domingo, 28 de noviembre de 2010

NIÑOS PRODIGIO EN HOLLYWOOD. EL RIESGO DEL ÉXITO (PARTE I)

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INTRODUCCIÓN
El estreno la semana pasada de la penúltima aventura de Harry Potter, con la saga ya prácticamente finiquitada para sus jóvenes protagonistas, ha puesto nuevamente de actualidad la pregunta que lleva rondando a Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint desde que saltaran a la fama hace ya casi una década con aquella “Harry Potter y la Piedra Filosofal”: ¿qué futuro les depara el cine a estos actores ahora que ya no pueden seguir dependiendo de unos personajes que han absorbido sus vidas durante todo este tiempo? Ellos, al igual que otros actores infantiles en el pasado, deben afrontar ahora el paso más difícil, la transformación en intérpretes adultos o el olvido. Lo cierto es que la presencia de niños actores en el cine siempre ha sido un tema muy delicado. A cuestiones como la explotación infantil o al vano intento de mantener una apariencia determinada frente al desarrollo propio de su edad, se suman los efectos a posteriori, como es el caso de la multitud de muñecas rotas que ha dejado el Séptimo Arte. A continuación vamos a hacer un breve repaso por algunos de los nombres más característicos de la historia de Hollywood.
ESTRELLAS DEL CINE MUDO Y DEL HOLLYWOOD DORADO
Jackie Coogan
El primero de nuestra lista es Jackie Coogan. Sus inicios en el cine no podían ser más destacados, acompañando a dos grandes del cine mudo. En 1921 protagonizó “El Chico” de Charles Chaplin y un año más tarde encarnó a “Oliver Twist” frente a un avaricioso Fagin al que daba vida Lon Chaney. Calificado en aquel momento como “el mejor niño actor del mundo”, no pudo mantener el alto nivel marcado por estos dos títulos y después de 1930 se encontró deambulando por producciones de poco calado. Fue a partir de los años 60 que pudo reconducir su carrera hacia el terreno de la televisión, donde, ya adulto, volvió a conocer la fama interpretando al Tío Fester en la adaptación de “La Familia Addams”.
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Ya en la época del cine sonoro, varias fueron las estrellas infantiles en disputarse la corona del éxito. En este sentido, Shirley Temple ha sido la niña estrella más célebre de toda la Historia del Cine estadounidense, con taquillas que superaron a las de actores como Clark Gable o Gary Cooper. Actriz, cantante y bailarina, debutó a los tres años, protagonizó películas como “Ahora y Siempre”, “La Pequeña Coronela”, “La Simpática Huerfanita”, “Desde que te Fuiste” o “El Solterón y la Menor”, a los seis años ganó un Oscar por su contribución a la producción cinematográfica del año 1934 (en el que participó en la friolera de 12 películas), y a los 20 abandonó el cine para pasarse a la política y la diplomacia. En 1967 fue elegida congresista por el Partido Republicano, ejerciendo posteriormente como embajadora en las Naciones Unidas, Ghana y Checoslovaquia. Pese a sus logros en otros campos y haber podido desarrollar una carrera adulta con éxito más allá del cine, lo cierto es que su cara angelical, su tirabuzones y sus pasos de baile junto a Bill "Bojangles" Robinson siguen siendo su mayor contribución a la Historia.
Freddie Bartholomew
Por otro lado, Freddie Bartholomew fue un actor infantil muy conocido durante la década de los 30 con películas como “David Copperfield”, “Capitanes Intrépidos” o “El Pequeño Lord”. Su aspecto aristocrático y un tanto pretencioso le hacía perfecto para papeles de niño mimado, aunque cuando se ponía tierno, sabía esponjar el corazón del espectador como una madalena. Aquel pequeño “pescadito” que aprendió lo que era la vida junto al viejo marinero interpretado por Spencer Tracy en “Capitanes Intrépidos” lo tenía todo a su favor para ser una de las grandes estrellas infantiles de su época. Desgraciadamente, tal y como suele suceder en estos casos, la fortuna alcanzada en la gran pantalla se convirtió también en un arma de doble filo que malogró parte de su vida personal. Abandonado por sus padres antes de ser famoso, su éxito provocó una verdadera batalla campal por parte de estos para poder recuperar la custodia legal de esta gallina de los huevos de oro. Al final, cansado de estar expuesto al escrutinio público, Bartholomew dejó el cine en 1944, tras cumplir los 20 años, para dedicarse posteriormente a trabajar en una empresa de publicidad.
Mickey Rooney
Uno de los principales competidores de Bartholomew fue Mickey Rooney (curiosamente, ambos llegaron a coincidir en pantalla en títulos como “Capitanes Intrépidos” o “El Pequeño Lord”), quien debutó en la pantalla grande con tan sólo 15 meses y actuó en más de cincuenta comedias entre 1927 y 1933. Su carrera infantil le reportó una fama extraordinaria, siendo capaz de alternar papeles diseñados claramente para contentar al público (generalmente en comedias musicales), con otros de peso más dramático (aquí podemos destacar “Forja de Hombres”, donde nuevamente Spencer Tracy, esta vez en el papel del Padre Flanagan, era quien se encargaba de enderezar el camino de jóvenes descarriados). En su tránsito de la infancia a la madurez, Rooney supo aprovechar su fama para desarrollar una importante labor como secundario de lujo (la más celebrada, su caracterizada presencia como el Sr. Yunioshi, el irascible vecino japonés de Holly Golightly) alternando además la televisión con el cine. Con fama de insolente y maleducado, Rooney se ha mantenido en activo hasta nuestros días, normalmente en producciones televisivas o de escasa difusión, pero de vez en cuando también en títulos taquilleros como “Noche en el Museo” de 2006.
Judy Garland
Una de las parejas míticas de Rooney fue otra niña prodigio, Judy Garland. Ésta debutó a los 14 años, protagonizando ambos varios musicales, como “Los Hijos de la Farándula”, “Armonías de Juventud” o “Babes on Broadway”. La química existente entre ambos les ha mantenido como una de las más queridas parejas de jóvenes actores del cine de Hollywood y si bien Rooney era ya una estrella antes de formar pareja con Garland, sus duetos con ella terminaron de situarlo en un lugar de honor en la industria del cine. Sin embargo, por su parte Garland no le debía tanto su fama a su relación con Rooney, sino a su inolvidable interpretación de Dorothy “El Mago de Oz” en 1939. Si bien la fama acompañó a Garland a lo largo de toda su vida, fue claramente una víctima de ella. Durante años, los productores trataron de mantener su aspecto aniñado, llegando incluso a vendarle los pechos en su época de desarrollo para que no se notaran. Su salto a la madurez lo inició en 1942 con la película “Por Mí y Mi Chica”, donde ya por fin su nombre era tratado dentro del estudio como el de una actriz adulta. Sin embargo este tránsito no quedó establecido hasta 1944, cuando ya tenía 22 años y protagonizó a las órdenes de Vincente Minnelli “Cita en St Louis”. Para su papel de Esther Smith, el director solicitó un cambió estético para la actriz, desde cambiar la curva de sus cejas hasta modificar la línea del pelo y la forma de sus labios. Esta relación entre director y estrella trascendió lo profesional y ambos contrajeron matrimonio el 15 de junio de 1945. A partir de aquí la actriz empezó a alternar musicales (“El Pirata” de nuevo con Minnelli, o “Repertorio de Verano”, ambas con Gen Kelly) con papeles dramáticos (“Ha Nacido una Estrella”, “¿Vencedores o Vencidos? Los Juicios de Nuremberg”) propios de una actriz adulta, sin embargo, su estabilidad psicológica estaba ya afecta (durante el rodaje de “El Pirata” sufrió una crisis nerviosa, con su primer intento de suicidio, y tuvo que ser ingresada en un sanatorio privado). Icono cinematográfico donde los haya, su relación con el cine y la fama la convirtieron en una mujer perturbada y pronto esta inestabilidad quedó patente también en su físico. Madre de la actriz y cantante Liza Minnelli, falleció de una sobredosis de barbitúricos en junio de 1969.
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Otro nombre importante de esta época era Margaret O’Brien. A los 3 años comenzó su carrera artística, debutando en el cine con el musical “Babes on Broadway” junto a Judy Garland y Mickey Rooney en 1941 y al año siguiente ya protagonizaba el drama bélico “Journey for Margaret”, el primero de los 28 largometrajes en los que participó como estrella absoluta. En su filmografía podemos encontrar obras imperecederas como “Cita en St. Louis”, “Alma Rebelde” o “Mujercitas”. Con la llegada de la televisión cambió las salas de cine por la pequeña pantalla, donde además se dedicó no sólo a protagonizar sino incluso a crear y escribir varias series de gran éxito.
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Más conocida por sus papeles de adolescente rebelde en títulos como “Rebelde sin Causa”, “West Side Story” o “Esplendor en la Hierba”, Natalie Wood debutó en 1947 a la edad de 9 años con otros dos clásicos del cine de Hollywood, “De Ilusión También se Vive” (donde interpretaba a la hija de Maureen O’Hara) y “El Fantasma y la Señora Muir” (junto a Gene Tierney). Su transición a actriz adulta se vio apoyada por el nuevo Hollywood que se abría hacia temas como la revolución sexual, donde la actriz participó en películas de referencia como “Amor con un Extraño” (una de las primeras películas en tratar abiertamente el tema del aborto), “La Reina del Vaudeville”, “La Pícara Soltera”, “La Rebelde”, “Propiedad Condenada” o “Bob y Carol, Ted y Alice”. Aún en pleno esplendor de su carrera, la actriz falleció con tan sólo 43 años, en un accidente marítimo, cayéndose de su yate durante una travesía, incidente que desató una serie de rumores sobre si estaba bajo el influjo de las drogas y el alcohol, o incluso si fue realmente un suicidio.
Elizabeth Taylor
Otra figura rebelde del Hollywood de los años 60, Elizabeth Taylor, también inició su carrera como niña prodigio, en películas más acordes con la mentalidad conservadora del Hollywood dorado. Con tan sólo 11 años, Taylor se convirtió en estrella interpretando películas infantiles como “La Cadena Invisible” (primera aparición de otro icono cinematográfico, la perra Lassie, y en cuya secuela, “El Coraje de Lassie” volvería a parecer Elizabeth Taylor) o la cinta de equitación “Fuego de Juventud”. El paso a la adolescencia quedó marcado por dos papeles clave, Amy en la versión de 1949 de “Mujercitas”, y Kay Banks, la hija de Spencer Tracy en “El Padre de la Novia”. Títulos como “Un Lugar en el Sol”, “La última Vez que Vi París”, “Gigante”, “El Árbol de la Vida” y, sobre todo las adaptaciones de las obras de Tennesse Williams, “La Gata sobre el Tejado de Zinc” y “De Repente, el Último Verano”, definieron su maduración definitiva como actriz de carácter, especializada en personajes complejos y de fuerte sexualidad. En 1963, interpretó al personaje más importante de su carrera, “Cleopatra”, y desató la polémica con su relación extramatrimonial con el actor Richard Burton, dejando claro que ya no era aquella niña cándida de sus primeras películas. Durante la década de los 60 y parte de los 70, Elizabeth Taylor le tomó el pulso a los cambios sociales que se estaban produciendo en su país, tanto en la gran pantalla (con películas como “Reflejos en un Ojo Dorado” y “¿Quién Teme a Virginia Woolf?”) como fuera de ella (con su conflictiva relación con Burton). A partir de la segunda mitad de los 70 su carrera cinematográfica empieza a decaer y se refugia en la televisión y en papeles secundarios de mero lucimiento, retirándose definitivamente del cine en 1994 con una pequeña aparición en “Los Picapiedras”.
3. AÑOS 70. LA GENERACIÓN PERDIDA
Llegados a la década de los 70, las estrellas infantiles ya no procedían únicamente de películas destinadas a toda la familia. Es cierto que muchos comenzaban en producciones infantiles pero muchos jóvenes intérpretes alcanzaron la fama en películas destinadas a un público claramente adulto, en muchas ocasiones con personajes de gran dureza.


Conocido hoy en día por su labor como director y productor, Ron Howard debe su posición actual a la gran popularidad que alcanzó como actor durante su infancia y adolescencia. Con cuatro años ya se paseaba por los platos, pero su primer papel importante lo consiguió a los 9, cuando protagonizó junto a Glenn Ford “El Noviazgo del Padre de Eddie”. Su presencia en televisión fue muy fructífera y en la década de los 70 se convirtió en un rostro clave de la serie “Happy Days”. Sin embargo, su sueño era sentarse en la silla del director y abandonar su carrera delante de las cámaras. Tras algunos cortometrajes, por fin le llegó la oportunidad de dirigir su opera prima “Loca Escapada a Las Vegas”, aunque para ello se tuvo que comprometer también a protagonizar la cinta. El éxito en 1984 de “Un, Dos, Tres,… Splash” le avalaron para poder desarrollar una rentable carrera como cineasta, con títulos como “Cocoon”, “Willow”, “Dulce Hogar … A Veces” o “Llamaradas”. En la década de los 90 decidió dar otro paso adelante, y dejar de lado las producciones puramente comerciales, para involucrarse en proyectos más personales. Esta faceta generó títulos como “Apollo 13”, “Una Mente Maravillosa”, “Cinderella Man” o “El Desafío – Frost contra Nixon”. Actualmente, Ron Howard es uno de los directores y productores más valorados de la industria, capaz de compaginar películas dirigidas a premios y festivales con éxitos de taquilla.
Kurt Russell
A mediados de los 60 la factoría Disney empezó a ver que el mercado de sus títulos de animación se estaba enfriando y comenzó una serie de producciones de imagen real. Dentro de ellas empezó a destacar un joven actor llamado Kurt Russell, quien con películas como “Mi Cerebro es Electrónico”, “Un Ejecutivo Muy Mono”, “Te Veo y No Te Veo” o “El Hombre Más Fuerte del Mundo” se convirtió en una de las principales estrellas del estudio. Posteriormente consiguió hacer la transición como actor adulto gracias a sus papeles en películas de acción y ciencia ficción (especialmente con su alianza con John Carpenter en títulos como “1997. Rescate en Nuevas York”, “La Cosa” y “Golpe en la Pequeña China”) y en comedias románticas (como pareja de su esposa en la vida real, Goldie Hawn, en “Chicas en Pie de Guerra” o “Un Mar de Líos”). A día de hoy Russell es recordado más como uno de los duros de Hollywood de la década de los 801 y parte de los 90 que como aquella estrella infantil de las películas de la Disney, pero está claro que uno no existiría sin el otro.
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Jodie Foster debutó en 1972 con anuncios de pañales, después participó en productos infantiles como “El Mágico Mundo de Disney”, la adaptación de 1973 de “Tom Sawyer” o la cinta “Freaky Friday”, sin embargo, la verdadera fama le llegó en 1976 con su papel de prostituta adolescente en “Taxi Driver”. Aquí dejó claro que era una joven muy madura para su edad y con las vistas claras a convertirse en una de las más destacadas actrices adultas de Hollywood. Este tránsito a la madurez se mantuvo con películas como “El Hotel New Hampshire”, hasta que en 1988 fue ya reconocida como actriz adulta gracias a “Acusados” y, poco después, “El Silencio de los Corderos”, por las que ganó sendos Oscars de la Academia de Hollywood. La carrera de Jodie Foster se volvió más analítica, eligiendo con gran precisión el tipo de películas en las que se involucraba. En ocasiones la actriz ha tenido algún altibajo, pero el éxito y las buenas críticas de títulos como “Nell”, “Contact”, “La Habitación del Pánico” o “Plan Oculto”, además de sus incursiones como directora con “El Pequeño Tate” o “Casa por Vacaciones” dan muestra del buen ojo de Foster a la hora de escoger proyectos.
Tatum O’Neal
No siempre esta transición de estrella infantil a actriz adulta ha sido tan positiva. Tatum O’Neal parecía tenerlo todo a su favor. Hija de una de las principales estrellas del cine de los años 70, Ryan O’Neal, debutó en la gran pantalla junto a su padre a la edad de 10 años en la película “Luna de Papel” de Peter Bogdanovich, convirtiéndose en la actriz más joven en recibir un Oscar de la academia. A continuación participó en películas como “Los Picarones” o, de nuevo a las órdenes de Bogdanovich “Nickelodeon. Así Empezó Hollywood”. Sin embargo su carrera como estrella infantil se fue diluyendo, pasando a ser más famosa por sus relaciones sentimentales (su primer novio fue Michael Jackson y ha reconocido haber mantenido relaciones sexuales con Melanie Griffith, Jean Claude Van Damme o el Príncipe Alberto de Mónaco pero fue su conflictivo matrimonio con el tenista John McEnroe lo que proporcionó tinta a los tabloides). Años más tarde, la actriz confesó en sus memorias los abusos que sufrió de niña por parte de un padre alcohólico y drogadicto, lo que le produjo una gran inestabilidad emocional y psicológica. Ya como adulta, ha intentado mantener una carrera artística participando en películas como “Basquiat” y series de televisión como “Sexo en Nueva York” o “Ley y Orden”, pero los laureles del éxito de aquel primer Oscar quedan ya muy lejanos.

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