar, enhorabuena por la crítica. Me ha gustado mucho y concuerdo casi al 100% con ella (para mí la música no es del todo lo suficientemente buena que se espera de un filme de este estilo... Se echa de menos al John Williams de Superman o el Danny Elfman de Batman o Spiderman).
ResponderEliminarSobre los problemas de la saga, creo que fueron de la productora, la Fox, y sus ganas de sacar dinero antes de crear un buen producto (es decir, X-Men 3 y Lobezno). Afortunadamente, como bien señalas, han vuelto a la buena senda de las dos primeras películas.
Sobre la caída de Magneto en el Lado Oscuro para mí difiere de Anakin, porque mientras que Skywalker no siempre fue un ser malvado, Magneto sí ha estado siempre en las sombras, atormentado y ansioso de venganza. Me gustaría saber si George Lucas se fijó en algo en la relación de Xavier y Magneto (ya que, por ejemplo, sí se fijó en el aspecto de Victor Von Muerte de Los 4F para Darth Vader).
En cuanto a McAvoy y ponerse los dedos en la sien, es un gesto de los cómics que vuelve loco a los fans y que el actor reconoció que hizo como guiño a los fans.
Sea como sea, como bien dices, una buena película, muy entretenida y que ha conseguido que vuelve a ver con buenos ojos las películas que la Fox se propone hacer sobre el Universo Marvel.
Un saludo.
Muchas gracias de nuevo, Carlos.
ResponderEliminarCon respecto a la música, evidentemente no está al nivel de los referentes que das, pero a no me pareció una mala banda sonora, tal vez porque no tenía buenas expextativas hacia ella. En cualquier caso, a mi las partituras de la franquicia anteriores, sin aprecerme malas, tampoco me terminan de contentar del todo. De ellas me quedo con la de Kamen, a la que todo el mundo le dio de palos en su momento, pero al menos es la única que ha intentado tener un camino propio y no replicando el estilo marcado por otros compositores.
Sobre la caida de Magneto, para la comparativa con "Episodio III" me he centrado en la presentación que se hace del personaje en esta película y no en títulos anteriores o en el comic. Al principio de la película Erik no es malvado, es la mano de los nazis y Sebastian Shaw lo que le deriva al lado oscuro.
Es cierto que lo de McAvoy es un guiño al comic, pero hay formas de hacerlo sin que resulte tan reiterativo.
En cualquier caso, como bien dices, podemos matizar detalles, pero en general, se agradece el esfuerzo por hacer una buena película y no simplemente una máquina de hacer dinero para la Fox.
Un saludo