KEVIN SMITH. ¿HACEMOS UNA PELI?

INTRODUCCIÓN

En la figura de Kevin Smith se fusionan dos facetas del cine, las del creador, capaz de escribir y dirigir sus propios proyectos, y la del fan, una verdadera enciclopedia en cuanto a séptimo arte, música pop y cómics se refiere. Sus películas están repletas de guiños a la cultura popular y sus personajes comparten las mismas aficiones y obsesiones que su autor: el sexo, el hockey, los cómics y “La Guerra de las Galaxias”.

Kevin Smith nació en el 2 de agosto de 1970 en Red Bank, Nueva Jersey, en el seno de una familia de clase media. Su padre era empleado de correos y su madre, ama de casa. Desde muy pequeño, el joven Kevin Smith mostró una gran afición por el cine y los cómics, así como un carácter bromista y rebelde. Estas aficiones y una imaginación desbordante le llevaron a estudiar escritura creativa en la New School for Social Research de Nueva Jersey, sin embargo no acabó los estudios ya que prefería pasar el tiempo con actividades más lúdicas. A continuación pasó algunos meses en la Escuela de Cine de Vancouver, donde tampoco finalizó el curso, regresando a su pueblo natal para entrar a trabajar en una tienda de alimentación.

LA TRILOGÍA DE NUEVA JERSEY

Durante su estancia en Vancouver entabló amistad con Scott Mossier, con el que fundó su productora, View Askew Productions. La pareja estaba dispuesta a abrirse camino en el mundo del cine, así que, tras echar mano de la generosidad económica de familiares y amigos y empeñar algunos efectos personales, como la numerosa colección de comics de Smith, en 1994 consiguieron reunir dinero suficiente para producir su primera película. El resultado fue la comedia independiente “Clerks”, donde Smith parodiaba su existencialista estancia en la tienda de alimentación, logrando incluso que sus jefes le permitieran rodar en su lugar de trabajo. En esta película se hizo la presentación oficial de las características de su obra: personajes patéticos, diálogos inteligentes y disparatados, situaciones de lo más variopintas, una cierta cinefilia y, sobre todo, un carácter virulento y subversivo. Además, el director estableció un pequeño grupo de actores que pasarían a ser reincidentes formado por amigos suyos, como Brian O’Halloran, Jeff Anderson, o muy especialmente Jason Mewes. Con Mewes formó el dúo de Jay y Bob, el Silencioso, dos figuras que siguieron reapareciendo en posteriores películas, ganando protagonismo poco a poco. A este grupo de actores recurrentes se unieron más tarde otros nombres más conocidos, como Ben Affleck, Jason Lee y, ocasionalmente, Matt Damon.

“Clerks” se vio beneficiada por el momento de eclosión del cine independiente norteamericano, logrando una excelente recepción en el Festival de Sundance. Esto le abrió las puertas a la distribución internacional, así como su presencia en otros festivales de primera fila como Cannes. El éxito comercial de la cinta fue espectacular e inesperado, lanzando a Smith al estrellato, no sólo como director, sino también como alguien capaz de conectar con los gustos e intereses del público.

Esto animó a Smith a iniciar la producción de su siguiente película, “Mallrats”, donde siguió desarrollando historias y personajes similares a los de su Opera Prima. Los comics, la cultura del centro comercial, las referencias cinematográficas y el sexo (o más bien la falta de él) volvieron a ser la base de ingeniosas bromas y chistes, aunque en esta ocasión el tono se acercaba más a las típicas películas de adolescentes de los 80, a medio camino entre entretenimientos descerebrados como “Desmadre a la Americana” o “Porky’s” y las propuestas de John Hughes. Es más, el director se apuntó un tanto de cara a su público al dar un papel importante a Stan Lee (creador de personajes como Spiderman, Los 4 Fantásticos o La Patrulla X) interpretándose a sí mismo. Sin embargo, la película perdía gran parte de la virulencia y el realismo sucio de la primera, además de dejar en evidencias las carencias de Smith como director. El resultado fue una comedia divertida, pero lejos de la originalidad y la frescura de “Clerks”, algo que se reflejó en la taquilla.

Este fracaso hizo que Smith se esforzara más en su siguiente trabajo, “Persiguiendo a Amy”, especialmente en lo que se refiere a su guión. Inicialmente la película se presentó como el cierre de la “Trilogía de Nueva Jersey”, ya que compartía temas y personajes con las dos anteriores. Sin embargo, la cinta destacó principalmente por ser la primera vez en su carrera que Kevin Smith lograba generar una historia sólida en lugar de una mera excusa argumental para dar entrada a sus numerosos gags humorísticos. En esta historia de amor imposible, el director lograba el equilibrio necesario entre la comedia y el drama, entre el cinismo y la melancolía, siendo además la película de su filmografía que mejor ha sabido conectar con su público.

EXPERIENCIAS EN EL MUNDO DEL COMIC Y JAY Y BOB SUPERSTARS

Llegados a este punto, Kevin Smith era ya venerado como director de culto y decidió que había llegado el momento de ampliar horizontes. Su vinculación con el mundo de los comics se incrementó. Considerado como un aliado del noveno arte dentro del territorio de la industria de Hollywood, las principales editoriales le ofrecieron guionizar historias de algunos de sus personajes principales. En el caso de Marvel se encargó de dar su visión particular de superhéroes como Daredevil o Spiderman, mientras que para DC escribió algunas miniseries dedicadas a Flecha Verde o Batman. Sin embargo, el vínculo más continuado de Smith con el mundo del comic fueron las series que él mismo escribió sobre los personajes de sus películas, publicados por la editorial independiente Oni Press, algunas de los cuales sirvieron también como referencia en posteriores películas del director, especialmente en “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan”. Por esta época, Smith fue convocado también por Warner Bros para revisar y reescribir el guión de “Superman Lives”, la cinta que iba a dirigir Tim Burton y protagonizar Nicholas Cage como relanzamiento de la franquicia del Hombre de Acero en el cine (al final ninguna de estas ideas llegó a buen puerto y la producción quedó paralizada hasta que años más tarde fue rescatada, partiendo de cero, como “Superman Returns”).

De regreso a su carrera como cineasta, con “Dogma” quiso por un lado reírse del fanatismo religioso que abunda en determinadas zonas de su país, pero al mismo tiempo buscaba también adentrarse en un terreno más fantasioso, no tan arraigado en la realidad cotidiana como sus películas anteriores. La parodia que hacía la película de la religión cristiana, a pesar de que el propio Smith se define como creyente, fue muy criticada en su momento por estamentos y grupos religiosos conservadores de Estados Unidos. El director reaccionó ante estas protestas a su propio estilo, llegando incluso a participar en algunas manifestaciones que se organizaron en contra de su película. La destreza de Smith para generar ideas originales e inteligentes, su sentido del humor sarcástico y culto, las situaciones chocantes y los diálogos ácidos volvían a estar presente, sin embargo, a nivel cinematográfico, nuevamente quedaron claras sus limitaciones tras la cámara, especialmente en el clímax final donde hubiese hecho falta un realizador con más destreza en la puesta en escena. Tras los buenos resultados críticos de “Persiguiendo a Amy”, “Dogma” supuso una nueva caída de Smith en una mediocridad de la que no ha vuelto a salir desde entonces.

En 2001, como medida desesperada, el director por fin le dio un papel protagonista a sus dos creaciones más importantes en “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan”. Aquí estos dos rocambolescos personajes realizaban un viaje desde Nueva Jersey hasta Hollywood para sabotear una película basada en su vida y de la que no han recibido ningún beneficio económico. Como toda Road Movie, durante el trayecto, Jay y Bob iban a coincidir con todo tipo de personajes y enfrentarse a situaciones surrealistas, todas ellas inundadas de cameos de amigos y colaboradores del director. El problema de esta película es que buscaba tan desesperadamente ser la película de Kevin Smith definitiva que confundía la esencia propia de los trabajos iniciales del director con un encadenado continuo de gags, algunos acertados, pero muchos de ellos fallidos por lo gratuito y tremendamente autoconsciente del guión. Además todos estos guiños autoreferenciales provocaban que aquellos espectadores desconocedores del cine de Smith no entendieran la mayor parte de los chistes de la película.

PERSIGUIENDO EL ÉXITO

A continuación llegó uno de los títulos más atípicos de su filmografía, “Jersey Girl”. Si bien tanto “Persiguiendo a Amy” como “Dogma” apuntaban hacia nuevos caminos, su esencia seguía siendo la de una película de Kevin Smith. “Jersey Girl” abandonaba gran parte del cinismo y la mala uva propia de sus películas, prescindía de los personajes recurrentes y ofrecía una historia sensiblera acerca de la responsabilidad de la paternidad. Ideada como un favor personal hacia su amigo Ben Affleck, la película suponía también una reflexión del director sobre sus propios sentimientos como padre. Tanto la crítica como el público reaccionaron de manera negativa a este cambio de registro por parte de Smith, a lo que se sumaba el veneno para la taquilla que suponía en aquel entonces cualquier proyecto protagonizado por la pareja formada por Ben Affleck y Jennifer Lopez (la actriz y cantante realiza un pequeño pero importante papel en la cinta). Tal vez vista con perspectiva, “Jersey Girl” no resulta una cinta tan desastrosa como se dijo en su momento, pero eso no quita para que sí sea el trabajo más convencional de Kevin Smith.

Dispuesto a demostrar que su vena satírica no había desaparecido y que podía ser igual de cáustico que en sus comienzos, Kevin Smith se sacó de la manga “Clerks II”, donde recuperaba a sus personajes originales, volvía a enfundarse la gabardina y la gorra de Bob el Silencioso y se arriesgaba a revisar el tipo de cine que le había lanzado a la fama. El resultado fue una película superior a sus últimos trabajos, con un sentido del humor nuevamente encauzado y unos gags hilarantes y originales, pero aún así incapaz de alcanzar los méritos logrados con “Clerks” y “Persiguiendo a Amy”. Si bien los personajes seguían estando ahí, con su negativa a madurar y sentar la cabeza y su falta de perspectivas de futuro, en el trasfondo se podía seguir sintiendo el miedo del director al fracaso, forzando algunas situaciones o el tono de éstas para que nadie pudiera negar que se trataba del estilo genuino de Kevin Smith. Tal vez el problema estaba en que, por mucho que intentara mantener su imagen despreocupada e infantil, Smith sí había madurado y prosperado en todos estos años, por lo que su experiencia personal ya se encontraba muy lejos de la de aquel joven realizador de 24 años que había rodado una película con cuatro amigos y el dinero de sus familiares en la pequeña tienda donde trabajaba.

Tras “Clerks II”, Kevin Smith se buscó un tema que a priori podía dar mucho de sí para una mente tan calenturienta como la suya, el cine porno amateur. “¿Hacemos una Porno?” nacía entonces con la promesa de ser la apoteosis de los chistes procaces, manteniendo el tono coloquial y cercano del director. A pesar de la presencia de una ex actriz pornográficas tan icónica como Tracy Lords y otra en activo como Tracy Morgan, la idea no era parodiar el género mainstream, sino las producciones amateurs que tanto se han ido prodigando en las últimas décadas. Si bien en determinadas escenas Smith pone toda la carne en el asador, como la parodia XXX de Star Wars o la representación de la propia grabación de la película, justo en la película que tenía carta blanca para ser más procaz que nunca, el director se puso sentimental y optó por una línea más romántica que deriva en una trama convencional y predecible, resultando los personajes secundarios mucho más interesantes y rompedores que la pareja de protagonistas interpretada por Seth Rogen y Elisabeth Banks.

Tras valorar diferentes proyectos con los que alejarse del género de la comedia, Smith aceptó dirigir “Vaya Par de Polis”, su primera película con guión ajeno, y donde el cineasta se reunía con Bruce Willis, tras participar de manera fugaz como intérprete en la cuarta parte de “La Jungla de Cristal”. La cinta se presentaba como una parodia del cine de parejas de policías de los años 80 y 90, contando con Willis como puente de unión, y con el cómico Tracy Morgan como principal recurso cómico. El problema básico surge con un guión absolutamente carente de humor alguno, que intenta forzar los guiños a clásicos del género, pero que no lo consigue. La pareja de protagonistas tampoco ayudó en el proceso. Willis interpreta a su personaje de manera cansina y sin interés, mientras que Morgan parece querer que este papel sea su lanzadera al estrellato cinematográfico al igual que “Límite 48 Horas” lo fue para Eddie Murphy, sin embargo su continuo histrionismo resulta insoportable, generando en el espectador rechazo e irritación en lugar de carcajadas. Por último, se nota que Smith trabaja con un guión del que no ha sido el autor, ya que su puesta en escena carece de personalidad o fuerza alguna, resultando una película absolutamente insubstancial y trivial. La película fracasó en taquilla en Estados Unidos, y en nuestro país hemos tenido que esperar a que se editara directamente en formato doméstico debido a la falta de fe de las distribuidoras en este material.

CONCLUSIÓN

Los próximos proyectos de Kevin Smith parecen un nuevo intento de fuga hacia delante ante el fracaso de sus últimas comedias. En la actualidad tiene en post producción la cinta de terror “Red State” sobre los grupos de fundamentalistas religiosos de los estados centrales de Norteamérica, y a continuación tiene previsto pasarse al drama deportivo con “Hit Somebody”. En estos proyectos pueden estas las últimas posibilidades de Smith de mantener su posición en Hollywood ya que se trata de un cineasta que si bien aún mantiene el vínculo con su público, su carrera ha sido muy irregular y sus mejores trabajos siguen estando al principio de su filmografía, por lo que la fe en su cine está cada vez más dañada.