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A pesar de su corta filmografía, el cineasta Jaime Falero ya ha definido el tipo de proyecto en el que le gusta trabajar. Sus primeros cortometrajes, “El Último Negocio” de 2004 y “Dinero Negro” en 2006 lo situaron en ese marco de thriller postmoderno, con una puesta en escena deudora de directores como Quentin Tarantino o Guy Ritchie. En este sentido, las aspiraciones del joven cineasta siempre han sido altas, optando por un cine de corte comercial, en el que la presencia de ciertos actores de renombre sirva de atractivo para atraer al público (así ha sido con la presencia de Pepe Sancho, Beatriz Rico o Maribel Verdú en sus primeros trabajos, o ya en su última película nombres de peso internacional como Eric Roberts o James Cosmo). Su apuesta es también por producciones financiadas a través de inversores privados, con la promesa de la recuperación económica como pivote para la siguiente película. Otro elemento clave en todos sus trabajos hasta la fecha ha sido priorizar localizaciones de Tenerife para sus rodajes, defendiendo la posición de la isla como espacio geográfico polivalente ideal como plató cinematográfico, así como un equipo técnico y artístico local donde podemos encontrar grandes profesionales que han entrado a formar parte del equipo habitual del cineasta.
"El Clan", copyright Film! Canary Islands |
Tras su experiencia en el mundo del cortometraje y con el excelente documental “Al Margen de la Ley” a sus espaldas, Falero dio paso a su primer largometraje de ficción con “El Clan” (vista únicamente en un pase especial que tuvo lugar el pasado 15 de noviembre en la sala Artistic Metropol de Madrid). Producida por Film! Canary Islands y con un guion escrito a cuatro manos entre el director y el guionista Pedro J. Mérida, la cinta,ambientada a mediados de la década de los años 40 del siglo XX, nos narra la historia de un grupo de amigos, liderados por el limpiabotas Ricardo, que sobreviven en un ámbito de discreta ilegalidad, entre pequeños robos y estafas, y cuya suerte podría cambiar tras un arriesgado encargo, abriéndoles las puertas de la fortuna. El cuarteto protagonista es presentado de manera individualizada y contundente en todo el bloque de introducción de la película, dibujando los rasgos generales de todos ellos y sus características básicas, conformando así un conjunto de personajes complementarios entre sí donde cada uno asume funciones particulares a la hora de llevar a cabo sus pillajes. Así, Ricardo (Francisco Vera) es el líder del grupo y quien lleva la iniciativa, Antonio (Borja Elgea) es el galán, Amador (Octavi Pujades) es la fuerza bruta y Marcelo (Domingo de Luis) es el cerebro. El segundo acto de la cinta, el más extenso, se concentra en establecer el mundo en el que se desenvuelven estos personajes, sus conflictos particulares y, con pequeñas pinceladas, enriquecer el perfil psicológico de los protagonistas. A priori puede parecer un apartado que dilata la llegada de la acción, pero finalmente se revela como una parte fundamental de la película, necesaria para dar peso dramático al tercer bloque de la historia. En este tramo final, la cinta da una vuelta de tuerca a la trama, dirigiendo los eventos por un itinerario diferente en cuanto a tono y narración con respecto a los dos primeros tercios de película. Es aquí donde Falero da salida a su virtuosismo visual, componiendo una lujosa set piece caracterizada por el sentido de amenaza y violencia descarnada que transforma a esta historia de picaresca en una rotunda trama de honor, lealtad, traición y fatalidad que pone en juicio de valores la faceta más oscura del ser humano.
"El Clan", copyright Film! Canary Islands |
Aparte del cuarteto protagonista, cada cual exprimiendo las posibilidades de sus personajes, en la cinta destaca, a nivel interpretativo, el toque mefistofélico de un excelente Carlos Lasarte y la fiereza de un soberbio Pepe Sancho en el que fuera su último papel cinematográfico. La ambientación en los años 40 está muy lograda, jugando un papel fundamental también la cuidada fotografía de Santiago Torres, quedando como única (pequeña) pega que determinados elementos de atrezzo resultan demasiado impolutos para una historia tan sucia y realista. La planificación de Jaime Falero encuentra su mejor sintaxis en las manos del editor Vasni Ramos, quien provee a cada bloque de la película con el ritmo adecuado, aportando una estética de narrativa contemporánea a esta historia de corte clásico. Finalmente destacar también el excelente trabajo de Diego Navarro, capaz de integrar diferentes estilos y tonalidades a la película con una partitura que va del componente melódico clásico a ejercicios de composición postmodernos, compaginando además elementos de jazz dentro del sinfonismo imperante. La música, maravillosamente interpretada por la Orquesta Sinfónica de Tenerife bajo la batuta del compositor, refuerza la psicología de los personajes, al mismo tiempo que subraya de manera contundente secuencias complejas como la cacería del clímax final. “El Clan” se convierte así en una ejemplo modélico de cómo con una historia sencilla, pero bien construida, apoyada en un conjunto bien escogido de actores y el talento de un equipo bien afinado, puede superar las limitaciones presupuestarias para ofrecer una película de factura impecable.
Conflictos legales entre el director y la productora han mantenido a “El Clan” cautiva, sin exposición pública salvo la ya mencionada proyección en Madrid el pasado 5 de noviembre. Mientras tanto, Falero inició la producción de su segundo largometraje de ficción, “Project 12. The Bunker”, financiado gracias a la ayuda de un conjunto de empresarios de las islas y desarrollado junto a Joaquín Sánchez, actor protagonista y aquí también productor de la cinta. Las limitaciones presupuestarias nuevamente obligaron a llevar a cabo una producción vertiginosa, con apenas un mes de rodaje y escasos tres meses para postproducción. Pese a presentar un argumento muy diferente, no son pocos los elementos que enlazan este segundo trabajo con “El Clan”. Aquí se nos narra una historia contemporánea, de corte de thriller, con elementos de acción y espionaje, que, de nuevo, en el tercer acto transmutan, en esta ocasión, en una trama de ciencia ficción. Los protagonistas son un grupo de mercenarios que han recibido el encargo de localizar a un antiguo oficial de la KGB encargado en su momento de desarrollar un proyecto secreto. Falero abre la película de manera poderosa con una intensa presentación de personajes que hace presuponer un metraje repleto de acción. La estructura de presentación individual de cada uno de los protagonistas, junto con el uso de la rotulación para identificarles, hace eco del primer bloque de “El Clan”, pero con un envoltorio de thriller que evoca referencias como “Misión Imposible” o la saga de Jason Bourne. Aquí vamos ya identificando las relaciones entre ellos, las lealtades y las rencillas, así como la identificación del villano de la trama. Joaquín Sánchez interpreta a Tabel, el líder del grupo, un hombre acostumbrado a una vida de violencia que ha marcado una relación distante con quienes le rodean, pero que ha conseguido mantener una cierta integridad moral basada en un estricto código de honor. Timothy Gibbs da vida a Bruno, su segundo de abordo, un hombre preciso y meticuloso, cargado de ambición y despiadado, capaz de desatar un infierno él solo. Irina (Natasha Alam) es el componente femenino del grupo, quien emplea su belleza como arma de infiltración, dividida entre el código de honor de Tabel y la ambición de Bruno. El cuarto componente del grupo es Alan (Tony Corbillo), el personaje menos definido del cuarteto, hasta el punto de que en el tercio final de la película prácticamente desaparece de la acción.
Falero juega con las localizaciones de la isla para ambientar la historia en diferentes partes del mundo y lo consigue con cierta pericia (aunque nos cueste identificarlas como tales a los que nos hemos criado en esas localizaciones), sin embargo, en su afán por homenajear al cine de acción de los 80, también se cae en algunos de sus principales defectos. Pasado el explosivo inicio y con los personajes ya sobre la mesa, la película fracasa a la hora de establecer el desarrollo de la historia. Y es que el principal talón de Aquiles de “Project 12. The Buker” es un guion mal construido, incapaz de dar coherencia y peso narrativo a la historia, convirtiéndose en una consecución de secuencias que pretenden dar un empaque comercial y hollywoodiense al conjunto, pero que acaban siendo confusas e inconexas. La falta de un contenido dramático torpedea también el desarrollo psicológico de los personajes, que salvo el caso específico del personaje de James Cosmo (quien ofrece la mejor interpretación de la película), no pasan de un perfil bidimensional y esquemático. A partir de ahí es responsabilidad de los actores poder dar entidad a sus papeles, labor en la que destacan Joaquín Sánchez y Timothy Gibbs, quienes resultan plenamente convincentes en sus roles de héroes graníticos, así como a la hora de desarrollar las secuencias y coreografías de acción. Más irregular resulta el trabajo de Natasha Alam, mientas que Eric Roberts, con su bronceado de rayos UVA y sus dientes blanqueados, a penas transmite sensación de personaje, sino más bien de estar viendo al actor interpretándose a sí mismo en pantalla. Llegados al tercer acto de la película, cuando los personajes por fin llegan al búnker, al espectador le quedan dos opciones, o tirar la toalla o aceptar la naturaleza desproporcionada de la película y, por lo tanto, sus flaquezas e incongruencias. Nuestra recomendación es optar por la segunda alternativa, ya que con el giro hacia el género fantástico del último tercio el nivel de psicotronía se incrementa de manera aún más notable. La contención que pudiera tener la planificación de Falero en el segundo arco, se transmuta aquí en una espiral de acción desquiciada e inverosímil, pero entretenida si hacemos uso de la suspensión de incredulidad.
Podemos decir que “Project 12. The Bunker” ha sido víctima de su propia naturaleza de cine de guerrilla con aspiraciones de superproducción. Aparte de las inconsistencias de guion, la producción se evidencia precipitada, filmada con prisas y con una postproducción atropellada para llegar a la fecha de estreno, al mismo tiempo que intenta cubrir los agujeros del rodaje. Afortunadamente, la película también cuenta con excelentes profesionales que ayudan a sacar a flote la historia. Ese es el caso de la excelente labor de fotografía de Juanmi Márquez, especialmente en todo el tramo que se desarrolla dentro del búnker, donde la iluminación ayuda a generar la sensación de claustrofobia en el espectador, al mismo tiempo que saca el máxima partido a las localizaciones. Lo mismo podemos decir del montaje de Vasni Ramos o los efectos digitales de Carlos Xerach, que logran salvar los muebles allí donde parecía que la partida estaba perdida, dando a la cinta un ritmo y una prestancia más opulenta de lo que cabría esperar de su presupuesto. Una vez más el apartado musical, responsabilidad en esta ocasión del músico Iván Palomares, juega una importante responsabilidad en el corte final de la película, aunque en un sentido muy distinto al que ofreciera Diego Navarro en “El Clan”. Aquí se prescinde de la complejidad, la experimentación y el clasicismo melódico de la anterior, en favor de una partitura más sencilla y directa, apoyada sobre todo en los sintetizadores y la electrónica, y que juega a replicar el modelo de los años 80, especialmente el minimalismo de John Carpenter o los componentes poperos de la serie B. Así, la música consigue dar con la identidad que necesita la película, y que con otra composición más elaborada hubiese subrayado de manera más evidente las carencias de la producción.
Esperamos que, en breve, estas dos producciones puedan tener salida en el mercado nacional e internacional y sirvan de carta de presentación al excelente nivel de profesionales del sector audiovisual con que cuenta Canarias. Jamie Falero, por de pronto, ya ha avanzado que se encuentra desarrollando nuevos proyectos, ya dentro del ámbito de la industria de Hollywood. Esperamos que ese afán y esa ambición prospere con proyectos que saquen partido a su habilidad visual, pero también que ésta quede refrendada con un libreto más sólido que el de su último trabajo, y que el cineasta cuente con márgenes de producción más amplios para poder afinar mejor el resultado final.
Copyright Domingo de Luis |
Estimado Sr, en IMDB pro se anuncia que PROJECT 12 THE BUNKER ha sido adquirida por la distribuida IPA ASIA PACIFIC (All Media) para explotar en todos los formatos y medios para mercado Asiático y continúa SPOTLIGHT PICTURES para el resto del mundo y Estados Unidos. IPA ASIA PACIFIC distribuye las series Walking Dead, CSI Miami, CSI New York o las películas BURNT protagonizada por Bradley Cooper o Pay the Ghost de Nicolas Cage entre otras. Acceder a esto sólo es posible si el productor es de alta calidad y factura. Aparte, no se si conoce que EL CLAN fue seleccionada a sección oficial en RAINDANCE en 2012, sabe uste que es un festival A List, pero el propio director la sacó del festival por la ilegalidad efectuada por Film Canary islands. Tampoco se si usted conoce que el Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha estimado recientemente que hay indicios penales y a mantenido la causa por la vía penal por presunta estafa, el siguiente paso es la imputación del sr Nobert Alexander Schilling. Le informo por que veo que se habla mucho, desafortunadamente sólo se habla en Canarias por "los vecinos". Un cordial saludo
ResponderEliminarTRAILER https://www.youtube.com/watch?v=2JRzPdovPGU